5) Oskar Lange: Economía Política Marxista y Planificación Central (por Jan Doxrud)
Otra idea central es el “carácter social” de la producción y la distribución, lo que nos viene a decir que estos dos procesos están históricamente condicionado y que, por lo tanto, han evolucionado a lo largo de siglo de historia. Lo anterior también nos viene a decir que el “trabajo” también tiene un carácter social (e histórico) por ejemplo, y sin ir más atrás, las formas de producción y distribución en el siglo XIV no eran los mismos que en la Inglaterra del siglo XIX y del Japón del siglo XXI.
Junto a este factor histórico está el social, el cual nos viene a señalar que el trabajo es un proceso de cooperación que se ha ido transformando a lo largo de los años, en donde se ha producido e intensificado la división del trabajo así como también la especialización en diversas actividades. Pero, independiente de la evolución del proceso productivo, el trabajo es un proceso de cooperación que no solo involucra a los trabajadores de una misma fábrica sino que también entre estos y trabajadores de otros países que producen otros bienes.
Estas relaciones de producción variarán históricamente y se han transformado a medida que la población ha aumentado y los regímenes políticos han mutado desde asociaciones simples hasta los modernos Estado-nación. Las relaciones de producción no eran las mismas en una economía doméstica agrícola que en el régimen disciplinario que imperaba en la fábrica y que sería perfeccionado bajo el taylorismo. Así, las relaciones de producción se pueden dar tanto dentro de las fábricas pertenecientes a diferente rubros y también entre las distintas unidades productivas que se complementan entre sí, desde aquellas etapas más lejanas del consumo hasta aquellas cercanas al consumidor final.
Un punto medular dentro de este tema es el régimen de propiedad. Como apunta Lange, la propiedad de los medios de producción constituye la relación social “sobre la que se basa todo el complicado sistema de relaciones humanas que tienen lugar en el proceso social de la producción”, de manera que que decide tanto las relaciones de producción como las relaciones de distribución.
Dentro de los tipos de régimen de propiedad el autor distingue entre la propiedad social, en donde los medios de producción son de propiedad común, esto es, de todos los miembros de la sociedad, mientras que bajo un régimen de propiedad privada, los medios de producción pertenecen a individuos aislados o a un grupo de personas. Añade el economista que una diferencia entre estas relaciones sociales con las relaciones de producción es que estas últimas son “inconscientes” de ellas. Por ejemplo, señala que un obrero de la fábrica textil de Manchester y un negro que trabaja en una plantación de algodón, no tienen consciencia de la relación existente entre ellos.
Pero, a medida que comienza la adquisición de conciencia de esta clase de relaciones de producción, comienzan a forjarse ideas que, de manera organizada y sistematizadas, conformarán los que el marxismo denomina como superestructura ideológica, que emerge de la infraestructura económica. Cuando estas ideas sociales son sistematizadas, Lange señala que pasan a denominarse como “ideología”. La superestructura de un modo de producción a aquella parte de las relaciones sociales “conscientes” que son indispensables para que exista tal modo de producción.
Por ende, se puede establecer que la superestructura ideológica es una beneficia, en el caso del capitalismo, a propietario de los medios de producción, es decir, el aparato político-coercitivo del Estado constituye un medio para mantener el orden establecido. Solo cuando se genera un cambio en la infraestructura económica, por ejemplo, en las relaciones de producción, entonces se generara un cambio en la superestructura. Esto es lo que Lange concibe como una de las “leyes de la sociología”: la ley de la correspondencia entre la superestructura y la infraestructura.
Tenemos pues que Lange se adhiere a la clásica ( y objetable) división del marxismo entre la base material y una superestructura ideológica, en donde existe una relación unidireccional desde la base hacia la superestructura (algo que ya he criticado en otro artículo. La superestructura resulta ser conservadora, que tiene a la rutina, al hábito y, por lo tanto a la costumbre, definida por Lange, como aquellas acciones que se realizan por la fuerza del hábito. De acuerdo a esto la úncia manera que se genere un cambio es que este comience en la infraestrutura económica.
Para Lange solo es en el proceso de producción donde donde “los hábitos y la rutina no pueden ser de larga duración, puesto que en este campo aparecen constantemente nuevos estímulos externos que obligan a los hombres a cambiar su comportamiento”. Lo anterior se traduce en la perturbación dentro de los modos de producción, puesto que se genera una contradicción entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, furto de las revolución en las técnicas de producción.
En suma se perturba la “primera ley fundamental de la economía política”: la correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas. Lo anterior se explica por el carácter lineal, progresivo y dialéctico (tesis – antítesis – síntesis) del materialismo histórico de Marx, idea heredada de Hegel (ver mi escrito al respecto) pero arrebatada del mundo de las ideas para aplicarlas a la realidad material. Como escribe Lange en una nota a pie de página:
“Marx y Engels tomaron de Hegel la noción dialéctica, pero, al hacerlo, transformaron la dialéctica de Hegel (…) en una dialéctica materialista, que concibe el mundo real como un proceso del desarrollo por medio de la aparición y eliminación de las contradicciones”.
Como podrá intuir el lector, este gran metarelato marxista caracterizado por la contradicción (tesis y antítesis) y la superación de las contradicciones (síntesis) culminará finalmente en la síntesis final, es to es, el reino de la abundancia, donde tanto las clases sociales como la propiedad privada habrán desaparecido: el advenimiento del comunismo. Con la formación del capitalismo industrial el gran protagonista de este metarelato es el proletario, el agente redentor y liberador que debe socavar el poder de su enemigo: el capitalista. Es por ello que la “lucha de clases” juega un papel central dentro del dogma marxista puesto que es el elemento que pone en marcha la dialéctica en dirección hacia la superación del capitalismo y el establecimiento del paraíso comunista.
Si la burguesía fue antaño la gran clase revolucionaria que sepultó el sistema feudal, ahora sería el proletario quien se convertiría en el sepulturero de la burguesía propietaria de los medios de producción poniendo fin así a al “explotación del hombre por el hombre. Esta es la ley fundamental del desarrollo de la historia y, como afirmó Engels en su discurso en el funeral de Marx en 1883: “Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana”. Por su parte, Lange escribió lo siguiente:
“La eliminación de estas contradicciones se logra al privar a las clases poseedoras de su privilegio social basado en las viejas relaciones de producción; es decir, por medio de la revolución social. Esto se efectúa, por regla general, no a través de cambios graduales, sino por medio de trastornos más o menos violentos, especialmente en la superestructura política y jurídica que protege las antiguas relaciones de propiedad de los medios de producción”.
En el caso de la revolución bolchevique de octubre de 1917 (que fue en realidad un mero golpe de Estado que eliminó la Asamblea Constituyente) Lenin se desvió de la ortodoxia marxista puesto que, por medio de la “vanguardia revolucionaria”, es decir, los revolucionarios profesionales, decidió acelerar el proceso revolucionario, esto es, no esperar a que se dieran las condiciones necesarias para que estallara la revolución. Marx esperaba que la revolución estallara en países altamente industrializados como Inglaterra o Alemania, pero no en un país agrícola con un incipiente sistema capitalista como era la Rusia de los Romanov.
De acuerdo a lo anterior tenemos que los principales conceptos de la economía política, como lo son la producción (el trabajo) y la distribución tienen un carácter histórico y social. Es por ello que en una sociedad pequeña que funciona en base al trueque no opera de la misma manera que una sociedad capitalista integrada por millones de cientos, productos e integrada por millones de personas, en donde se hace el uso del dinero para realizar los intercambios. Fuera de estas relaciones de producción, Lange distingue otra clase de relaciones como las que se dan en la vida familiar, las relaciones políticas ( originadas por a actividad coercitiva del Estado) y las relaciones jurídicas ( que resultan de la normas dictadas por el Estado).
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