(4) Hitler y Stalin, astros gemelos: El Pacto nazi-soviético (por Jan Doxrud)
El 22 de Junio de 1941 Hitler lleva a cabo la Operación Barbarroja: la invasión de la Unión Soviética.Tanto Mólotov y, especialmente Stalin, no daban crédito a estas noticias, lo que significó que el dictador soviético hiciera oídos sordos ante las demandas de Semión Timoshnko (1895-1970) y Gueorgui Zhúkov (1896-1974),de que pusiera al ejercito en estado de alerta. Las peleas y dimes y diretes fueron la regla durante este período. Stalin acusaba a Zhúkov de sólo querer propagar el pánico e iniciar una guerra para obtener más condecoraciones. Con igual arrogancia criticó a Timoshenko de querer iniciar una guerra, pero Stalin señaló que Alemania nunca emprendería una guerra contra Rusia por sí sola. Stalin fue directo y sentenció que si alguien llegase a provocar a los alemanes en la frontera, comenzarían a rodar cabezas. Nikita Jrushchov (1894-1971), encargado de controlar la frontera ucraniana, describía que en ese momento el estado de Stalin era de “parálisis”, “desmoralización”, “confusión” y “ansiedad”. Zhúkov intentó contactarse telefónicamente con Stalin para informarle que Kiev y Sebastopol estaban siendo bombardeadas. La situación llegaba a niveles surrealistas y tragicómico, cuando los colaboradores de Stalin no se decidían, por miedo, quién telefonearía a Stalin para tenerlo al tanto de la terrible situación.
Finalmente fue Zhúkov quien habló con Stalin lo informó de la situación y solicitó permiso para contraatacar. Stalin ordenó que el Politburó se reuniera y una vez convocado, sus colaboradores no dieron crédito a lo que escuchaban: Stalin mantenía su postura de que lo que ocurría era simplemente una provocación de los oficiales nazis y que Hitler no estaba al tanto de lo que estaba aconteciendo en la frontera oriental, de manera que no habría ninguna contraofensiva sin antes contactar a Berlín. Mólotov se reunió con el embajador alemán en Rusia, Friedrich-Werner Graf von Schulenburg (quien sería ejecutado en 1944 por conspirar contra Hitler). Schulenberg leyó el telegrama que le había llegado desde Berlín el cual señalaba que Alemania había tenido que tomar contramedidas de carácter militar ante la concentración de tropas rusas en la frontera. Los dos no tuvieron más que inferir del mensaje quese trataba de una declaración de guerra.Finalmente Mólotov comunicó a Stalin que, efectivamente, Alemania había declarado la guerra a Rusia. Stalin estaba simplemente abatido e ilusamente creía que el problema todavía podía ser resuelto por medio diplomáticos, pero esta vez fue el mismo Mólotov quien actuó de cable a tierra haciendo a ver a Stalin que tal opción estaba completamente cerrada. Los sucesos posteriores terminaron por quebrar psicológicamente a Stalin quien recién comenzó a dimensionar la catástrofe en la que se encontraba: Minsk había caído abriendo paso a Smolensko y Moscú.
Fue aquí cuando Stalin tocó fondo. De acuerdo a Mólotov, Stalin habría señalado “La hemos jodido” y Mikoyan puso las siguientes palabras en boca del dictador: “Lenin nos dejó una gran herencia y sus sucesores lo hemos mandado todo a la mierda”. De acuerdo a Beria, (a través de Jrushchov quien estaba en Moscú) Stalin habría dicho: “Todo está perdido. Me rindo. Lenin nos dejó un Estado proletario y ahora nos han cogido en bragas y hemos dejado que todo se vaya a la mierda”. Finalmente Stalin señaló que no podía continuar siendo el máximo dirigente de la nación y que admitía. A partir e entonces se generó un verdadero vacío de poder y Stalin se encerró en su dacha de Kuntsevo. La Unión Soviética estuvo 10 días sin un líder y Stalin recién se recuperó el 1 de Julio de 1941. Sus colaboradores más cercanos decidieron crear un Comité de Defensa del Estado y se dirigieron donde Stalin para proponerle que la presidiera. Ahora bien, Zhores y Roy Medvedev señalan que era muy improblable que Mólotov haya tenido la iniciativa de crear este Comité, de manera que lo más probable es que fuese una creación de Stalin como una manera de concentrar el poder en sus manos (sustituyen así al Politburó).
Con el tiempo Stalin nuevamente tomó las riendas del poder y recién el 3 de julios e dirigió hacia su nación. El nuevo contexto bélico ayudó a Stalin a concertar aún más el poder en sus manos estableciéndose una verdadera dictadura unipersonal. Stalin recibió el título de “Comandante en Jefe Supremo” y se convirtió en Comisario de Defensa de la Unión Soviética.
En suma, y regresando al primer párrafo de la parte 1 del artículo, podemos concluir que el Pacto de No agresión, por sí solo, no es condenable en el sentido de que era una herramienta diplomática común y que, en este caso específico, obedecía a una política pragmática de Stalin motivada por sus dudas sobre las pretensiones de las naciones occidentales (de querer llevar a Hitler a atacar Rusia) y, por ende, evitar una guerra contra Alemania. Pero como tuvimos oportunidad de ver, existía un protocolo secreto que nos muestran cuáles eran las verdaderas ambiciones imperialistas de Stalin. Esto no fue un mero trato de no agresión sino que un colaboración activa que implicó intercambio de materias primas y productos manufacturados, así como también de personas. Si bien, se puede criticar la política de apaciguamiento de Francia e Inglaterra hacia Hitler (principalmente tras Münich), estas últimas no llegaron a pactar activamente con Hitler y menos aún invadir a terceros países y masacrar a su población. Por lo demás, la alianza con Rusia permitió a Alemania ocuparse del frente occidental, salvo Inglaterra. Por ende, podemos pensar que Stalin se sentía como pez en el agua en una Europa dominada mayoritariamente por los nazis y la Unión Soviética extendiendo su territorio por Europa oriental. Pero Stalin había sido bastante ingenuo al no tomar conciencia de que el verdadero enemigo ideológico de Hitler era el comunismo, la raza que decía someter era la eslava y el territorio que debía ser conquistado como “espacio vital” era el este. También resulta ser sorprendente la reacción de Stalin ante la traición de Hitler en 1941 y lo mal preparada que se encontraba la Unión Soviética
Bibliografía
-Francois Furet, El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX
-Simon Sebag Montefiore, La corte del zar rojo
-William L. Shirer, Auge y caída del Tercer Reich, Volumen I.
-Henry Kissinger, La Diplomacia
-Ernest Nolte, La guerra civil europea (1917-1945)
-Zhores A. Medvedev y Roy A. Medvedev, El Stalin desconocido
-Robert Service, Historia de Rusia en el siglo XX.
-Marçia Sánchez de las Matas Martín, El punto de vista soviético sobre el pacto Mçolotov-Ribbentrop.
Jean-Michel Krivine , El Pacto Germano-Soviético: análisis y documentación completa.
Los 22.000 tiros en la nuca de Stalin
https://elpais.com/diario/2010/04/18/domingo/1271562758_850215.html