3/22-La teoría económica de John Maynard Keynes (por Jan Doxrud)

3) La teoría económica de John Maynard Keynes (por Jan Doxrud)

Continuemos ahora con algunos pasajes de la vida de John Maynard Keynes. Keynes nació unos meses después de que falleciera Marx, en junio de 1883 (Marx falleció en marzo). Ese mismo año, en febrero, nacería otro gran economista: Joseph A. Schumpeter. Como nos relata el biógrafo de Keynes,  Robert Skidelsky,  Keynes nació del matrimonio de John Neville Keynes (1852-1949) y Florence Ada Brown (1861-1958). El matrimonio tuvo otros dos hijos: Margaret (1890-1970) y Geoffrey (1887-1982). Resulta así paradójico que Keynes haya fallecido a los 62 años, cuando su padre falleció a los 97 años y su madre a los 96 años. Lo mismo vale para sus hermanos quienes alcanzaron los 80 años, en el caso de Margaret, y 95 años, en el caso de Geoffrey. 

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John Neville Keynes (1852-1949), su padre, abandonó las matemáticas por los estudios de Ciencias Morales en la Universidad de Cambridge en donde tuvo que cursar los “Tripos” que se componían de Filosofía Moral y Política, Lógica, Psicología y Economía. Entre los ilustres profesores que destacaron fue el economista y filósofo utilitarista  Henry Sidgwick (1838-1900)  y el economista Alfred Marshall (1842-1924)quien ejerció una potente influencia en la disciplina económica inglesa, Por su parte  Florence (1861-1958),  la madre de Keynes, atendió mediante una beca al Newnham College y se dedicó también a la enseñanza y a la caridad. Florence fue, a su vez, la primera mujer en convertirse en “councillor” del Cambridge City Council y “Mayor of Cambridge”.

En lo que respecta a Keynes, sus padres decidieron inscribirlo en 1896 en el examen para las becas del College de Eton. El Colegio del Rey de Nuestra Señora de Eton había sido fundado por Enrique VI en 1440, actualmente situado en la ciudad de Eton dentro del condado de Berkshire. En esta prestigiosa institución educativa existían dos tipos de alumnos. Por un lado estaban los estudiantes, como Keynes, quienes habían ganado una beca y que residían dentro del College. Por otro lado estaban aquellos estudiantes, denominados  oppidans, que pagaban una matrícula bastante cara y que vivían fuera del recinto del colegio. Finalmente Keynes logró convertirse en uno de los pocos en ser seleccionados y pasar a ser un “King’s Scholar”. 

Florence y John Neville

Florence y John Neville

De acuerdo a Skidelsky, Keynes tuvo un éxito excepcional en Eton y fue feliz dentro de un ambiente intelectual y poco mundano. En fin, Keynes seguía un camino que lo llevaría ser, como a mucho de su compañeros, parte de una influyente élite intelectual. De Eton, Keynes pasaría posteriormente al “King’s College” de la Universidad de Cambridge. Como explica Skidelsky, el “King’s College” había sido fundado en 1441 por Enrique VI como una fundación hermana de Eton, para que sus estudiantes pobres de Eton pudieran ser instruidos en Humanidades. En Cambridge, Keynes pudo entablar nuevas amistades y comenzó a desarrollar una importante vida social y a pertenecer a grupos como la Sociedad Política de Oscar Browning (histriador y escritor), la Socidad de Debate de Dickinson y a la secreta Sociedad Conversaziones de Cambridge, donde pasó a ser un “Apóstol”. 

Keynes también perteneció al “Grupo Bloomsbury” que reunía a intelectuales, escritores, filósofos y artistas. Así Keynes resultó ser una persona con múltiples intereses que iban más allá de las matemáticas. Como nos señala Skidelsky, para Keynes, un gran economista debía poseer una extraña combinación de dones, como al de ser un matemático, un historiador, un hombre de Estado, un filósofo y ser tan incorruptible como un artista. Otras cualidades que Keynes destacaba en un individuo era su capacidad lógica, la sensibilidad hacia los hechos relevantes, el estilo, la diversidad de facetas, así como también las dotes teóricas y prácticas combinadas. 

Eton

Eton

Añade Skidelsky que Keynes concedía un alto valor a la excentricidad y a lo que denominaba como “estrafalariedad”, esto es, una persona cuya curiosidad, obsesión, talento o intuición era, en diferentes grados, “más fuerte que su lógica o su intelecto, o que va por delante de él”. Por su parte, Backhouse y Bateman también rescatan las varias dimensiones que coexistían en Keynes, es decir, era un economista , un matemático, un académico, pero también un periodista, un filósofo moral y un hombre que se desempeñó tanto en el ámbito privado como en el estatal

Entrando en materia económica, una figura gravitante en este ámbito fue la del ya mencionado Alfred Marshall. Como explica Skidelsky, Marshall no solamente fue el fundador de la economía académica inglesa, dotándola de una autoridad científica y moral, sino que además infundió en sus estudiantes un “sentido de misión”.  El mismo Keynes reconocía esta doble faceta de Marshall, la del científico y la del predicador que supo mantener unidas a lo largo de su carrera. Para Marshall la economía debía transformarse en un motor del progreso moral pero, para alcanzar tal objetivo, se hacía necesario reconstruir la teoría económica. Esto significaba reordenar e integrar las ideas existentes, es decir las ideas de Adam Smith y, particularmente, las de David Ricardo con aquellas más modernas planteadas por los marginalistas como William Stanley Jevons (1835-1882), León Walras (1834-1910) y Carl Menger (1840-1921) entre otros. 

“King’s College” (Universidad de Cambridge)

“King’s College” (Universidad de Cambridge)

Como explicaba Eric Roll (1907-2005)en“Historia de las doctrinas económicas”, Marshall era parte de uno de los 3 grandes grupos que se transformaron en la “segunda generación” de la escuela de la utilidad marginal compuesta por los austriacos (Böhm-Bawerk), el grupo de Lausana (Vilfredo Pareto) y el grupo inglés cuyo principal representante fue Marshall. Skidelsky cita las palabras pronunciadas por Marshall en su conferencia inaugural como Catedrático de Economía Política en Cambridge en 1885 y que mantendría por 23 años. En esta, el economista británico se propuso 3 tareas: fortalecer la autoridad científica de la economía, hacerla encajar con el pensamiento moral y político de la “era victoriana” y, por último, atraer a los mejores hombres de Cambridge sobre la materia. No era una labor fácil reconstruir esta disciplina, ya que a Marshall le precedieron autores que realizaron importantes contribuciones a la economía. Por ende, en  las próximas lineas me referiré bevemente a la contribución de estos autores, para luego retomar el hilo con Marshall, para luego regresar con keynes.

No está de más señalar que Inglaterra ya tenía a dos titanes en materia económica como lo fue Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1823), que constituyen el núcleo de lo que se conoce como el “sistema clásico”.  Como explica Roll, este calificativo “clásico” puede entenderse de 3 maneras: a) para dotar de autoridad indiscutible a tal sistema; b) para dar importancia a las consecuencias de esa doctrina en el campo de las políticas; c) para distinguir el sistema de las escuelas críticas que se desarrollaron posteriormente. En el caso de Smith y Ricardo, Roll destaca el hecho de que sus estudios apuntaron a comprender el mecanismo económico de la sociedad moderna, intentando encontrar aquellos principios subyacentes en el funcionamiento del sistema capitalista. 

Alfred Marshall

Alfred Marshall

Marx, quien acuñó este término, incluía dentro de la “economía clásica” (a los cuales separaba de los economistas vulgares) a Smith, Ricardo y Malthus, pues estos habían hecho un intento de estudiar la mecánica interna o los mecanismo del sistema capitalista. Pero tal terminología se ha distorsionado puesta que dentro de los clásicos se incluye prácticamente a toda una tradición que puede rastrearse hasta los mercantilistas (incluso Marx estaría dentro de esta categoría de “economistas clásicos” ) Keynes reconoce haber estirado este concepto para incluir a autores como Mill, Marshall,  Pigou y Edgeworth.

Junto a esto está también  la pretensión de descubrir leyes atemporales y ahistóricas que gobiernan los fenómenos sociales. Así, de acuerdo a Roll, estos autores habrían enseñado a sus sucesores la importancia de contar con un principio unificado para explicar los fenómenos económicos. 

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