Neoliberalismo (5): ¿Un nuevo liberalismo? (por Jan Doxrud)
Pasemos ahora al segundo autor: el abogado Enrique Ghersi. Para Ghersi el concepto de neoliberalismo, tal como se entiende hoy en día, es uno utilizado principalmente por sus detractores y tiene como objetivo asimilar el liberalismo con políticas e ideas que no guardan relación alguna con este. En palabras de Ghersi, el neoliberalismo
“sólo existe en la imaginación de quienes usan el término” y que resulta “muy difícil encontrar un liberal que se reclame a sí mismo como perteneciente a aquella subespecie calificándose como «neoliberal». Por el contrario, quienes lo usan son generalmente sus detractores”[1].
Continúa explicando Ghersi que el neoliberalismo en realidad no es un mito, sino que una figura retórica “por el cual se busca pervertir el sentido original del concepto y asimilar nuestras ideas a otras ajenas, con el propósito de desacreditarlas en el mercado político”[2]. De esta manera, el concepto de neoliberalismo sería un ejemplo emblemático de lo que Hayek denominaba como “palabras comadreja” (weasel word). El neoliberalismo sería un concepto utilizado por sus detractores para criticar cualquier tipo de política que se aleje del socialismo convencional. El problema, como explica Ghersi, es que aplicar este rótulo es caer en un simplismo y un reduccionismo, en el sentido de que el liberalismo no puede ser reducido a, por ejemplo, un conjunto de políticas gubernamentales: ¿Abogas por bajar los impuestos? Ergo eres neoliberal. ¿Quieres reducir el gasto público? Ergo eres un neoliberal. ¿Acaso hablaste de privatización ? Entonces eres un neoliberal. El hecho es que estamos en regímenes económicos mixtos donde se entremezclan políticas liberales y otras de tipo socialista (por ejemplo el socialismo monetario actual), de manera que resulta complejo rotular un gobierno o a un grupo de personas de “neoliberales”. Como explica Ghersi:
“Aisladamente un gobierno socialista puede tomar medidas liberales y un gobierno liberal puede tomar medidas socialistas. Ejemplos hay muchos en la historia . Desde los laboristas neozelandeses hasta los conservadores británicos. Pero no transforma a los socialistas en liberales, ni viceversa; máxime si la caracterización en el ámbito político no tiene el rigor ni la seriedad del debate intelectual”[3].
En su ensayo Ghersi también explora los orígenes de este término para mostrar que su significado estaba lejos de ser el que tiene en nuestros días. Comienza por dos obras del economista e intelectual austriaco : Ludwig von Mises . La primera es su obra “Liberalismo” donde el economista austriaco se refiere a un älteren liberalismus (viejo liberalismo) y a un neuen liberalismus (nuevo liberalismo). Ahora bien, Ghersi realiza una precisión importante y es que cuando Mises habla de neuen liberalismus (en su obra “Liberalismo”) se estaba refiriendo a los socialistas que se hacían pasar por liberales, mientras que älteren liberalismus hacía referencia a los liberales clásicos. Pero en su obra “Socialismo”, la distinción entre nuevo y viejo liberalismo tiene otro significado. El primero se refiere al liberalismo que emergió tras la revolución marginalista, es decir, con la teoría subjetiva del valor. En palabras de Ghersi: “
“En este caso podría argumentarse sin mayores dificultades que el concepto así utilizado corresponde con un hecho real de la mayor importancia histórica y científica, pues el liberalismo experimenta a partir del subjetivismo una transformación bastante importante que cristaliza en la llamada revolución marginalista. En ese sentido, el «neoliberalismo» sería una etapa en el desarrollo del liberalismo como doctrina, carente de todo sentido peyorativo y antes bien tratando de destacar algunas contribuciones importantes en el mundo de las ideas”[4].
En resumen, con Mises tenemos que el concepto de neoliberalismo viene a ser sinónimo de pseudoliberalismo o liberalismo encubierto, a un liberalismo surgido posterior al desarrollo de la teoría subjetiva del valor.
El tercer concepto que destaca Ghersi es el del neoliberalismo como una nueva escuela liberal. Tal interpretación habría tenido su origen en el ya mencionado coloquio realizado en Paris (1938). La única fuente escrita de lo discutido en este coloquio donde participaron, entre otros, figuras como Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Wilhelm Röpke ( 1899 -1966), Jacques Rueff (1896-1978), John B. Condliffe (1891-1981) Michael Polanyi (1891-1976), fue el libro del economista francés Louis Baudin (1887-1964). El coloquio tuvo lugar en 1938, año en que Hitler ya había comenzado a remilitarizar Alemania, año en que también llevaría a cabo el Anschluss, la anexión de los Sudetes y la posterior invasión de Checoslovaquia. El objetivo del coloquio, explica Ghersi, era llevar a cabo un examen acerca del estado de la defensa de la libertad para poder desarrollar e implementar estrategias y tácticas para defenderla y preservarla. Ghersi, basándose en Baudin, explica que la palabra “neoliberalismo” se estableció como una palabra clisé que describiría al grupo en función de cuatro principios:
“el mecanismo de precios libres, el estado de derecho como tarea principal del gobierno, el reconocimiento de que a ese objetivo el gobierno puede sumar otros y la condición de que cualquiera de estas nuevas tareas que el gobierno pueda sumar debe basarse en un proceso de decisión transparente y consentido”[5].
Por último quisiera destacar el concepto de neoliberalismo que el autor analiza a partir de la economía social de mercado y la obra de Edgar Nawroth: Die Sozial und Wirtschaftsphilosophie des Neoliberalismus (La filosofía social y económica del neoliberalismo) publicada en 1961. En tal obra se presenta el renacimiento triunfal del liberalismo encarnado en una serie de escuela alemanas como la de Munich, Friburgo, así como en personajes como Wilhelm Röpke y el sociólogo y economista Alexander Rüstow (1885-1963) que, para Nawroth, serían parte del “neoliberalismo”. Cabe decir que fue el socialista Rüstow quien acuño el término neoliberalismo para tomar distancia tanto del fracaso del socialismo real como de la escuela laissez- faire. Dentro de Alemania hubo reacciones en contra de este término. Académicos de la Universidad de Marburgo como Hans Günter Krusselberg y Alfred Schüller definieron el concepto de neoliberalismo de otra manera. En palabra de estos autores, el neoliberalismo fue definido como:
“un concepto global bajo el que se incluyen los programas de la renovación de la mentalidad liberal clásica, cuyas concepciones básicas del orden están marcadas por una inequívoca renuncia a las ideas genéricas del laissez faire y por un rechazo total a los sistemas totalitarios. Los esquemas neoliberales del orden económico y social son modelos de estructuración cuyo denominador común central es la exigencia de garantía (constitucional o legal) de la competencia frente a la prepotencia, aunque dan respuestas diferentes al problema de cómo debe resolverse la relación de tensión entre la libertad y la armonía social”[6].
Para estos autores el neoliberalismo era la economía social de mercado, de manera que se aleja del paleoliberalismo que defendía de manera dogmática la idea de la armonía inmanente de un sistema de mercado. Pero a diferencia de Krusselberg y Schüller, los fundadores de la economía social de mercado concebían como neoliberales a aquellos que no compartían los puntos de vista de esa escuela, de manera que los seguidores de la economía social de mercado no podían ser tildados de neoliberales. Ghersi parece ver en esta última interpretación un indicio del inicio de un discurso sobre el neoliberalismo considerado como “otro” liberalismo, como algo que queda excluido o al margen (nosotros-ellos). Un punto interesante es la concepción del neoliberalismo como liberalismo despojado de anticlericalismo. Mientras que el liberalismo anglosajón no tuvo mayores problemas con la religión, ese no fue el caso del liberalismo en el continente europeo, donde fue asimilado al materialismo racionalista que se mostraba incompatible con el catolicismo. Explica Ghersi:
“La influencia de la Ilustración y de la Revolución Francesa ayudó a que el desarrollo de las ideas liberales viera como perteneciente al viejo régimen todo vestigio de religiosidad, enfrentándose consiguientemente los liberales con los creyentes. De alguna manera esto marcó el siglo XIX latinoamericano, pues no se exagera si se dice que esa centuria estuvo caracterizada por la guerra civil entre liberales y conservadores”[7].
En conclusión debemos desechar el uso del concepto de neoliberalismo, especialmente en Latinoamérica, en donde existe una suerte de obsesión enfermiza con este concepto. Este concepto es una figura retórica y, como tal, resulta ser muy sugerente y persuasiva pero, en la realidad, es sólo un concepto reduccionista e inexacto que se encuentra al servicio de una ideología que históricamente ha rechazado el libre mercado , la propiedad privada, la actividad empresarial, el lucro, etc. Otra solución es crear un nuevo concepto que dé cuenta de manera fidedigna del complejo escenario político y económico que emergió tras el desplome del totalitarismo comunista. Dijo “escenario complejo” pues tras la debacle de los socialismo reales el nuevo orden que emergió ciertamente fue uno más liberal que el anterior, pero de ninguna manera podemos afirmar que se estableció el régimen neoliberal a nivel mundial, entendiendo por este concepto una suerte de imperialismo o fundamentalismo de mercado. Lo que se desplomó a finales de la década de 1980 fue la versión más enfermiza e intrusiva de estatismo que predominó en Rusia y Europa oriental. Por otro lado, los Estados de bienestar europeos siguieron intactos e incluso aumentaron su influencia tras el final de la Guerra Fría. En suma, la realidad política y económica de los diversos países en la actualidad hace imposible que se pueda reducir tal escenario a un solo concepto que daría cuenta de aquella compleja realidad: el neoliberalismo.
Artículos complementarios
En busca del Neoliberalismo (1): ¿De qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)
En busca del Neoliberalismo (2): Los 13 Mandamientos (por Jan Doxrud)
En busca del Neoliberalismo (3): Más interpretaciones (por Jan Doxrud)
En busca del Neoliberalismo (4): El análisis de Michel Foucault (por Jan Doxrud)
En busca del Neoliberalismo (5): ¿Un nuevo liberalismo? (por Jan Doxrud)
Fin parte 5
[1] Ibid., 294.
[2] Ibid.
[3] Ibid., 307.
[4] Ibid., 302.
[5] Ibid., 298.
[6] Ibid., 299.
[7] Ibid., 305.