(I) ¿Se puede comprender la violencia racista del nazismo? (por Jan Doxrud)
“Hice el esfuerzo, y me fue posible, de disparar sólo a niños. Ocurría que las madres llevaban a los niños de la mano. Entonces el que estaba a mi lado disparaba a la madre y yo al niño que era suyo, porque entre mi pensé que al fin y al cabo el niño no iba a sobrevivir sin su madre. Se suponía que, por así decirlo, liberar a niños incapaces de vivir sin sus madres iba a tranquilizar mi conciencia”.
El testimonio anterior es recogido por el historiador Christopher Browning en su estudio sobre el Batallón 101, una unidad compuesta por alrededor de 500 hombres que operó en Polonia a partir de 1942 y que nos muestra hasta dónde pueden llegar los mecanismo de defensa psicológicas que utilizaban los asesinos para aquietar sus conciencias y justificar sus actos. Me pregunto si a esa misma persona, antes que comenzara la guerra, le hubiesen preguntado si estaría dispuesto a matar a niños con una arma, ¿qué hubiese respondido? Quizás lo que mucho de nosotros responderíamos en este mismo momento. Entonces, ¿cómo es posible que dada ciertas circunstancias y condiciones específicas personas comunes y corrientes, como usted y yo, se transformaran en asesinos? Para comenzar a abordar este tema es necesario considerar a todos estos perversos personajes como lo que son: seres humanos.
Como señala Browning, uno podría preguntarse lo siguiente: Si hubiese vivido bajo las mismas circunstancias, condiciones y presiones que los hombres del Batallón 101 ¿me habría convertido en un asesino o en un objetor de conciencia? Es importante enfatizar, tal como advierte Browning, que intentar comprender y explicar (lo que parece inexplicable) las barbaridades no solamente cometidas por los nazis, sino que las atrocidades que se cometen en períodos de guerra, no significa disculpar o normalizar tales acciones. El superviviente de Auschwitz, Primo Levi (1919-1987) dio a entender, en “Los hundidos y los salvados”, que la experiencia subjetiva de quienes sufrieron las atrocidades de los nazis nunca podría transmitirse con palabras o conceptos:
“¿Hemos sido capaces los supervivientes de comprender y de hacer comprender nuestra experiencia? Lo que entendemos comúnmente por “comprender coincide con “simplificar”: sin una profunda simplificación el mundo que nos rodea sería un embrollo infinito e indefinido que desafiaría nuestra capacidad de orientación y de decidir nuestras acciones. Estamos obligados a reducir a un esquema lo cognoscible. A ese fin tienden los admirables instrumentos que nos hemos construido en el curso de nuestra evolución y que son específicos del género humano: el lenguaje y el pensamiento conceptual”
¿Cómo es posible que mataran a niños con la culata de sus armas? ¿Cómo fue posible que la maldad llegase a tales extremos que prisioneros eran desollados para quedarse con sus pieles? El historiador británico Richard Overy cita el caso de un médico checo, Franz Blaha, preso en Dachau e interrogado en 1945. Blaha señalaba que desollar a presos muertos era una práctica habitual, se trataba químicamente y luego se ponían a secar al sol. Soldados sádicos también disparaban en el vientre a las mujeres embarazadas por diversión o rociaban con cal hidratada con agua a las víctimas en las fosas quemándolos vivos.
Ciertamente abordar el tema de la Shoá o exterminio sistemático por parte del Estado nacionalsocialista alemán es complejo a pesar de lo mucho que se ha escrito al respecto. En esta seguidilla de artículos no abordaré a Hitler y el fenómeno del antisemitismo ya que lo he adorado en estos dos artículos (Haga click en Hitler y Antisemitismo) Cabe aclarar que el nazismo no solamente aniquiló a judíos, sino que también a políticos opositores, homosexuales, testigos de Jehová, gitanos y europeos del este. Esto ha sido tema de debate, por ejemplo, como relata la periodista Gitta Sereny (1921-2012) en su autobiografía “El trauma alemán”, Joachim Fest (1926-2006) consideraba un error identificar a Hitler “exclusivamente” con el exterminio de los judíos, lo que tuvo como consecuencia que quedasen en el olvido otras millones de personas asesinadas. Sereny, por su parte, escribió lo siguiente a este respecto:
“Mucha gente, entre la que me incluyo, ha llegado a la conclusión d que la particular visión de los sucesos, aceptada por el mundo occidental en los últimos cincuenta y cinco años, es históricamente errónea y desaconsejable desde el punto de vista psicológico: el hecho de identificar por entero a Hitler y al nacional socialismo con el genocidio judío, ignorando prácticamente el asesinato de otros muchos millones por otros motivos, y la concentración exclusiva de la memoria histórica y emocional de todo ese período en un único aspecto, constituyen inadecuada al restar, además, importancia a la megalomanía de Hitler. Sus delirios de grandeza iban más allá del exterminio de la “raza” judía, y preveían un futuro, al que se acercaron peligrosamente, en el que Alemania dominaría el mundo y en el que, tras atroces matanzas en masa, una gran parte de la población considerada inferior desde el punto de vista racial, como por ejemplo los eslavos o los negros, habría seguido existiendo únicamente como mano de obra esclava”
En realidad existen más posturas además de la de Sereny o Fest. Están quienes ya están cansados de escuchar la historia, otros ( lo cual lo he corroborado de personalmente) no quieren seguir victimizando a los judíos (no darles más “protagonismo”), menos aún en nuestros días donde, de acuerdo a algunos, son ellos son los que están oprimiendo a un pueblo como el palestino, incluso van más allá y señalan que el Estado de Israel es uno similar al nazi. Tan es así que un artículo del diario El Mundo, escrito por Najib Abu-Warda, tenía el siguiente título: “Del holocausto nazi al sionista” (entiendo la estrategia de este recurso retórico, pero personalmente creo que es un exceso que no tiene asidero, aún aceptando los excesos y maltratos que puedan cometer las fuerzas de orden contra los palestinos).
Tenemos también a los negacionistas que adoptan distintas posturas. Tenemos aquellos que cuestionan las cifras, por ejemplo, el que murieran 6 millones de judíos (he llegado a escuchar teorías que tal número tendría un fundamento cabalístico). Tenemos otros que niegan que los nazis hayan planificado deliberadamente asesinar a los judíos. Tenemos quienes niegan tanto las matanzas, la existencia de cámaras de gas y los hornos, como lo afirmo el académico de literatura Robert Faurisson, así como el marxista, convertido al catolicismo y finalmente al Islam, Roger Garaudy (1913-2012). Otro caso famoso es el del escritor británico David Irving quien defendía la tesis de que Hitler no tenía conocimiento de la “Solución Final del problema judío” (exterminio) y que la responsabilidad caía en Heinrich Himmler y Reinhard Heydrich. Añade que no existe documento escrito alguno que sirva de evidencia para culpar a Hitler.
En Irán, el ex presidente Mahmud Ahmadineyad señaló que el Holocausto era un mito creado por Occidente. Es común ver líderes dentro del Islam negando el Holocausto o simplemente señalando que fue una consecuencia de las conspiraciones judías (por ejemplo en el Middle East Media Research, se puede ver cómo en los medios de comunicación se difunde propaganda antisemita demonizando a la figura del judío) Pero esto no es nuevo, puesto que durante la Segunda guerra Mundial, el antisemita Gran Mufti de Jerusalén, Amin al-Husayni (1895-1974) fue un colaborador del Tercer Reich (se reunió personalmente con Hitler en 1941. Incluso se reclutaron musulmanes bosnios y otras regiones en las Waffen SS (cuerpo de combate de élite de las SS). Así nació la 13.ª División de Montaña SS Handschar que luchó contra los partisanos bajo las órdenes del líder comunista Tito, futuro dictador de Yugoslavia. Amin al-Husayni logró evadir ser juzgado tanto por Israel como por Yugoslavia (también lo acusó de crímenes de guerra)
Las atrocidades y el sadismo no es un monopolio de los nazis (y el sufrimiento tampoco es el monopolio de los judíos) puesto que, por ejemplo, los estadounidenses cayeron en prácticas aberrantes en la guerra contra los japoneses en las islas del Pacífico y en la guerra de Vietnam y los comunistas cometieron sus propias masacres también en la impunidad en Europa oriental (se dio el paradójico caso que una dictadura como la soviética llevó a los tribunales a otra dictadura como la nazi). Tenemos también la masacre de los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, en el oeste de Beirut, por milicias cristiana y la complicidad del ejército israelí bajo el mando de Ariel Sharon. Lamentablemente los criminales de guerra suelen ser aquellos que fueron derrotados en un conflicto y no los vencedores (que igualmente pueden ser criminales).
Ahora bien, cabe hacer una precisión respecto a esto y es que debemos diferenciar entre aquellas atrocidades que fueron parte de la política de Estado (avaladas por el Estado) y aquellas atrocidades que fueron cometidas por soldados por diferentes razones, pero que no formaba parte de la política del régimen. Como escribió Primo Levi en “Los hundidos y los salvados”:
“Nadie absuelve a los conquistadores españoles de las matanzas perpetradas en América durante todo el siglo XVI. Parece que causaron la muerte de por lo menos sesenta millones de indios; pero actuaban por su cuenta, sin instrucciones de su gobierno o en contra de ellas; y distribuyeron sus “crímenes”, en realidad muy poco planificados, a lo largo de un arca de más de cien años; y colaboraron con ellos las epidemias que involuntariamente llevaron consigo”
Actualmente no sabemos con todo detalle todas las atrocidades que se están cometiendo en la guerra en Siria, las violaciones de mujeres y la venta de mujeres y niñas en el mercado por parte de grupos fundamentalistas islámicos, o la persecución de los yazidíes por parte de estos mismos.¿Qué hay de la limpieza étnica en por parte del Estado de Myanmar contra la población rohyngia que ha recibido muy poca cobertura por parte de la prensa? ¿Qué decir de la matanza contra la población civil inocente Tamil en Sri Lanka durante la guerra civil (1983-2009)? A veces nos centramos demasiado en las tragedias del pasado y olvidamos que están siguen continuando en el presente.
Lecturas utilizadas
-Christopher Browning, Aquellos hombres grises. El Batallón 101 y la Solución Final en Polonia (Edhasa)
-Raul Hilberg, La destrucción de los judíos europeos (Akal)
-Gita Sereny, El trauma alemán (Península)
-Keith Lowe, Continente salvaje. Europa después de la Segunda Guerra Mundial (Galaxia Gutenberg)
-Robert Gellately, No sólo Hitler. La Alemania entre la coacción y el consencso (Crítica)
-Primo Levi, Trilogía de Auschwitz (Océano)
-Mark Mazower, El Imperio de Hitler (Crítica)
-Richard Rhodes, Amos de la muerte. Los SS Einsatzgruppen y el origen del Holocausto.
-Sebastian Haffner, Jekill y Hyde. 1939, el nazismo visto desde dentro (Destino)