2) Reseña: Fascismo. Una advertencia. (por Jan Doxrud)
En 1932, Mussolini describió el fascismo como un universo cerrado en el que “el Estado lo abarca todo”, y fuera de él “no pueden existir valores humano ni espirituales”
(Madeleine Albright, Fascismo. Una advertencia)
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Fascismo: ¿de qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)
En lo que respecta al tema del fascismo, la autora señala – correctamente – que este concepto ha perdido precisión y su uso revela más bien lo que uno es. Por ejemplo, para alguien de extrema izquierda cualquier persona perteneciente al mundo empresarial será un fascista, para un extremista de derecha Barak Obama sería un fascista y para el joven rebelde será fascista cualquier persona o institución que le imponga cualquier clase de restricciones. En otra página comenta Albright que Stalin (1878 - 1953) condenaba con delectación las políticas “reaccionarias” de los fascistas italianos y alemanes pero, a decir verdad, para el comunismo de aquella época ser fascista era prácticamente sinónimo de ser anticomunista. En palabras de la autora:
“Lejos de reservar el epíteto para aquello que realmente designa, los sóviets lo empleaban para desacreditar a capitalistas, nacionalistas, demócratas, gente religiosa y a cualquier otra facción – m fueran troskistas, socialistas o liberales – que se enfrentaran con la URSS en su afán por llegar a las mentes y los corazones de la izquierda. En el universo estaliniano, uno estaba con él o era tan malo como Hitler; no había término medio”
El fascismo tiene un origen específico, Italia, y surgió también de un personaje particular: Benito Mussolini (1883 - 1945). Como resalta Albright Mussolini, en su época de gloria, fue un personaje admirado por personajes que van desde Gandhi hasta Winston Churchill . Albright nos relata algunas anécdotas de la biografía del fundador del fascismo. Fue profesor, aunque no le fue bien, siendo expulsado de la escuela por la falta der disciplina en sus clases. En Suiza trabajó como peón, durmió en una caja de cartón y fue arrestado por vagancia. Una vez en libertad siguió residiendo en Suiza dedicado a la albañilería. De vuelta en Italia, Mussolino, adherente al socialismo, publicó una popular novela sobre un Cardenal libidinoso en varios periódicos socialistas, donde comenzó a tener sus primeros seguidores.
Fue el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914 en donde Mussolini transitó hacia un socialismo con tintes más nacionalistas, rompiendo con los demñas socialistas puesto que Mussolini apoyaba el ingreso de Italia a la guerra. Tras el final de la guerra, Italia entró en un período de inestabilidad y radicalismo ideológico. El rey Víctor Manuel III (1869-1947) terminaría por verse obligado a escoger entre los socialistas o el movimiento fascista de Mussolini quien, en 1921 había fundado el Partido Nacional Fascista.
Pero fue unos años antes, 1919, cuando se dio un episodio emblemático. En la Piazza San Sepolcro, decenas de personas estrecharon sus manos y juraron defender a Italia de sus enemigos, doptando como símbolo el antiguo “fasces” romano, el mismo que puede verse en el monumento de Lincoln, en el Congreso de Estados Unidos, en la Guardia Civil española o la policía sueca. Se firmó un manifiesto que contaba con unos 54 nombres que, con el tiempo, lograría significativos avances electorales en la política italiana. Mussolini creó los Fasci di Combattimento como brazo armado del movimiento fascista. Fue en 1922 cuando Mussolini proclamó que o se les permitía gobernar o tomarían el poder marchando hacia Roma. Finalmente, Víctor Manuel III terminó cediendo y envió un cable a Mussolini para que se dirigiera hacia Roma para ser investido como Primer Ministro de Italia. Al respecto comenta Albright:
“La Marcha sobre Roma tuvo lugar el 31 de octubre, aunque en sus cinco horas de duración fue más un desfile de celebración que el golpe de Estado que suponía. La convocatoria atrajo a un variopinto número de personas y puso en jaque todo estereotipo acerca de la apariencia o características de un fascista”.
Con esto, la autora quiere dar a entender que este grupo de personas estaba integrado por pescadores de Nápoles, empleados, tenderos, campesinos de Toscana, estudiantes pobres, judíos y hasta un acaudalado italiano, Ascoli Piceno, que figuraba en su Fiat deportivo con una ametralladora. Comenzó así una nueva era para Italia en donde Mussolini se comprometió a drenar el pantano (drenare la palude).Llevó a cabo un ambicioso programa de obras públicas que incluía puentes, carreteras, centrales telefónicas y acueductos. Así mismo, Mussolini implantó la jornada laboral de 8 horas, impuso la cobertura obligatoria de las pólizas de seguros para ancianos y discapacitados, creó campamentos de verano para niños, fundó clínicas sanitarias y combatió al poder de la mafia. En 1929 firmó los Pactos de Letrán en donde reconoció al Vaticano como Estado soberano, hizo pagó indemnizaciones y estableció la religión Católica como la oficial del Estado.
Otra característica medular del fascismo fue el Estado corporativo. Tenemos que una Corporación = Corpus = Cuerpo, de manera que Corporare es = formar un cuerpo. Así, la sociedad sería concebida como un Cuerpo o conjunto de personas que forman una “Asociación”, en donde esta última las personas se agruparían de acuerdo a su “función”. Así esta Asociación vendría a ser el Gremio profesional formada por personas que tienen el mismo oficio. Así, el corporativismo hay que entenderlo como una forma de organizar la sociedad en virtud de la función de las personas, esto es, en base a grupos afines por actividad. Este modelo tomaba distancia del individualismo en favor de la primacía del grupo, y también se alejaba de la idea de la lucha de clases en favor de la armonía.
Era, a su vez, anti-liberal, de manera que despreciaba la idea de la “mano invisible” y la libre competencia, las cuales eran sustituidas por la “mano coordinadora” del Estado. En un discurso del 28 de octubre de 1933, Mussolini señaló que el corporativismo superaba al socialismo y al liberalismo, por medio de la creación de una síntesis nueva y que la decadencia del capitalismo coincidía con la decadencia del socialismo. A esto añadía que se estaba enterrando el liberalismo económico y que era el corporativismo la economía disciplinada y por consiguiente, controlada, porque no es posible una disciplina sin control. No está de más señalar que Italia ganó dos veces el Mundial de fútbol bajo el mandato de Mussolini, el de Italia (1934) y el de Francia (1938).
En lo que respecta a su relación on Hitler, Albright señala que el líder nacionalsocialista alemán sentía admiración por el italiano, aquel “prohombre del sur de los Alpes que, henchido de ardiente amor por su pueblo, no firmaba pactos con los enemigos de Italia”. En lo que respecta a la influencia de Mussolini en Hitler comenta Albright:
“Muchas de las tácticas que Hitler empleó para ocupar y consolidar el poder, Mussolini ya las había adoptado anteriormente: la confianza en las bandas violentas, la intimidación del Parlamento, el refuerzo y consiguiente abuso de la autoridad, la subyugación de la Administración pública, el gusto por el espectáculo y la insistencia en que el líder, ya sea der Führer o il Duce, no podían actuar de manera equivocada”.
Pero estas dos personalidades no se llevaron del todo bien y no podía ser de otra forma, puesto que nos encontramos antes dos megalomaníacos que tienen una pasión infinita por hablar y ningún interés por escuchar. El haber sido aliados durante la guerra selló definitivamente el destino de Mussolini, cuyo movimiento fascista sería homologado al nazismo, lo cual resulta ser impreciso. Italia como aliada no fue de ayuda para Hitler, por el contrario, terminó por convertirse en un lastre para Alemania. Por ejemplo, Mussolini, sin avisar previamente a Hitler, se lanzó a la conquista de Grecia (1940) que resultó en un fracaso. Las tropas italianas estaban mal equipadas, los tanques se quedaron atascados en el barro y los fuertes vientos y marejadas no dejaron actuar a la marina. La alianza con Hitler también traería críticas al interior de Italia, puesto que el paganismo nazi no acomodaba a los católicos, otros no comulgaban con el componente racista de la ideología nazi y, por último, los soldados se quejaban por el despliegue de tropas en el frente oriental sin el debido equipamiento.
El escenario se volvió más complejo para Mussolini cuando los Aliados triunfaron en el norte de África 1942 y su desembarco en Sicilia en 1943. En ese mismo año, y con motivo de la reunión en Roma del Gran Consejo del Partido Fascista, se introdujo una moción cuyo autor principal era un antiguo aliado de Mussolini: Dino Grandi. En la reunión, Gandhi enfrentó a Mussolini y le señaló que él había perdido la devoción del pueblo en el momento en que había atado Italia a Alemania y tildó a su gobierno de dictadura históricamente inmoral. Finalmente la moción fue aprobada lo que se tradujo en que Mussolini ya no contaba con el apoyo y confianza de su partido, y tuvo que dimitir ante Víctor Manuel III (la sola votación no lo podía destituir como Primer Ministro).
Posterior a esto, Alemania invade Italia y este país se ve sumido en una guerra civil. En 1943, por medio de la “Operación Roble”, un comando de paracaidistas alemanes rescata a Mussolini quien se encontraba en el Hotel Campo Imperatore en los Apeninos del Gran Sasso y trasladado a Alemania. Se fraguó la idea de formar un nuevo gobierno fascista en la zona italiana ocupada por los alemanes y Mussolini decidió refundar el partido con el nombre de Partido Fascista Republicano, cuya sede sería Saló, en el norte de Italia. Con la derrota de los alemanes Mussolini quedó a la deriva y terminó siendo reconocido y capturado por partisanos comunistas. y finalmente fue fusilados.
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