1/2-Algunas palabras sobre el concepto de Imperio (por Jan Doxrud)

1/2-Algunas palabras sobre el concepto de Imperio (por Jan Doxrud)

En el presente artículo examinaremos el concepto  de “imperio”. Junto con esto, aparecerán necesariamente otros conceptos relacionados que también abordaré como es el caso de imperialismo, Estado-nación y colonialismo. Como ya he enfatizado en otros artículos, es importante tener presente que  todo lo que sabemos se encuentra mediatizado por el lenguaje, de manera que pensamos, conocemos e interpretamos el mundo con ayuda del lenguaje. Por ende, es importante tener presente que para comprender un concepto, una red de conceptos y la relación entre estos, debemos necesariamente comprenderlos con precisión.

Es necesario tener presente lo anterior puesto que el lenguaje es una herramienta que utilizamos para pensar, comunicarnos, opinar, etc., por lo que si la herramienta es defectuosa, también lo será nuestra manera de pensar y comunicar aquello que pensamos. Por lo tanto debemos saber abordar con precisión los conceptos que utilizamos  a diario, lo que significa saber delimitar su significado y purgarlo completo todo contenidos emocionales y elementos arbitrarios (como suele suceder con el concepto de imperio e imperialismo).  En otras palabras, si tenemos un concepto “A”, podemos señalar que comprendemos tal concepto – al menos –  si somos capaces de distinguir “A” de  todo lo que no es “A”, para evitar así cualquier ambigüedad y vaguedad.

En el caso del concepto de imperio, el lector se encuentra ante uno familiar, de manera que al leer o escuchar este concepto, podrá  aplicarlo a casos concretos de la historia: Imperio macedonio, imperio romano, imperio chino, etc. También puede vincularlos con otros usos como imperialismo europeo, soviético o estadounidense.  Incluso podrá pensar en algunas películas que ha visto como “El último emperador”, “El imperio contrataca” (Guerra de las Galaxias) o el “Imperio del Sol” (por lo demás, cada una de estos títulos da un uso específico al concepto de imperio). Junto con lo anterior,  el lector podrá asociar el concepto de imperio con otros conceptos, como por ejemplo, el de territorio, dominio, grandeza,  violencia, guerra, conquista, colonias, súbditos, etc.

Por último, el lector podrá tener algunas actitudes (creencias que van de la mano con un juicio) frente al concepto en cuestión, los que se traducen en juicios de valor que tienden a teñir este concepto lo cual puede constituir un obstáculo para comprenderlo (lo mismo sucede con otros concepto que tienen un fuerte contenido emocional como la democracia). Así, como existen prejuicios y estereotipos en torno a personas o grupo de personas, también existen en torno a los conceptos, y debemos ser conscientes de estos para poder comprenderlos (en este caso, el de imperio). Como explica la filóloga española, María Elvira Roca Barea, en su polémico libro “Imperiofobia y Leyenda Negra”, es importante no solamente estudiar la evolución de las palabras, como se generan y pierden sentidos, sino que también de la contaminación ideológica y las manipulaciones deliberadas.

Dicho esto, comencemos a explorar el concepto de imperio. Cabe señalar que algunos temas no los desarrollaré con profundidad por lo que dejaré al final del artículo mis otros artículos en donde abordo temas tales como el Estado y nacionalismo.  Entremos en materia. Como explica Anthony Pagden en su ensayo titulado “Avatares del concepto de Imperio: desde Roma hasta Washington”, el término imperio deriva de “imperium” consistente en la esfera de autoridad que tenían los magistrados romanos, de manera que el Imperator era el que ejercía el imperium. Así, Pagden destaca el hecho de que este significado de imperio – un particular tipo de poder –  difiere de aquel con el cual nosotros estamos habituados: una forma o tipo particular de Estado. Paso seguido el autor destaca que el concepto de imperio también se relacionaba con el “gobierno de la ley”, en otras palabras, como un instrumento de paz. En virtud de lo anterior Pagden recuerda las siguientes palabras de Virgilio en la Eneida:

“gobernar las naciones con imperium, en eso debe consistir vuestra arte: coronar la paz con la ley, perdonar la vida a los humillados y domesticar a los orgullosos en la guerra”

Un tercer significado que destaca el autor es el territorial, es decir, para designar un tipo de Estado y el territorio sobre el cual se ejercía la autoridad. Este territorio, por lo demás, era uno vasto, tal como lo expresó Tácito: “el inmenso organismo imperial” (inmensum imperii corpus). Añade Pagden que el imperio no era la única forma de gobierno sino que era la única que estaba por encima de las demás. En palabras del autor:

“En otras palabras, como todos los romanos desde la era de la República hasta la del Principado habían reconocido tácitamente, el “imperium”, o como nosotros diríamos, la “soberanía”, nunca podría ser indivisible. Ningún poder podía ser de rango superior, pero se admitía que hubiera muchos de rango inferior”.

Por su parte,  el sociólogo británico Krishan Kumar en su libro “Imperios” nos habla de los esfuerzos de los estudioso de encontrar patrones comunes que vincularan a todos los imperios existentes en la historia. Pero sucede que, en la actualidad, tal esfuerzo no ha rendido frutos adoptándose una actitud más cauta, distinguiéndose así distintas clases y períodos de imperios. Ahora bien, Kumar igualmente explica que existe cierto consenso generalizado  sobre lo que constituye un imperio en el nivel más general y el referente esencial es el Imperio Romano. De acuerdo con el sociólogo el concepto de imperio derivado de Roma  “puede adaptarse, sin demasiado esfuerzo, a la mayor parte de entidades políticas que solemos denominar imperios, incluyendo aquellos que, como el asirio y el persa, precedieron al romano”.

Respecto al término mismo, Kumar explica que en su “sentido principal, original y más duradero”, el concepto de imperium – y tal como lo vimos con Pagden – hacía referencia al poder del magistrado otorgado legalmente y que debía aplicar la autoridad. Junto con esto, el concepto tenía también un uso militar puesto que el imperium era también otorgado al comandante militar supremo. Como señala el autor, tanto César como Augusto recibieron del Senado el título de imperator, término utilizado en la República “otorgado a un general victorioso por aclamación del ejército en el campo de batalla”. Debido a que los siguientes gobernantes del imperio recibieron tal título – con la excepción de Tiberio y Claudio – Kumar afirma que el concepto de imperator trascendió su sentido puramente militar para adoptar connotaciones de gobierno político.

Así, siglos después el monarca perteneciente a la dinastía Tudor – Enrique VIII – afirmaba en la “Ley de restricción de apelaciones” (1533) que el reino de Inglaterra “es un imperio”. ¿Qué se quería dar a entender con esta afirmación? La respuesta es que el monarca no reconocía a nadie, ninguna autoridad o poder por encima de él en su reino, de manera que su gobierno era soberano y absoluto. Otro aspecto que destaca Kumar sobre esto es que el tamaño y el poder no eran criterios determinantes a la hora de emplear el concepto de imperio (teniendo en consideración que el reino Tudor tenía un poder moderado y un tamaño modesto señala el autor). En suma, el concepto de imperio era sinónimo de soberanía pero, con el tiempo, este concepto se extendería para abarcar el objeto sobre el que se ejercía ese imperium, esto es, el territorio.

La herencia territorial recibida por Carlos V

En virtud de lo anterior, el concepto de imperio mantuvo su vínculo con el de soberanía pero se fusionó con el de un gobierno que se extiende sobre una vasta extensión territorial habitada por distintos pueblos. Es este último significado el que se ha vuelto habitual en el lenguaje de las personas, es decir, “una organización política que incluye poblaciones de muchas y diversas razas y etnias (…)”. Continúa explicando Kumar que hacia el siglo XVIII los dos componentes centrales de la idea de imperio, esto es, entendido como soberanía y la de gobierno sobre territorios extensos, estaban firmemente establecidos. Añade que serían los logros de algunos estados europeos como los imperios de ultramar de España y Portugal y, posteriormente, Inglaterra, Francia y Holanda los que “dieron a la palabra imperio su connotación moderna”.

Llegado a este punto ¿es posible llegar a una definición de imperio? En su libro “Imperios”, Jane Burbank y Fredrick Cooper definen el imperio como grandes unidades políticas estatales expansionistas que mantienen jerarquías y diferencias a medida que van incorproando a otros pueblos.

Kumar aborda la definición del académico de la Universidad de Columbia, Michael Doyle, para quien un imperio constituye “una relación, formal o informal, en la que un estado controla la soberanía política efectiva de otra sociedad política (…) El imperialismo es tan solo el proceso o las políticas para establecer un imperio”. Kumar destaca algunas ideas que se desprenden de esta definición como la de metrópoli, periferia, flujo unidireccional de poder, asimetría de poder, subordinación o dependencia. Otro autor que Kumar trae a la palestra es el historiador Moses Finley quien se quejaba de aquel hábito de identificar cualquier estado con un territorio extenso con el concepto de imperio. La razón de esto es que lo medular de este concepto es el ejercicio de la autoridad sobre otros estados.

Aquí llegamos a otros dos conceptos importantes: imperialismo y colonialismo. El primer concepto, explica Kumar, se habría introducido en la segunda mitad del siglo XIX mientras que el segundo, como término general, se adoptó en la década de 1950 y 1960 (y desplazaría hasta cierto punto al de imperialismo). Si bien el concepto de imperialismo fue un término positivo en la segunda mitad del siglo XIX, autores como Hobson y Lenin lo transformaría en uno de carácter peyorativo. Citando a Hobsbawm como parte de la tradición marxista, Kumar explica que el concepto de imperio sufrió una transformación que lo separa de los imperios precapitalistas debido a su carácter económico dando origen si a un nuevo tipo de imperio: el colonial

De acuerdo con Lenin, uno de los rasgos más característicos del capitalismo era el enorme crecimiento de la industria, así como también la rápida concentración de la producción en empresas cada vez de mayor tamaño. Así, el líder bolchevique nos muestra una serie de datos estadísticos de comienzos del siglo XX sobre el caso alemán y estadounidense  en donde se confirmaría la tendencia del capitalismo a la concentración. Mas adelante el autor realiza un resumen de la historia de los monopolios.

En primer lugar destaca una primera etapa que va de1860 y 1870 que constituye el cénit del desarrollo de la libre competencia y en donde los monopolios se encuentran en un estado embrionario apenas perceptible. En segundo lugar está el período posterior a la crisis de 1873 en Estados Unidos, en donde comienzan a desarrollarse los carteles que constituyen aún una excepción. Finalmente llegamos a los años finales del siglo XIX y comienzos del XX, en donde los carteles se transforman en la base de la vida económica y es aquí, de acuerdo con Lenin, donde el capitalismo se ha transformado en imperialismo.

Para Lenin este imperialismo entendido como la “fase superior del capitalismo” se caracteriza ya no solamente por la explotación de una clase social por otra, sino que la explotación de las naciones pobres por las naciones ricas cuyos Estados se transforman en uno de carácter “rentistas” y “usureros”. Este pensamiento arraigaría profundamente no solo en el comunismo internacional sino que en los economistas del desarrollo, estructuralistas y economistas ligados a la Cepal.  Esta estela de leninismo lo podemos ver autores como el intelectual y crítico literario Edward Said su libro “Culture and Empire” en donde señala que  el "imperialismo" significa “la práctica, la teoría y las actitudes de un centro metropolitano dominante que gobierna un territorio distante”. Añadía que el concepto de  "colonialismo", era una consecuencia del imperialismo y que consistía en “la implantación de asentamientos en territorios lejanos”.

A diferencia de lo planteado por Lenin y otros intelectuales marxistas, el economista austriaco Joseph A. Schumpeter el imperialismo moderno constituía una de las herencias del estado monárquico absoluto y no del capitalismo, puesto que la "lógica interna" de este sistema económico “nunca lo habría desarrollado”. Añade Schumpeter las fuentes del imperialismo provienen de la política de los príncipes y las costumbres de un medio precapitalista. Para Schumpeter el concepto de imperialismo implicaba agresividad pura siendo ese su fundamento real y no los fines perseguidos en el momento.

Así, el imperialismo es el deseo de expansión, guerra y  dominio. De acuerdo con el economista austriaco la valoración de la conquista no radica en las ventajas que esta puede traer, sino en el hecho de ser  actividad y éxito, lo cual explica su “tendencia hacia el infinito hasta el agotamiento de sus fuerzas, y su lema: plus ultra”. Finalmente Schumpeter define el imperialismo como una “disposición sin objeto de un estado a la expansión por la fuerza sin límites asignados”.

Por su parte, Kumar no concuerda con esta concepción marxista-leninista del imperio puesto que incurre en un reduccionismo economicista que deja fuera otras dimensiones igualmente importantes. Si bien la dimensión económica es sin duda relevante, el autor señala:

“(…) eso no significa que podamos ignorar los factores militares, políticos o ideológicos en su creación, o verlos tan solo como rasgos superficiales de una motivación básicamente económica. En ese sentido pertenecen a la misma especie que otros imperios del pasado, remontándonos hasta Roma y más atrás. Es muy posible que existan importantes diferencias entre los imperios antiguos y modernos, pero el énfasis en la economía no parece llegar al núcleo del asunto”.

Artículos complementarios

(I) Reflexiones en torno al nacionalismo (por Jan Doxrud)

(II) Reflexiones en torno al nacionalismo (por Jan Doxrud)