1/8-Guerra y Guerrilla (por Jan Doxrud)

Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum

Vegecio. De re militari

1) Guerra y Guerrilla (por Jan Doxrud)

En esta serie de artículos me referiré a la figura del partisano y la guerra de guerrillas, siendo esta última un tipo táctico de guerra. No era mi intención abordar aquí el concepto mismo de guerra, ya que es muy extenso, pero igualmente me vi obligado a hacer referencia a algunas ideas relacionada con esta. Por ende,  en primer lugar  abordaré el concepto de guerra apelando a una lista no exhaustiva de autores, para posteriormente pasar a examinar la teoría del partisano de Carl Schmitt, así como también la guerra de guerrillas (a partir del artículo nº4), tal como lo plantearon teóricos como Lenin, Mao y Guevara entre otros. Cabe añadir que este escrito no trata sobre estrategia, táctica o de armas. Lo que pretendo es simplemente una reflexión en torno a los conceptos de guerra y de guerrilla, así como la lógica que subyace a estas.

Es sabido entre los expertos que uno de los grandes teóricos de la guerra y punto de partida casi obligado para abordar este tema fue  Carl von Clausewitz (1780-1831) y sus ideas plasmadas en un libro póstumo titulado “De la Guerra”. Sin entrar en detalles, Clausewitz parte abordando el tema desde una óptica abstracta para posteriormente pasar a las guerras realmente existentes.  Así el autor señala que la guerra no es más que un duelo en una escala más amplia. Tal duelo toma la forma de dos luchadores, en donde cada uno trata de imponer al otro su voluntad por medio de la fuerza física. En virtud de lo anterior, el propósito inmediato de uno de los contendientes es derribar al adversario y privarlo de toda resistencia.

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Así, Clausewitz afirma que la guerra es “un acto de violencia para imponer nuestra voluntad al adversario”. Más adelante añade:

“(…) la guerra es un acto de violencia y no hay límite a la manifestación de esta violencia. Cada adversario impone su ley al otro y esto redunda en una acción recíproca que, teóricamente, sdebe llegar a sus últimas consecuencias. Esta es la primera acción recíproca que se nos presenta y el primer extremo”.

La violencia de las que nos habla Clausewitz es una de carácter físico y no moral, puesto que esta última no existe fuera los conceptos de ley y Estado. La violencia es por ende, el medio y su objetivo es imponer la voluntad al enemigo desarmándolo o destruyéndolo . Este desarme implica someter la voluntad del enemigo colocándolo en una posición desventajosa. Clausewitz afirma que las fuerzas militares tienen que ser destruidas o dejarlas en un estado tal que no puedan continuar luchando. Junto a esto el territorio debe ser conquistado pero, Clausewitz advierte que mientras no se haya sometido la voluntad no se puede afirmar que la guerra haya concluido.

Así, las opciones son desarmar al enemigo de hecho o colocarlo en tal condición que se sienta amenazado por la posibilidad de que sea desarmado. Por más que esta violencia, propia de la guerra, vaya acompañada de la inteligencia, es imposible no derramar sangre y no ser brutal en este proceso de alcanzar este objetivo final. Junto a la violencia física y la brutalidad, Clausewitz también añade otro componente: las emociones. En este sentido Clausewitz se oponía a aquel enfoque matemático y científico de la guerra que menospreciaba la importancia de aquellos factores “espirituales” y anímicos. Ahora bien, esto no significa que la guerra sea una mera pasión ciega puesto que se encuentra dominada por el objetivo político. En palabras del teórico militar:

“Si la guerra es un acto de violencia, las emociones están necesariamente involucradas en ella. Si las emociones no dan origen a la guerra, esta ejerce, sin embargo, acción mayor sobre ellas, y el grado de la reacción depende, no del estado de la civilización sino de la importancia y duración de los intereses hostiles”. 

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Así, el autor señala que no se debe omitir el poder de las “fuerzas espirituales” y destacar únicamente las fuerzas físicas. En palabras de Clausewitz:, “el estado de ánimo tiene la más decisiva de las influencias sobre las fuerzas empleadas en la guerra”.

Otro rasgo de la guerra es la incertidumbre, el azar  y la permanente existencia de un margen para lo accidental. Junto con esto, Clausewitz destaca el carácter “camaleónico” de la guerra, así como también las distintas  tácticas  que pueden implementarse en vistas de alcanzar el objetivo último. ¿Qué entiende el autor por estrategia y táctica? En lo que respecta a la primera, esta enseña “el uso de los encuentros para alcanzar el objetivo de la guerra”, mientras que la segunda  “enseña el uso de las fuerzas armadas en los encuentros”. 

En palabras de  Raymond Aron, Clausewitz no distingue los conceptos de estrategia y táctica en virtud de la ampliación del campo de visión, sino que por la naturaleza de los medios. Para entender esto, Aron explica que Clausewitz se oponía a las ideas de Heinrich von Bülow (1757-1807) sobre este tema. Para Bülow la “estrategia” consistía en la ciencia de los movimientos bélicos fuera del campo visual del enemigo, mientras que la táctica caía bajo el campo visual del enemigo. 

En cambio, para Clausewitz, la  estrategia  determina el empleo racional de los medios violentos y no violentos. Estos medios incluyen las fuerzas vivas (o fuerzas armadas), las fuerzas muertas (recursos movilizables) y la voluntad o la opinión (del ejército y la población). En nuestros días se señala que la táctica se encuentra dentro de la estrategia,  de manera que la  táctica  se puede referir a las operaciones individuales que se llevan a cabo, como por ejemplo, la destrucción de puntos de abastecimiento, centros de comunicación. 

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Por otro lado la  estrategia  se refiere al planeamiento, directrices generales o al “plan maestro”, de manera que tiene una visión más de conjunto en virtud de la cual se diseñan las tácticas. Thomas Edwards Lawrence (1888-1935)  conocido como   “Lawrence de Arabia” explicaba que las tácticas eran los medios para la consecución del fin estratégico, los peldaños de la escalera. La estrategia era, por ende, la mirada sinóptica “que ve cada cosa bajo el prisma de la totalidad”. Añadía que cada uno de estos se encontraban 3 elementos a saber: algebraico (área a conquistar), biológico (vida, muerte y desgaste) y psicológico (coraje, determinación).

Volviendo al carácter camaleónico de la guerra, Aron interpreta esto en el sentido de que la guerra es otra de coyuntura en coyuntura, y compleja en cada coyuntura. En virtud de lo anterior el rol del estadista es “determinar la naturaleza propia de tal guerra singular, que a él le incumbe comprender o conducir”. Esto es algo que considerarían los futuros guerrilleros revolucionarios del siglo XX.

Otro factor crucial es la  información, esto es, el conocimiento del enemigo y de su territorio que, para el autor, constituye el fundamento de los planes y acciones. En otras palabras, para Clausewitz la táctica consiste en preparar y conducir individualmente los encuentros aislados, mientras que la combinación de unos con otros, para alcanzar el objetivo de la guerra, le corresponde a la estrategia.

Otro pasaje del libro guarda relación con los  vínculos entre política y guerra. Cabe recordar la advertencia de Aron en cuanto a que Clausewitz no elaboró los diversos sentidos de la noción de política. A esto añade el mismo autor que el teórico indicó solo una vez la amplitud de la política señalando que es “la que une y concilia todos los intereses de la administración interna, tanto los de la humanidad como todos los argumentos que puede hacer valer la inteligencia filosófica”.

Raymond Aron

Raymond Aron

Junto con lo anterior, Aron afirma que en Clausewitz, el objetivo político es la causa original de la guerra. En su célebre “Pensar la Guerra. Clausewitz” Raymond Aron (al cual he estado haciendo referencia) señala que los duelistas de Clausewitz, en la vida real son los Estados, en donde existe una clara primacía de la política en tanto que ella fija el fin. En palabras de Clausewitz, la guerra entre naciones civilizadas surge siempre de una circunstancia política y se pone de manifiesto por un motivo político. Si bien la política es una  inteligencia rectora  de la guerra, esta igualmente debe adaptarse a la segunda. En palabras del autor:

“La política por lo tanto, intervendrá en la acción total de la guerra y ejercerá una influencia continua sobre ella, hasta donde lo permita la naturaleza de las fuerzas explosivas que contiene”.