5-Los Chicago Boys y la economía chilena. El ascenso al poder (por Jan Doxrud)
Tras la debacle económica del gobierno de la Unidad Popular (ver mi ARTICULO la respecto), se llevó a cabo un golpe de Estado por parte de las Fuerzas Armadas y de Orden que tuvieron como prioridad remover a la izquierda marxista - leninista (y castrista) del poder político y, como ahora sabemos, también exterminarla, principalmente a los miembros y dirigentes del PC, PS, MAPU y el MIR. Esto era un objetivo bastante claro para las FFAA y de Orden, pero el tema que nos convoca aquí es la economía. ¿Qué planes u hoja de ruta tenía la Junta de Gobierno en materia económica? La verdad es que no existía una en un comienzo. Los militares no contaban con conocimientos sobre economía y si bien, los unía el anticomunismo extremo, una parte de los uniformados tenía una visión nacionalista, desarrollista y estatista (no marxista) en materia económica, tal como había sido la tradición desde, al menos, la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo.
Por ende, ¿de qué manera lograron los Chicago Boys imponer su visión anglosajona-liberal de la economía entre las cúpulas militares escépticas de esta visión ideológica? Edgardo Boeninger (1925 - 2009) señalaba que los militares no estaban teóricamente preparados para hacerse cargo de la tarea de la conducción económica. En un comienzo, es importante destacar, no predominaron inmediatamente la visión de los “Chicago Boys” (de Castro era asesor del Ministerio de Economía). Fue Fernando Léniz (1927-2013), empresario vinculado a El Mercurio, quien asumió la cartera de Economía (no tenía relación con el grupo de Chicago afirma Boeninger) mientras que Jorge Cauas (cercano a la visión de Chicago) quien asumió el Ministerio de Hacienda. Por su parte, el ingeniero (e hijo de militar) Raúl Sáez (1913-1992) asumió como Ministro de Coordinación Económica. Sobre la influyente figura de Sáez, escribió Boeninger:
“Su visión económica difería en aspectos importantes de las posiciones del grupo Chicago. Por su tradición de empresario público, atribuía al Estado y las empresas estatales un rol económico más significativo. Al centralizarse las decisiones políticas en el Presidente de la Junta, la definición del mando de la economía escapó de las manos de la Marina y no cabe duda que, inicialmente, Pinochet y el Ejército (así como Leigh) se deben haber sentido más atraídos por las posiciones moderadamente estatistas e Sáez que por el libremercadismo radical de Sergio de Castro y su equipo. Además, no correspondía a la tradición militar entregar el mando de la economía a hombres promovidos desde la cúpula de la organización empresarial”.
Tenemos que, históricamente, la tradición militar tenía una postura estatista (no marxista) y nacionalista de la economía. Además tenían una visión escéptica de la economía de libre mercado, del mundo financiero, de la especulación, puesto que colocaba el interés individual por encima del de la nación. En el caso de la Junta Militar, esta se encontraba dividida entre: a) Los que querían mantener esta tradición (Gustavo Leigh) y lo que querían introducir un modelo liberal (J. T. Merino, Roberto Kelly y Augusto Pinochet) Lo que pudo haber jugado a favor de los “Chicago Boys”es que se mostraron como un grupo de técnicos, expertos, apolíticos y que no tenían ningún problema con colaborar con un régimen dictatorial, puesto que se veían a sí mismos como quienes tenían sobre sus espaldas la misión de resucitar la economía chilena. A esto hay que añadir el sentimiento anticomunista que los unía a los militares.
De acuerdo a Edgardo Boeninger, el respaldo de Pinochet hacia los “Chicago Boys” se debió, en primer lugar, a que estos constituían un grupo de profesionales de alto nivel y extremadamente cohesionados, bajo el liderazgo de Sergio de Castro. En segundo lugar, sus opositores al interior del gobierno se encontraban aislados, sin poder y apoyo castrense, siendo, quizás, el principal apoyo Gustavo Leigh. En tercer lugar, Boeninger escribió que el grupo Chicago “tenía una visión fundante de la economía chilena, cuyo desarrollo requería de plazos largos y de un firme control político autoritario, concepción que entró en sintonía con la evolución del proyecto político del propio Pinochet (…)”. En cuarto lugar destaca también el apoliticismo del grupo. Pero lo que habría iniciado la balanza a favor del grupo Chicago, según Boeninger, fue su indiferencia ante el tema de los Derechos Humanos, puesto que era un tema que le concernía a los militares. Concluye el autor que la designación de Sergio de Castro como Ministro de Hacienda (1975) “constituyó sólo una mayor formalización de la hegemonía de los Chicago Boys”
No he escuchado personalmente una explicación definitiva de por qué Pinochet, no versado en temas económicos, decidió dar el visto bueno al proyecto propuesto por los economistas liberales. ¿Por qué querría liberalizar la economía dentro de un régimen autoritario (1975)? ¿No sería mejor que el Estado dirigiera la economía? ¿Acaso el estatismo estaba más cercano al sistema de planificación central propio del socialismo de la época? ¿Quizás Pinochet se dejó convencer por estos economistas tecnócratas y apolíticos muy seguros de su mismo y con una gran poder de persuasión y una sólida argumentación? En una entrevista con Patricia Arancibia, Sergio de Castro (hablaremos de él más adelante) señalaba que Pinochet era extremadamente inteligente que tenía un gran conocimiento de cómo funcionaba el mundo exterior. También añade que el José Toribio Merino junto a Pinochet fueron los miembros que se convencieron de que modelo liberal era el que debía ser aplicado. No así opinaba Gustavo Leigh (Fuerza Aérea) que tenía una cosmovisión más estatista (no marxista, puesto que Leigh era una anticomunista visceral) y nacionalista de la economía
El punto es que la idea de darle una oportunidad a los economistas liberales para hacerse cargo de la recuperación de la económica comenzó en la Marina. Como explica el historiador chileno Manuel Gárate Chateau, fue a través de la Marina y específicamente, a través de la figura de Roberto Kelly, la idea de reconstruir la economía chilena bajo el alero del liberalismo económico. En palabras de Gárate:
“Fue a través de la Marina, quien había encargado El Ladrillo en 1972 para una supuesta reconstrucción nacional, que los economistas próximos a la visión de Chicago entraron en el gobierno. El Almirante José Toribio Merino fue el encargado del Comité Económico al interior de la Junta de Gobierno, y quien llamó a Sergio de Castro para que fuera asesor del Ministro de Economía (general Rolando González) el 14 de septiembre de 1973. Otro cercano a de Castro, Roberto Kelly, fue nombrado a cargo de ODEPLAN (Oficina de Planificación Nacional), lugar que posteriormente se convertiría en el centro neurálgico de las reformas neoliberales”.
Por su parte, el fallecido “Chicago Boy” Ernesto Fontaine (1934-2014) comentaba que Roberto Kelly jugó un rol crucial puesto que “supo poner en lenguaje adecuado para un marino no economista, las razones y justificación para las medidas propuestas por los jóvenes asesores que operaban en todos los ministerios comandados por uniformados”.
Destaquemos algunas figuras centrales en este proceso. Tenemos, en primer lugar, al ya mencionado Roberto Kelly (1920 - 2012), quien fue Capitán de Navío, Ministro Director de la ODEPLAN (1973-1978), Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción (1978-1979). Fue quien encargó la e laboración de un programa económico (El Ladrillo) y el responsable de articular una grupo de jóvenes economistas para emprender el cambio en Chile a partir de 1975.En segundo lugar tenemos a Sergio de Castro (1930), Ingeniero Comercial (PUC) y Master y Doctor en Economía, por la Universidad de Chicago. Se desempeñó como Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción (1975-1976) y Ministro de Hacienda (1976-1982). De acuerdo a Ricardo Lagos, Sergio de Castro habría sidoel ministro de Hacienda más influyente desde Manuel Rengifo. Ricardo Huneeus lo identifica como el líder indiscutido entre los economistas de la Universidad Católica.
Si bien de Castro, apunta Huneeus, no se destacó por la originalidad de sus ideas, sí lo hizo por su fuerte carácter y determinación de llevar tales ideas a la práctica. Su espontaneidad y el no guardarse nada para sí mismo lo llevó desde un comienzo a enfrentarse no solamente con empresarios sino que incluso con el mismo Augusto Pinochet. En tercer lugar tenemos a Jorge Cauas (1934), Ingeniero Civil egresado de la Universidad de Chile quien, además, obtuvo un Master Universidad de Columbia(EEUU). Se desempeñó como Ministro de Hacienda (1974-1976) y fue el encargado de implementar el Programa de Recuperación Económica. Posteriormente fue embajador en EEUU (1978-1980). Como explica Hernán Büchi, sumidos en el caos económico, político y social, los dos principales arquitectos, Cauas (Hacienda) y de Castro (Economía), prepararon un programa de recuperación. Por medio de la dictación del Decreto Ley 966 (abril, 1975) Jorge Cauas fue nombrado como superministro, otorgándoles así, comenta Büchi,
“los máximos poderes económicos de que alguien haya gozado en Chile durante el siglo veinte”. Añade Büchi: “Su nombramiento fue un intento por corregir la descoodinación e introducir homogeneidad en un área donde todavía quedaban feudos indisciplinados, difíciles de comprometer en una línea de acción uniforme y coherente”.
Otras figura de relevancia fue Pablo Baraona (1935 - 2017) quien estudió economía en la Universidad Católica y realizó su Master en la Universidad de Chicago. Fue Presidente del Banco Central (1975 - 1976), Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción (1976 - 1978 y 1989) y Ministro de Minería (1988-1989). Fue también miembro fundador de la Universidad Finis Terrae (fue durante 16 años su Director)y jefe de Campaña de Hernán Büchi. Otros personajes influyentes posteriores destacados por Carlos Huneeus es Büchi quien, con 35 años, asumió como Ministro de Haciendo en 1985 y que se caracterizó por su capacidad de trabajo en equipo, liderazgo e inteligencia, y su mayor flexibilidad ideológica en comparación con Sergio de Castro. También destaca la figura de Miguel Kast (1948-1983) y su trabajo en ODEPLAN quien poseía carisma, convicción y que supo atraer a otras personas a su causa lo que le valió el nombre de “gran reclutador”.
Libros:
-Juan Pablo Couyuomdjian (ed). Reformas económicas e instituciones políticas. La experiencia de la misión Klein-Saks en Chile.
-Patricio Meller. Un siglo de economía política chilena (1890-1990)
-Ricardo Ffrench-Davis. Chile entre el neoliberalismo y el crecimiento con equidad.
-Carlos Huneeus. El Régimen de Pinochet.
-Ernesto Fontaine. Mi visión
-Manuel Gárate. La revolución capitalista de Chile (1973-2003)
-Hernán Büchi. La transformación económica de Chile. El modelo del progreso.
-Francisco Rosedende (ed.) La Escuela de Chicago.
-Germán Urrea. Chile: por un nuevo modelo. Para una sociedad democrática, solidaria y sustentable.
-Manuel Delano y Hugo Traslaviña. La herencia de los Chicago Boys (http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/mc0032319.pdf)
-Sofía Correa, Algunos antecedentes Históricos del Proyecto Neoliberal en Chile (https://www.google.cl/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjK3Oe8x8_dAhUCIZAKHX7ZBmQQFjAAegQICBAC&url=http%3A%2F%2Frepositorio.uchile.cl%2Fbitstream%2Fhandle%2F2250%2F146089%2FAlgunos%2520antecedentes.pdf%3Fsequence%3D1%26isAllowed%3Dy&usg=AOvVaw3v5mn0DYruh9ua1RTgqhsF)