(1) Utopía y Terror: Los Jemeres Rojos en Camboya (por Jan Doxrud)
“Solo un individuo tiene cuerpo. Sólo un individuo tiene una mirada sobre su cuerpo, que puede ocultar, ofrecer, compartir, herir o hacer gozar. Controlar los cuerpos y controlar las muertes: el objetivo era muy claro. Yo no tenía lugar, ni rostro, ni nombre, ni familia. Estaba disuelto en la gran túnica negra de la organización.”
Rithy Panhm La Eliminación.
El ascenso al poder de los comunistas Jemeres Rojos en Camboya ha constituido, quizás, uno de los más infames y despiadados intentos de diseñar arbitrariamente una sociedad desde cero para forzarla violentamente a ajustarse a una utopía purista demencial que mezcla la recurrente idea de un “hombre nuevo” dentro de una utopía comunista agrícola. La experiencia comunista camboyana simboliza a la perfección el “mito de Procusto”. De acuerdo a este, Procusto ofrecía una cama de hierro en su posada para que se alojaran los viajeros que estuvieran de paso, pero lo que estos últimos no sabían es que sus cuerpos tenían que “ajustarse” a las dimensiones de la cama de manera que, si el huésped era muy alto, Procusto procedía a cortarle sus extremidades y si era muy bajo, Procusto lo descoyunturaba y estiraba hasta que se ajustara a las dimensiones de su cama. El lector podrá entender que en este caso, la cama representa la ideología y Procusto representa a todos aquellos guardianes de la ideología que buscan, sin ningún tipo de escrúpulos, adaptar el mundo a su utopía. La ideología, en este caso la marxista-leninista-maoísta, es considerada perfecta en sí misma, por ende, exenta de cualquier tipo de crítica, puesto que se encuentra cómodamente protegida en un estado utopía. Cualquier fracaso en su implementación nunca es producto de la incompatibilidad del tal ideología con la realidad, sino que son los seres humanos los culpables de haberse desviado del “noble ideal”.
Pero sucede que para la mentalidad utópica-totalitaria no existe la “realidad”, menos una “verdad” y tampoco una supuesta “naturaleza humana” que puedan constituir obstáculos para la consecución de sus fines. La realidad no existe como algo dado y, al igual que el ser humano, es una masa amorfa a la cual se le puede manipular arbitraria y teleológicamente, es decir, esperando obtener un fin determinado producto de esa manipulación. Esto es lo que Hayek denominaba como “fatal arrogancia” del socialismo, esto es, la creencia por parte de los planificadores centrales e intelectuales de que las sociedades pueden ser diseñadas y planificadas hasta en sus más mínimos detalles en vistas de obtener fines determinados a priori. Tenemos, pues, que la verdad no existe ya que la verdad es fruto del poder, de manera que la verdad estará supeditada simplemente a lo que, quienes detentan las riendas del poder, determinen como tal. George Orwell en su célebre novela distópica 1984 (que fue superada por la realidad) señalaba en boca de O’Brien si acaso era posible algo tal como una “naturaleza humana” (ver mis artículo 1 y artículo 2 al respecto) que se irritara por lo que el “Partido” hacía y se volviera un su contra. Tal situación no sería posible puesto que O’Brien recordaba a su interlocutor que era el Partido el que creaba la naturaleza humana. El ideal del “hombre nuevo” necesita como telón de fondo la creencia de que el ser humano es una pizarra en blanco.
Todo el universo mental de 1984 se vio superado con creces por los Jemeres Rojos: la anulación del individuo y su disolución en la comunidad, la abolición del pasado, la manipulación del lenguaje, la desintegración de la familia y la abolición de las emociones y sentimientos. El lenguaje sufre una transformación dentro de los regímenes totalitarios. Es un lenguaje que no admite el diálogo, no tolera matices y menos aún la reflexión (inexistente en un mundo donde no se tolera la privacidad). Como bien señala un superviviente del genocidio camboyano, Rithy Panh, los comunistas en Camboya hablaban mediante eslóganes bien cincelados, sentencias sabias o aforismos, pero carentes que carecían de peso, de densidad…palabras vacías. Ciertamente si hemos de creer a Ludwig Wittgenstein de que “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, el mundo bajo los Jemeres Rojos era uno muy limitado que prácticamente enclaustraba al indviduo.
Los Jemeres Rojos no fueron los primeros ni serán los últimos representantes de la mentalidad Utópica-totalitaria, caracterizada por su obsesión por la purificación del ser humano, su pasión por la igualdad absoluta y por la violencia redentora sin límites que sólo tiene como objetivo alcanzar la utopía terrenal. ¿Quiénes eran los Jemeres Rojos? Comencemos con el nombre. Jemer (Khmer) es una etnia que habita principalmente en Camboya, aunque también la zona de lo que se conocía como Indochina. En lo que respecta a “Jemeres Rojos” (Khmer Rouge) fue el nombre con que el rey Norodom Sihanouk designó a los comunistas en la década de 1960. Su nombre oficial era Partido Comunsita de Kampuchea (1975). Pero para entender esto de mejor manera, se hace necesario retroceder un poco en el tiempo para explicar la evolución de la izquierda en Camboya. Los orígenes del comunismo en Camboya hay que rastrearlo en la guerra en Indochina contra los colonialistas franceses en la década de 1940 y 1950 (el reino Jemer era un protectorado de Francia desde 1863). Fue en 1945 cuando se forma el Frente Unificado de Isaarak, también conocido como “Khmer Isaarak”, liderado por el político comunista Son Ngoc Minh (1920-1972).
Dentro de sus filas se podían encontrar desde campesinos hasta estudiantes que habían cursado sus estudios en el extranjero como China o Francia. Entre estos estudiantes se encontraban los futuros líderes del régimen del terror que se vendrían en el futuro, por ejemplo el “hermano número 1” Saloth Sar conocido como Pol Pot (1925-1998) hijo de un próspero hacendado, quien fue enviado a Paris a cursar estudios en literatura francesa (que nunca finalizó) Fue en París donde su postura nacionalista y comunista se radicalizarían por influencia del Partido Comunista francés, así como personajes de la revolución francesa como Robespierre. Pero aún faltaba para que el joven Pol Pot se transformara en uno de los más infames líderes utópicos-totalitarios comunistas. Otro joven estudiante era Son Sen (1930-1967), futuro miembro del Comité Central del Partido Comunista de Kampuchea. Un tercer miembro presente y que estudió junto a Saloth Sar en París fue el futuro “Hermano Nº3”, Ieng Sary (1920-2013). De un aficionado a la literatura francesa, amante de Rimbaud y Verlaine, Pol Pot se transformaría años después en un frío ideólogo y asesino
En lo que respecta a la situación política del país, tenemos que Norodom Sihanouk (1922-2012) sucedió en el trono a los 18 años a su tío Monivong en 1941. Fue recién en 1945 cuando Camboya se libra del yugo de los japoneses. Durante su mandato como monarca y posteriormente como Primer Ministro y Jefe de Estado, Sihanouk mantuvo una posición escéptica frente a la s pretensiones estadounidenses en la región y mantuvo lazos con la China de Mao y Vietnam del Norte. Con el tiempo, Sihanouk se vio enfrentado tanto a sectores conservadores (se oponían a su posición anti-estadounidense) y los comunistas quienes criticaba su régimen autoritario. Su gobierno terminaría con un golpe de Estado en su contra.
En 1951 se formó el Partido Revolucionario del Pueblo Jemer, desprendido del Partido Comunista de Indochina. En esa década Pol Pot ya había regresado de Francia y había comenzado también su colaboración activa dentro del movimiento comunista camboyano. Sus intentos de ganar influencia en las elecciones de 1955 fueron frustradas por la victoria del partido del príncipe Sihnaouk que obtuvo la mayoría de los puestos en la Asamblea Nacional. Este triunfo significó un duro retroceso para los comunistas quienes fueron arbitrariamente perseguidos, arrestados y ejecutados por el gobierno. A comienzos de la década de 1960 el movimiento comunista, en una reunión secreta, adopta nuevos lineamientos ideológicos y cambia su nombre a Partido de los Trabajadores de Kampuchea, en donde Pol Pot se encontraba entre sus tres principales hombres fuertes (se convertiría en Secretario del Partido en 1963) . En 1966 se produce, bajo el liderazgo de Pol Pot un nuevo cambio de nombre, ahora se autodenominarían como Partido Comunista de Kampuchea, buscando así contrarrestar la influencia vietnamita y reforzar los lazos con el comunismo chino bajo el mando de Mao.
En 1970 se llevó a cabo un golpe de Estado, por parte del militar y Primer Ministro Lon Nol (1913-1985) contra el príncipe Sihanouk. Lon Nol, a diferencia de Sihanou quien se mantuvo neutral durante la guerra de Vietnam, se cuadró junto a los estadounidenses y con su ayuda, logró instaurar una dictadura que duraría desde 1970 hasta el advenimiento de la dictadura totalitaria de los Jemeres Rojos en 1974. Este nuevo escenario político favoreció a los Jemeres Rojos quienes comenzaron a recibir ayuda de China y Vietnam en contra de la dictadura por estadounidense. Los vietnamitas cooperaron directamente con los Jemeres Rojos para ayudarlos a reforzar su guerrilla. A esto hay que añadir el gran desprestigio y rechazo que generaba la dictadura de Lon Nol entre los camboyanos quienes fueron, por lo demás, víctimas de bombardeos estadounidenses que causaron cientos de miles de muertos. Esto, sumado a la disciplina del ejército Jemer, se tradujo en un progresivo control de más del 80% del territorio camboyano.
La situación de Camboya era muy compleja durante el mandato de Lon Nol. En primer lugar era un gobierno corrupto en donde la elite gobernante se enriqueció ilícitamente. Por ejemplo se inflaban el numero de efectivo militares para embolsarse así sus sueldos o se elaboraban listas falsas de soldados muertos para llevarse así la pensión de las viudas. Incluso ganaban dinero vendiendo armas a sus propios enemigos. A esto había que sumar la llegada de numerosos desplazados por la guerra, principalmente huyendo de los Jemeres, lo que se tradujo en que, entre 1971 y 1975, la población de la capital Phnom Penh casi se triplicara, de acuerdo a Denise Affonco. Además, la vías de suministro (principalmente el río Tonlé Sap) eran atacadas por el enemigo así como también los barcos que cargaban petróleo y otras materias primas, lo que se tradujo en escasez y aumento de los precios
Finalmente vino aquella paradójica fecha y año: 17 de abril de 1975, la marcha triunfal de los Jemeres Rojos en la capital Phnom Penh. Esto constituyó un hecho paradójico puesto que la entrada de estos guerrilleros vestidos de negro debió haber sido motivo de júbilo, ya que ponía fin a una dictadura criminal. Pero los hechos posteriores resultaron ser muy diferentes y los camboyanos no imaginarían que comenzaría un infierno que nunca podrían haber imaginado. Los guerrilleros se mostraban fríos, no hablaban con la población y mantenían una distancia de los habitantes de la ciudad. El superviviente Rithy Panh señala lo siguiente:
“Los libros afirman que Phnom Penh celebró alegremente la llegada de los revolucionarios. Recuerdo más un estado febril, la inquietud y la angustia ante lo desconocido. Y no guardo recuerdo de confraternización. Lo que nos sorprendió fue que los revolucionarios no sonreían. Nos mantenían a distancia, con frialdad. Pronto ví sus miradas, sus mandíbulas apretadas, los dedos en los gatillos. Ese primer encuentro me asustó sobremanera por la total ausencia de alma.”
Bajo el pretexto de un probable bombardeo estadounidense se ordenó a toda la población evacuar la ciudad, dándoles a entender que sería una medida temporal. Lo que no sabían los habitantes es que ese sería el comienzo de un desarraigo radical, puesto que sus vidas, literalmente, serían cortadas de raíz y dejarían de pertenecerles puesto que el Angkar (al que me referiré más adelante) pasaría a ser el propietario de todo: vidas, cuerpos, sentimientos, emociones, familias. Hogares, escuelas y hospitales fueron completamente vaciados de manera que los primeros en morir fueron los enfermos, mujeres embarazadas y ancianos que no pudieron resistir la masiva movilización. Así, pues, la evacuación masiva de Phnom Penh no obedeció a una medida para proteger a la población o para desbaratar a una supuesta red de espionaje. La deportación forzada por parte de los comunistas camboyanos era parte de un plan preconcebido y que consistía en instaurar un régimen comunista agrícola libre del capitalismo, el feudalismo, la modernidad y la influencia extranjera.
FIN PARTE 1
Bibliografía
1) Dy, Khamboly, A History of Democratic Kampuchea (1975-1979)
2) Rithy Panh, La eliminación (Anagrama)
3) Sok, Udom Deth, The Rise and Fall of Democratic Kampuchea
http://aas2.asian-studies.org/EAA/EAA-Archives/14/3/849.pdf
5) Denisse Affonco, El infierno de los Jemeres Rojos (Libros del Asterodie)
6) El libro Negro del Comunismo (Planeta)
7) Camboya, cuarenta años de voces silenciadas
http://www.publico.es/internacional/camboya-cuarenta-anos-voces-silenciadas.html
8) Película recomendada: Primero mataron a mi padre (Netflix)
9) Documental (3 capítulos): Pol Pot y los Jemeres Rojos
https://www.youtube.com/watch?v=wv4qneo7sVs
10) Camboya. Los Jemeres Rojos. Utopía y Terror.
https://www.youtube.com/watch?v=ix8wP5v9jy4