4/6--Daron Acemoglu y James A. Robinson: Economía, Instituciones y Democracia (por Jan Doxrud)

4-Daron Acemoglu y James A. Robinson: Economía, Instituciones y Democracia (por Jan Doxrud)

De esta manera las instituciones “políticas” extractivas mantendrán instituciones “económicas” extractivas crean una relación sinérgica y un bucle de fuertes retroalimentación. En palabras de Acemoglu y Robinson:

“(…) las instituciones políticas permiten que las élites controlen el poder político para elegir instituciones económicas con menos limitaciones o fuerzas que se opongan. También permiten que las élites estructuren  las futuras instituciones políticas y su evolución. A su vez, las instituciones económicas extractivas enriquecen a esas mismas élites, y su riqueza económica y su poder ayudan a consolidar su dominio político.”

En lo que respecta a las instituciones políticas inclusivas son, obviamente, todo lo contrario a las extractivas. Afirman los autores que en estas están altamente centralizadas y que son pluralistas. Sumado a esto, desde un punto de vista económico, estas instituciones ofrecen aseguran la propiedad privada, un sistema jurídico imparcial y servicios públicos que garanticen igualdad de condiciones. En es estas instituciones el Estado tiene un rol regulador, gendarme pero también de ofrecer servicios públicos. En palabras de los autores:

“Las instituciones económicas inclusivas fomentan la actividad económica, el aumento de la productividad y la prosperidad económica. Garantizar el derecho a tener propiedad privada es crucial, ya que solamente quienes disfruten de este derecho estarán dispuestos a invertir y aumentar la productividad”.

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Más adelante añaden:

“Las instituciones económicas inclusivas implican la existencia de  de derechos de propiedad seguros y oportunidades económcias no solamente para la élite, sino también para la mayor parte de la sociedad”

Los autores ofrecen numerosos ejemplos para corroborar su teoría de la relevancia de las instituciones. Por ejemplo tenemos el caso de nogales que se encuentra dividida por una alambrada en Nogales (Arizona) perteneciente al condado de Santa Cruz y Nogales en Sonora, México. En el Nogales estadounidense la renta media de un hogar es de  USD 30 mil, la mayoría de los adolescentes van al instituto y la mayor parte de los adultos poseen títulos universitarios. Sumado a esto, Nogales (Arizona) las personas tienen acceso a la salud, la esperanza de vida es alta de acuerdo a los criterios mundiales y prevalece la ley y el orden. Por otro lado, comentan los autores, Nogales (Sonora) la renta media de cualquier hogar es de alrededor de una tercera parte de la que tiene Nogales (Arizona). 

Los servicios público y carreteras son deficientes, y la ley y el orden se encuentran en un peor estado producto del narco. Por último la mayor parte de los adultos no posee un título secundario y los adolescentes no van a un instituto. De acuerdo a lo anterior los autores explican que las diferencias entre los dos Nogales no radica en la geografía, el clima ni las enfermedades. La diferencia radica en la “frontera”, es decir, Nogales del norte pertenece a Estados Unidos y, como tal, sus habitantes tienen acceso y viven bajo instituciones políticas y económicas más inclusivas que las de Nogales (Sonora) junto a los distintos incentivos que emergen de estas instituciones. También deja sentir su peso la historia de estas regiones, es decir, las diferencias entre lo que fue el proceso de colonización de los españoles que instauraron instituciones extractivas y la colonización de Norteamérica en donde se promovió el emprendimiento. 

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Así, Acemoglu y Robinson afirman que estos distintos sistemas de ocupación y explotación del territorio generaron una divergencia institucional cuyas implicaciones aun perduran. Tenemos también el caso de las dos coreas que, en un comienzo, tuvieron un desarrollo económico similar pero que en la segunda mitad del siglo XX dejó de ser así, quedando la Corea del Norte (comunista) completamente rezagada ante los avances de Corea del Sur. Corea del Sur experimentó, al igual que Chile, un proceso de modernización y desarrollo económico bajo un régimen autoritario en donde, si bien el Estado jugó un rol fundamental dentro del modelo, se protegieron los derechos de propiedad y se fomentó el libre mercado. 

En cambio Corea del Norte adoptó un capitalismo estatista, nacionalista con aspiraciones autárquicas como lo proclama la ideología “juche”. En lo político, Corea del Norte adoptó un régimen monárquico-totalitario comunista en donde el liderazgo ha fluido entre los miembros de la familia Kim. La situación de este país empeoró con la caída de la URSS aunque ha logrado perdurar gracias al apoyo de China y negocios ilegales internacionales. Al igual que en Sonora, Corea del Sur no prosperó por un tema geográfico, climático o porque los surcoreanos son más inteligentes. La respuesta nuevamente son las instituciones políticas y económicas que se promovieron en el sur. 

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En Corea del Norte existe un régimen militar-dictatorial, con un partido único en donde las riendas del poder la ejerce una pequeña élite. No hay seguridad personal, no se garantizan los derechos de propiedad y ni siquiera existe la igualdad ante la ley puesto que los habitantes están clasificados por categorías de manera que, al igual que en China, a estos no se les permite el libre tránsito por el país y, menos aún, que un campesino de la periferia decidiera irse a vivir a la capital Pyonyang. Dentro de este ambiente represivo no hay lugar para que opere un mercado que refleje por medio del sistema de precios la escasez o abundancia de recursos así como la asignación de estos donde sean más productivos. Tampoco se fomenta el emprendimiento y la creatividad por parte de los habitantes dado a las falta de garantías a la seguridad personal así como también a los frutos de su trabajo. 

La antigua URSS también fue un país que creció en base a un sistema político y económico extractivos. El crecimiento y el desarrollo industrial pudo haber engañado a muchos llevándolos a pensar que el socialismo real podía funcionar, pero la realidad, tal como lo señalan los autores, era que tal crecimiento fue posible porque todavía había mucho que hacer y es la situación en la que actualmente se encuentra China. En palabras de Acemoglu y Robinson la renta per cápita en China es aun una fracción de la de los Estados Unidos y Europa occidental. Ahora bien, añaden que el crecimiento chino es más diversificado que el de la extinta URSS – que se centró en la industria pesada uy armas – pero llegará el momento en que el crecimiento chino perderá ímpetu salvo que las instituciones extractivas den gradualmente paso a unas más inclusivas. 

Fuente: The Maddison Project

Fuente: The Maddison Project

En síntesis, no hay que engañarse y creer que “crecimiento autoritario” puede constituir una alternativa viable a una economía de libre mercado basada en el respeto de la propiedad privada y la existencia de un Estado de Derecho. No obstante lo anterior, los autores se muestran realistas en el sentido que no se adhieren a la teoría de la modernización tal como la postuló el sociólogo  Seymour Martin Lipset (1922-2006) para quien una mayor crecimiento económico y la mejora de los estándares de vida conducirían a los países a la democracia. Para los autores esto no necesariamente es así siendo Rusia y China ejemplo de esto