Breves palabras sobre la dialéctica marxista (por Jan Doxrud)
¿Vale la pena examinar las ideas tempranas de Marx para entender a aquel Marx más maduro que escribió “El capital”? De acuerdo al intelectual polaco, Leszek Kolakowski, existe una continuación lógica entre El capital y las ideas mas tempranas de Marx. Sus ideas, si bien abandonan algunas terminologías, siguen siendo las mismas: el estado alienado del ser humano merced a fuerzas opresoras, el ser humano que se siente exiliado de sí mismo, de no sentirse uno con su naturaleza y la fuerza revolucionaria como solución ya que es capaz de barrer con el orden establecido y terminar con las diferencias de clases. Si bien Marx utiliza rara vez el concepto de alienación, esa idea esta ahí presente por lo que, como bien señala Kolakowski, hay un cambio de lenguaje pero la sustancia es la misma.
Otra idea que no está presente en las obras económicas de Marx es aquella con ciertos tintes de romanticismo, en donde el ser humano se vuelve uno con la naturaleza. En El Capital, Marx adopta una visión más utilitarista en donde la naturaleza existe para ser sometida por el ser humano, más que para ser un objeto de idolatría por parte de éste. Pero en este caso también existe más bien un cambio de expresión que de ideas. Marx no defendió la visión de la naturaleza como algo que habia que idolatrar. De acuerdo a Kolakowski, Marx creía que el ser humano percibía y organizaba el mundo de acuerdo a sus necesidades y, a medida que la humanidad progresaba, la naturaleza se humanizaba, se hacía mas calculable y obediente[1].
Podemos, por ende, afirmar junto a Kolakowski que la exposición de Marx sobre el funcionamiento de la economía capitalista no puede ser estudiada aisladamente de sus ideas antropológicas y su filosofía de la historia[2]. La teoría marxista abraza la totalidad de la actividad humana. El Capital de Marx es en cierta medida una maduración de sus ideas desarrolladas en etapas mas tempranas. Así, en El capital, Marx aplica su teoría de la deshumanizacion al fenómeno económico del intercambio y producción. Cuando hablamos de deshumanización nos referimos a la alienación que existe entre el trabajador y su propio trabajo. Veremos también que esta obra trata del sistema capitalista y no del diseño un paraíso comunista ideal como podría pensarse. Ya afirmé que Marx es ante todo un estudioso y un crítico del sistema capitalista y no el arquitecto de la futura sociedad comunista.
Como está indicado en el subtítulo de aquella obra, Marx emprende una crítica de la economía política, por lo que Marx se embarca en un proyecto enorme en donde analiza y cuestiona conceptos y categorías utilizadas por los economistas de la época principalmente en Inglaterra pero también en Francia. Esta obra no puede desconectarse de otras como El Manifiesto, ya que el levantamiento de la clase obrera se explica principalmente por las condiciones de vida en las que se encuentran dentro del sistema capitalista explicado en El Capital. Concuerdo, por ende, con Kolakowski en el sentido de que no existe un quiebre radical entre el Marx de los Manuscrito de 1844 y el Marx de El Capital. De acuerdo al pensador polaco no existe una discontinuidad en el pensamiento de Marx, por lo que desde principio a fin estuvo influenciado por la filosofía hegeliana[3].
Quisiera abordar dos conceptos de relevancia: el materialismo histórico y materialismo dialéctico. Para ello me referiré también a las obras de marxistas posteriores. Lenin escribió en 1915, haciendo eco de las palabras de Engels, que el conocimiento del hombre no era una línea recta, sino que una curva. Añadía también que el pensamiento rectilíneo y unilateral, la rigidez y la fosilización, el subjetivismo y la ceguera subjetiva, constituían las raíces gnoseológicas del idealismo. Por su parte, Stalin señalaba que el materialismo dialéctico era la concepción del mundo del partido marxista-leninista. Recibía el nombre de materialismo dialéctico debido a la manera de abordar los fenómenos de la naturaleza y porque su método de estudio de estos fenómenos y su manera de concebirlos era dialéctico y su interpretación de los fenómenos de la naturaleza, su modo de enfocarlos (su teoría), era materialista.
Louis Althusser, basándose en Lenin y Mao Tse-Tung, señalaba que la dialéctica “es el estudio de la contradicción en la esencia misma de las cosas”[4], o, lo que es lo mismo, “ la teoría de la identidad de los contrarios”. Mao, señala en la parte tercera de “Sobre la contradicción” (1937), que “la contradicción existe en el proceso de desarrollo de cada cosa y lo recorre desde el comienzo hasta el fin; tal es la universalidad o carácter absoluto de la contradicción”[5]. Althusser afirma que la contradicción en Marx es motora, pero no en el sentido de Hegel, como negatividad y puramente abstracta, sino que es motora en el sentido de que “implica una lucha real, afrontamientos reales situados en lugares precisos de la estructura del todo complejo…”[6]. A partir de esto, Althusser destaca algunos conceptos importantes. El primero es la distinción entre una contradicción principal y las contradicciones secundarias. Con esta primera distinción, el pensador francés da a entender que existen muchas contradicciones en un mismo proceso, por lo que tenemos la existencia de un proceso complejo. Es aquí cuando Althusser cita las palabras de Mao:
“Un proceso simple tiene solamente un par de opuestos mientras un proceso complejo tiene más de un par”[7].
Nosotros podemos citar otro ejemplo de Mao que da en la cuarta parte de “Sobre la contradicción”, donde la dialéctica pasa a ser un verdadero instrumento de interpretación de la realidad:
“Cuando el imperialismo desata una guerra de agresión contra un país así, las diferentes clases de éste, excepto un pequeño número de traidores, pueden unirse temporalmente en una guerra nacional contra el imperialismo. Entonces , la contradicción entre el imperialismo y el país en cuestión pasa a ser la contradicción principal, mientras todas las contradicciones entre las diferentes clases dentro del país (incluida la contradicción, que era la principal, entre el sistema feudal y las grandes masas populares) quedan relegadas temporalmente a una posición secundaria y subordinada. Tal fue el caso en China durante la Guerra del Opio de 1840, la Guerra Chino-Japonesa de 1894, la Guerra del Yijetuan de 1900, y tal es también el caso de la actual guerra chino-japonesa”[8].
En otros pasaje, Mao se refiere a los cambios de posición de las contradicciones:
“En otras circunstancias, sin embargo, las contradicciones cambian de posición. Cuando el imperialismo no recurre a la guerra, sino a medios relativamente moderados, medios políticos, económicos y culturales, para llevar adelante su opresión, la clase dominante del país semicolonial en cuestión capitula ante el imperialismo y forma con él una alianza para oprimir conjuntamente a las masas populares. En esas circunstancias, las masas populares suelen recurrir a la guerra civil contra la alianza del imperialismo y la clase feudal, en tanto que el imperialismo emplea a menudo métodos indirectos, y no la acción directa, para ayudar a los reaccionarios de dicho país a oprimir al pueblo, y así las contradicciones internas se vuelven particularmente agudas. Esto sucedió en China durante la Guerra Revolucionaria de 1911, la guerra revolucionaria de 1924-1927 y los diez años de la Guerra Revolucionaria Agraria, iniciada en 1927. También entran en esta categoría las guerras intestinas entre los diversos grupos dominantes reaccionarios de los países semicoloniales, como por ejemplo las guerras entre los caudillos militares de China”[9].
El segundo concepto de Althusser, y que se relaciona con las ideas de Mao, se refiere a una segunda distinción, que es entre el aspecto principal y el aspecto secundario de la contradicción lo que refleja, de acuerdo a Althusser, que “dentro de cada contradicción, la complejidad del proceso, es decir, la existencia en él de una pluralidad de contradicciones entre las cuales una es la dominante”[10].
El tercer y último concepto que destaca el autor es el desarrollo desigual de las contradicciones. De acuerdo a esto Althusser explica que el marxismo, en lugar de establecer el mito ideológico de una filosofía del origen y de sus conceptos orgánicos, “establece en principio el reconocimiento de la existencia de una estructura compleja de todo «objeto» concreto, estructura que dirige tanto el desarrollo del objeto como el desarrollo de la práctica teórica que produce su conocimiento”[11].
Más adelante el autor explica que afirmar que la unidad no es la unidad de la esencia simple u originaria, no implica sacrificar la unidad en el altar de la pluralidad. En realidad significa que “la unidad de la que habla el marxismo es la unidad de la complejidad misma, que el modo de organización y de articulación de la complejidad constituye precisamente su unidad. Es afirmar que el todo complejo posee la unidad de una estructura articulada dominante”[12]. En relación a esta última frase, recordemos que el autor planteó la idea de que existen contradicciones que dominan a otras, lo que hace de la complejidad en la cual figura, una unidad estructurada, donde esta estructura implica la relación de dominación-subordinación.
[1] Leszek Kolakowski, op. cit., 219
[2] Ibid., 215.
[3] Ibid., 217.
[4] Louis Althusser, La revolución teórica de Marx (México: Siglo XXI editores, 2010), 160.
[5] Mao Tse-tung, Sobre la contradicción (1968), Marxist Internet Archive, 2001(documento en línea: https://www.marxists.org/espanol/mao/escritos/OC37s.html
[6] Louis Althusser, op. cit., 179.
[7] Ibid., 160.
[8] Mao Tse-tung, op. cit.
[9] Ibid.
[10] Louis Althusser, op. cit., 161.
[11] Ibid., 164.
[12] Ibid., 167.