Breves palabras sobre el ateísmo (por Jan Doxrud)
En este escrito reflexionaremos brevemente sobre una mal entendido concepto: ateísmo. El epicúreo Filodemo, clasificaba el ateísmo como sigue:
a) Los que dicen que es imposible saber si existen los dioses o qué aspectos tienen.
b) Los que manifiestan abiertamente que los dioses no existen.
c) Los que lo reconocen implícitamente.
Con el paso de los años, el ateísmo comenzaría a adquirir tintes negativos y terminaría siendo utilizado para difamar a las personas. Como explica el historiador y académico de la Universidad de Groningen, Jan N. Bremmer, el concepto “ateo,” tal como era utilizado por Platón, significaba “carente de Dios”, “sin dioses” y “olvidado por los dioses”. Tal rótulo se aplicaba tanto a aquellos que negaban la existencia de los dioses de la ciudad, así como también a aquellos que negaban la existencia de otras deidades. Recordemos que a Sócrates se le acusó de negarse a reconocer los Dioses de la ciudad y de hablar de nuevos poderes o daimoia. Pero resulta paradójico que, durante un período largo de la historia humana, fueron los primeros cristianos quienes fueron considerados como ateos, como fue el caso de la acusación de un gobernador romano contra Policarpo quien finalmente fue martirizado.
Bremmer añade que Tatiano, en su “Oratio de Graecos” llegó a señalar que los paganos llamaban a los cristianos “atheotatous”, esto es, “los más ateos”. Incluso dentro de las mismas filas de los primeros cristianos, estos se acusaban entre sí de ateísmo debido a las opiniones divergentes que mantenían. Tal fue el caso de Justino quien, en sus “Dialogos contra Tryphonem”, tildaba de ateos y herejes impíos a otros cristianos. Pero los cristianos también aplicaron el concepto a los adeptos a otras religiones como fue el caso de Orígenes quien hablaba de “politeísmo ateo” o “ateísmo politeísta”. Por su parte, como señala Bremmer, Clemente de Alejandría afirmaba que los verdaderos ateos eran aquellos quienes no creían en Dios y en su Providencia.
Vemos, pues, que como todo concepto, el de ateísmo es uno que nació en un período histórico determinado (antigua Grecia) y, a partir de su nacimiento, ha sufrido numerosas mutaciones en lo que respecta a su significado.
Ahora regresemos al tema central del artículo. ¿Es el ateísmo una creencia? ¿Es acaso una “no” creencia?¿Es el ateísmo una visión de mundo? ¿Es el ateísmo lo opuesto a la religión? ¿A qué clase de religión? ¿Es el ateísmo inmoral? ¿Es el ateísmo nihilista? ¿Acaso no somos todos, en alguna medida, ateos en relación con otras creencias religiosas? ¿Acaso algunos no son ateos respecto al severo Dios de Martín Lutero, al Dios calvinista que premia la ética del trabajo y la riqueza? ¿No son muchas personas ateas en relación a Alá o a Yahvé? Ciertamente cuando hablamos de ateísmo lo hacemos en relación a aquellas religiones teístas, que postulan la creencia en la existencia de uno o más dioses. Ahora bien, cabe precisar que existen casos de religiones teístas, pero que NO son monolátricas, es decir, no restringen el culto a un Dios, sino que también a otras figuras . No es de extrañar que algunos conciban el catolicismo como una religión monoteístas (creencia en un solo Dios) pero que permite el culto a varios santos y a la Virgen María (es decir, no es una religión monolátrica). Estas son algunas de las cuestiones a las que intentaré dar respuesta a lo largo de este escrito.
Quisiera advertir que no me referiré al “agnosticismo” que erróneamente suele considerarse como una posición media entre el teísmo y el ateísmo. Para ser breve, resulta que el agnosticismo no trata sobre la existencia o no existencia de Dios, sino versa sobre un problema espistemológico, esto es, la imposibilidad de “conocer” a Dios o lo sobrenatural. Es por ello que puede haber incluso agnósticos ateos y agnósticos teístas. El punto es que Dios es la “Otredad radical” y, por ende, rebasa completamente nuestra capacidad cognoscitiva, de manera que en lugar de hablar de Dios, dioses o lo sobrenatural, es mejor guardar silencio.
Comencemos por el concepto de teísmo, que hace referencia en la creencia en un Dios (monoteísmo) o en varias deidades (politeísmo). Hay que aclarar que, si bien todo teísmo es religioso, no necesariamente toda religión debe ser necesariamente teísta. El concepto de religión es complejo y a veces las personas tienden a reducir o aplicar tal concepto a las tres principales religiones monoteístas:Cristianismo, Judaísmo e Islam. O denominan religión a sistemas de creencias y prácticas que en realidad no son religiones lo cual se debe a que no tenemos otra concepto para denominarlo.
Pero en realidad el mundo de las “religiones” es mucho más rico y diverso. Cómo señala el antropólogo David Eller, el teísmo es una forma particular de religión y el monoteísmo no es la regla, sino que más bien la excepción y una rareza dentro del mundo de las religiones (en lo que sigue de este escrito utilizaremos el concepto de religión por mera comodidad, aunque soy consciente de que al concepto ni siquiera existe en la lengua de otras culturas) Ahora bien, podríamos adoptar la definición de religión que dio el sociólogo francés Emile Durkheim. Para él, la religión era un sistema solidario de creencias y prácticas relativas a las cosas sagradas que reúnen en una misma comunidad moral a todos aquellos que se adhieren a ella. Más recientemente el sociólogo alemán, Ulrich Beck, en su libro Un Dios Personal,, llamaba la atención sobre la compleja tarea de definir qué es religión:
“(…) una definición de religión tiene que tener suficiente alcance para no referirse sólo a las religiones históricas, sino también a la variedad de movimientos espirituales y religiosos que, siendo nuevos, disfrutan de un número creciente de fieles dentro y fiera de la religión”. (
David Eller realiza la siguiente clasificación dentro del mundo de las religiones:
Religión se divide en
I) No-Teístas:
1) Animinsmo
2) Animatismo
3) Cultos a los ancestros
4) Sistemas éticos no teístas.
II) Teístas:
1) Politeísmo
2) Monoteísmo que, a su vez se divide en:
a-Judaísmo
b-Islam
c-Otras (Sikhismo)
d-Cristianismo que, a su vez, se divide en:
-Metodistas.
-Baptistas
-Luteranos
-Anglicanos
-Híbridos
-Otros
Por ende tenemos una gran variedad de “religiones”, donde algunas creen en un Dios, en varios dioses, en fuerzas de la naturaleza, en espíritus o en una energía que permea todo el universo. Por ende, cuando se habla de ateísmo, debemos precisar qué se quiere decir con ello, vale decir, ateísmo respecto a qué. En este caso el ateísmo podría significar el NO CREER en Dios. ¿Pero es esta primera definición correcta? El error de esta definición es explicar el ateísmo en términos de creencia, es decir, el ateísmo sería la NO CREENCIA en Dios. Pero en realidad el ateísmo es la AUSENCIA DE CREENCIA en Dios (ateísmo negativo o apofático). Pero demos un paso más allá y digamos que el mismo concepto de ateísmo resulta ser reduccionista puesto que establece un rótulo sobre la persona: el ateo es una persona que no cree en Dios y se define como tal ante la vida.
Pero resulta que la cosmovisión de una persona que carece de una creencia en Dios o en dioses es muchos más amplia y no se reduce en un negar a tal Dios o dioses. Es por ello que se pueden utilizar otros términos como el de “naturalismo sistémico”, en el sentido de que los ateos son personas que carecen de cualquier creencia no sólo en Dios o dioses, sino que de cualquier mundo que trascienda al mundo propiamente “natural”. Lo que existe es la naturaleza y sus manifestaciones que emergen de las interconexiones existentes, puesto que la naturaleza es concebida como compuesta por diversos sistemas que interactúan (sistemismo). En este sentido serían materialistas, pero no el materialismo vulgar o fisicista como el de René Descartes, esto es, res extensa = materia = extensión, sino que el materialismo emergentista (por ejemplo, pensamiento = propiedad emergente de la interacción entre las neuronas, neuronas que, por lo demás, son materiales).
Dejando de lado la ontología y cosmología atea, tenemos que sistema de valores del ateísmo no se fundamenta en ningún ser divino o revelación, sino que en valores objetivos y universales, de manera que la célebre frase de Iván Karamazov “Si Dios no existe todo está permitido” sería totalmente falsa. Tampoco tendría sentidos para los millones de ateos la afirmación de Benedicto XVI de que el ateísmo práctico constituye un peligro para la fe. Este tema del ateísmo práctico había sido abordado por el influyente filósofo y teólogo católico Jacques Maritain. De acuerdo a Maritain, los ateos prácticos son aquellos que efectivamente piensan que creen en Dios, pero que en realidad (en la práctica) niegan su existencia en cada una de sus acciones y por el testimonio de su conducta. Ahora bien, cabe destacar este concepto de “ateísmo práctico” que constituye todo un desafío para aquellas personas que sólo piensan que con creer en Dios basta, pero que en su vida a diaria actúan como si Dios no existiese. Sea como fuere, para una persona que no cree en Dios carece de sentido el concepto de ateísmo práctico, puesto que no existe ninguna conexión entre acciones morales y la creencia en un Dios o dioses. En otras palabras, la ética y la moral no necesitan de ninguna religión para existir aunque, por supuesto, existen millones de personas que dirán que la moral le viene dada de su religión o de algún sistema filosófico, lo cual es cierto. Lo que no es cierto es que la ética tenga que “necesariamente” derivar de la religión, independiente de que esta ha sido moldeada por creencias religiosas.
Prosigamos con otro error que suele cometerse: el ateísmo es inmoral e, incluso, criminal, puesto que carece de una moralidad sobrenatural o revelada por Dios a través de un profeta. Resulta que el ateísmo no es una suerte de cosmovisión unificada, puesto que podríamos decir que Lenin, Stalin y Pol Pot eran ateos (si realmente eran verdaderos marxistas = la religión es el opio del pueblo), pero hay numerosos místicos y personas sensatas y bondadosas que también no creen en dios, dioses o en un mundo natural. Por ende, el ateísmo no se traduce en una cosmovisión y un sistema de valores únicos que, supuestamente, compartirían todos los ateos. Para decirlo crudamente, no porque una persona no crea en Zeus, Osiris o elfos, este va a tener una cosmovisión particular (junto a todas las demás personas que no creen en Zeus, Osiris o elfos).
En virtud de lo anterior resulta completamente falaz criticar el ateísmo equiparándolo, por ejemplo, con el comunismo (o el existencialismo). El razonamiento es el siguiente: Stalin y Mao eran ateos-comunistas, ambos regímenes acabaron con la vida de millones de personas, tales regímenes eran ateos-comunistas, por ende el comunismo ateo es criminal. Peor aún, si extendemos el razonamiento, entonces cualquier ateo en el mundo estaría de acuerdo con sus “compañeros ateos” Stalin y Mao, en virtud de lo que David Eller denomina, “culpabilidad por asociación”. Cualquier persona intelectualmente honesta considerará el caso anterior una falacia, puesto que un Mao o un Stalin no masacraron a su propia población en nombre del “ateísmo”, sino que más bien en una religión secular (comunismo) que estaba dispuesta a eliminar a cualquiera que estuviese en contra de los postulados de Marx o Lenin.
Por ende, tenemos que el ateísmo es plural, hay ateos implícitos que simplemente viven sus vidas sin preocuparse de Dios, dioses o mundos sobrenaturales. También existen los ateos críticos que son personas bien formadas y con un acabado conocimiento de las religiones (suelen incluso saber más de religión que los propios creyentes). Dentro de estos ateos críticos hay algunos que suelen ser más combativos y hostiles a las religiones teístas por lo que también reciben el nombre de anti-teístas.
El filósofo italiano, Paolo Flores d’ Arcais, en un diálogo con el entonces Papa Benedicto XVI señalaba: (…) ser ateo significa simplemente considerar que todo se juega aquí, en nuestra existencia, infinita e incierta (…) Y precisamente porque todo se juega aquí, en el horizonte de esta existencia, sobre esa base se establecen las alianzas, las solidaridades, los conflictos y los choques”.
Regresemos a las preguntadas planteadas al comienzo:
-¿Es el ateísmo una creencia?
No, si entendemos por esta creencia como una de carácter unificada y compartida por todos los ateos.
-¿Es acaso una “no” creencia?
Explica mejor el ateísmo, puesto que el ateo simplemente carece de creencia, pero de creencia en Dios, dioses o lo sobrenatural o cualquier realidad supranatural que no pueda ser corroborada por la ciencia. Es por ello que el nombre tampoco les acomoda, puesto que no los define.
¿Es el ateísmo lo opuesto a la religión? (opuesto no entenderlo como un “estar contra”)
Si por religión entendemos las monoteístas que postulan la existencia de un Dios, entonces ciertamente el ateísmo está en las antípodas del la religión. Si aún se rindiera culto a los dioses griegos, romanos o nórdicos, el ateísmo igualmente se opondría a estas religiones o a la alabanza de cualquier otro ídolo.
¿Es el ateísmo inmoral? ¿Es el ateísmo nihilista?
No, un argumento completamente falaz. Ahora bien, claramente pueden haber ateos inmorales, así como existen también musulmanes, judíos, buddhistas o católicos inmorales. El ateísmo no se limita a negar, ni postula una suerte de relativismo moral o un nihilismo valórico (aunque pueden haber ateos que lo hagan) Simplemente su moral se fundamenta a partir de la razón y no de una revelación divina. En otras palabras, la existencia de valores objetivos yuniversales son compatibles con personas que no creen en Dios o dioses.
¿Tiene sentido autodenominates como ateo?
Son sólo rótulos pero, para quien no cree en Dios o dioses, no tiene mucho sentido autodefinirse por lo que uno no cree. Dicho de otra forma usted tampoco cree en los unicornios o los duendes, de manera que no anda por la vida autoproclamándose como “aunicornista”, “aduentista”
Lecturas
1-Atheism, The case against God (George H. Smith)
2-The Cambridge Companion to Atheism.
3-Atheism Explained, from folly to philosophy (David Ramsay Steele)
4-Atheism Advanced (David Eller)
5-En Dios Personal, la individuación de la religión y el espíritu del cosmopolitismo (Ulrich Beck)
6-Benedicto XVI y Paolo Flores d'Arcas, ¿Dios Existe?
7-Philosophers withou gods, meditations on atheism and secular life (Louise M. Antony, ed.)