De la neurona a la conciencia: ¿Qué es el materialismo? (por Jan Doxrud)
En el presente escrito abordaré una serie de conceptos a saber: ontología, el concepto de materialismo y materialismo emergentista. Para algunos puede sonar un tanto abstracto esta clase de temas, pero en realidad son bastante cercanos a nuestras vidas cotidianas. ¿Se ha preguntado alguna vez como puede emerger la mente o la conciencia de algo material como el cerebro? Como ya señalé en otro artículo, la ontología, como explica el filósofo Mario Bunge, es la rama de la filosofía que estudia las características más generales de la realidad: el cambio, el tiempo, la causalidad, lo que existe, la vida y la mente. Otro nombre con el que se conoce la ontología es la metafísica, título de una de las obras de Aristóteles (no confundir con la metafísica de movimientos New Age que son una verdadera estafa). Ahora bien, Aristóteles no utilizó esta palabra que, por lo demás, es atribuída a Andronico de Rodas (quien recopiló y ordenó sus obras). De acuerdo a Aristóteles, la filosofía o metafísica tiene como fin el indagar las causas de los fenómenos. La filosofía (metafísica) es la ciencia de las causas y principios primeros de todas las cosas. En el Libro IV, Aristóteles señala que esta filosofía primera, que se erige como una ciencia universal, se concentra en el estudio de lo que es en tanto que es, y esta pretensión de máxima universalidad la diferencia de las demás ciencias particulares.
El hecho es que estos temas (ontología, epistemología) no deben concebirse como inútiles y ajenos a nuestras vidas. Nosotros vivimos en un mundo en donde percibimos fenómenos, es decir, aquello que se nos aparece a nuestros distintos sentidos. Pero el mundo no se reduce al plano fenoménico (a lo que se nos aparece) puesto que también existe un mundo transfenoménico que no es perceptible directamente por nuestros sentidos. No podemos observar ni tocar una galaxia y tampoco tenemos un acceso directo al mundo cuántico. Existen algunas filosofías que se plantean que sólo existen los fenómenos, como fue el caso de George Berkeley (1685-1753). Para este autor “ser es ser percibido”, es decir, las cosas existen en la medida en que son percibidas. ¿Y que sucede si todos estamos durmiendo, acaso dejamos de existir? La respuesta es que no, puesto que la mente de Dios está siempre observando al mundo. Stephen Hawking y Leonard Mlodinov plantean así este tema:
"Algunos antirrealistas han querido incluso restringir la ciencia a las cosas que pueden ser observadas. Por esta razón, muchos en el siglo XIX rechazaron la idea de átomo a partir del argumento d que nunca podríamos ver ninguno. George Berkeley fue incluso tan allá que afirmó que no existe nada más que la mente y sus ideas "
Esta clase de filosofía es profundamente, subjetivista antropocéntrica e inmaterialista (de hecho Berkeley rechazaba la existencia de la materia).
Berkeley era un fenomenista gnoseológico (sólo conocemos los fenómenos) y un fenomenista ontológico (sólo “existen” los fenómenos”, es decir, existen los colores pero no las longitudes de onda). El problema de Berkeley, explica Bunge, es que confunde la existencia con los criterios de existencia de algo (ontología y metodología) ¿Qué quiere decir esto último? Por ejemplo, digo que ese auto existe porque puedo verlo, tocarlo y manejarlo. Lo mismo puedo decir de una persona, existe porque la veo, la puedo tocar y hablar con ella. Así, de acuerdo a lo anterior, al parecer Berkeley tiene razón al señalar que “ser es ser percibido”. Pero el problema es que si comenzamos a analizar la razón por la cual esa misma persona está gravemente enferma, entonces el criterio “ser es ser percibido” deja de funcionar, puesto que tendríamos que utilizar microscopios y otros artefactos para analizar qué sucede con esa persona. Las mismas limitaciones tienen otros criterio para determinar la existencia de algo: “ser es ser medido” o “ser es ser cuantificado”. Lo que no se puede medir o cuantificar, no existe.
Es algo de sentido común que en el proceso cognitivo entre inevitablemente el “sujeto” que conoce, pero de ahí dar el paso extremo y decir que el mundo está hecho por el sujeto, es ir demasiado lejos. Si bien existen objetos hechos pro los seres humanos (dinero) así como instituciones (matrimonio) no se puede concluir que el mundo entero es una construcción social (me refiero a todo lo que existe) Es importante entender que existen objetos y procesos que no necesitan del sujeto para que puedan existir. En palabras de Bunge:
“Ha de incluirse al sujeto en toda ontología comprensiva, también en una ontología objetivista y materialista. La razón de ello es que en tanto que algunos hechos son perceptibles, otros no lo son. Así pues, es posible experimentar las colisiones entre automóviles, pero no las colisiones entre átomos. Además, si es perceptible, un hecho puede parecer diferente a diferentes observadores, porque la percepción depende no sólo de los estímulos externos, sino también del conocimiento, atención y expectativas del sujeto”.
El punto de Bunge es que la cognición empírica involucra a un ser sensible, de manera que existe una interacción entre un sujeto y un objeto. También resulta algo obvio que distintas personas perciben hechos del mundo de manera diferente, pero esto no es un argumento para señalar que no existen hechos y objetos independientes de nosotros. El ataque a las Torres Gemelas fue un hecho trágico para algunos, mientras que otros celebraron el hecho pero, a pesar de las distintas reacciones, es innegable un hecho: dos aviones chocaron cada uno con dos enormes infraestructura. Como explica Bunge, si un árbol que cayera en un bosque donde no hay una persona alguna, ¿habría sonido? Ciertamente no existiría nadie para escuchar, pero sí habría una onda sonora. Hawking y Mlodinov defienden una ontología y epistemología denominada "realismo dependiente del modelo", que se basa "en la idea de que nuestros cerebros interpretan los datos de los órganos sensoriales elaborando un modelo del mundo. Cuando el modelo explica satisfactoriamente los acontecimientos tendemos, a él y a los elementos y conceptos que lo integran, la calidad de realidad o verdad absoluta". Un modelo, explican los autores, es satisfactorio si:
1) Es elegante
2) Contiene pocos elementos arbitrarios.
3) Concuerda con las observaciones existentes y proporciona una explicación de ellas.
4) Realiza predicciones detalladas sobre observaciones futuras que permitirán refutar el modelo si no son confirmadas.
Por ejemplo los autores explican que podríamos tener un "modelo" en donde una mesa desaparece cada vez que salimos de nuestra nuestra habitación y que vuelve a aparecer cuando regresamos. Pero, ¿qué sucedería si un terremoto sacude a la casa y la deja en ruinas mientras nosotros estábamos trabajando y la casa estaba sola? ¿Se habrá roto la mesa? Resulta que al llega a nuestra casa vemos que la mesa está destruida, de manera que el modelo anterior resulta ser erróneo. Así, Hawking y Mlodinov señalan: "El modelo en que la mesa sigue existiendo da una explicación mucho mas simple y concuerda con la observación. Es todo lo que pedimos".
Demos un paso más. Existen millones de personas que añaden otro mundo a estos dos anteriormente mencionados (fenoménico y transfenoménico): el mundo transmaterial, es decir, un mundo que se encuentra más allá de la materia, que son los que plantean algunas religiones y movimientos New Age. Por ende, las personas que creen en la existencia de un mundo “espiritual” conciben que el mundo no es sólo materia, al igual que el ser humano, el cual, además de contar con un cuerpo, posee también un alma. Por ende las personas que se adhieren a la anterior descripción poseen una ontología dualista, ya que plantea la existencia, por un lado, de un mundo natural (fenoménico y transfenoménico) junto a objetos artificiales que crea el ser humano y, por otro lado, defiende la idea de la existencia de un mundo que trasciende al material. En virtud de lo anterior, la antropología de esa persona sería también dualista, puesto que concebiría al ser humano como una entidad compuesta de cuerpo y también un alma. Lo mismo sucedería con la epistemología de la persona, puesto que no solamente podemos conocer el mundo por medio de los sentidos y el método científico, puesto que habrían otras formas de conocimiento reservadas a ese mundo que trasciende al mundo material.
Cabe aclarar que las ontologías no son necesariamente dualistas, puesto que existe otras familias de concepciones ontológicas como es el caso del monismo. Como explica Mario Bunge, el monismo afirma que mundo consiste en entidades de un único género o que está hecho de una sola sustancia. Esta sustancia puede ser material, lo que se traduce en un monismo materialista que lo reduce a todo a la materia, de manera que, en su versión extrema, el alma no existiría, puesto que sería simplemente sería un nombre carente de realidad (opinión de Daniel Dennett). También existe el monismo neutral que defiende la idea de que la mente y la materia son diferentes manifestaciones de una “única” neutral. Pero tal idea no deja de ser controversial, ya que no podemos conocer qué es esa sustancia neutral.
Otra forma de monismo que destaca Mario Bunge es el “informacionismo” que es una concepción que defiende la idea de que “la información es la materia de la que está hecho el mundo. Ahora bien, como señala el mismo autor, esta teoría es errónea puesto que la información no existe en sí y por sí misma, ya que necesita, en última instancia, de un soporte físico. Lo mismo sucede en el caso de las personas que creen que sólo existen “energías”. Este “energetismo monista” defiende la idea de que todas las cosas están constituidas por energía. El problema con esto es que la energía es una propiedad de las cosas materiales, de manera que no es una entidad que existe en sí y por sí misma. La energía, explica Bunge, es la más universal de las propiedades de las cosas reales. La energía es la capacidad de generar cambios en el movimiento y posición de un cuerpo o en el estado de la materia en el que se encuentran. En otras palabras, la energía es una sola pero se manifiesta de distintas formas. Por ejemplo, tenemos la energía mecánica que se manifiesta como energía potencial (almacenada) y energía cinética (del movimiento).
Tenemos también la energía lumínica que la producen todos aquellos cuerpos que emiten luz como una ampolleta o el sol, y organismos como las luciérnagas. La energía química es aquella que se encuentra almacenada en sustancias como combustibles y alimentos. Otro ejemplo es la energía nuclear que se encuentra almacenada en las partículas que constituyen la materia, por ejemplo el plutonio el uranio. Así, tenemos que la energía se almacena, por ejemplo los alimentos que poseen energía química similar a una pila. De hecho en los colegios utilizan un limón, un tornillo de zinc, dos trozo de cable, dos pinzas eléctricas y un led, para hacer de esta fruta una pila. Tenemos también que la energía se transforma, constantemente cambia de una forma a otra. La energía química que se encuentra contenida en el jugo de limón puede transformarse en energía eléctrica y conducirse por medio de materiales metálicos hasta un led que, a su vez, se convierte en luz. En síntesis, con esto quiero dar a entender que el concepto de energía no tiene nada de misterioso o esotérico como pretenden dar a entender algunas corrientes esotéricas.
Fin parte 1
Bibliografía (para los tres artículos)
1-Mario Bunge
-A la caza de la realidad (Gedisa)
-Diccionario de Filosofía (Siglo XXI)
-Crisis y Reconstrucción de la Filosofía (Gedisa)
2-Brian L. Silver, El ascenso de la ciencia (FCE)
3-Waldo Quiroz, La naturaleza de la ciencia para todos (PUCV)
4-Holbach Sistema de la naturaleza (Laetoli)
5-Stephen Hawking y Leonard Mlodinow, El Gran Diseño (Crítica)