7) La globalización. Un poco de historia (V) (por Jan Doxrud)
Una de las consecuencias de la crisis petrolera fue la aparición del fenómeno de la “estanflación”, es decir, una combinación de inflación y estancamiento que no podían ser resueltas con las políticas “keynesianas” que apuntaban a estimular la demanda agregada. Pero la medicina no daba resultado, es decir, el estímulo de la demanda agregada solo generaría más inflación, de manera que la solución tenía que darse a nivel microeconómico, a nivel de empresa. En palabras de Rodrik:
“Las políticas monetarias y fiscales al estilo de Keynes, empezaron a ver vistas por los economistas y políticos como un factor adicional de inestabilidad. Las filosofías intervencionistas perdieron terreno, mientras se consagraban las ideas favorables al mercado entre la profesión económica”.
Fue en esta década donde florecieron la “segunda generación” de economistas pertenecientes a la Escuela de Chicago, bajo el liderazgo del economista e intelectual público Milton Friedman. También destacó la influencia de otras escuelas económicas liberales como la austriaca, representada por personajes como Friedrich Hayek quien ejerció una significativa influencia en el gobierno de Margaret Thatcher en Inglaterra. Tanto Hayek como Friedman recibieron el Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia (conocido como Nobel) en 1974 y 1976 respectivamente, aunque en el caso de Hayek, lo recibió junto un economista que se encontraba en las antípodas de su pensamiento: el sueco Gunnar Myrdal.
Los economistas de Chicago eran, desde una óptica filosófica, liberales, pero eran por sobre todo monetaristas aunque posteriormente incursionarían en otras áreas como por ejemplo la economía conductual (Gary Becker), macroeconomía, capital humano y racionalidad (Robert Lucas) o la relación entre las instituciones y el derecho, con la economía (Ronald Coase). De acuerdo a autores como Friedman la inflación, entendida como un fenómeno esencialmente monetario, era un asunto que le correspondía controlar al Banco Central y se mostró crítico de las políticas fiscales del Estado como medio para controlar la actividad económica.
Este liberalismo que surgió en la década de 1970 recibió un fuerte impulso de líderes con una potente personalidad y peso internacional como lo fueron Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Pero ayudó también a experiencias socialistas fracasadas en Europa occidental como lo fue el caso de Francia bajo Mitterrand. Miterrand ganó las elecciones de 1981 transformándose así en el primer Presidente socialista de la actual V República que había entrado en vigor en 1958. Mitterrand había forjado una pacto de unidad con el Partido Comunista que se caracterizaba por su sectarismo y falta de autocrítica interna, lo cual lo alejaba de los otros partidos comunistas europeos que se enmarcaban dentro de la denominación “eurocomunismo”.
Los comunistas recibieron 4 ministerios de un total de 44. El hecho es que el programa de Mitterrand contemplaba, como explican Yerguin y Stanislaw, el “dirigismo” lo que se tradujo en la estatización de la esfera económica por medio de controles de precios, aumento del gasto público, nacionalización de la banca y empresas industriales, disminución de la jornada laboral sin reducción salarial, el aumento de las vacaciones pagadas y el aumento de los impuestos para los más altos ingresos. Estas políticas se conocieron bajo el nombre de relance o “relanzamiento”. El resultado de esta política fue desastroso puesto que se tradujo en inflación, pánico en los mercados de valores, fuga de capitales, aumento del paro y un desempeño ineficiente de las empresas estatales.
Esto significó que Jacques Delors concentrara en sus manos tanto hacienda, dianas y economía para poder revitalizar la economía francesa por medio de políticas austeridad. Como explican Yerguin y Stanislaw, Delors era un hombre de izquierda que, como él habría señalado, nunca se sintió atraído por el marxismo o el comunismo. La izquierda de delors era cercana a la del catolicismo defendida por Emmanuel Mournier (1905-1950), particularmente su “personalismo comunitario”. Delors, entre otras muchas cosas, tuvo que hacer frente a la situación el franco. En aquella época no existía euro (1999) de manera que lo que existía era un Sistema Monetario Europeo (SME) de acuerdo al cual el francos y otras monedas estaban ligadas al marco de la República Federal alemana. La desvalorización del franco llegó a tal punto que se planteó la posibilidad de retirarlo del SME, algo a lo que Delors se opuso fervientemente.
Finalmente tras negociaciones con los alemanes, el franco se mantuvo dentro del SME per, como señalan Yerguin y Stanislaw, ahora el país debería tener un “franc fort” (franco fuerte) no mediante el proteccionismo, el aumento del gasto público o un crecimiento fundamentado en exportaciones artificialmente elevadas. ¿La solución? Aumentar la productividad, lo que implicaba desplazar el foco desde la demanda hacia la oferta. Ahora bien, hacia 1983 la influencia de Delors iría declinando, en parte, por sus desavenencias con Mitterrand. Después de todo, Delors era un socialista no marxista y no era un colectivista, y a esto se sumaba el componente católico que incomodaba a Miterrand, sumado a la lucha de egos propio de la política. La salida de Delors de la política nacional de su país no significó el fin de carrera, todo lo contrario, en 1985 pasó a las grandes ligas convirtiéndose en el Presidente de la Comisión Europea. En suma, sobre la figura de Jacques Delors, Yerguin y Stanislaw señalan lo siguiente:
Paradójicamente, mientras Mitterrand optaba por modelos estatistas, en China, bajo el mandato de Deng Xiaoping (verdadero padre de la china moderna) comenzó un proceso de liberalización de la económica a comienzos de 1980, creando Zonas Económicas Especiales y permitiendo la iniciativa privada. No entraré en detalles puesto que lo he hecho en un artículo que dejare al final de cada uno de estos artículos sobre la globlziación. Por su parte, el último Secretario del Partido Comunista de la Unión Sovietica, Mijaíl Gorbachov, puso en práctica la glasnost y la reestructuración económica o perestroika, que significo aflojar el lazo del Estado sobre la economía del país.
Fue el Director de la Reserva Federal (1979-1987) Paul Volcker (1927-2019) quién tomó una política monetaria drástica ante la inflación que experimentaba Estado Unidos. Volcker había presididio el Banco de la Reserva Federal de Nueva York durante la presidencia de Richard Nixon y, bajo las presidencias de Jimmy Carter (1977-1981) y Ronald Reagan (1981-1989), asumió las riendas de la FED. Lo que hizo Volcker fue aplicar una drástica política monetaria consistente en aumentar los tipos de interés a corto plazo (que corresponden a papeles cuyo plazo de vencimiento es de 90 días o menos y que afectan al crédito a corto plazo, consumo y ahorro) ,primero, del 10% al 15% y, posteriormente al 20%, manteniéndolos durante 3 años. Como advierte Frieden, la acción de Volcker no fue en nombre de la escuela monetarista sino que sus razones fueron más bien pragmáticas. La polítcia de Volcker significó que el país experimentara dos recesiones, una disminución de la actividad industrial y de los ingresos medios de las familias. Pero a la larga Volcker logró reducir la inflación por debajo del 4%. Con esta política monetaria, como explica Frieden, el equilibrio de poder se desplazó a los inversores, aumentando las rentas del capital y haciendo de Estados Unidos un lugar más atractivo para invertir en bonos
Sabemos que existe una relación inversa entre la tasa de interés y el precio de un bono, de manera que al aumentar la tasa de interés el precio del bono baja pero su rendimiento aumenta, debido a que los nuevos bonos emitidos ofrecen un mayor interés que los otros bonos. Un ejemplo muy simple. Si un país emite un bono por un valor de $100 con un cupón de $5, tenemos que el interés es del 5% anual. Ahora bien si se emiten nuevos bonos con un cupón de $6 entonces este tendrá un interés del 6%. ¿Qué sucede si usted, en busca de mayor liquidez, decide vender su bono con un interés del 5%? ¿Quién querra comprarlo si los nuevos bonos emitidos tiene una rentabilidad de un 6%? Quizás usted deberá bajar el precio de su bono a $83.33 (5/83.33 = 6%).
Los demás países sintieron los efectos de la política monetaria estadounidense incluido los países latinoamericanos y, particularmente Chile, y la fuerte crisis de 1982, en donde el país no fue capaz de defender su tipo de cambio fijo ante la masiva huida de capitales en busca de mayor rentabilidad. Muchos países quedaron así endeudados y sin fuentes de financiamiento. En palabras de Frieden cada punto porcentual de aumento en los tipos estadounidenses significaba para los deudores del Tercer Mundo otros cuatro o cinco millones de dólares al año en pagos adicionales de intereses.
Los comienzos de la década de 1990 fueron testigos de acontecimientos importantes como fue la entrada en vigor del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (ALCAN o NAFTA en inglés) que significó la abolición de las barreras al movimiento de capital, mercancías y servicios. En 1994 se estableció el Mercosur. Como comenta Frieden:
“Combinando sus fuerzas, los miembros del Mercosur también esperaban atraer más inversión extranjera, ya que las empresas globales estarían más interesadas en un gran mercado conjunto que en cualquiera de los miembros por separado. Como en el mundo desarrollado, Mercosur significó la victoria definitiva de los intereses económicos que veían su futuro en la exportación, el endeudamiento en el extranjero o la asociación con empresas extranjeras”.
De importancia fue 1989, año en que Bob Hawke (1929-2019), Primer Ministro de Australia, convocó a una Cumbre en Canberra que estableció la APEC (Asia Pacific Economic Cooperation), foro económico que con el tiempo fue integrando cada vez más países. Fue en el año 1991, en Seúl, donde se establecieron los objetivos de la APEC a saber
a) Mantener el crecimiento económico regional y el desarrollo para el bien común de sus pueblos y contribuir al crecimiento y desarrollo de la economía mundial.
b) Acentuar las ganancias positivas, tanto regionales como internacionales, derivadas de la creciente interdependencia económica a través del flujo de bienes, servicios, capital y tecnología.
c) Desarrollar y fortalecer el sistema de comercio multilateral en el interés de todas las economías del Asia Pacífico.
d) Reducir las barreras comerciales en bienes, servicios e inversiones entre los participantes.
Un cambio medular que destaca Rodrik dentro de este nuevo clima económico-ideológico fue el libre flujo del capital que se convirtió en la norma no solo en EE.UU sino que también en los países de Europa no socialista. Como explica el mismo autor, por medio del Tratado de Maastricht (1992) los controles de capitales quedaron en el pasado en Europa. Así comenzó lo que se conoce como la “financiarización” de la economía de acuerdo a la cual los mercados financieros comenzaron a tener cada vez mayor relevancia en la gestión de la política económica, explica Rodrik. Esta nueva ortodoxia económica defendía la idea que así como el libre comercio era beneficioso para el mundo, la libertad de flujo de capitales también lo era, daría mayor autonomía a los Estado en la gestión de su política monetaria y, por último, el mercado se encargaría de una óptima distribución de los recursos. Jeffrey Frieden escribió al respecto_
“A finales de los años noventa las actividades financieras internacionales estaban tan entrelazadas con los mercados financieros nacionales que a todos los efectos había un único sistema financiero global que incluía a todos los países desarrollados y a muchos de los subdesarrollados y antiguos países comunistas. Los pensionistas y pequeños inversores incluían habitualmente en sus carteras acciones y bonos extranjeros, aun cuando se tratara de títulos chilenos, checos o coreanos. La mayoría de los países también liberalizaron el sistema bancario doméstico, lo que llevó a una oleada de fusiones de las principales instituciones financieras del mundo”.
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