4) Libro: La guerra del retorno. Cómo la indulgencia occidental con el sueño palestino ha obstaculizado el camino hacia la paz. (por Jan Doxrud)
Tras esos intentos, Washington dejaría de presionar a Israel sobre el tema de los refugiados. Truman convocó a Gordon Clapp para un proyecto económico en Oriente Próximo. Se pensaba que Clapp era el hombre indicado puesto que había dirigido el Tennessee Valley Authority, un megaproyecto del gobierno de Franklin D. Roosevelt para rehabilitar el valle del Tennessee y activar así siete economías sureñas en Estados Unidos, por medio de embalses y centrales. Se pensó que esto podía repetirse en Oriente Próximo. Como explican los autores, el objetivo de Clapp era que la creación de puestos de trabajo conduciría a los refugiados a los empleos permanentes en los países árabes y, con el tiempo, lograrían integrar en aquellas sociedades y ya no dependerían de la ayuda extranjera.
Fue esta Misión de Estudio Económico la que recomendó crear una agencia de la ONU que funcionara por un tiempo limitado y que permitiera preparar a los países árabes para una posible interrupción de la ayuda internacional a los refugiados. Schwartz y Wilf señalan que los países árabes introdujeron enmiendas, como por ejemplo, introducir una referencia al párrafo 11 de la Resolución 194, tener una participación activa en la definición de políticas de la nueva agencia, asegurarse de que la ayuda internacional no se acabara en una fecha fija y cambiar el nombre original de la agencia.
Así, en lugar de “Agencia de Obras Públicas y Socorro para Oriente Próximo”, se denominaría “Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas” (UNRWA). El año siguiente (1950) se creó “El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados” (ACNUR) que buscaba los medios necesarios para ayudar a los refugiados individuales. Schwartz y Wilf explican que, los países árabes, al entender el objetivo de esta institución, presionaron por medio de sus delegados, que ONU estipulase que el tema de los refugiados no dependería de la ACNUR, de manera que los palestinos y los coreanos, que tenían la (UNKRA) serían los únicos refugiados que contarían con un organismo distinto a la ACNUR.
Sobre este tema concluyen los autores:
“Así, desde el nacimiento de la UNRWA y en los meses siguientes se hizo patente que había dos padrinos con intenciones contrarias para el mismo niño: la comunidad internacional, por un lado, que veía la integración económica y el reasentamiento de los refugiados como la única manera realista de. poner fin al problema, y, por otro lado, los árabes, que pretendían perpetuar el problema conservando una cantidad creciente de refugiados palestinos y manteniendo la esperanza de que regresasen viva y muy presente”.
Como explican Schwartz y Wilf, mientras la UNRWA tuviese como objetivo la reconstrucción económica de los países árabes, no habría conflicto de intereses con Israel. El problema es que los países árabes no deseaban la integración de los refugiados en sus propias sociedades puesto que no era funcional con su objetivo de acabar con el Estado de Israel. Pero la UNRWA no solamente no cumplió su cometido (a diferencia de la UNKRA en Corea) sino que terminó perpetuándose en el tiempo (a diferencia de la UNKRA) y adoptar medidas contraproducentes lo que ha llevado a los autores del libro a señalar que debería suprimirse tal institución.
Pero a comienzos de 1950 la UNWRA, financiada principalmente por Estados Unidos, puso énfasis en la integración y no el retorno. Como explican los autores, esto se vio reflejado en dos proyectos. En el primero, la UNRWA buscaba asentar a cerca de 50 mil refugiados en la Península del Sinaí, en la orilla oriental del Canal de Suez. El segundo proyecto buscaba reasentar a alrededor de 200 mil en Jordania, aprovechando la presencia del rio Yamouk y las tierras del valle del Jordán.
Sucedió que ninguno de estos proyectos se llegó a efectuar por la falta de cooperación de Egipto, Siria y el Líbano. En 1957 la futura Primer Ministro, Golda Meir (1898-1978), denunciaba ante la ONU que los Estados árabes veían a los refugiados “como un medio político de presión para borrar a Israel del mapa o para obtener el mayor número posible de concesiones”. Así, los esfuerzos de la UNRWA se vieron frustrados no solamente por los Estados árabes, sino que también por los propios refugiados. En palabras de Schwartz y Wilf:
“La UNRWA fue objeto enseguida de ataques físicos y verbales por parte de refugiados árabes. Desde su punto de vista estaban incumpliendo su principal tarea: devolver a los refugiados a sus casas. Unos días después de la fundación de la agencia a principios de 1950, el director de la sede de la UNRWA en la ciudad de Nablus fue atacado por refugiados: apedrearon su coche y le dieron una paliza a su chofer. Unos meses más tarde tiraron bombas al cuartel general de la UNRWA en Damasco”.
Como afirman los mismos autores, la postura de los palestinos era coherente, puesto que su mayor preocupación era no reconocer el Estado de Israel, incluso si eso significaba perpetuar las malas condiciones de vida en la que se encontraban. Pero esto no se tradujo en la disolución de la UNRWA puesto que los Estados árabes lograron presionar a Occidente para la mantuviera. A esto se suma que la presidencia de Dwight D. Eisenhower (1943-1961) se mostró, por razones geoestratégicas, más cercano al bando árabe que al israelí.
Para Eisenhower, señalan los autores, Oriente Próximo constituía la zona geoestratégica más importante del mundo en la lucha contra el comunismo. La guerra de Suez (1956) solo vino a empeorar la relación entre Israel y Estados Unidos. En resumen, la guerra de Suez consistió en un ataque planificado por Gran Bretaña, Francia e Israel, en donde este último ocuparía el Sinaí, mientras que los dos primeros intervendrían bajo el pretexto de poner fin al conflicto, claro que la prioridad era en realidad someter a Gamal Abdel Nasser. Estados Unidos (y la Unión Soviética) forzó el alto al fuego así como también el que Israel se retirara de la Península del Sinaí. Washington llegó a amenazar a Israel con la expulsión de la ONU y bloquear las donaciones privadas. Al respecto comentan Schwartz y Wilf:
“Los arquitectos de la política exterior de Estados Unidos creían que Israel era el mayor obstáculo a las relaciones positivas con el mundo árabe, de las que esperaban que bloqueasen la expansión soviética en la región: pero hacia el final de la década, se pudieron anotar pocos éxitos. La deriva antioccidental en Oriente Próximo se aceleró, Nasser todavía recibía grandes envíos de armas de la Unión Soviética, y Washington no había encontrado ningún nuevo aliado en la región”.
Pero incluso bajo esta administración era un hecho de que la UNRWA no estaba cumpliendo su cometido. Pero la sola insinuación de cerrar aquella institución generó rechazo por parte de las naciones árabes. A la larga la institución permaneció y se centro en la formación profesional de los refugiados. En palabras de Schwartz y Wilf la UNRWA quedó como un armazón vacío de contenido que no logró satisfacer los deseos políticos de ninguno de los bandos involucrados.
Así, la mantención de esta agencia obedeció al interés de Estados Unidos de mantener una relación funcional con los países árabe y, como apuntan los autores: “En realidad todo el mundo veía la URWA como una herramienta política: Occidente, para comprar el silencio del mundo árabe; los árabes, para perpetuar el conflicto con Israel, y los refugiados, como un certificado que garantizase su eventual retorno”.
Otro tema que abordan los autores es la evolución de los campos de refugiados y el proceso de radicalización en gran parte de la población. Comenzó así a forjarse una identidad y una ideología nacionalista que había estado ausente en la primera generación de refugiados que habían vivido los hechos en carne propia. Como explica Rashid Khalidi, la identidad palestina es un fenómeno del siglo XIX-XX influenciado por el discurso nacionalista dentro del Imperio turco tras el fin de la Primera Guerra Mundial. Añade que, en un comienzo, ser “palestino” no necesariamente se refería pertenecer a una religión en particular o ser árabe y musulmán, ya que incluso los judíos también eran considerados como palestinos), Pero la identidad palestina fue cambiando a lo largo de los años y ciertamente la experiencia en los campos de refugiados daría origen a una identidad más consolidada
Regresemos al tema de los campos de refugiados. Tenemos que también fueron estos campos una fuente de reclutamiento para grupos terroristas como fue el caso de la masacre en la Villa Olímpica de Münich, en donde los atletas israelíes fueron torturados, asesinados y mutilados. Como señalan los autores, 6 de los 8 terroristas venían de los campos de refugiados, incluido Jamal al Gashley quien logró sobrevivir a la operación “Cólera de Dios” bajo el mandato de Golda Meir en donde el Mossad eliminó uno por uno a los terroristas. Otro fenómeno que se volvería habitual hasta nuestros días era la celebración estos atentados y el considerar a los asesinos como mártires. En palabras de Schwartz y Wilf:
“El odio y la ira hacia Israel convirtieron los ataques terroristas, en los que civiles inocentes habían sido brutalmente asesinados, en actos de heroísmo justificado a los ojos de los palestinos y de todo el mundo árabe. La madre de uno de los terroristas asesinados durante el intento de rescate de Múnich dijo que ella se sintió orgullosa cuando le informaron del resultado del ataque (…) La emisora de radio La voz de Palestina emitió las últimas voluntades que se suponía habían dejado los terroristas, en las que llamaban a que los jóvenes del mundo árabe buscasen la muerte para que se les diese vida, a ellos, a sus países y a su gente”.