(1) Una pseudociencia llamada Grafología. Introducción (por Jan Doxrud)

(1) Una pseudociencia llamada Grafología. Introducción (por Jan Doxrud)

Desde  hace  miles de años  ha  sido  una  constante  el  deseo  por  parte de los seres humanos querer saber  sobre  sí  mismos  y  sobre  su futuro. Para dar respuesta a estas inquietudes se han desarrollado una  serie  de  procedimientos  y prácticas que permitan penetrar en el mundo mental de la persona e incluso proporcionar información acerca del futuro de esta misma. Tenemos el caso de los antiguos babilonios   que  practicaban  la  hepatoscopía , esto  es, la   adivinación  a  través  del  análisis  del hígado de animales  sacrificados.  Por  medio  de  estos sacrificios y la ofrenda del órgano a los dioses, los  babilonios  creían recibir  una revelación por parte  de  la  divinidad  acerca  del  futuro. ¿Por que el hígado? Siendo la sangre  esencial para la vida y viendo que el hígado era rico en sangre, creían que era  el centro de la vida misma y se lo ofrecían a los dioses.  En Mesopotamia la hepatoscopía era una verdadera  técnica  que  podía  ser practicada por unos pocos pertenecientes a las elites de la pirámide social.  Existía  un  adivino  que  vendría  a  ser  “el  experto” que procedía a examinar e interpretar el hígado  y  quien  era  capaz  de  detectar  ciertas  características  del  hígado  que correspondían a una clase particular  de  evento. Los  babilonios  sistematizaron  esta  práctica  y  elaboraron  modelos de  hígado  hechos  de  arcilla  para  enseñar  a  los  futuros aspirantes. Existen cientos de tabletas que contienen profecías, pero no hay manera de explicar la correspondencia  entre  las  características del hígado y los asuntos humanos y del mundo.

Más  ejemplos  de  los  parientes   lejanos  (y  no  tan  lejanos)  de  la   grafología  son  la  astrología  y  la  fisiognomía.  En  el  caso  de  la  segunda  pretendía,  a  partir  del rostro y sus rasgos, obtener información  sobre  el  mundo  interior  de  la  persona, lo  mismo  a  lo que apunta la grafología por medio de la escritura.

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El fallecido psiquiatra Juan Castilla de Pinto señaló: 

“La  grafología  todavía  se usa, aunque menos, y, como una rama de la Fisiognómica, trata de descubrir el  modo  de  ser  de  alguien a partir del análisis de los rasgos de su escritura. Nunca se le concedió rango científico  a  la  fisognómica  ni a la grafología. Si una y otra han tenido su relevancia…es porque el contacto con el otro causan un desasosiego que se atenuaría o incluso desaparecería si poseyéramos las claves para la  aproximada interpretación de caras, rostros y gestos; en suma, de la expresión corporal, y de esta, la cara como el órgano  que  nos  aporta el mayor caudal de información. Lo que se puede afirmar de manera indudable es que  la  cara  y  el  rostro  guardan una relación equiparable a la de un libro y un texto. Una relación  equívoca  en  uno  y  otro caso. Cada cual lee el Quijote o su Hamlet. Todo rostro, si es de alguien que nos importa,  es de una ambigüedad insuperable”.

Tenemos  también  el  caso  la  frenología, fundada  por  el  fisiólogo  y  anatomista  alemán, Franz Joseph Gall (1758-1828),quien decía poder determinar el carácter y los rasgos de la personalidad de las  personas  basándose  en la forma del cráneo. Podemos citar también el caso de Cesare Lombroso (1835 - 1909)  y  su  influencia  en  la  criminología.  Lombroso  utilizaba  instrumentos  que eran de   última   generación  para   finales  del  siglo   XIX   en  los  ámbitos  de  la  antropología  y teoría racial.  Utilizaba  craniómetros y calibradores para medir la anchura del cráneo, también utilizaba el campímetro,  instrumento  destinado  a  medir  la  extensión  del  campo  visual  y  otros  equipos aplicados en la criminología lombrosiana. Para  Lombroso, el  hombre  de  raza  blanca  era  superior, específicamente me  refiero  al  europeo blanco, que representaba la cima de la escala evolutiva. “Sólo nosotros,   los  blancos,  hemos  alcanzado   la  máxima  simetría  corporal”,  escribió  Lombrosos  en El hombre blanco y el hombre de color (1871).Arthur Hermann señala:

“Lombroso  combinaba sus estudios antómicos  con  una fe absoluta en los datos cuantitativos. Al contar la cantidad de apariciones  de  cierta  característica, suponían  él y sus discípulos, el científico puede descubrir algo significativo sobre el porqué de su aparición. Este aspecto  cuantitativo  se  convirtió  en el aspecto más importante de las teorías de Lombroso, y el más convincente para los  observadores  superficiales. Lombroso rescitaba  datos  numéricos,  exhibía  complicados  diagramas  y  gráficos,  creaba  sin  cesar nuevos índices y fórmulas. La criminología lombrosiana reflejaba esa fascinación por los números  propia  de  las  ciencias sociales  durante  la  última parte del siglo diecinueve, y que también surgiría en la economía, la sociología (en  el  estudio  estadístico  que  Emile  Durkheim  realizó  en  1897, Suicidio)  y  luego  en  la  eugenesia y la ciencia racial

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Para Lombroso se podía distinguir claramente entre los salvajes, locos, atávicos, moralmente insano y las personas “normales”. Habían signos físicos, estigmas que delataban al que se apartaba de la norma evolutiva. Explica Hermann 

“Estos  incluían  una  frente baja y curva;  ojos  duros  y evasivos; orejas grandes con forma de manija; una nariz  plana  o  curvada  hacia  arriba  y  una mandíbula prominente (como en los negros y los animales); grandes incisivos medios, pies prensiles y brazos largos y simiescos, una barba escasa y calvicie.” 

 Lombroso  llegó  a  especificar  características  específicas  para  cada  delito,  como  que los ladrones tenían narices  negroides,  los  violadores  solían  tener cejas  pobladas, los  falsificadores  tenían  ojos pequeños, nariz grande y expresión de afabilidad. 

En  cuanto  a  la personología, fue fundada por Edgard Jones en la década de los 30’, y popularizada por  Naomi  Tickle  y  su  Libro  It's All in the Face -The Key to Finding Your Life  Purpose  (1997). La personología estárelacionada con  la  fisiognomía. Esta  se  centra  en  la  observación  del  rostro,  en  los rasgos faciales, en “el  fluir del rostro en la cara”, para así predecir rasgos del carácter y la conducta de la persona. 

La  personología,   la  astrología  y  grafología, no toman en cuenta o minimiza el “efecto Forer” (ver último artículo sobre este tema).Un  grafólogo  o  un  tarotista, después de haber realizado una lectura en  frío de su  cliente,  puede  simplemente  entregar  un  conjutno  de  información  vaga  y genérica  aplicable  a  cualquiera (pero  que  el  cliente  cree  que  está  confeccionada  exclusivamente para é). Resulta que la persona realmente creerá lo que escucha o lo  que lee, es decir,  cree que lo está describiendo el tarotista se refiere a él o ella. ¿Por qué sucede esto? 

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Los  psicólogos David Marks y Richard Kammann señalan que el efecto Forer es un caso especial de  validación  subjetiva. Validamos  la  información  que  se nos proporciona y tendemos a creer que coincide  con  nuestra  personalidad.  Continúan  diciendo  los autores que todos somos tímidos en una situación dada, inteligentes en otras y podemos seguir  la  lista,  ser  agresivos, sumisos, etc. De esa forma, encontramos aspectos de nosotros  mismos  que coincidirán con cualquier declaración vaga que se nos otorgue. 

Como  veremos  en  el  próximo  artículo,  la  grafología  es una disicplina decimonónica hermana de frenología. Solo algunas de estas pseudociencias que vieron  la luz en el siglo XIX lograron sobrevivir, como la grafología y las flores de Bach. Ahora vayamos  a  los  orígenes  de  la grafología y su creador: el padre Michon.