(I) La Escuela Austriaca de Economía: La Economía como teoría de la acción humana (por Jan Doxrud)
Comenzaré este escrito haciendo una breve “biografía” sobre la Escuela Austriaca de Economía (EAE), para quienes no tengan ningún conocimiento al respecto. La EAE tiene su origen en Austria, en la segunda mitad del siglo XIX con los trabajos de Carl Menger (1840-1921), principalmente con la publicación de sus Principios de Economía Política y la “Metodología de las Ciencias Sociales”. Algunos de los aportes de Menger fueron: teoría subjetiva del valor, la ley de la utilidad marginal decreciente, el origen y evolución del dinero y la teoría económica de las instituciones políticas. Ahora bien, como señalan algunos economistas como Friedrich Hayek, Murray Rothbard y el economista español, Jesús Huerta de Soto, el pensamiento de Menger y de la EAE, puede retrotraerse más allá del siglo XIX y de Austria, hasta los siglos XVI y XVII y los aportes de los escolásticos españoles de la Escuela de Salamanca como Juan de Mariana, Diego de Covarrubias y Martín de Azpilcueta entre otros. Otro personaje crucial dentro de esta escuela de pensamiento económico fue el austriaco Eugen von Böhm-Bawerk (1851-1914), catedrático de economía en Innsbruck y Viena, donde llegó a ser Ministro de gobierno del imperio de Austria-Hungría. Los aportes de Böhm-Bawerk se concentraron principalmente en la teoría del interés y del capital, y, además, por su lapidaria crítica al sistema económico marxista. Un tercer autor que suele mencionarse en la historia de la evolución de la EAE es Friedrich von Wieser (1821-1856), quien realizó aportes en la temática del “coste de oportunidad”, esto es, que el ser humano, al elegir, “X”, renuncia a “Y” y “Z”. Tal coste de oportunidad, aquello a lo cual renunciamos al hacer una elección, se fundamenta en una valoración subjetiva que el individuo otorga adversos fines. En palabras de Huerta de Soto:
“Denominamos coste al valor subjetivo que el actor da a los fines a los que renuncia cuando define cuando decide seguir y emprender un determinado curso de acción. Es decir, la acción siempre implica renuncia; el valor que el actor da a lo que renuncia es su coste, y éste consiste por esencia en una valorización, estimación o juicio netamente subjetivo y prospectivo que ha de ser descubierto empresarialmente en cada instancia particular del tiempo y lugar por los actores implicados en cada acción”[1].
El cuarto y más influyente autor dentro de la historia de la EAE fue el austriaco Ludwig von Mises (1881-1973) originario de Lvov (actual Ucrania) región que formaba parte del Imperio Austro-Húngaro Posteriormente su familia se trasladó a Viena, en donde posteriormente asistió a los cursos de Böhm-Bawerk, donde también asistieron otros célebres autores: Joseph A. Schumpeter, Otto Bauer, Rudolf Hilferding y Otto Neurath. Después de participar en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), donde recibió tres condecoraciones, pasó a ser asesor del Departamento de Guerra y participó en la Comisión de Reparaciones de la Liga de las Naciones. Tras llegar Hitler al poder en 1933, Mises se trasladó al año siguiente a Suiza, pero en 1940 tuvo que huir y finalmente terminó por pasar el resto de sus años de vida en Estados Unidos donde formó a una serie de discípulos, además de los que ya tenía en Europa donde destacaba Friedrich Hayek. En 1945 pasó a ser profesor visitante de la Universidad de Nueva York de cuyo seminario saldrían importantes segadores y discípulos: Murray N. Rothbard, Israel Kirnner, George Reisman y Hans Sennholz. La influencia de Mises perdura fuertemente en la actualidad a través del Mises Institute en Alabama, Estados Unidos y otros como el Instituto Mises Brasil, Mises Hispano, Mises Canada, etc. Además existen otros Think Tanks liberales que están influenciados por la filosofía política y económica del austriaco.
Los aportes del intelectual y economista austriaco fueron diversos, lo cual puede apreciarse en la diversidad de temas abordados en sus obras:
a) La Acción Humana. Tratado de Economía.
b) El Socialismo. Análisis Económico y Sociológico.
c) La Teoría del Crédito y del Dinero.
d) Liberalismo. La tradición clásica.
e) Crítica del Intervencionismo. El mito de la “Tercera Vía”.
f) Teoría e Historia. Una interpretación de la evolución social y económica
g) La mentalidad anti-capitalista.
h) Problemas epistemológicos de la economía.
Dicho esto, entremos ahora en materia. Lo que me propongo en esta serie de artículos es exponer las principales ideas de la EAE. Comenzaré con el concepto de economía de esta escuela, esto es, la concepción de esta disciplina como ciencia de la acción humana o “praxeología”, o lo que es lo mismo, la estructura lógica de la acción humana. Este escrito será, para algunos lectores, quizás el más alejado de la economía tal como se entiende en nuestros días. Los economistas de la EAE tenían una concepción más amplia de esta (no la reducían a mera crematística como Aristóteles) y, por lo demás, la mayor parte de sus integrantes no se limitaban sus estudios a la economía, sino que también incursionaban en otros terrenos conectados con esta: política, filosofía, epistemología, ética, sociología e historia. La economía, a diferencia de las ciencias exactas, estudia fenómenos complejos en donde intervienen miles de millones de acciones de seres humanos de distintos países, culturas y gustos. De manera que muchos de estos autores rechazan aquella moda de algunos economistas de querer emular a las ciencias exactas, ya que sus respectivos objetos de estudios son radicalmente diferentes.
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Ludwig von Mises era conciente de lo joven que era la ciencia económica y que, por ende, aún tenía un largo camino que recorrer. Pero igualmente defendía a esta nueva disciplina de sus críticos, por un lado, de los naturalistas y físicos quienes censuraban a la economía por no ser una ciencia exacta y por excluir los experimentos en laboratorios. Por otro lado estaban quienes criticaba a las ciencias sociales en general, por ser disciplinas estériles que no habían sido capaz de proporcionar explicaciones exactas de los fenómenos sociales y por haber fracasado en sus intentos mejorar las condiciones humanas. Por último estaban aquellos que tachan a la economía como una “ciencia triste” (palabras de Carlyle) y una disciplina de la cual prácticamente pueden prescindir. Mises critica a aquellos hombres “prácticos” que se jactan de ignorar la economía así como las enseñanzas que esta puede proporcionar. Pero, a medida que vayamos exponiendo la concepción de la economía que tenía Mises, entenderemos que tales perspectivas eran completamente erradas. La irrupción de la ciencia económica fue para Mises de crucial importancia, ya que abrió a la ciencia humana una acampo inaccesible nunca antes imaginado. En palabras del autor:
“El descubrimiento de una regularidad en la secuencia e interdependencia del fenómeno del mercado desbordaba el sistema tradicional del saber. Surgía así un conocimiento que no era ni lógica, ni matemática, ni tampoco psicología, física o psicología”[2].
¿Cuál era ese nuevo saber que no encajaba en ninguno de los saber existentes? ¿En que consistía esta disciplina que abordaba los complejos e interdependientes fenómenos del mercado prescindiendo de consideraciones normativas, éticas o psicológicas? La respuesta: la praxeología. A diferencia de los economistas clásicos, Mises no redujo el ámbito de estudio de la economía a los aspectos económicos de la acción humana: riqueza, afán de lucro, impuestos, etc. El pensador austriaco señala que esta visión reduccionista llegó gradualmente a su fin con el surgimiento de la nueva economía subjetivista, que transformó la teoría de los precios en una “teoría general de la acción humana”, o lo que es lo mismo, la praxeología. Quisiera desde ya destacar dos conceptos relevantes. El primero es el ya mencionado, la praxeología, término empleado por primera vez en 1890 por el pensador francés Alfred Espinas (1844-1922). Cabe aclarar – como lo hace el académico italiano, Lorenzo Infantino[3] – que la praxeología de Mises se diferencia de la del sociólogo Max Weber, ya que Mises definió la racionalidad de la acción refiriéndose de manera exclusiva a los medios, mientras que Weber se refería a los motivos o finalidades de la acción. Al respecto escribe Infantino:
“Weber (…) trataba de demostrar que, respecto a los fines, la acción no siempre es económica. Una demostración que, vista en la perspectiva de Mises, es totalmente inútil, ya que los objetivos finales no son económicos; económicos son los medios, y los son siempre”[4].
Un segundo concepto de relevancia es el de “cataláctica” o “ciencia de los intercambios”. Para ser más claro, y como lo explicó Hayek, por catalaxia se entiende aquel orden que emerge por el ajuste recíproco de muchas economías individuales en un mercado. Por su parte, Mises añade:
“Interesan a la cataláctica todos los fenómenos de mercado; su origen, su desarrollo, así como las consecuencias que provocan. La gente busca en el mercado no sólo alimento, cobijo y satisfacción sexual, sino también otros muchos deleites espirituales. El hombre, al actuar, se interesa por cosas materiales y cosas inmateriales. Optan entre diferentes alternativas, sin preocuparse de si el objeto de su preferencia pueda ser considerado por otrosmaterial o espiritual. En las escalas valorativas de los hombres todo se entremezcla”[5].
A la praxeología no le interesa solamente la acción del individuo aislado, sino que también la interacción de los individuos, es decir, cómo se forma la sociedad. Los individuos son conscientes de que la cooperación, en donde cada uno pone a disposición de los demás sus aptitudes, tiene como resultado una mayor beneficio (o productividad). Esto es lo que se denomina como la “Ley de Asociación” en virtud de la cual la división del trabajo opera como una condición necesaria de la formación de la sociedad, es decir, permitió la gradual cooperación entre los individuos. Así Mises descarta la existencia de un supuesto “contrato social” que dio nacimiento a la sociedad. Al respecto explica el economista austriaco:
“La sociedad es acción concertada, cooperación. Es producto de un comportamiento consciente y deliberado. Esto no quiere decir que los individuos celebraran un buen día un contrato en virtud del cual quedó fundada la sociedad humana (…) Ese complejo de relaciones mutuas creado por la acción recíproca de los individuos es lo que se denomina sociedad. Reemplaza una vida aislada de los individuos por la colaboración. La sociedad es división del trabajo y combinación de los esfuerzos. Por ser el hombre un animal que actúa se convierte en animal social”[6].
La praxeología forma parte de lo que se conoce como “ciencias formales” y se vale del método axiomático-deductivo para establece juicios analíticos. En otras palabras el método praxeológico consiste en inferir una serie de teoremas a partir de unos determinados axiomas, es decir, a partir de proposiciones no demostradas en el sistema. Los axiomas vendrían a ser suposiciones iniciales, por ende, no probadas. Esto ha sido tema de debate ya que existen quienes critican a la Escuela Austria de ser una pseudociencia que carece de una base empírica.
Como el tema central de este escrito es la praxeología o la lógica de la acción humana, conviene precisar que es lo que Mises entiende por “acción”. El austriaco define el concepto de “acción” como la conducta consciente, una manifestación de la mente, como la voluntad movilizada en acción, que pretende alcanzar fines y objetivos. Aquí introducimos el concepto de “mente”, por lo que conviene realizar una breve precisión sobre la ontología (y antropología) de Mises. Definiré ontología tal como lo hace el filósofo de la ciencia, Mario Bunge, esto es, como aquella rama de la filosofía que estudia las características más generales de la realidad, lo cual incluye: la mente, la vida, la causalidad, el cambio, el tiempo y la existencia real. Misesse plantea preguntas que aún son objeto de estudio de los filósofos de la mente:
a) ¿Cómo pueden los estados mentales, que son subjetivos y no físicos, causar algo en nuestro mundo físico?
b) ¿Cómo puede nuestra intención causar que movamos nuestras piernas y brazos?
Cuando preguntamos acerca de cómo nuestros pensamientos pueden influir en el mundo físico, estamos haciendo referencia al problema de la “causación mental. Mises señala que, dado los conocimientos disponibles, no era posible abrazar el monismo o lo que hoy se conoce como materialismo eliminativo, que niega la existencia de estados mentales, de manera que estos quedan eliminados dejando sólo a los órganos físicos del cuerpo humano. En otras palabras, la materia tiene una prioridad ontológica por sobre lo mental. En el caso de Mises, éste opta por el dualismo ontológico y, por ende, abraza también el dualismo metodológico. En palabras del autor:
“La razón y la experiencia nos muestran dos reinos separados: el externo, el de los fenómenos físicos, químicos y fisiológicos; y el interno, el del pensamiento, el sentimiento, de la apreciación y de la actuación consciente. Ningún puente conocemos hoy que una ambas esferas. Idénticos fenómenos exteriores provocan reflejos humanos diferentes y hechos dispares dan lugar a idénticas respuestas humanas. Ignoramos por qué”[7].
En cuanto a los aspectos antropológicos de Mises, sin entrar en detalles, en “La Acción Humana”, el autor se muestra contrario a la teoría de la “tabla rasa” tal como lo planteaban el conductismo, ya que el individuo cuenta con medios propios, para ser más preciso, con instrumentos mentales, para aprehender la realidad. Tales instrumentos mentales son lógicamente anteriores a todo conocimiento. Para plantearlo de otra manera, Mises defiende la idea de que existen categorías universales del pensamiento y de la acción, lo que significa que existe una estructura lógica de la razón humana común a toda la humanidad. Si la lógica se fragmenta entre las razas (nazismo), entre las naciones (ultranacionalismo) o entre las clases sociales (marxismo) entonces no habría posibilidad de entendimiento alguno entre los seres humanos. La lógica burguesa sería incompatible con la lógica proletaria y la lógica aria sería incompatible con las lógicas no-arias. Pero lamentablemente el teorema de Pitágoras es tan verdadero para un musulmán, un buddhista, un comunista o un anarquista. Mises se hace cargo de las observaciones de antropólgos sobre el tema del pensamiento prelógico. Por ejemplo, cita el caso del sociólogo y antropólogo francés, Lucien Lévy-Bruhl (1857-1939), quien afirmaba que la mentalidad de los pueblos primitivos era de carácter esencialmente mítico y prelógico. Mises señala que esto es cierto, pero el punto es que la diferenciación hecha por Lévy-Bruhl entre pensamiento lógico y prelógico se refiere más al contenido que a la forma o estructura categorial del pensar. El académico de la Universidad de Pisa, Raimondo Cobeddu, explica la empresa llevada a cabo por Mises como sigue:
“Con la praxeología, Mises se propone superar los planteamientos erróneos del problema mediante una ciencia de la acción humana basada no en consideraciones empíricas o históricas, sino en una ciencia lógica y a priori que tiene como fin la comprensión de lo universal e identifica la esencia del hombre en su actuar para alcanzar fines subjetivos. Así, pues, su punto de partida no es el behaviour, sino la comprensión de la acción humana mediante teoremas a priori que la experiencia histórica no podrá modificar ni desmentir. De este modo la praxeología (…) acaba comprendiendo todos los aspectos de la vida humana, pues toda acción humana nace de juicios de valor subjetivos y está dirigida por un conjunto de informaciones (verdaderas o falsas) sobre el fin y sobre los medios”[8].
Regresemos a nuestro tema central. Había señalado que la “acción” era para Mises la conducta consciente, una manifestación de la mente, un proceder consciente y deliberado que se opone a los reflejos o a las reacciones involuntarias de nuestro organismo. Lo que motiva la acción es el deseo del ser humano de pasar de un estado de insatisfacción a uno de satisfacción. El ser humano puede proyectarse mentalmente los medios por los cuales puede alcanzar diversas situaciones que son más satisfactorias en comparación a la condición presente en la que se encuentra el sujeto. Es por esto que Mises afirma que es el malestar el incentivo que induce al individuo a actuar, es decir, podemos decir que el motor que mueve al ser humano es el deseo y no la satisfacción. Pero no basta con que exista malestar y que podamos proyectar mentalmente situaciones más satisfactorias, ya que falta un tercer requisito que es el poder advertir mentalmente que cierta conducta deliberada me permitirá suprimir o disminuir el estado de insatisfacción. Si somos incapaces de concebir un curso de acción que logre modificar nuestro estado de insatisfacción, entonces, sólo nos queda someternos lo que “el destino dicte”. Pero el hombre, afirma Mises, actúa, porque es capaz de descubrir relaciones causales que generan cambios y mutaciones en el entorno. De esto se desprende que el actuar implica y presupone la categoría de causalidad. En palabras de Mises:
“La categoría medios y fines presupone la categoría causa y efecto. Sin causalidad y regularidad fenomenológica no sería posible ni el raciocinio ni la acción humana. Tal mundo sería un caos, en el cual el individuo se esforzaría vanamente por hallar orientación y guía. El ser humano es incluso incapaz de representarse semejante desorden universal”[9].
Un punto de suma relevancia es que la praxeología, como ciencia de la acción humana, sólo se ocupa de los medios por los cuales los seres humanos, movidos por la insatisfacción, alcanzan sus fines. Mises afirma que la praxeología es una ciencia teórica y sistemática cuyo objeto es la acción humana, de manera que no centra su atención en circunstancias ambientales, accidentales e individuales de los actos concretos. Lo que Mises quiere dar a entender es que la praxeología es una ciencia formal y, como tal, estudia la acción humana desde esa óptica, y no desde un punto de vista material, es decir, no le compete a la praxeología el contenido de esa acción. A la praxeología no le interesa el fin que el individuo persigue, no juzga desde algún sistema ético la acción que el individuo emprende.
Es más, para Mises toda acción humana es racional, pero no en el sentido del modelo del homo economicus de la economía ortodoxa. El mismo Mises es claro al señalar que la razón humana no es infalible, de manera que el ser humano se equivoca en la elección de medios así como en su utilización. La acción es racional en el sentido de que el individuo, buscando pasar de un estado insatisfactorio a uno más satisfactorio, busca los medios más óptimos para alcanzar los fines que el mismo individuo ha determinado. Podemos decir que existirían distintos planos de racionalidad y, al menos en praxeología, no puede existir una racionalidad última que sirva como criterio para juzgar a las demás racionalidades. Al respecto explica Mises:
“La acción humana es siempre y necesariamente racional. Hablar de acción racional es un evidente pleonasmo y, por tanto, debe rechazarse tal expresión. Aplicados a los fines últimos de la acción, los términos racional e irracional no son apropiados y carecen de sentido. El fin último de la acción siempre es la satisfacción de algún deseo del hombre actuante. Puesto que nadie puede reemplazar los juicios de valor del sujeto en acción por los propios, es inútil enjuiciar los anhelos y las voliciones de los demás. Nadie está calificado para decidir qué hará a otro más o menos feliz”[10].
En suma, de acuerdo a Mises, las enseñanzas de la praxeología y de la economía son válidas para toda la acción humana, es decir, con independencia de los motivos y de las causas y fines en que esta se fundamenta. Cabe en este punto realizar una aclaración. Se podrá pensar que Mises vendría a ser un antecesor directo del economista de la Escuela de Chicago, Gary Becker, ya que este último se caracterizó por extender el análisis económico a fenómenos que iban más allá de la esfera económica, por ejemplo, el matrimonio, la crianza de hijos, la discriminación (función de la utilidad ampliada). Resulta que lo anterior no sería cierto. En un excelente libro, el economista español Javier Aranzadi del Cerro[11], realiza un minucioso estudio comparativo de la obra de Mises y Becker. En el capítulo XI, el autor realiza un claro cuadro comparativo entre ambos autores, de manera que cabe mencionar algunas de sus conclusiones.
1-Punto de vista económico:
a) Mises desarrolla una teoría de la acción humana como un proceso dinámico que conocemos bajo el nombre de praxeología.
b) Becker desarrolla una teoría de la decisión basada en la maximización bajo restricciones.
2-Protagonista del proceso social:
a) Mises: El hombre de carne y hueso.
b) Becker: Homo Economicus, maximizador del beneficio.
3-Definición de la relación medio-fin:
a) Mises: descubrimiento de medios y creación de posibilidades.
b) Becker: los medios y fines están dados.
4-Dinamismo del concepto clave:
a) Mises: la persona construye su estructura de medios y fines en el ejercicio de la función empresarial; es una estructura dinámica.
b) Becker: Análisis estático y atemporal de elección ante alternativas dadas.
5-Concepto de competencia:
a) Mises: Proceso dinámico de descubrimiento.
b) Becker: modelo de equilibrio de mercado.
6-Estructura de la relación medio-fin
a) Mises: Se basa en la historicidad de la persona en sus dos vertientes: fluencia y proyección.
b) Becker: Los medios y fines son datos fuera de su marco de referencia: desaparece el aspecto subjetivo.
7-La información:
a) Mises: es subjetiva; de tipo práctico; privativa y dispersa; tácita; es transmisible.
b) Becker: la información está dada y objetivada en las restricciones de la función de la utilidad ampliada.
8- El error:
a) Mises: Posibilidiad de error ex-post. Tan factible es la ganancia, como la pérdida.
b) Becker: no hay posibilidad de error.
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Quizás algún lector se estará preguntando que tiene que ver loe expuesto con la economía. Murray N. Rothbard (1926-1995) explicaba que la economía constituía una subdivisión de la praxeología. A través del análisis de la acción humana se pueden entender los principales conceptos en economía: acción, elección, costo de oportunidad, fines, medios, valoración subjetiva, formación de precios, ganancia, pérdida, utilidad marginal, preferencia temporal y el fenómeno del interés. El filósofo argentino, Gabriel Zanotti, ha estructurado claramente los axiomas y teoremas dentro del pensamiento de Mises.
Tenemos, como axioma, que la persona actúa y no puede no actuar, ya que está permanente buscando intencionalmente pasar de una situación menos satisfactoria (X) a una más satisfactoria (Y), de manera que lo que mueve al ser humano es la insatisfacción. Un individuo totalmente satisfecho en el pleno sentido de la palabra, no actuará. Cuando este ser humano busca pasar de una situación Xa Y, recurre a una serie de medios para lograr su fin. Pero sabemos que los medios son escasos, de manera que sólo en Jauja, el País de Cucaña o en el Jardín del Edén el hombre podría satisfacer ilimitadamente sus fines. Ahora bien, cuando la persona efectivamente logra pasar de la situación X a la situación Y entonces ha obtenido una “ganancia” (utilidad), que no es necesariamente monetaria, sino que puede ser, por así decirlo, psíquica. Esta ganancia vendría a ser la diferencia positiva entre la situación lograda y la situación abandonada. El ser humano, con el objetivo de aumentar el margen de utilidad buscará elegir aquellos medios que le permita alcanzar su fin de la manera menos costosa posible (disminuir los costos y maximizar utilidades). Otra idea importante es el fenómeno del interés. Tenemos, como premisa, que el ser humano, al actuar, busca satisfacer sus necesidades ahora y no en el futuro, es decir, prefiere el consumo presente al consumo futuro. Si la tendencia fuese el consumo futuro, entonces nunca consumiría. La pregunta entonces es cómo se puede inducir al individuo a postergar su consumo presente, y es aquí donde entra en escena la ley de la preferencia temporal. Para que la persona postergue su consumo presente, ha y que incentivarlo, y la única manera de hacerlo (descartando la coacción) es que se le asegure a ese individuo que en el futuro recibirá una valor adicional. Distintas personas pueden tener distintas preferencias temporales. Por ejemplo, una persona con alta preferencia temporal valorará más los bienes presentes que los bienes futuros, de manera que el interés será más alto, es decir, tendremos que ofrecerle un valor adicional futuro mayor en comparación a una persona con baja preferencia temporal. Unido al anterior fenómeno del interés está el ahorro, condición necesaria para inversión.
Mises también utiliza el análisis praxeológico para demostrar la imposibilidad del socialismo. En el socialismo el mercado está intervenido, los sujetos no son libres de actuar, de escoger subjetivamente sus propios fines y alcanzarlo por medio de los medios que estime conveniente. En el socialismo la voluntad de las personas libres es sustituida por la voluntad de un dictador o una junta de planificadores centrales. La libre iniciativa y la capacidad creativa de los individuos es aplastada por esa única voluntad que cree disponer de toda la información necesaria y que puede, por ende, reemplaza al mercado, en la fijación de las cantidades y precios de los bienes de consumo y los factores de producción. También cree disponer de la información necesaria para saber qué es lo que los individuos que integran una sociedad dada necesita.
Resumamos algunos de los principales puntos de la praxeología vistos tal como lo expone uno de los principales discípulos de Mises: Murray N. Rothbard:
1-La praxeología se define como la ciencia que estudia la acción humana desde la óptica de las implicaciones formales de la descripción del concepto de acción. Esta no se ocupa del contenido de los fines humanos. Rothbard resume las diferencias entre la praxeología y otras disciplinas como sigue:
a) Psicología: ¿Por qué el ser humano elige diversos fines?
b) ética: ¿Cuáles deberían ser los fines del ser humano?
c) Historia: ¿Cuáles son y cuáles han sido los fines del hombre y cómo ha empleado los medios para alcanzarlos?
d) Praxeología: ¿Cuáles son las implicaciones formales del hecho de que el ser humano usa medios para alcanzar diversos fines elegidos?
2-La característica crucial y distintiva del ser humano es el concepto de acción.
3-La acción humana se define como un comportamiento deliberado.
4-La acción sólo puede ser llevada a cabo porsujetos actuantes individuales, de manera que la “sociedad” o “grupos”, estrictamente hablando, no actúan (sólo lo hacen en un sentido metafórico)
5-Toda acción es un intento de cambiar un estado de cosas menos satisfactorio por otro más satisfactorio.
6-Para iniciar la acción no basta con que el individuo tenga fines aún no alcanzados. Debe existir a su vez formas de comportamiento que le permitan alcanzarlos (el ser humano no puede esperar que el Sol brille más cuando lo desee)
7-El individuo se encuentra inserto en un entorno que trata de modificar para alcanzar sus objetivos. Ahora bien, en este entorno existen elementos que el individuo no puede cambiar y otros que sí puede alterar (medios empleados). Los medios son escasos y tienen fines alternativos. El sujeto al elegir A excluye otras alternativas (coste de oportunidad)
8-La vida de los individuos transcurre en el tiempo, de manera que los fines que se proponen sólo pueden alcanzarse en el futuro. Este futuro es siempre incierto, puesto que si este fuese completamente predecible, es decir, si la información fuese siempre completa, entonces el sujeto no actuaría ya que no podría alterar la situación. Una verdad fundamental es que el individuo prefiere alcanzar sus fines en el menor tiempo posible
9-La acción requiere una elección de aquellos fines que habrán de satisfacer mediante el empleo de los medios. En la elección de los medios, el individuo debe economizar para poder satisfacer los fines más deseados.
10-Los fines alternativos son ordenados por el individuo en una escala de prioridades de acuerdo al valor (subjetivo) que tenga para éste.
11-Siguiendo a Francisco Capella, la acción no es solamente subjetiva, dinámica (cambia) y relativa (a mi me gusta más A que B y C), sino que también es interactiva, ya que ciertas necesidades emergen en nosotros como resultado de la interacción con otras personas)
[1] Jesús Huerta de Soto, Estudios de Economía Política (España: Unión Editorial, 2004), 26-27.
[2] Ludwig von Mises. La Acción Humana. Tratado de Economía (España: Unión Editorial, 2011), 1.
[3] Lorenzo Infantino, Individualismo, mercado e historia de las ideas (España: Unión Editorial, 2009)
[4] Ibid., 265.
[5] Ludwig von Mises, op. cit., 284-285.
[6] Ibid., 173.
[7] Ludwig von Mises, op. cit., 23.
[8] Raimondo Cubeddu, La Filosofía de la Escuela Austriaca (España: Unión Editorial, 1997), 110.
[9] Ludwig von Mises, op. cit., 28.
[10] Ibid., 24.
[11] Javier Aranzandi del Cerro, Liberalismo contra Liberalismo. Análisis teórico de las obras de Ludwig von Mises y Gary Becker (España: Unión Editorial, 1999)