Maya o el velo de la ilusión (por Jan Doxrud)
Una breve introducción al concepto de ontología y epistemología
¿Cómo es posible que existan personas que crean en demonios, fantasmas o espíritus desencarnados? ¿Cómo es posible que ciertas personas crean que existan “energías” misteriosas como si existieran independiente de los cuerpos de los cuales son sólo propiedades”? ¿Cómo es posible que existan personas que crean que los muertos pueden “hablar” por medio de un “medium”? ¿Cómo es posible que existan personas que conciban al ser humano desde un punto de vista dualista, es decir, que está compuesto por un cuerpo y un alma?
Por otro lado, podemos preguntarnos, ¿Cómo es posible que existan personas que no crean en seres fantasmales o cualquier entidad que no requiera de un cuerpo para existir? ¿Cómo es posible que existan personas que no crean en energías puesto que, como explica la ciencia, esta no es más que una propiedad de los cuerpos y no algo que exista por sí misma? ¿Cómo es posible que existan personas que no crean que los muertos puedan hablar puesto que carecen de los órganos que permiten hablar al ser humano cuando está vivo? (¿cómo se transmiten las ondas sonoras de la voz si ni siquiera existirían en una persona que carece de existencia física?) Y, por último, ¿cómo es posible que existan personas que tienen una visión monista (sólo existe la materia) del ser humano, es decir, lo considera como una entidad física que posee propiedades emergentes (que emergen de la materia) como la conciencia?
Con lo anterior quiero dejar establecido un punto importante. No todos tenemos una misma percepción de ciertos aspectos de la “realidad” y no todos respondemos de la misma manera ante la pregunta ¿qué es lo que existe y no existe en el mundo? Esto último (en relación a lo que existe) nos lleva a establecer que no todos poseemos una misma ontología. ¿Ontología? La ontología, como explica el veterano y reputado filósofo Mario Bunge, es la rama de la filosofía que estudia las características más generales de la realidad: el cambio, el tiempo, la causalidad, lo que existe, la vida y la mente.
Algunas personas creen en fenómenos sobrenaturales y otras personas los niegan implacablemente, es decir, somos personas que convivimos en un mismo mundo pero, a su vez, vivimos en diferentes mundos (o interpretaciones de ciertos aspectos este). Unos piensan que cuando mueran irán a otro plano de existencia más allá del mundo físico y otros creen que continuarán viviendo, pero bajo una forma no corpórea. Otras personas, por el contrario, están convencidas de que la muerte es simplemente el final de la vida y en esto, no nos diferenciamos de los demás seres vivos, es decir, la muerte es el fin y no hay nada más allá.
Demos otro paso más. Si poseemos distintas ontología, entonces también tenemos distintas gnoseologías o epistemologías que guarda relación con el “cómo” accedemos a esta realidad. Los temas que abordaré en este artículo son dos. El primero guarda relación con una palabra que podrá sonar extraña para algunos de los lectores no familiarizados con el tema: la epistemología. El segundo tema se refiere al concepto de Maya dentro de la filosofía India, específicamente en el Vedanta Advaita (hacia el final hago referencia a lo que significa esto último)
Comencemos con la epistemología. Como explica Bunge la epistemología es el estudio de la cognición y el conocimiento. La epistemología científica, por medio de la psicología cognitiva, investiga los procesos cognitivos, lo que involucra la percepción, la formación de conceptos, las conjeturas e inferencias. Desde un punto de vista filosófico la epistemología estudia el conocimiento en general y plantea problemas tales como las relaciones entre el conocimiento, la verdad y la creencia, los límites de la inducción, las diferencias y semejanzas entre el conocimiento común, científico y tecnológicos. Si tenemos ontologías diferentes, la consecuencia será que nuestras gnoseologías serán también diferentes. Para un naturalista, quien sólo afirma que existe el mundo natural (y no el sobrenatural) no tiene sentido gastar energías en intentar “conocer” a Dios o dioses, la voluntad de Dios o intentar entender un supuesto mundo inmaterial donde habitan los espíritus. La persona con una visión dualista del mundo (materia-espíritu) podrá tildar de frívolo y cientificista al incrédulo, y este último podrá rotular al primero de delirante e ingenuo. Pero así están las cosas, y los seres humanos igualmente pueden convivir.
La epistemología no puede dejar de lado la sociedad, la religión, cultura y valores que predominan en una sociedad dada. Nuestro conocimiento y percepción de la “realidad” se encuentran mediados por sesgos, prejuicios y creencias profundamente arraigadas en nosotros, en otras palabras, no nos enfrentamos al mundo al margen del condicionamiento cultural. El tema de la epistemología ha sido abordada por autores miles de años atrás. Tenemos a Platón y su célebre “Mito de la caverna”, Descartes y su idea de un genio maligno que nos cubría con un velo de ignorancia impidiendo ver el mundo tal como es.
George Berkeley redujo nuestro conocimiento al mundo fenoménico que percibimos por medio nuestros sentidos, ignorando el mundo transfenoménico que trasciende nuestros sentidos (átomos, quarks). Berkeley llegó a afirmar que “ser es ser percibido”, es decir, las cosas existen en la medida en que las percibimos, lo que hace del Obispo Berkeley no solamente un fenomenista epistemológico (sólo conocemos los fenómenos o apariencias) sino que un fenomenista ontológico (sólo existen los fenómenos, no hay nada más allá). Berkeley incluso negó la existencia de la materia. Immanuel Kant admitió la existencia del mundo transfenoménico pero señaló que no podíamos acceder a este mundo (la célebre “cosa en sí” de Kant). Pero sabemos que, de estar en lo cierto Berkeley o Kant, entonces hubiese sido imposible que Einstein desarrollara su teoría de la relatividad especial o general. En virtud de lo anterior, el conocimiento no siempre es directo, de manera que, como afirma Bunge, el conocimiento más profundo se obtiene por medio de teorías e indicadores en lugar de la mera percepción.
Así, en la historia del pensamiento occidental la gnoseología o epistemología ha oscilado entre el idealismo y el realismo. En cuanto al primero, tenemos dos vertientes siendo la primera el idealismo objetivo que plantea la existencia objetiva de las ideas, es decir, independiente de los sujetos que pueden concebirlas. Por ejemplo los matemáticos podrán preguntarse si los números poseen una existencia independiente de nosotros (sujetos). Lo anterior nos lleva a la cuestión de si acaso los números son creados por nosotros o simplemente descubiertos por el ser humano. Por otro lado tenemos que muchas religiones plantean la existencia de una ideas o ideas como la de Dios, dioses o espíritus.
La segunda vertiente es el idealismo subjetivo que defiende la idea de que las ideas subsisten en las mentes de los sujetos y que, por ende, no existe un mundo objetivo autónomo. Por otro lado tenemos el realismo que Bunge denomina como científico y que postula que las ideas no existen independientes de los sujetos que la piensan puesto que estas ocurren en los cerebros respectivos. Sin cerebro no hay pensamiento. Si bien existen construcciones sociales como el matrimonio y el dinero, también existen objetos que existen en sí y por sí mismo, que existieron antes que nosotros y no necesitan de nosotros para continuar existiendo (montañas y océanos)
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Maya y la realidad
Hecho esta breve introducción, en lo que sigue me referiré a la epistemología o gnoseología que comparten algunas disciplinas (si quiere puede denominarle como religiones aunque sería inexacto) dentro del pensamiento indio, específicamente, el Vedanta Advaita. Me refiero a la idea de que no percibimos la realidad tal cual como es, puesto que existe un “velo” que nos impide acceder a esta “realidad última”, me refiero al concepto de “Maya”, que aparece tanto en el hinduismo como en el buddhismo. Para quienes no están familiarizados con estas filosofías puede que resulte un tanto extrañas estas ideas, pero intentaré exponerla de la manera más clara y simple posible. Palabras claves dentro de lo que explicaré son los conceptos de una realidad fenoménica que se nos aparece a los sentidos, una Realidad Absoluta que subyace a esta realidad caracterizada por el flujo de la experiencia y la idea de un velo que nos impide ver la realidad tal como es (Maya).
El experto en filosofía sánscrita, Juan Arnau, explica que la palabra sánscrita Maya se refiere a una de las armas por medio de la cual el dios Indra ciega y confunde a sus enemigos y que consiste en una red (indrajala, joya de Indra, la red de Indra) que le permite hacerse invisible e introducir en sus enemigos falsas percepciones y alucinaciones. El filósofo, pedagogo y segundo Presidente de la India, Sarvepalli Radhakrishnan (1888 - 1975) explica en su magna obra sobre las filosofías en India, que Maya no es una construcción humana. Maya, por el contrario, es anterior a nuestro intelecto y no depende de este, de manera lo condiciona. El prestigioso indólogo e historiador alemán, Heinrich Zimmer (1890 - 1943) explica que Maya se relaciona etimolçogicamente con “medida”. Este concepto, por ende significa medir, trazar, producir, formar o crear. Asi, Zimmer señala que Maya es medición o creación o despliegue de formas. En virtud de lo anterior, Maya puede ser concebida como un truco, artificio. Hechizo u obra de brujería. A esto añade Zimmer:
"La maya de los dioses es su poder para asumir formas diversas revelando a voluntad aspectos diversos de su esencia sutil. Pero los mismos dioses don producciones de una maya superior la autotransformación de una Sustancia divina originalmente indiferenciada y omnigeneradora. Y esta maya superior produce no sólo a los dioses sino al universo en el que actúan. Todos los universos en el que coexisten en el espacio y se suceden en el tiempo (…) son manifestaciones de un eterno, original e inagotable manantial del ser (…)”
Por su parte, la filósofa Mónica Cavallé señala que Maya es la “absorción en la dualidad” ¿Qué significa esta aseveración? En realidad es algo simple y es que estructuramos la realidad fenoménica en opuestos, por ejemplo: sujeto-objeto, vida-muerte, luz-obscuridad, bondad-maldad, arriba-abajo, cielo-infierno, ausencia-presencia. Por ejemplo, el mandala chino “Tai Chi” representa un círculo (la totalidad es una) polarizado en dos mitades, blanca y negra (ying y yang), en donde cada una contiene el germen de su opuesto. Es así como estructuramos la realidad que nos circunda por medio del lenguaje. Como explica Cavallé, la naturaleza del lenguaje y de la mente racional es ser dual y opera, por ende, con una lógica binaria, de modo discursivo y comparativo, contrastando casi inconscientemente categorías opuestas. El punto es que, mientras aceptemos esta visión de la realidad, estaremos bajo percibiendo el mundo a través de Maya.
Como explica el musicólogo e indólogo francés, Alain Daniélou (1907-1994), más allá del mundo fenoménico (lo que se nos “aparece” a los sentidos) existe una realidad última, un “sustrato que es en sí mismo eternamente inmóvil”, pero para que exista una forma determinada se hace necesario que esta inmensidad inmóvil aparezca en movimiento. Continúa explicando Daniélou que la fuerza que crea la apariencia de una polarización, de que existe un ritmo y movimiento es Mayao ilusión. Pero esta ilusión, si bien es una falsa apariencia, tal apariencia tiene igualmente como base una realidad, porque nada que sea ilusorio puede existir sin una base real que lo soporte. De esta manera, Daniélou aclara que una ilusión no es lo mismo que un error, puesto que es e sustrato inmenso que constituye la única realidad es la que hace posible el poder de la ilusión. Se puede señalar, en virtud de lo anterior, que Maya es la fuente del cosmos y de la conciencia que lo percibe. Añade Daniélou que un Cosmos no percibido carece de existencia, al igual que la conciencia que nada percibe carece de realidad. Por ende, tenemos que Maya es el medio por el cual la inmensidad inmóvil (la realidad última) puede manifestarse.
Swami Vivekanda (1863 - 1902) fue un reputado filósofo y místico indio, discípulo del también célebre y popular místico en India. Ramakrisha (1836 - 1886). Vivekanada fue un personaje relevante, puesto que fue uno los propagadores de la doctrina del Vedanta y del yoga en Occidente. Participó en Chicago en el Parlamento Mundial de las Religiones en 1893. En una conferencia en Londres, Vivekananda explicó a su audiencia el concepto de Maya, que constituye uno de los pilares fundamentales del Vedanta Advaita. Vivekananda aclara que Maya no debe ser considerada como una “ilusión” o “alucinación”. De acuerdo a Vivekananda sólo en un principio este concepto habría significado ilusión o magia, como cuando Indra crea esta red para engañar a sus enemigos, pero posteriormente esta palabra habría caído en desuso. Reapareciendo posteriormente en los últimos Upanishads. Así, Vivekananda afirmaba que en el antiguo texto sánscrito, el Svetasvatara Upanisad, se puede leer que la naturaleza es Maya y quien gobierna esa Maya es el Señor Mismo. Por ende, tenemos que, de acuerdo al pensador indio, Maya no significa que el mundo sea una ilusión,tampoco es una doctrina o un una idea, esto es, no es ni una doctrina Realista ni Idealista. ¿Qué es, pues, Maya de acuerdo a Vivekananda? Responde que es una simple aserción de los hechos, es lo que somos y lo que vemos a nuestro alrededor. Heinrich Zimmer señala algo similar: Maya es la “Existencia”, es el mundo que conocemos
Tenemos, pues, que de acuerdo a Vivekananda, Maya es la realidad que nos circunda y es por ello que afirma que la tendencia de los seres humanos a aferrarse a la vida aún cuando saben que inexorablemente saben que van a morir, es también Maya. En palabras de Vivekananda: “Diariamente vemos a la gente morir a nuestro alrededor y, sin embargo, loshombres creen que no morirán jamás. Y esto es Maya”. Tenemos entonces que Maya “es una aserción del hecho de este Universo; de la forma como marcha”. Vivekananda añade que Maya es una exposición de los hechos tales como estos existen, constituye la base misma de nuestro ser que es la contradicción. Donde existe el bien existe también el mal, y en donde hay vida también existe la muerte. Amamos a nuestros seres queridos pero sabemos que ellos o nosotros moriremos y eso es Maya. Así, para Vivekananda Maya es terrible y se encuentra en todas partes y a través de ella debemos trabajar nuestras vidas: “Nacemos en esta Maya; en ella vivimos;, pensamos y soñamos. En ella somos filósofos, en ella somos hombres espirituales; más aún, en esta Maya somos demonios, y en esta Maya somos dioses”.
Ahora bien, cabe señalar que cuando uno lee las palabras, no puede evitar trazar comparaciones con la filosofía idealista de algunos filósofos europeos. Vivekananda señala que, así como no podemos ir o saltar másallá de nosotros mismos, tampoco podemos ir más allá de los límites del tiempo y del espacio. Es el mundo fenoménico el que conocemos, al cual accedemos por medio de nuestros sentidos. Este mundo, señala el autor, no existe más que en relación a mi mente y se le aparecerá de otra manera a otros seres que posean menos sentidos. Ahora bien, Adi Shankara (788-820), personaje central en el Vedanta Advaita, se inclinó por una epistemología más realista, puesto que los objetos que se nos presentan son independientes de nuestra conciencia (se aleja así del idealismo subjetivo de Berkeley), pero tales objetos dependen de la conciencia para ser revelados. Quizás la postura de Vivekananda es similar al del antiguo maestro.
Por su parte, el filósofo David Loy afirma acertadamente que Maya se refiere al hecho de que “la objetivación ilusoria del mundo posee una dimensión colectiva que trasciende la ilusión del individuo concreto”, lo cual nos permite convivir en un mismo mundo, a pesar de las distintas visiones que tengamos de este mismo. Si cada individuo viviese en su propia realidad hermética a los demás, entonces la formación de la sociedad sería imposible.
El lector puede entender lo que hemos estado tratando mediante la analogía del océano y las olas. Lo que nosotros percibimos son las olas pero ignoramos la inmensidad del océano y sus profundidades. Sólo captamos la superficie de esta realidad que es el océano. Algo similar, aunque guardando distancia, señalaba en el siglo XV el teólogo y filósofo alemán, Nicolás de Cusa (Nicolaus von Kues) en su “De docta ignorantia”, en donde Dios contiene en sí todo lo que fuera de Él es sólo visto y pensado como distinto en nuestro entendimiento, en otras palabras, en Dios da una “coincidencia de los opuestos” (coincidentia oppositorum).
Esta idea de regresar al “Uno” a una suerte de “fuente primigenia”, a una suerte de realidad última que se encuentra más allá de este mundo fenoménico que se presenta a nuestros sentidos, está presente en otros autores occidentales europeos como el místico alemán Parménides (530-515 A.C), Heráclito (540-480 a.C), Plotino (205-270), el místico cristiano Meister Eckhart (1260-1328) o Friedrich Schelling (1775 - 1854). Este último, quiso resolver la antinomia u oposición entre el “yo” y el no-yo (la naturaleza) en una suerte de esencia o ser absoluto indiferenciado, una suerte de sustrato en donde sujeto-objeto y real-ideal quedan totalmente resueltos. Baruch Spinoza (1632-1677) también se acerca a esta clase de pensamiento al señalar que sólo existe una sustancia ( lo que es en sí y se concibe por sí) que es Dios y que posee distintos “atributos” que es lo que nuestro entendimiento percibe de esta Sustancia Divina. Pero insisto en que los estudiosos de las filosofías en India guardan reparos en las comparaciones con las filosofías occidentales.
El Tao Te King expresa bien esta idea de un sustrato indiferenciado e inmóvil que subyace a la pluralidad encarnada en el mundo fenoménico:
Existe un principio que lo contiene todo
Y que es anterior al cielo y la tierra.
Silencioso y carente de forma,
No depende de nada y nunca cambia.
Lo impregna todo y jamás se extingue
Y puede ser llamado, por tanto, madre del mundo.
Ignoro su nombre; pero lo denominan Tao.
La pregunta para cualquier persona que no esté familiarizado con esta clase de filosofía puede ser: ¿cómo e puede trascender maya? Cómo podemos trascender las palabra y conceptos que aplicamos al mundo de manera automática. ¿Acaso es posible trascender el dualismo del que hablamos anteriormente? En palabras de Mónica Cavallé
"(…) cuando se otorga carácter absoluto a las artificiales y rígidas líneas divisorias que impone la mente dual, sólo se accede a la realidad como una realidad múltiple y dividida en el espacio y en el tiempo y el yo se ciega a la unidad que late en la diversidad y que es su única sustancia”. Y esto es Maya o avidya: la absorción en la dualidad como una realidad definitiva e ineludible y la ceguera para lo que tras ella subyace y en ella se expresa”.
De acuerdo al Vedanta Advaita sí es posible trascender esta realidad relativa para poder llegar a una absoluta. Adavaita, como explica Arvind Sharma, académico en la Universidad de McGill significa desde un punto de vista etimológico “no dualidad” o “no dos”.
Por otra parte la palabra “Veda” significa conocer. Esto viene a significar que, por medio del verdadero conocimiento, podemos regresar a esa “Fuente” o “Sustrato” que algunos lo denominarán o, en el caso del Vedanta, lo denominarán Brahman. Vivekanda afirmaba lo siguiente (teniendo en consideración el concepto de Maya de este pensador).
“La filosofía vendanta no es ni optimista ni pesimista. Expresa ambos puntos de vista y toma las cosas como son. Admite que este mundo es una mezcla de bien y de mal, de felicidad y de infortunio; y que para aumentar lo uno, forzosamente tenemos que aumentar lo otro. Jamás habrá un mundo absolutamente bueno o malo, por cuanto la idea misma constituye una contradicción en sí. El gran secreto que nos revela este análisis es que el bien y el mal no son dos entidades separadas, rigurosamente distintas. En este mundo en que vivimos, no hay una sola cosa a la que podamos poner la etiqueta de buena (…) y tampoco hay nada en el Universo, a lo que podamos poner la etiqueta de malo, únicamente malo. El mismo fenómeno que parece bueno hoy, puede parecer malo mañana (…) Por consiguiente, el único remedio para poner fin al mal, es poner fin también al bien; no hay otro medio. Para poner fin a la muerte, habrá que poner fin a la vida. La vida sin la muerte, la felicidad sin la desdicha son contradicciones; no se pueden encontrar solas (…) El Vedanta nos dice: Debe llegar un momento en el que al mirar hacia atrás, nos reiremos de los ideales que nos hacían temer el renunciar a nuestra individualidad”.
Pero la forma de alcanzar este conocimiento y la autorealizacióne s tema para otro artículo
Bibliografía
Radhakrishnan, Indian Philosophy Vol 1 y Vol 2 (Oxford University Press)
Heinrich Zimmer, Philosophies of India (Princeton)
Heinrich Zimmer, Mitos y símbolos de la india (Ediciones Siruela)
Alain Daniélou, Dioses y Mitos de la India (Atalanta)
VVAA Hinduismo y Budismo, Una introducción filosófica (Etnos)
Juan Arnau, La palabra frente al vacío, Filosofía de Nagarjuna (FCE)
David Por, No Dualidad (Kairós)
Arvind Sharma, Vedanta Advaita (Kairós)
Max Müller, Introducción a la filosofía Vedanta (Aurum)
Vivekananda, Gñana Yoga (Kier)