9/22- La teoría económica de John Maynard Keynes (por Jan Doxrud)

La otra rama importante de esta disciplina es la macroeconomía ,la cual se refiere al desempeño gene-ral de la economía. La macroeconomía no existía siquiera en su forma moderna hasta 1936, cuando John Maynard Keynes publicó su revolucionaria obra  Teoría general del empleo, el interés y el dinero (…) En su nueva teoría, Keynes desarrolló un análisis de las causas de los ciclos de negocios, en los que alternan periodos de alto desempleo y elevada inflación.

Paul A. Samuelson y William D. Nordhaus. Economía. Con aplicaciones a Latinoamérica (19ed.)

9) La teoría económica de John Maynard Keynes (por Jan Doxrud)

En el Prefacio, Keynes escribió que su libro iba dirigido especialmente a sus colega economistas aunque también esperaba que fuese comprensible para quienes no lo eran. Añade que su libro era uno que marcaría nuevas rutas y que su objeto de estudio eran las fuerzas que determinaban los cambios en la escala de producción y de ocupación como un todo. Junto a esto agregaba que el principal objetivo del libro era ocuparse de las difíciles cuestiones teóricas y, solo de manera secundaria, de sus aplicaciones prácticas. 

Finaliza el Prefacio aseverando que las ideas que desarrollaba en su libro eran en extremo sencillas y obvias, de manera que la dificultad no radicaba en las ideas nuevas que proponía, sino que en rehuir de las viejas ideas “que entran rondando hasta el último pliegue del entendimiento de quienes han educado, como la mayoría de nosotros”. Es por ello que Schumpeter escribió, a propósito de la publicación de la “TG”:

“El resultado, presentado al mundo en 1936, parece haberle satisfecho completmente, sobre todo porque Keynes pensó que había sacado a la economía de 150 años de error para llevarla finalmente al terreno de la verdad definitiva”.

John Maynard Keynes

John Maynard Keynes

En cuanto al título del libro, “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”, Keynes explica que pretendía con esto contrastar sus argumentos y conclusiones con aquellas de la “teoría clásica” en la cual se educó y que dominaba el pensamiento económico de la época, así como también en la academia y los  gobernantes. A continuación Keynes afirma que los postulados de la teoría clásica sólo podían ser aplicados a un “caso especial” y no “en general”, puesto que “las condiciones que supone son un caso extremo de todas las posiciones posibles de equilibrio”. 

El autor llega a plantear que las carac­terísticas del caso especial,  supuesto por la teoría clásica, no eran las de la sociedad económica que se vivían en aquellos tiempos (década de 1930), con el consecuente resultado que sus enseñanzas “engañan y son desastrosas si intentamos apli­carlas a los hechos reales”.  No es de extrañar que esta clase de frases haya causado polémica entre sus colegas economistas. En el capítulo 24  Keynes señalaba lo siguiente:

“Nuestra crítica de la teoría económica clásica aceptada no ha consistido tanto en buscar los defectos lógicos de su análisis, como en señalar que los supuestos tácticos en que se basa se satisfacen rara vez o nunca, con la consecuencia de que no puede resolver  los problemas económicos del mundo real”. 

El enfoque que Keynes adopta en su obra es “macro”, es decir, se enfoca en agregados económicos como el consumo, el ahorro, el ingreso y la inversión, dejando de lado la determinación de los precios individuales que, como señalaba Eric Roll , formaba la médula de la teoría económica tal como se desarrolló a partir de finales del siglo XIX. Dentro de la obra de Keynes existen una serie de principios y conceptos importantes.  Ya  señalé primero  que es el énfasis en lo macroeconómico, esto es, en cantidades colectivas o totales.  En segundo lugar  tenemos la orientación a la demanda,  lo que Keynes denominaba como “demanda efectiva”, la cual nos dice que el volumen de la demanda agregada determina el nivel de empleo.  

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Esta idea que fue resucitada por Malthus, tal  como lo reconoce  Keynes en su ensayo sobre aquel autor, así como también en la Teoría General. Keynes se lamenta en el capítulo 23 de que el tema de la “demanda efectiva” (piedra angular de su sistema económico) haya desaparecido después de Malthus. El economista británico escribió que el gran enigma de la demanda efectiva se desvaneció de la literatura económica, quedando completamente ausente de los trabajos de Marshall, Edgeworth y Pigou, de cuyas manos ha recibido su mayor madurez la teoría clásica. Añadía Keynes  que “solo pudo vivir furti­vamente disfrazada, en las regiones del bajo mundo de Carlos Marx, Silvio Gesell y el mayor Douglas”. Queda así establecido un punto medular del sistema de Keynes: la demanda efectiva.

Como explica Rolando Astarita, Malthus rechazó tanto la teoría del valor trabajo así como también la “ley de Say”, defendiendo así  la idea de que era posible la sobreproducción general por falta de demanda. Continúa explicando el argentino que, en contra de Ricardo,Malthus se opuso a la idea de que el valor deriva exclusivamente del trabajo, puesto que precios surgían “de una suma de partes con distintos orígenes, y que la demanda sí cuenta en la formación del valor”.  Así, Astarita señala que para Malthus (y a diferencia de Ricardo) la ganancia que obtenía el empresario no se generaba en el proceso mismo de producción, sino que dependía de que la mercancía se vendiese a un precio que superase el costo, para lo cual es necesario que exista una demanda adecuada.  De acuerdo a lo anteriormente señalado, comenta Astarita:

 “Keynes compartía este argumento con Malthus, a quien reivindicó “como el primer economista de Cambridge” porque había elaborado la tesis de que “los precios y las utilidades están determinados por algo que describe, aunque no con demasiada claridad, como demanda efectiva”.

Teoría de la población de Malthus, que dio origen al término “catástrofe maltusiana”

Teoría de la población de Malthus, que dio origen al término “catástrofe maltusiana”

Como explica el ya citado  J. E. King,  a finales de la década de 1990, la mayor parte de los poskeynesianos estaban de acuerdo en que el principio de la demanda efectiva, esto es, que la producción y el empleo se encuentran normalmente constreñidos por la demanda agregada, constituía el núcleo analítico de la “TG”. En la misma línea, Hayek señalaba que los esfuerzos teóricos de Keynes eran guiados por una idea central– “axioma del que solo un lerdo podría dudar” en palabras de Keynes – y era la existencia de una correlación positiva entre el pleno empleo y la demanda agregada de bienes de consumo.

En su libro, el economista  británico las emprendió en contra de algunos economistas clásicos. Keynes señala en su obra que desde los tiempos de Say y Ricardo hasta los economistas clásicos, se había enseñado que la “oferta crea su propia demanda”. Como señalaba el economista marxista, Paul Sweezy (1910-2004), la “Ley de Say” sostiene que a

“una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad; en otras palabras, que no puede interrumpirse la circulación M – D – M, y, por lo tanto, no puede haber crisis ni sobreproducción. En suma, esta ley nos señala que los productos se cambian por productos.

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El economista español, Juan Ramón Rallo, señala que lo que esta ley nos dice es que los problemas de demanda son también problemas de oferta, puesto que para demandar uno tiene previamente que ofrecer, es decir, tiene que producir. En otras palabras, gastar sin producir vendría a ser robar, aunque puede darse el caso en que uno pueda demandar en función de lo que voy a producir (y no de lo ya producido) que es el endeudamiento: gasto hoy y pago mañana con mi producción futuro. Sea como fuere, el punto de Rallo es que la demanda viene limitada por la oferta ya sea pasada o futura. 

Así, una mercancía puede producirse de manera excesiva (sobreproducción) porque la producción de otras mercancías ha disminuido. Sucedió que Keynes rechazó esta idea puesto que podía suceder que la capacidad productiva no fuese absorbida por el gasto, entiendo este último como: consumo + inversión. Keynes se centra en el estudio del consumo agregado y la inversión agregada, los dos componentes del gasto. Como escribió Keynes en el capítulo V de su libro: 

Ingreso = valor de la producción = consumo + inversión

Ahorro = ingreso – consumo

Ahorro = inversión 

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