Konrad Löw, ¿por qué fascina el marxismo? (por Jan Doxrud)
Dicho esto, hemos abordado las 2 primeras preguntas al comienzo de este escrito que apuntan a por qué fascina la figura de Marx. La respuesta no hay que buscarla en sus complejas obras políticas, filosóficas y económicas. La respuesta hay ue buscarla en el mensaje y este se encuentra plasmado en la obra más asequible para el lector: El Manifiesto Comunista. Por ende, respondiendo a la tercera pregunta planteada en un comienzo, se puede señalar que Marx fue más bien un profeta que apuntó más a los corazones y más profundos deseos de las personas que a su razón, puesto que nadie puede tomarse en serio la utopía comunista que defendió y que intentó darle un respaldo científico. Marx no era un “científico”, puesto que pretendió descubrir las leyes que regían la historia, por un lado apelaba al proletariado para tomase las armas, pero por otro lado defendía el determinismo histórico. Pero, lo más importante, como señala Löw, Marx no puede ser considerado un científico puesto que pretendió resolver todos los misterios del mundo, mientras que la ciencia es fragmentaria y complementaria, es decir, intenta comprender la realidad desde las diversas disciplinas científicas, las cuales deben ser tanto formal como materialmente validas, algo que no sucede con el marxismo.
Pero, ¿qué hay de las demás obras de Marx? ¿Qué tienen que ofrecer estas a nuestra realidad política, económica y social del siglo XXI? La verdad es que Marx, a diferencia de lo que piensan sus fieles acólitos, no constituye un autor que nos ayude a comprender la sociedad actual. Como señala Konrad Löw: “La influencia de Marx en el siglo XIX es sobrestimada en gran medida. Marx no es el hacedor del siglo XIX, sino el mito del siglo XX. Si bien la figura de Marx tuvo relevancia en ciertos círculos intelectuales, en realidad no fue una figura conocida en su época y, como apunta Löw, sin Engels, Marx no sería hoy más conocido que Babeuf, Proudhon o Weitling. Las ideas medulares de Marx resultaron ser falsas y lo que puede haber de cierto en sus múltiples escritos resulta ser trivial. Por lo demás, y como señalé más arriba, muchas de estas ideas no fueron originales de Marx. Por ejemplo, la denuncia de la explotación no la inventó Marx ya que, por ejemplo, el Obispo Emmanuel von Ketteler (1811-1877) ya había abordado esta temática siendo uno de los precursores de lo que se conoce como el Estado subsidiario, es decir, la idea de un Estado que fuese más allá del Estado “gendarme”. Lo mismo sucede con la denuncia del trabajo infantil que también fue abordado por Ketteler y los socialdemócratas en el Programa de Gotha (1875). Lo mismo sucede con la idea de que Marx fue el pionero en el análisis económico de la sociedad. Tenemos a figuras como Montesquieu o Saint-Simon que también analizaron las condiciones materiales de las características y cambios de las sociedades
Marx fracasa en cada una de sus predicciones. La idea de la pauperización y el crecimiento de la pobreza resultó ser errónea y las evidencias indican que los estándares de vida de las personas han mejorado notablemente, no obstante aún existan seres humanos viviendo en condiciones deplorables por diversas razones (que no pueden reducirse monocausalmente al “capitalismo”). Marx por lo demás nunca desarrollo una teoría y, por tanto, no explicó qué entendía por “clase social”.¿Qué es lo que define a una clase social? ¿Dos persona pertenecientes a una misma clase social necesariamente tienen un mismo sistema de valores y de pensamiento? ¿Dónde termina una clase y comienza la otra? ¿Qué sucedió con el pronóstico de una supuesta división radical de la sociedad en dos bandos, explotadores y explotados, condenados a ser enemigos y a exterminarse unos a otros? ¿Acaso los seres humanos se definen, principalmente, apelando a su clase social? Las dos guerras mundiales, entre otros sucesos, destruyeron la idea de Marx y Lenin de que los obreros no tenían patria.
En suma, Marx deja mucho que desear como uno de los supuestos “padre de la sociología”, puesto que no realizó ningún estudio empírico sobre las clasesy se limitó a realizar una reducción grosera sobre como funcionan las sociedades. Por lo demás, si bien el conflicto es un rasgo de la historia de las sociedades humanas, no se puede transformar la lucha de clases en el “motor de la historia” puesto que las culturas y civilizaciones se forman en base a la cooperación. Una ideología clasista y de odio como la de Marx está condenada a fragmentar y destruir a las sociedades humanas. Pero ese era exactamente el sello de la personalidad y actitud de Marx: criticar todo lo existente y es ahí donde el marxismo seduce a aquellos que están descontentos con la sociedad, llega a aquellos espíritus negativos, envidiosos y vengativos. No es coincidencia de que algunos contemporáneos de Marx, como Bakunin, lo describían vanidoso hasta la locura, que amaba más a su persona que a sus amigos y apóstoles y vengativo hacia aquellos que osaban cuestionarlo. Moses Hess lo consideraba como genial pero con una desmedida egolatría. No sería aventurado señalar, como lo sugiere Löwe, que Marx se identificara con Prometeo a quien le dedica las siguientes palabras al final del prefacio de su tesis doctoral:
“Prometeo es el santo y mártir más noble del calendario filosófico”
¿Qué hay de su teoría del valor trabajo? En la época de Marx ya se estaba desarrollando la teoría del valor de manera separada por William Stanley Jevons (1835-1882), León Walras (1834-1910) y Carl Menger (1840-1921). Incluso cuando Marx estaba en sus últimos años de producción intelectual, sus ideas económicas se habían quedado completamente en el pasado y su teoría del valor basado en el trabajo socialmente necesario fue desplazada por la teoría subjetiva del valor. El valor depende, entre otras causas, de la utilidad, la escasez, innovación, de las tecnologías disponibles y del capital humano. Por lo demás el concepto de capitalismo de Marx se reduce a acumulación de riquezas y explotación, cuando en realidad el capitalismo en un sistema más complejo y que se presenta en distintas variantes. El capitalismo de libre mercado implica la presencia de mercados libres (sometidos leyes que permitan su buen funcionamiento), sistema de precios que refleje la abundancia o escasez de bienes y servicios, un sistema de precios que sirvan como señales a productores, inversores y consumidores, emprendedores y empresarios.
Konrad Löw cita las palabras del intelectual polaco Leszek Kołakowski (1927 - 2009) quien señaló que “la izquierda es un movimiento que rechaza el mundo actual”. El ya citado Ignace Lepp afirmaba que al leer “La Madre” de Gorki comprendió que el mundo debía ser distinto de lo que en realidad era. El orden existente es el culpable de todo de manera que este, por medio de una critica total y radical, debe ser transformado por todos los medios que sean necesarios. La realidad deberá ser, pues, sustituida por una utopía, o lo que es lo mismo, por un “no-lugar” que para los comunistas sería una “eutopía” pero para quienes la vivieron se tornaría en una distopía.
Otro error vinculado a esto es que Marx señalaba que al aumentar la “composición orgánica del capital”, esto es, la sustitución de trabajadores por maquinaria, llevaría al colapso del sistema capitalista. Cada vez habría una mayor cantidad de trabajadores sin trabajo lo que acentuaría las contradicciones de clase. Esta afirmación no tiene sentido, puesto que los capitalitas - empresarios no serían tan poco visionarios y no advertir lo contraproducente de su actuar. No tiene sentido que los capitalistas se dediquen a reemplazar fuerza humana por maquinaria cuando, supuestamente, el trabajo es la única fuente de valor. ¿Por qué razón los capitalistas precipitarían su propia caída? ¿Acaso no pueden hacer nada frente al determinismo histórico de Marx?
Pero nuevamente vemos que las condiciones de vida de los trabajadores ha cambiado de una manera que Marx nunca lo pudo haber imaginado, las empresas se han multiplicado y el ejército de reserva de obreros desempleados no pasado a ser más que una mera fantasía. Marx pronosticaba que una revolución ocurriría en países altamente desarrollados e industrializados como Alemania o Inglaterra, pero la realidad nuevamente destrozó a la teoría: las revolución China ocurrió en un país con una economía predominantemente agrícola y se llevó a cabo desde el campo a la ciudad. En el caso de Rusia, no hubo revolución sino que los comunistas bolcheviques dieron un golpe de Estado dentro de un país que también era una nación atrasada en comparación con la Europa occidental. No está demás decir que en ninguno de estos países el Estado fue abolido instaurándose, en su lugar, el reino de la libertad y la abundancia en donde las contradicciones habrían llegado a su fin.
El comunismo no es un noble ideal bien intencionado,sino que una demencial fantasía o una infernal distopia que ningún ser humano debería aspirar a materializarla en la vida real, puesto que sólo por medio de la represión podrá implantarla y mantenerla. Quizás quien mejor describió esta Distopia fue Henri de Man:
“Nada nace, crece, florece, madura, siembra, concibe, enferma, sana, envejece, muere, ama u odia; en ninguna parte existe el sonido o el color; en ninguna parte hay asombro, misterio, nostalgia, adoración, juego, creación; jamás duda de su semejanza divina el que parece saberlo todo; en ninguna parte aparecen aquellos matices más sutiles que revela lo que el inglés llama sense of humor (sentido del humor); nunca se suaviza la severa faz del profeta que es Marx, con una sonrisa que pudiese insinuar, aun imperceptiblemente, la posibilidad de que a lo mejor todo podría ser distinto. En todas partes hay sólo una mortal seriedad, una absoluta seguridad de su saber, nunca el respeto por el peso de lo que no se puede reconocer ni humildad ante la posibilidad de un error”
Bajo la óptica de esta utopíaa sombría y estática, se entiende el humor negro de la década de 1930:
“-¿Qué haremos, pues, cuando el socialismo se haya impuesto en todo el mundo?
-Respuesta: “Entonces dejaremos una pequeña isla capitalista en el océano, e iremos allá cuando queramos reponernos””