Dinero e interés en la Europa medieval (por Jan Doxrud)
El dinero y la denominada “usura” (cobro de interés por el dinero p restado) han tenido mala prensa a lo largo de los siglos. Ya Aristóteles criticaba la “crematística” señalando que la acción de acumular dinero solamente como un fin en sí mismo era algo contra natura. La palabra griega “crematística” se refiere al arte de hacerse rico, es decir, el arte de ganar dinero (aunque como ya he señalado en otros artículos, dinero no es necesariamente sinónimo de riqueza). La Iglesia Católica, también se mostró hostil al dinero y la usura, lo mismo sucede con intelectuales, escritores y personalidades políticas. Para León Tolstói (1828-1910) el dinero era una nueva forma de esclavitud impersonal. Por su parte Dante Alighieri (1265-1321), en la Divina Comedia, situó a los usureros en el tercer giro del séptimo círculo del infierno, junto a los blasfemos y sodomitas. En la actualidad, el Papa Francisco ha señalado que el dineroaleja a los fieles de Dios arrebatándoles su fe, de manera que no se puede servir a Dios y al dinero.
Ahora bien, como ya he argumentado en otro artículo, el dinero es simplemente un medio para el intercambio de bienes y servicios, de manera que es un sin sentido criticar al dinero en sí mismo debido a las consecuencias que este puede generar. Me explico. El tema de que el dinero “nos convierte en avaros y egoístas” es tan absurdo como señalar que el cuchillo nos convierte en asesinos. El cuchillo es un instrumento que nos permite cortar, pero también se puede utilizar para dar muerte a otra persona. La pregunta es: ¿el asesinato de una persona es producto de que el cuchillo nos convierte en personas violentas? Así, el tema de la avaricia es un problema de la persona y no del dinero. El dinero es un medio de intercambio, una unidad de cuenta y una reserva de valor, y todas las demás consideraciones morales son problemas que sufren las personas por causa del dinero y la responsabilidad última reside en la persona y no el dinero. Es el dinero el que permite que las personas se alimenten, se entretengan y estudien.
En lo que sigue me referiré, siguiendo la obra de Jacques Le Goff (1924-2014), al tema del dinero y la usura en la Europa medieval a partir del siglo XII. La concepción que se tenía de la usura en aquella época estaba influenciada por la concepción de autores como San Ambrosio para quien era básicamente “recibir más de lo que se ha dado”, o San Jerónimo quien concebía que existía usura cuando se percibía más de lo que se daba. Para entender la mentalidad que imperaba en la Iglesia en aquella época, convienes destacar aquellos textos en los cuales se basó para enjuiciar y condenar a quienes incurrían en prácticas usureras. El decreto del emperador Graciano, fundamento del Derecho Canónico en el siglo XII, también condenaba la usura señalando que todo lo que se exigía más allá del capital constituía usura. El código de Derecho Canónico (S.XIII) declaraba que la usura era todo lo que se pedía a cambio de un préstamo más allá del bien mismo prestado. Pero, más importante aun, es que la iglesia encontró justificación en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. El medievalista francés, Jacques Le Goff destaca los siguientes pasajes:
-Éxodo 22,25: Si prestas dinero a mi pueblo, a los pobres entre vosotros, no serás usurero con él; no le cobrarás interés.
-Levítico 24, 35-37: En caso de que un hermano tuyo empobrezca y sus medios para contigo decaigan, tú lo sustentarás como a un forastero o peregrino, para que viva contigo. No tomes interés y usura de él, mas teme a tu Dios, para que tu hermano viva contigo.``No le darás tu dinero a interés, ni tus víveres a ganancia.…
-Mateo 6, 24: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (en otras versiones se habla de servir a Mamón que designa al judaísmo tardío)
-Mateo 19, 23-24: Entonces Jesús dijo á sus discípulos: De cierto os digo, que un rico difícilmente entrará en el reino de los cielos. Mas os digo, que más liviano trabajo es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
-Marcos 10, 23-25: Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: !Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, !cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
-Lucas 12,33: Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.
Le Goff explica las representaciones medievales de la figura de Judas que es representado recibiendo los 30 denarios por haber entregado a su maestro. En un manuscrito titulado Hortum deliciarum se representa la traición de Judas con el siguiente comentario:
“Judas es el peor de los mercaderes ya que encarna a los usureros que Jesús ha expulsado del Templo que depositan su esperanza en las riquezas y quieren que el dinero triunfe, reine y domine”.
Otro tema es que el dinero, la usura y la avaricia se solían asociar a la figura del judío, puesto que no había prohibición de realizar préstamos entre judíos y cristianos. Pero de acuerdo a Le Goff se ha exagerado la importancia de los judíos en esta práctica. Esto se debe a que en el siglo XII y, sobretodo, en el siglo XIII los judíos fueron expulsados y sustituidos por los cristianos. Recordemos que los judíos fueron expulsados de Inglaterra en 1290, de Francia en 1306 y de forma definitiva en 1394.
Regresemos al tema central: ¿cuál era la imagen de la usura y el usurero en la iglesia medieval? La usura es una actividad contra natura, puesto que el dinero no puede generar dinero (idea presente en Aristóteles). Además, señala Le Goff, la usura constituía un pecado mortal de avaricia. Además la usura constituye un robo del tiempo que no pertenece más que a Dios. En los manuscritos citados por Le Goff, se declara que los usureros son ladrones que venden el tiempo que no les pertenece, puesto que le pertenece a Dios. Específicamente roba el tiempo que transcurre entre el momento en que este presta y el momento en que recibe el desembolso. Por lo demás, existía un simbolismo en torno al tiempo, específicamente, sobre el día y la noche. Como explica Le Goff, la noche representa el reposo, el tiempo de la tranquilidad y la recuperación. Por otro lado, el día representaba la materia luminosa del alma, de mundo y de Dios, señala Le Goff. Por ende, los usureros roban propiedad que no les pertenece (dinero fruto del préstamo con interés) y roban el tiempo que sólo pertenece a Dios.
La figura del usurero solía ser representada por medio de ciertos animales como un león depredador, un zorro o un lobo ladrón y glotón. Pero una de las representaciones más utilizadas fue la de la araña. Le Goff cita las palabras del teólogo y cronista Jacques de Vitry (1160/70-1240) quien relata una anécdota en donde un caballero se dirige a unos mojes diciéndoles que les dejaba su araña y que se quedaba con su tela, es decir, con su dinero. Así, la tela de la araña representa el dinero que el usurero utiliza para atrapar a sus víctimas. El usurero, para Jaques de Vitry, llegó incluso a constituir un orden aparte de los tres órdenes existentes: bellatores (quienes combaten), oradores (clero) y los laboratores (quienes trabajan).
De acuerdo al cronista, el diablo había ordenado la existencia de un cuarto orden que es la de los usureros, que no participaban del trabajo de los hombres y queserían juzgados junto a los demás demonios. El obispo y teólogo escolástico, Pedro Lombardo (1100-1160), en su Libro de las sentencias que, como explica Le Goff, constituyó un verdadero manual universitario de los estudiantes de teología en el siglo XIII, situó a la usura entre las cosas prohibidas por el cuarto mandamiento: no robarás. El cardenal Robeto de Courçon, Canciller de la Universidad de Paris (1211) y predicador de la cruzada contra los albigenses, consideraba al usurero como un ocioso, siendo la ociosidad la madre de todos los vicios.
Le Goff cita la decretal Consuluit del Papa Urbano III (1120-1187), incluida en el Código de Derecho Canónico, la cual representa la actitud de la Iglesia ante la usura en el siglo XIII. Esta establecía que la usura era todo aquello que se exigía a cambio de un préstamo más allá del bien prestado mismo. En segundo lugar señala que practicar la usura era un pecado prohibido por la Sagrada Escritura. En tercer lugar establecía que las usuras debían se r restituidas íntegramente a sus verdaderos poseedores. Santo Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, consideraba que el dinero no podía engendrar dinero (Nummus non parit nummus), es decir, producir dinero a partir del dinero prestado era un acto contra natura. Además Santo Tomás consideraba que el dinero debía ser utilizado como medio de intercambio, de manera que este debe extinguirse con la compra de un bien o servicio.
En cuanto a los Concilios realizados y que se refirieron explícitamente a esta práctica tenemos cuatro. El primero es el III Concilio de Letrán (1179) en donde se estableció que los usureros debían ser castigados con la excomunión y la privación de sepultura. Tenemos también el IV Concilio de Letrán (1215) en donde la usura ya era una realidad y lo que se establecía era la condena de la usura excesiva. Además pedía una moratoria para cristianos deudores de judíos que fueran a participar en una Cruzada. En tercer lugar tenemos el I Concilio de Lyon (1245) donde se establece que la usura es justificable en ciertos casos. Por último está el II Concilio de Lyon donde se vuelve a establecer límites a la usura, que esta no sea excesiva y tenga en consideración la utilidad pública.
Con el tiempo la actitud frente a la usura comenzaría a cambiar a medida que se expandía el comercio urbano, las relaciones comerciales marítimas y la monetización de las transacciones económicas. Surgirían justificaciones de las prácticas usureras y regulaciones por parte de algunos monarcas. Además, con el tiempo, las prohibiciones de la Iglesia no tendrían efectos prácticos. Cabe añadir que también existía la actividad bancaria y servicios de depósitos y cobro de derechos por custodia como lo hizo la Orden de los Caballeros Templarios, así como comerciantes y orfebres en ciudades en el norte de Italia o la Liga Hanseática. En suma el poder espiritual no pudo frenar el desarrollo del poder económico.
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Ahora abordemos la siguiente pregunta ¿qué es la usura, lucro e interés? Como explican los economistas de la Escuela Austriaca de Economía y en virtud de la ley de la preferencia temporal, las personas muestran una tendencia a consumir en el presente y no en el futuro. Por ende, para inducir a una persona a postergar su consumo presente se le debe ofrecer un valor adicional que compense la espera. Este valor adicional es el interés originario (no necesariamente un fenómeno monetario). En suma, el interés originario es la diferencia del valor que una persona da a un bien en el presente y el valor que esa misma persona asigna a ese mismo bien en el futuro (preferencia temporal del sujeto). Este interés será más cuantioso en la medida en que la persona valore más el presente que el futuro. Si el lector tiene 1 millón de pesos, podrá gastarlos en una semana en diversas cosas o podrá postergar ese consumo y depositar si dinero en fondos mutuos por un período de 5 años co el objetivo de obtener una rentabilidad sobre la inversión.
Usted ha postergado su consumo presente por uno futuro a cambio de un valor adicional, pero ese dinero ahorrado es utilizado por otras personas que necesitan consumir en el futuro más cercano y lo que los bancos hacen es justamente canalizar el dinero de aquellos quienes postergan su consumo presente (ahorristas) a aquellos que necesitan el dinero en un futuro más cercano. Mientras más ahorros disponibles dentro de un país, menor será la tasa de interés, mientras que una sociedad orientada hacia el consumo, entonces esto tendrá como resultado una menor cantidad de ahorros disponibles y, por ende, el interés será mayor. Ahora bien, tenemos también el tipo de interés de mercado que refleja, además de la preferencia temporal del sujeto (la disponibilidad de ahorros), la inflación esperada y la prima por riesgo de crédito. Así, en nuestros días, hacer un préstamo a un país como Alemania es menos riesgoso que hacerlo a un país como Venezuela, lo que se traduce en un tipo de interés mayor para este último país.
Así, el sistema económico de libre mercado no se reduce sólo al consumismo como suele creerse. El consumo es una parte importante y, quizás más visible, pero no se debe perder la atención en la importancia del ahorro y la inversión. Los bienes de consumo sólo representan las últimas etapas de un largo proceso de producción y para que los supermercados estén repletos de leche, queso y vino, debe haber en primer lugar una inversión previa (que a su vez requiere de ahorros disponibles) en bienes de capital que son los que contribuyen a la producción de los bienes finales. El vino es el producto final pero debemos entender que el vino comienza en el campo donde hay que pagar a empleado, invertir en máquinas, en bodegas y toneles de almacenamiento y que se encuentran confeccionados por distintas clases de madera. Así, el sistema de libre mercado se fundamenta principalmente en el ahorro y en la inversión con el objetivo de producir bienes y servicios finales.
Libros consultados
Jacques Le Goff, La Edad Media y el dinero (Akal)
Jacques Le Goff, La Bolsa y la vida (Gedisa)
Eric Roll, Historia de las doctrinas económicas (FCE)
Francisco Comín, Historia económica mundial (Alianza Editorial)