Breves palabras sobre Ludwig Feuerbach, Karl Marx y las “Tesis” (por Jan Doxrud)
La filosofía de los Manuscritos es completada por Marx en sus célebres Tesis sobre Feuerbach, escritas en 1845 y publicada por Engels en 1888. Revisemos algunas de las ideas de Feuerbach en La Esencia del Cristianismo. En el tercer manuscrito, Marx resume en tres puntos la gran hazaña de Feuerbach:
1. La prueba de que la Filosofía no es sino la Religión puesta en ideas y desarrollada discursivamente; que es, por tanto, tan condenable como aquella y no representa sino otra forma, otro modo de existencia de la enajenación del ser humano.
2. La fundación del verdadero materialismo y de la ciencia real, en cuanto que Feuerbach hace igualmente de la relación social «del hombre al hombre» el principio fundamental de la teoría.
3. En cuanto contrapuso a la negación de la negación que afirma ser lo positivo absoluto lo positivo que descansa sobre él mismo y se fundamenta positivamente a si mismo.
Para Feuerbach la diferencia esencial entre el ser humano y el animal radica en que los animales no tienen religión. La religión, escribió Feuerbach, es la conciencia del infinito, “la conciencia que el ser humano tiene de su esencia no finita, no limitada, sino infinita”[1]. La religión es la esencia primaria pero indirecta que el hombre tiene de sí. La religión es la esencia infantil de la humanidad, escribe Feuerbach, y la esencia de la divinidad,
“no es otra cosa que la esencia humana…la esencia del hombre sin límites individuales…sin los límites del hombre real y material, siendo esta esencia objetivada, o sea, contemplada y venerada como si fuera otra esencia real y diferente del hombre. Todas las determinaciones de la esencia divina son por ello determinaciones de la esencia humana”[2].
Más adelante aborda el tema de las propiedades de la divinidad y el antropomorfismo de estas, es decir, las cualidades humanas proyectadas en la divinidad) como era el caso de los dioses de Homero o el de los pueblos germanos que elogiaban las virtudes propias del guerrero. El cristianismo no venera esos mismos atributos elogiados en el pasado, es decir, una divinidad guerrera, conquistadora o un Jesús violento y combativo. Una deidad dejará de ser deidad si carece de las determinaciones valoradas por la cultura específica.
“La primera esencia verdadera y divina no es la propiedad de una deidad, sino la divinidad o la deidad de la propiedad…Una cualidad no es divina porque Dios la piense, sino que si Dios la tiene, ya es de por sí divina, porque Dios, sin ella, sería un ser deficiente”[3].
La teología es para Feuerbach en realidad antropología y la religión, para el pensador alemán, aliena al hombre. La religión es, de acuerdo a Feuerbach, el comportamiento del hombre frente a su propio ser, “pero frente a su propio ser no como si fuera el suyo, sino como si fuera de otro ser distinto de él y hasta contrario a él y ahí reside su falta de verdad…”[4]. Marx hablaba en términos similares a Feuerbach, pero lo llevará al plano de la praxis, esto es, la alienación la baja de los cielos y la establece en nuestra vida diaria.
Veamos el contenido de las tesis de Marx. En la primera tesis lleva a cabo una crítica al materialismo, incluyendo al de Feuerbach, por considerar los conceptos de una manera contemplativa y no como escribe Marx:
“una actividad sensorial humana, como práctica, no de un modo subjetivo…Feuerbach quiere objetos sensibles, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él concibe la actividad humana como una actividad objetiva. Por eso, la esencia del cristianismo sólo considera la actitud teórica como la auténticamente humana, mientras que concibe y plasma la práctica sólo en su forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actuación revolucionaria, práctico-crítica”[5].
No hay que sorprenderse del antisemitismo de Marx, que era un fenómeno común en la sociedad europea. En la segunda tesis, Marx se refiere al pensamiento humano, que no puede estar aislado de la práctica. El que el pensamiento pueda llegar a una verdad objetiva no es un problema teórico, sino que práctico. Es en el terreno de la práctica donde se demuestra la verdad, “la terrenalidad de su pensamiento.”
En la tercera tesis se refiere al “hombre y sus circunstancias”, donde, en contra de los materialistas, el hombre no es fruto de sus circunstancias y la educación, una especie de tábula rasa. Por el contrario, escribe que “se olvida que las circunstancias se hacen cambiar precisamente por los hombres y que el propio educador necesita ser educado”[6]. Para Marx “la coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria”[7].
En la cuarta tesis Marx reprocha a Feuerbach el no haber llegado lo suficientemente lejos en su crítica a la religión. Feuerbach solamente redujo la religión a su base terrenal. Esta base terrenal se separa de sí misma y se explica por el propio desgarramiento y contradicción de esta base terrenal. De esta manera lo que hay que comprender es esta base terrenal en su contradicción para revolucionarla “prácticamente eliminando la contradicción. Por consiguiente, después de descubrir…en la familia terrenal el secreto de la sagrada familia, hay que criticar teóricamente y revolucionar prácticamente aquella”[8].
En la quinta tesis, Marx vuelve a hacer alusión a que Feuerbach apela a la contemplación sensorial y no a la sensoriedad como una actividad práctica del ser humano.
En la sexta tesis se refiere a la esencia humana no como una abstracción, sino que como un conjunto de relaciones sociales. Le reprocha a Feuerbach el de presuponer un individuo humano abstracto y aislado. En Feuerbach, escribió Marx, “la esencia humana sólo puede concebirse como género,como una generalidad interna,muda,que se limita a unir naturalmente los muchos individuos”[9].
En la séptima tesis, Marx señala que el sentimiento religioso es un producto social y el individuo abstracto una determinada forma de sociedad. La vida social , como escribió en la octava tesis, es esencialmente práctica y todos los misterios encuentran su solución racional en la práctica y en la comprensión de esta.
En la novena tesis, siguiendo con lo expuesto en la quinta tesis, Marxafirma que el materialismo contemplativo sólo puede contemplar a los individuos dentro de la sociedad civil o sociedad burguesa.
En la décima tesis Marx anuncia que el punto de vista del nuevo materialismo es la sociedad humana.
La última tesis, la más célebre, dice: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Con esto Marx no quiere decir que la filosofía o la teorización sean un desperdicio de tiempo, ya que Marx dedicó gran parte de su labro intelectual a construir un armazón teórico. Significa que la especulación, la teoría, debe ser puesta al servicio de la acción. Heidegger criticó a Marx por este rechazo de la teoría, pero Marx por supuesto que era consciente que no era posible llevar a cabo un proyecto sin tener de ante mano una teoría acerca de ese proyecto. No hay que olvidar que Marx fue, por sobre todo, un gran téorico. El arma de la filosofía en Marx es el proletariado, de manera que la filosofía tiene un reto, tiene un camino, un misión: transformar el mundo. Por lo tanto, de ninguna forma Marx pretendía sepultar a la filosofía y toda actividad especulativa.
[1] Ludwig Feuerbach, La esencia del Cristianismo (Buenos Aires: Claridad, 2006), 14.
[2] Ibid., 27.
[3] Ibid., 34.
[4] Ibid., 219.
[5] Hugo Assmann-Reyes Mate, op. cit., 157.
[6] Ibid., 160.
[7] Ibid.
[8] Ibid.
[9] Ibid., 161.