18) Oskar Lange: El debate en torno al cálculo económico y la planificación central (por Jan Doxrud)
La crítica de Jesus Huerta de Soto
El economista y abogado, y académico de Economía Política en la Universidad Rey Juan Carlos, Jesús Huerta de Soto, también dedica todo un libro a abordar con todo detalle el tema del cálculo económico: “Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial”. En lo que respecta al presente artículo solo me referiré a algunos pasajes del capítulo VI donde dedica un análisis a la obra de Lange y la solución competitiva. Al igual que Hayek, Huerta de Soto destaca el hecho de que la nueva trinchera de defensa del socialismo, esto es, el “socialismo de mercado” es clarísimo reconocimiento implícito de la razón que asistía a Mises en su artículo de 1920. La critica de Mises y Hayek, entre otros, forzó a una parte de los teóricos del socialismo a tener que recursos, nada más y nada menos, que a su enemigo declarado, el “mercado”, para defender la viabilidad del socialismo. centralizada de la producción industrial.
En palabras del economista español:
“(…) los socialistas no han podido evitar el admitir su derrota final y han dejado de proclamar la tradicional doctrina marxista de que el socialismo era superior al capitalismo precisamente porque permitía eliminar el mercado, los precios y la competencia; por el contrario, ahora pretenden con cómica insistencia justificar el socialismo argumentando que permite preservar el mercado, incluso tratan de demostrar que mercado y capitalismo son categorías históricas diferentes que no tienen por qué implicarse la una con la otra”.
Michael Polanyi también llamaba la atención sobre este extraño aspecto de lo que denomina como la “nueva escuela socialista”. De acuerdo a Polanyi, la teoría socialista moderna había abandonado silenciosamente la idea fundamental del socialismo: la dirección centralizada de la producción y dejar abierta la posibilidad de la existencia del mercado.
En lo que respecta a On the Economic Theory of Socialism, que correspondería, como señala Huerta de Soto, a la segunda etapa de la vida científica de Lange, el economista polaco fundamenta su “modelo clásico” en la teoría neoclásica del bienestar, así como también a la teoría del equilibrio general de Walras, para defender su modelo económico socialista. Como adherente a la Escuela Austriaca de Economía, Huerta de Soto critica el paradigma “neoclásico-walrasiano”, el uso y abuso de las matemáticas, su carencia de una teoría del capital y de la función empresarial y la concepción estática que tiene de la economía.
En cuanto al “equilibrio general” el economista español, al igual que Mises, lo considera un ejercicio intelectual irrelevante que corrompe a las mentes científicas más brillantes puesto las inserta dentro de un mundo económico con supuestos irreales. Por ende, tenemos que, más allá de los detalles criticables en la teoría económica de Lange, estamos también ante un choque de distintos paradigmas económicos, como lo es el neoclásico y el austriaco. Pero la crítica a la teoría del equilibrio general también viene de los economistas rusos Nikolai Shmelev y Vladimir Popov. Estos economistas consideran que este modelo económico junto a sus formulaciones matemáticas que nos presenta un mundo en harmonía, es insostenible para analizar la economía real. Esto fue algo que no tuvieron en consideración los planificadores quienes creían poder llegar a ese estado de equilibrio defendido pro Walras, por medio de la “mano visible del Estado”.
En cuanto al artículo de Lange, debemos recordar algunos aspectos centrales de su teoría:
1) Existencia de un mercado para los bienes de consumo.
2) Existencia de un mercado para el factor trabajo.
3) Inexistencia de un mercado para los bienes de capital.
4) Un órgano de planificación fija arbitrariamente los precios de los factores de producción.
5) los adminsitradores o gerentes de las fábricas deben aceptar y acatar tales precios.
6) Los precios cumplen una función paramétrica que determina la conducta de los distintos agentes económicos.
7) Ante desajustes entre oferta y demanda, el órgano planificador realzia los ajustes necesarios en los recios para alcanzar el estado de equilibrio.
8) El órgano de planificación central sustituye al mercado en la asignación de los bienes de capital, de manera el “subastador de Walras” es encarnado por este órgano que realiza el “tanteo walrasiano”.
Frente a esto, Huerta de Soto esgrime varias críticas. Unas apuntan al uso de los conceptos. Por ejemplo tenemos el concepto de bien de capital, que constituyen todas las etapas intermedias del proceso de producción. Estos bienes de capital no solamente son heterogéneos sino que también operan como tal desde un punto de vista subjetivo. De acuerdo al autor, lo que dota de naturaleza económica a un bien de capital no es su entidad física, sino el hecho de que un individuo lo considere útil para el proceso productivo. Así, los bienes de capital no están ahí afuera “dados” sino que tienen que ser descubiertos y, una vez descubiertos, podrán ser adoptados por otros agentes, hasta que surja otro en el futuro y así sucesivamente.
Para dar un ejemplo bastante simple, tenemos que una persona puede ver en el suelo excremento acumulado de murciélagos o aves marinas, mientras que otros ven “guano” el cual puede ser utilizado como fertilizante. La creatividad ha llegado a tal punto que en Venezuela algunos emprendedores han logrado dar un mejor uso a los bolívares confeccionado y vendiendo carteras hechas de billetes. Volviendo a Lange, en su teoría los bienes de capital son tratados como una masa homogénea completamente indiferenciada, de manera que hay una concepción de la producción atemporal y carente de etapas que se suceden.
Lo mismo sucede con el concepto de trabajo como si los trabajos fuesen todos iguales y, por ende, pueden ser encerrados en funciones matemáticas. Como afirma Huerta de Soto las “funciones de producción” no existen en la vida real, puesto que lo que en realidad existe “es un flujo continuo de nueva información en cuanto a las distintas posibilidades de combinar factores de producción cara a conseguir un determinado bien o servicio”. Sumado a esto, no existe la función empresarial en la teoría de Lange. Por función empresarial no hay que entender simplemente la figura del empresario que maneja una empresa.
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