1/10-Apuntes sobre la filosofía de Hegel (por Jan Doxrud)
La filosofía de Hegel es, quizás, una de las más complejas con la que el lector interesado en filosofía podrá encontrarse. Su filosofía más bien constituye un metarrelato filosófico omniabarcante y omnicomprensivo en donde todo está incluido y explicado de manera coherente. Si algunos filósofos han querido captar un fragmento de la realidad, Hegel ha querido captar la totalidad de lo real. Para Bertrand Russell, la filosofía de Hegel era en realidad una inspiración mística que posteriormente fue racionalizada.
Para filósofos como Mario Bunge y Jesús Mosterín, Hegel no fue un filósofo sino que un escritor que dio inicio aquella moda que dice que mientras más incomprensible sean tus ideas más profundas aparecerán ante el lector. De acuerdo con Isaiah Berlin el sistema hegeliano es una “vasta mitología que, como muchas otras, tiene grandes capacidades de iluminar, así como grandes capacidades de oscurecer todo lo que toca”[1].
Más adelante continúa Berlin: “Ha vertido al mismo tiempo luz y tinieblas; acaso más tinieblas que luz…es como un bosque muy oscuro, y quienes entran en él rara vez vuelven para decirnos qué es lo que vieron”[2].
Por su parte, Karl Popper opinaba que Hegel representaba la culminación del pensamiento mágico. En la sociedad abierta y sus enemigos, Popper explica que la filosofía hegeliana inició una edad controlada por la magia de palabras altisonantes y por el irresistible poder de la jerigonza. Además Popper critica a Hegel por su “colectivismo platonizante” y por su teoría de acuerdo a la cual el Estado y la nación eran más reales que el individuo. Tal clase de ideas habrían pavimentado el camino para los totalitarismos del siglo XX. Por su parte, el ya mencionado filósofo de la ciencia, Mario Bunge, no se cansa de tildar la filosofía de Hegel de irracional y absurda.
Hegel fue un pensador con una formación principalmente teológica y, a pesar de haber escrito sobre temas relacionados con la ciencia y la naturaleza, su ignorancia respecto a estos era absoluto. No podemos dejar al que fue quizás el más célebre enemigo y contemporáneo de Hegel: Arthur Schopenhauer. Este filósofo tildaba al hegelianismo como una “escuela de trivialidad, ese nido de irreflexión e ignorancia, esa pseudosabiduría corruptora de mentes que finalmente comienza a reconocer ahora como tal…”[3].
El propio Hegel escribió a su amigo, el teólogo Friedrich Niethammer: “es más fácil ser ininteligible de una forma sublime que ser inteligible de forma sencilla”[4]. Esto constituyó un problema que le valió críticas a Hegel por parte de sus contemporáneos. No sólo era oscuro en su manera de escribir, sino que también lo era en su manera de hablar. El mismo Goethe hacía alusión en 1807 a la dificultad que tenía Hegel de expresarse[5]. También hay testimonios sobre sus clases en Berlín por parte de un discípulo, Heinrich Gustav Hotho:
“Cada frase se presentaba como aislada, hecha pedazos, y parecía no salir de la boca del maestro más que a costa de un gran esfuerzo, y de una forma atropellada”[6].
A pesar de ello, agrega el testigo, las palabras de Hegel cautivaban a la audiencia ya que el filósofo emanaba una “impresionante seriedad”. El hecho es que quien por primera vez lea a Hegel, podrá sentirse un tanto frustrado al no entender casi nada de lo que lee y pensar que no está dotado de las facultades necesarias para acceder a su filosofía. La verdad es que la culpa hay que achacársela a Hegel por su falta de claridad, a su oscurantismo que quizás era necesario para que su filosofía sobresaliese. Recordemos las palabras de Schelling que reflejan el clima intelectual de la época:
“Los alemanes habían estado durante tanto tiempo filosofando únicamente entre ellos que, en sus pensamientos y palabras, se habían alejado poco a poco, cada vez más, de los que es generalmente inteligible (…) y este alejamiento llegó a convertirse por fin casi en la medida del talento filosófico”[7].
Hegel no fue el único que cultivó un “estilo oscurantista” ya que la mayoría de los demás filósofos eran igualmente oscuros. Antes que él, Kant también había sido criticado por su falta de claridad. El mismo Hegel lanzó contra él una serie de invectivas debido a su lenguaje críptico. En un comienzo, la filosofía kantiana estuvo bajo el monopolio de un grupo selecto de seguidores del filósofo prusiano y fue gracias a sus discípulos, como Reinhold, que la obra de Kant pudo darse a conocer al público y a familiarizarlos con la terminología kantiana.
Fichte dijo que la gran suerte de Kant fue su oscuridad. Como escribió el biógrafo y especialista en Hegel, Jacques D’Hondt, Hegel se sirvió hábilmente de su propia oscuridad, siendo esta última necesaria para el sistema que estaba elaborando. Los críticos de Hegel calificaban su pensamiento de caótico y que si Hegel hubiese logrado exponer su pensamiento en un estilo diáfano, su filosofía hiubiese sido aún más insostenible. De acuerdo con lo anterior, la filosofía hegeliana no hubiese llegado a ser lo que es si no se hubiese expresado en lenguaje críptico, que es lo que le da su sello propio y la hace ser una fuente inagotable de interpretaciones o, como afirmó D’Hondt: “con Hegel nunca se acaba”.
No obstante lo anterior, la filosofía de Hegel ha tenido una gran influencia en la filosofía del siglo XIX y aún en nuestros días se escriben libros valorando la filosofía hegeliana a la luz del siglo XXI. Los autores comprometidos en esta empresa abordan parcelas del pensamiento hegeliano como el amo y esclavo, el reconocimiento, la dialéctica, la ética, la política, el arte, la filosofía de la historia, la ontología, epistemología, el derecho la lógica.
Es interesante que un filósofo con un estilo tan oscuro, que puede hacer renunciar a cualquiera tras leer las primeras líneas, continúe apareciendo en cualquier manual de filosofía serio. Tan es así que la filosofía occidental no puede ser realmente comprendida omitiendo la filosofía de Hegel. Para bien o para mal, para quienes todavía creen que Hegel tiene algo que decirnos en la actualidad y para quienes piensan que es una filosofía obsoleta, la filosofía hegeliana se niega a desaparecer.
Pero no hay que ser lapidario con Hegel. Hay que tener en consideración la época en la que vivió, el intento de su parte por construir una nueva filosofía, lo que pudo haberse traducido en la necesidad de servirse de todo una nuevo acervo de neologismos. Ahora bien, no debemos caer en críticas ad hominem, es decir, criticar la figura de Hegel y acusarlo de pedante y hasta de lunático. En lugar de esto, hay que concentrarse en su obra y lograr apreciar cuál es su relevancia dentro de la historia del pensamiento occidental.
En resumen debemos preguntarnos lo siguiente: ¿Por qué un filósofo oscuro, para algunos un cuasi místico y para otros, autoritario, aún es objeto de estudio por parte de muchos y se niega a desaparecer de las estanterías de las librerías? Hegel se niega a sucumbir, lo reviven sus seguidores y sus críticos, Kierkegaard, Marx, Koyré, Wahl, Hyppolite, Merleau-Ponty, Charles Taylor y otros han mantenido al filósofo alemán a flote.
A continuación abordaré tanto la vida del filósofo como algunas de sus principales obras como la Fenomenología, la Enciclopedia, la Filosofía de la historia, así como parte de su pensamiento político. Al final se hará alusión a las críticas a la filosofía hegeliana.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel nació el 27 de agosto de 1770 en Stuttgart, capital del ducado de Würtemberg. Su familia era luterana y se crió dentro de un ambiente religioso. Como escribió Jacques D'hondt, y esto hay que tenerlo en consideración cuando abordemos la Fenomenología del espíritu:
“La primera actitud de la conciencia respecto al mundo, la que se le inculca, no es sensible, sino religiosa, aunque se obtenga por la mediación inconsciente de la sensibilidad y el sentimiento. La familia de Hegel se vio sacudida por la disentería, su madre muró cuando este aun era un niño”[8].
Sobrevivieron su padre, un hermano y una hermana. Hegel estudió en un excelente colegio en Stuttgart donde ya demostraba interés por diversas formas de conocimiento. Se sentía fascinado por la cultura griega, leía a Antígona, traducía a Epícteto, Tácito y Longino. A los quince años nuestro futuro filósofo imaginaba una conversación entre Antonio, Octavio y Lépido sobre el triunvirato en donde expresa sus opiniones políticas.
A los diecisiete años se ocupó de La religión de los griegos y los romanos, donde examina el politeísmo de la antigüedad desde la óptica de la Ilustración. En 1788 al final del curso escolar, Hegel se encargó del discurso de despedida de los alumnos, que trató sobre el “El estado deplorable de las artes y las ciencias entre los turcos”, entendiendo por “turco”, los no cristianos.
¿Cómo era el espacio geográfico en el que estaba inmerso Hegel? Würtemberg era una provincia alemana más. En aquella época Alemania se encontraba dividida, en realidad desde el “primer reich” que comenzó con el imperio otónida, Alemania se transformaría en un inestable espacio fragmentado. Los nostálgicos de una Alemania unificada tendrían que esperar el año 1871 cuando el canciller de hierro, Otto von Bismarck, logró unificar Alemania y crear el “Segundo Reich” bajo Guillermo I. Hegel escribiría posteriormente sobre la decadencia de Alemania después del Paz de Westfalia (1648) donde se pone fin, entre otros conflictos, a la Guerra de los Treinta Años en Alemania. En esta, se proclamó la la primacía de los Estados alemanes frente a poderes externos como el Papa o el Emperador.
Así, la Paz de Westfalia significó la fragmentación de Alemania en más de trescientos Estados. Para Hegel, Alemania se había convertido en una anarquía de Estados virtualmente independientes, de manera que el desafío era buscar la forma de que Alemania se convirtiese en un Estado y superar las causas de su debilitamiento. De acuerdo con Hegel, Alemania debía superar el amor anárquico por la libertad y adoptar la “verdadera libertad” que se encontraba sólo en los límites del Estadio nacional. Se debía superar el obstáculo que representaba el feudalismo y el individualismo propio del pensamiento político francés e inglés.
Continuemos con la vida de Hegel. Con respecto a la Suabia de finales del siglo XVII, escribió D'Hondt: “casi todo se sometía a la tradición trasnochada, apenas rozada por la Ilustración. Las costumbres, los reglamentos, las instituciones, los utensilios, los materiales de cualquier tipo conservaban un carácter vetusto”[9]. Las calles eran estrechas y malolientes y las viviendas seguían siendo “góticas”, en el sentido peyorativo de este término (proveniente de los “godos”). Incluso Hegel, ya como profesor, recibió en varias ocasiones su salario en especies, como sacos de cebada y leña. A esto hay que sumar el autoritarismo, tiranía, y ostentosidad del duque, quien reprimía la oposición y encarcelaba a los disidentes en la prisión de Hohenaspberg.
Las opciones no eran muchas, quizás migrar era lo más conveniente, al menos así lo concibieron los tres futros compañeros: Hölderlin, Schelling y Hegel. Estos tres personajes que estarán destinados a convertirse en emblemas de la filosofía y literatura de Alemania asistieron al mismo seminario en Tubinga, conocido como el “Stift”, fundada en 1536 y que había sido en el pasado un monasterio agustino. Otra personalidad relevante, en el ámbito de la astronomía, que asistió al Stift fue Johannes Kepler. Asistir al Stift significaba separarse de la familia, adoptar una vida enclaustrada y vivir diariamente bajo un estricto reglamento.
El objetivo original del Stift era la formación de pastores luteranos para que ejercieran su oficio en el ducado de Würtemberg. Pero las voces ya se venían alzando contra el régimen del Stift. Los escritos de Kant rondaban, el filósofo prusiano definía la Ilustración como la capacidad del hombre de servirse de su propio entendimiento y emanciparse de la tutela externa. Los becarios permanecían cinco años, dos lo dedicaban al estudio de la filosofía y tres a la teología, aunque la primera estaba impregnada por la teología cristiana, especialmente la de Wolff.
Todo estaba sometido a un estricto control, desde las lecturas hasta las comidas, donde predominaba el silencio. Fue en este ambiente se cruzaron los caminos del futuro poeta lírico, Friedrich Hölderlin (1770-1843), Hegel y Friederich Schelling (1775-1854). Un hecho que removió el ambiente del Stift fue la Revolución Francesa (1789). Si bien esta comenzó tímidamente, se fue radicalizando hasta que, para la mala fortuna de Luis XVI, los radicales jacobinos ganaron influencia en el poder y bajo su gobierno el rey fue guillotinado en 1793. ¡Qué impresión habrá causado este acontecimiento en las demás casas reales!
¿Qué posibilidades habrían de que el fervor revolucionario se expandiera por el resto de Europa? Sin duda los acontecimientos en Francia entusiasmaron al joven Hegel. Pero el tono que fue adquiriendo la Revolución hizo que los tres amigos fueran simpatizantes más de los girondinos que de los radicales como Marat o Robespierre. Sin embargo, el guillotinamiento de Luis XVI no fue reprobado por los becarios del Stift.
Cumplido los cinco años en el seminario comienza el periplo individual para los tres jóvenes. Estos tuvieron que abocarse a ser preceptores de familias acomodadas. En 1793 Hegel partió a Suiza, razón por la que esta época es conocida como “el período de Berna”, que duró tres años. Hegel trabajó como preceptor de la familia Steiger, haciéndose cargo de dos niñas y un niño. No se sintió a gusto en Suiza, quejándose de la forma de gobierno de Berna, que consistía en una oligarquía reaccionaria y opresiva con los demás cantones. Hegel se quejaba del autoritarismo y la represión: “En ningún otro país se ahorca, se tortura, se decapita, se quema proporcionalmente tanto como e este cantón”[10].
Además se encontraba lejos de sus amigos, de las universidades y centros de cultura alemana. En esta época Hegel escribió una Vida de Jesús (1795) en donde lo presenta como un maestro de moral kantiana. El Jesús de Hegel no es uno que realiza milagros, sino que se limita a enseñar a obtener la libertad interior, vale decir, Jesús se convierte en la encarnación perfecta del filósofo ilustrado. Hegel también escribió La positividad de la religión cristiana (1796) donde examina los dogmas cristianos.
En 1796 Hegel abandona Suiza y se traslada a Stuttgart donde permanece un tiempo con su familia. A comienzos de 1797 se dirige a la ciudad imperial libre de Francfort, capital del comercio y las altas finanzas. Francfort había sido una de las ciudades más importantes del Sacro Imperio Romano Germánico, donde los emperadores eran antiguamente coronados. El patrono de Hegel era un tal Johannes-Noah Gogel. En la misma ciudad, el amigo de Hegel, Hölderlin, trabajaba como preceptor de la familia Gontard, recomendado por otro ilustre de las letras: Friedrich Schiller (1759-1805).
Fue en esa localidad donde el joven Hegel, quien contaba con veintisiete años, fue testigo de la tragedia sufrida por su amigo poeta. Hölderlin tuvo una relación amorosa con Suzette Gontard, esposa del jefe de familia, cuyos intereses se centraban más en las finanzas que en las cosas del espíritu. Hölderlin termina huyendo y con ello no sólo deja a sus empleadores, sino que rompe para siempre la comunicación con Hegel. Como escribió Jacques D'hondt, Hegel no hará nunca más mención de Hölderlin. En la serie de Lecciones de estética, Hegel no cita ninguna sola vez el nombre de quien fue uno de los más grandes poetas alemanes y sólo cita figuras de menor relevancia. Cuando Hegel abandona esta ciudad ya estamos en los inicios del siglo XIX.
Hegel se dirigió a la ciudad de Jena (1801), ubicada en el ducado de de Sajonia-Weimar. Allí gozó de mayor libertad debido a la herencia que recibió producto de la muerte de su padre en 1799, recibiendo 3.154 florines, lo que le permitió vivir un tiempo con independencia.Esta vez llega a una región que se destacaba por su actividad intelectual. Contaba con una prestigiosa universidad y constituyó el epicentro de la filosofía idealista. Hoy en día la universidad lleva el nombre de Friedrich Schiller de Jena. En el ducado de Sajonia-Weimar se encontraban personalidades como Goethe, Fichte, Schiller y Schelling (este último ya brillaba con luz propia).
Esta fue una época de suma relevancia para Hegel y us estudiosos. Algunos biógrafos incluso dividen la vida de Hegel en dos partes casi opuestas. El Hegel anterior a Jena, es decir, el joven Hegel, el revolucionario, y el viejo Hegel, después de Jena, que sería un filisteo en decadencia. Hegel tenía que hacer algo con su vida, ya que era consciente de que estaba quedándose atrás con respecto a sus otros amigos. Por ello comienza a redactar lo que va a ser su tesis de doctorado, para de esa manera poder impartir clases.
Presentó así su disertación inaugural y llama la atención el tema: Las órbitas de los planetas, que constaba de veinticinco páginas. ¿Por qué un filósofo, se preguntará alguno, navega por estas aguas? En la época de Hegel no existía una clara diferenciación entre filosofía y ciencias, y Hegel optó abordar un tema sobre astronomía. Claro que su manera de abordar el tema es más bien especulativa y tenemos que tener en consideración que la filosofía de la naturaleza estaba de moda en aquel entonces, al igual que el existencialismo lo fue en su época respectiva. En este trabajo Hegel se opone nada menos que a Newton y en general al mecanicismo y a la matemática, por lo que podemos suponer que su disertación no era realmente seria y que adolecía de grandes defectos. Pero así era la manera de proceder de la “filosofía de la naturaleza”, que abrazó vitalismo como manera de explicar el mundo fenoménico.
Sorprendentemente a Hegel se le concedió el título de doctor en lo que en Alemania se conocía como “Saber mundano” ya que el “Saber divino” le estaba reservado a la teología. Como señala Jacques D'Hondt, el gran ducado de Sajonia-Weimar presumía de atrevidas innovaciones, pero aun las nombraba con vocablos medievales. Hegel tuvo además que defender doce tesis también en latín. Esta defensa era ante un jurado y en presencia de unos cuantos acompañantes. Algunas de estas tesis permiten dar a conocer el estado lógico-filosófico de Hegel en 1801. En la primera tesis establece que “La contradicciones son la regla para lo verdadero, la no contradicción para lo falso”. La sexta tesis dice: “La idea es la unidad de lo infinito y de lo finito, y toda la filosofía vive en las ideas”.
Para los nombramientos por parte de las autoridades, como señala D'hondt, se prestaba menos atención a pequeños errores concretos en el trabajo que en la reputación del candidato y las recomendaciones que traía consigo. Hegel ejerció en el invierno de 1801-1802 en calidad de privatdozent, esto es, daba cursos privados que eran retribuidos directamente por los estudiantes. “Leyó” sobre Derecho Natural (1802) y abordó el tema sobre el Sistema de la filosofía en su conjunto (1803).
En 1805-1806 abordó la Matemática pura, la Filosofía de la naturaleza y del Espíritu, y la Historia de la filosofía. “La tendencia enciclopédica, el deseo de abarcar sintéticamente todos los campos del conocimiento desde un solo punto de vista que, por ser global, ya no es verdaderamente un punto de vista, se apoderaba de él”[11].Dejaré por un momento Jena y continuaré con la filosofía de Hegel. Más adelante, antes de comenzar con la Fenomenología del Espíritu regresaré a la vida de Hegel en Jena.
[1] Isaiah Berlin, La traición de la libertad (México: FCE, 2004), 104.
[2] Ibid.
[3] Arthur Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación, vol. 2 (España: FCE, 2003), 598.
[4] Jacques D’Hondt, Hegel (España: Tusquets Editores, 2002), 233.
[5] Ibid., 222.
[6] Ibid.
[7] Ibid., 229.
[8] Ibid., 38.
[9] Ibid., 44.
[10] Ibid., 87.
[11] Ibid., 156.