*Al final del artículo dejo los links con los demás artículos sobre este tema.
Examen crítico de la idea de una Renta Básica Universal (1): Algunas consideraciones preliminares (por Jan Doxrud)
En relación a las ideas de Van Parijs y en general, a los partidarios de una renta básica, pienso que es una propuesta inviable y caen en los mismos errores que los viejos socialistas. Este es un tema complejo de debatir ya que no resulta muy popular estar en contra de una propuesta tal como la renta básica que, según sus defensores, traería la emancipación socioeconómica del ser humano y que erradicará la pobreza. Pienso que el debate sobre la RBU es parte de un debate más amplio, que implica un choque de cosmovisiones diferentes sobre diversos temas como tendremos oportunidad de examinar a continuación.
En relación al ingreso/ renta básico garantizado (RBU), esta es una idea que se defiende con fuerza, especialmente tras la crisis del 2008 por economistas, filósofos y sociólogos . Antes de pasar a la crítica, quisiera realizar antes un examen más detenido sobre las ideas que subyacen a la propuesta de la RBU. Tenemos este proyecto que algunos consideran como utópico, pero que igualmente se discute en países como España, Suiza, Alemania y Austria. El debate sobre la RBU es complejo ya que se requiere entender el universo conceptual en el que se mueven sus defensores. La idea de una RBU no es una simple medida que se pueda introducir en la sociedad actual. La RBU requiere un cambio de paradigma en lo que se refiere a qué tipo de modelo de organización social queremos para el futuro, qué entendemos por libertad, qué entendemos por igualdad, qué es una sociedad justa y cuál es la relación del ser humano con el trabajo. En lo que he podido constatar, dentro de sus defensores las afiliaciones ideológicas son varias: marxismo, leninismo, indigenismo, ecologismo, así como la “ecología política” y la denominada “spiritual economics”. Por ejemplo, en el economista y defensor de la RBU, José Iglesias Fernández, existe un claro rechazo al sistema capitalista y el autor realiza varias referencias a Marx o Lenin, así como a la tradición de los socialistas utópicos. Para este autor la RBU es un instrumento de lucha contra el capitalismo. Su discurso no se distingue de la tradición socialista anticapitalista y la RBU en este caso pasa a ser un instrumento para una agenda ideológica particular.
Pero hay otros defensores, como el empresario Götz Werner, que se inspira, en parte, en la antroposofía de Rudolf Steiner (1861-1925)...así es una curiosa mezcla advertirá el lector. Dentro del paradigma que defienden los partidarios de la RBU hay mucho de espiritualidad, ecología y New Age. Steiner tenía una cosmovisión y una filosofía que se nutrió de ciertas corrientes filosóficas y espirituales de Occidente y principalmente de Oriente. Steiner también perteneció temporalmente al movimiento teosófico. Dentro de su filosofía, Steiner hizo referencia al tema de la economía, la propiedad y su gestión. En su libro “World Economy” plantea la idea de una “economía asociativa”. Steiner concebía la economía como un todo interconectado donde las personas podían satisfacer sus necesidades, pero tal economía global debía ser gestionada por asociaciones de industriales y de consumidores. Steiner pretendía así evitar dejar el funcionamiento económico a la “mano invisible” del mercado y al Estado, como lo defendían liberales y socialistas respectivamente. Los factores de producción (tierra, trabajo y capital) eran considerados por Steiner como factores de formación de precios. También concebía que dentro del mercado y la división del trabajo, las necesidades del individuo se veían atendidas de mejor manera si este trabaja por la satisfacción de las necesidades de la colectividad.
Más arriba hice referencia a la “ecología política” y al “Spiritual Economics”, por lo que explicaré los conceptos básicos de cada una ya que arrojará algunas luces en la comprensión del paradigma de algunos de los defensores de la RBU. Dos de los principales exponente s de esta disciplina fue el antropólogo marxista Eric Wolf (1923-1999), quien utilizó por primera vez el término en 1972 y Paul Robbins, director del Nelson Institute for Environmental Studies de la Universidad de Wisconsin-Madison. La ecología política es descrita como un campo interdisciplinario en constante construcción. Constituye una herramienta teórico - analítica de relevancia para abordar el mundo actual y sus problemas económicos, políticos, sociales y medioambientales. Esta disciplina no representa una escuela, ya que existen distintas versiones de la misma. Por ejemplo, tenemos a aquellos como Michael Löwy, John Bellamy Foster y al también mencionado André Gorz, que son partidarios más bien de un “marxismo ecológico” en el sentido de que adoptan la ecología como un instrumento contra el capitalismo.
De acuerdo a André Gorz, el mismo que dijo “adiós al proletariado”, el problema que se le planteaba a la ecología política era acerca de las modalidades prácticas que permitieran que el juicio personal de los individuos autónomos, persiguiendo sus propios fines, pudiesen también tomar en cuenta las exigencias del ecosistema. El autor, al igual que muchos de los defensores de la RBU, critican lo que consideran una suerte de fetiche: el crecimiento económico. Para Gortz tal crecimiento era para el capitalismo una necesidad sistémica totalmente independiente e indiferente a la realidad material. Es la razón instrumental, de la que hablaba Horkheimmer y Adorno, la que supuestamente prevalecería en el sistema capitalista. Lo anterior se basa a su vez en el pensador alemán Martin Heidegger (1889-1976) quien afirmaba que la voluntad de poder se manifestaba en todo lugar y en plenitud como trabajo. Para Gorz, al igual que para los partidarios de la RBU, el comunismo no consistía en el pleno empleo, ni en un salario para todo el mundo, sino que consistía en la eliminación del trabajo en la forma social e histórica específica en que se presentaba bajo el capitalismo: trabajo-empleo, trabajo asalariado o el trabajo mercancía. Como Robespierre y los partidarios de la RBU, Gorz defendía la idea de un ingreso de existencia, pero era consciente de que tal medida obligaba a las personas a ver las cosas de otro modo.
La ecología, como alternativa al sistema capitalista, ofrece liberar al ser humano de la dictadura del empleo. Otro aspecto importante de este autor, así como de los partidarios de la RBU, es su apuesta por el decrecimiento. La ecología política tenía para Gortz el objetivo de efectuar cambios ecológicamente necesarios en la manera de producir y consumir para de esa manera incentivar cambios normativamente deseables en el modo de vida y las relaciones sociales. Esta idea del decrecimiento está presente en el Club de Roma que, en 1972, publicó su primer informe de trabajo bajo el título: Los Límites del Crecimiento. El Club de Roma, es una “no-organización no-gubernamental y no lucrativa (ONG), la cual reconcilia a científicos, economistas, hombres de negocio, funcionarios internacionales y jefes de estado de los cinco continentes quienes están convencidos que el futuro de género humano esta aún por determinar y que cada ser humano puede contribuir a la mejora de nuestras sociedades”[1]. El informe advertía sobre los peligros que enfrentaba el planeta como consecuencia del incremento de la población, la industrialización galopante, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales.
En el siglo XXI, han insistido en la idea de que no puede haber un crecimiento poblacional, económico e industrial ilimitado en un planeta con recursos limitados. La socióloga francesa, Dominique Medá, también critica a la economía como disciplina, la cual se ha entregado por completo a la “religión de la producción”. La producción, el crecimiento económico y la abundancia terminaría a la larga por beneficiar a la sociedad en su conjunto. Cada individuoayudaría en esta tarea, a la producción y a la abundancia, y sería recompensado por su contribución al cuerpo social. Tal recompensa sería en función a su contribución. Añade la autora que tanto la contribución como la retribución se encausan mediante el trabajo. La situación actual de la ciencia económica es su obsesión por el crecimiento y su indiferencia hacia el tema del reparto. Los sucesores de Smith transformaron a la economía en una ciencia instrumental, es decir, en un instrumento de medición de riqueza. Los neoclásicos dejarían de hablar de riqueza para referirse al equilibrio, la eficacia productiva y a la maximización de la utilidad y de la producción. Con los keynesianos, señala Méda, el crecimiento económico se convertiría en un dogma. En palabras de la autora: “La cuestión del reparto ha sido totalmente olvidado, o peor, parece que nunca llegó a ser una preocupación propia de la economía”[2]. La economía no se preocupa ni de fines ni de reparto, sino que solamente de la producción.
3) La idea de una renta o ingreso básico universal (3): la crítica de Daniel Raventós (por Jan Doxrud)
[1] http://www.clubderoma.net/index.php?pagina=10&orden=tipo&criterio
[2] Dominique Méda, El trabajo. Un valor en peligro de extinción, 176.