4) De las Ciencias Sociales a la Sociología (por Jan Doxrud)
“La investigación científica arranca con la percepción de que el acervo de conocimiento disponible es insuficiente para manejar determinados pro- blemas. No empieza con un borrón y cuenta nueva, porque la investigación se ocupa de problemas, y no es posible formular una pregunta —por no hablar ya de darle respuesta— fuera de algún cuerpo de conocimiento: sólo quienes ven pueden darse cuenta de que falta algo”.
Mario Bunge. La investigación científica.
Mario Bunge define esta la sociología como una ciencia social sincrónica que se centra en el estudio del sistema social independiente de su origen, ya sea biológico, cultural, político o cultural. Así, la sociología estudia sistemas sociales de toda clase y tamaños y, por ende, sus componentes, estructuras, entorno y mecanismos Añade que la sociología se solapa con otras ciencias sociales dando origen a la sociología política, socioeconomía, antropología social, sociolinguística, sociología económica, sociología del derecho y sociología del conocimiento. Bunge introduce una distinción entre sociología y “sociologismo”, siendo este último la concepción en virtud de la cual el ser humano se encuentra determinado exclusivamente por la estructura social, desterrando así el análisis de los mecanismos internos, las creencias, necesidades y aspiración de las personas.
Afirmaba el autor que esta disciplina se había mantenido en un estado de crisis permanente acentuada desde aproximadamente la década de 1970 ( desde 1930 había predominado la sociología de Robert K. Merton). Así, por ejemplo, se escuchan quejas de que la sociología se encuentra excesivamente fragmentada, que un número creciente de sociólogos jóvenes caen bajo la seducción de la literatura, que se ignoran problemas sociales serios, que se soslaya e, incluso, ridiculiza la teorización rigurosa y, por último (y como consecuencia de lo anterior), que abundan más bien profetas que sociólogos.
Si bien Marx y Engels han tenido un rol fundamental en el desarrollo de la sociología posterior, la verdad es que el marxismo en este aspecto se petrificó (como dogma que es) y no fructificó. El marxismo se quedó entrampado en un dualismo artificial y un falso reduccionismo a saber, la superestructura ideológica constituía un reflejo de la infraestructura económica ( relación mecánica unidireccional. Para que hablar de la falta de precisión conceptual en lo que respecta al concepto de estructura donde parece que el individuo simplemente no existe, así como también sobre el medular concepto de clase, pero que Marx nunca explicó. Marx ni siquiera distinguió entre clase, status (percepción generalizada del rango que se tiene en un sistema) y rol (funciones o tareas que el individuo cumple en un sistema), y más bien su concepción de clase se asemejaba más bien al de casta.
Marx supuso que la clase social constituía la fuente última de identidad y, sumado a esto, supuso también la existencia de una solidaridad innata entre los miembros de una misma clase, como era el caso de los proletarios. Pero dos guerras mundiales, así como también el prteccionismo económico demostraron que existen otras fuentes de identidad más fuertes como lo es el nacionalismo. Por lo demás, Marx incurrió en un grotesco simplismo puesto que, si bien existen clases sociales, los miembros de estas están lejos de constituir un bloque homogéneo con los mismos intereses, aspiraciones, ideología, etc. Por último la lucha de clases es un mero invento como la supuesta existencia de una lucha de razas, como lo sostenía el jurista y sociólogo polaco Ludwig Gumplowicz (1838-1909). Las luchas no giran exclusivamente en torno a las clases sociales así como tampoco en torno al género como algunos defienden actualmente. Por lo demás, si bien no toda lucha es negativa en sí misma, también los problemas pueden resolverse por medio de la cooperación.
A esto añade Bunge definiciones confusas (en realidad ininteligibles) como cuando Marx define al individuo como el conjunto de las relaciones sociales. Al respecto comentaba el autor:
“Pero esto es lógicamente insostenible, porque una persona es una cosa concreta, mientras que un conjunto —colección, clase, tipo— es un concepto. Los individuos son los elementos conectados por las relaciones; y el conjunto de todas las relaciones sociales en una sociedad dada es, por definición, la estructura de ésta”.
A esto añade Bunge:
“Marx postuló que las fuerzas económicas barren a las personas y son las “herramientas de la historia”. En términos generales, minimizó la importancia del medio ambiente natural, ignoró los rasgos biológicos y psicológicos de los seres humanos (excepto en lo que se refiere al sentimiento de alienación), se burló de la noción misma de naturaleza humana y no se interesó en los derechos del hombre. Al hacer excesivo hincapié en la matriz social de la acción individual, perdió de vista al individuo. Ésta es una de las claves del fracaso del marxismo en los campos de las ciencias políticas y de la administración”
Lo mismo puede decirse del “estructuralismo” que dominó en la intelectualidad francés en la primera mitad del siglo XX en donde la realidad social era reducida a solo uno de sus componentes: la estructura. Como da a entender Bunge las estructuras no existen por sí mismas y siempre que hablemos de estructura debemos decir: “estructura de…”. Elimine a los individuos y sus relaciones y no quedará estructura alguna.
Otro tema que aborda Bunge es la sociología de la ciencia, que es una rama de la sociología del conocimiento. Siguiendo a Robert K. Merton, la sociología del conocimiento se ocupa principalmente de las relaciones entre el conocimiento y otros factores existenciales de la sociedad o la cultura. Bunge reconoce la importancia de Karl Marx y Friedrich Engels por trazar los primeros esbozos de esta disciplina. También los denomina como los abuelos de la moderna sociología de la ciencia puesto que tuvieron unas intuiciones relevantes aunque imprecisas y en otros casos falsas. Por ejemplo los autores alemanes afirmaban que no era la conciencia del hombre la que determinaba su ser, sino que era su ser social el que determinaba su conciencia.
Frente a esto, Bunge explica que efectivamente la psicología del desarrollo y la psicología social han demostrado que el entorno “condiciona” la mentalidad de una pero. Paso seguido hace una precisión y es que el entorno social no la “determina” por completo puesto que el genoma, el sistema nervioso y la acción individual pueden ir a contracorriente de este. Marx y Engels (y sobre todo sus sucesores) establecían que la ciencia social estaba ideológicamente comprometida, lo que se traducía en que esta servía a los intereses de una clase social en particular. Resultado: el polilogismo, es decir, la fragmentación de la lógica y de las ciencias sociales de manera que tendríamos una ciencia social burguesa y otra proletaria (y, por ende una epistemología, una ontología y una metodología burguesa y proletaria). Lo mismo predicaban los nazis, salvo que en lugar de apelar a la clase social, lo hacía a la raza.
Frente a esto Bunge explica que, efectivamente, miembros de una clase social pueden compartir ciertos valores, intereses y creencias, pero estas así como también el científico social, pueden superar estos “límites de clase”. Por lo demás recordemos la diferencia entre contextos de descubrimiento y el contexto de justificación, tal como lo planteó Hans Reichenbach. En el primero puede influir nuestras creencias, ideología, etc , pero el segundo demandada pruebas, evidencia , justificación, argumentación racional, etc. Por ejemplo la Principia de Newton no tiene un contenido social, etnia, religión o género. Puede ser que el deísta Newton se interesó por la naturaleza para saber cómo actuaba Dios (contexto de descubrimiento) pero a la hora de justificar sus teorías, sus creencias religiosas son irrelevantes. Los descubrimientos y trabajos de Newton tampoco se explican por ser europeo, británico, blanco y hombre, de manera que la ciencia newtoniana no es ni machista, ni racista, ni imperialista.
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