3/5-La identidad palestina (por Jan Doxrud)

3/5-La identidad palestina (por Jan Doxrud)

Tenemos, pues, que Palestina fue presentada como un territorio atrasado y deshabitado (recordar aquella frase que decía “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”). De acuerdo con Khalidi, en los primeros años del movimiento sionista, los europeos que los apoyaban creían que Palestina era un territorio vacío y escasamente cultivado. De hecho, el ideólogo del movimiento Theodor Herzl (1860-1904) no menciona siquiera a los árabes en su libro “El Estado Judío” (1896). Pero, como añade el mismo autor, bastaba con visitar Palestina para demostrar todo lo contrario. Khalidi cita las palabras del ensayo del escritor y periodista judío Ahad Ha’am (1856-1927) titulado “Truth from the Land of Palestine”:

“En el extranjero estamos acostumbrados a creer que Eretz Israel está ahora casi totalmente desolada, un desierto que no está sembrado, y que cualquiera que desee comprar tierras allí puede venir y comprar tanto como desee. Pero en verdad este no es el caso. En todo el país es difícil encontrar campos que no estén sembrados. Sólo las dunas de arena y las montañas pedregosas que no son aptas para producir nada más que árboles frutales -y esto sólo después de duro trabajo y grandes gastos de limpieza y recuperación- sólo que estos no se cultivan”

Sumado a esta narrativa que representaba Palestina como un territorio desolado, el sionismo se habría aprovechado de la representación que se tenía en Occidente del árabe y del Islam: vicioso, degeneración, maldad y estupidez.  Said cita en extenso las palabras del futuro presidente del Estado de Israel, Jaim Weizmann (1874-1952) a Balfour en donde se refiere a los árabes como “superficialmente inteligentes”, adoradores del poder y el éxito, y de naturaleza traidora. Frente a esto el autor llama la atención sobre como Weizmann se identifica con Balfour como un europeo y que conoce la diferencia entre la mente oriental y occidental. A partir de esto se concluye todo lo demás:

“Los árabes son orientales y, por lo tanto, menos humanos y valiosos que los europeos y los sionistas; son traicioneros, irredentos, etcétera. Sobre todo, no merecen tener un país, por más que su ventaja numérica parezca darle derecho a ello”.

Así, de acuerdo con Said, los sionistas encumbraron unos ideales etnocéntricos que defendían la idea de la superioridad del hombre blanco y el derecho sobre un territorio que se creía estaban en consonancia con tales ideales. El intelectual trae dos ejemplos concretos de cómo desde Occidente ciertas autoridades intelectuales se mostraron a favor del sionismo y consideraron a los árabes como un obstáculo para su proyecto. El primer autor es el teólogo Reinhold Niebuhr (1892-1971) quien firmó una extensa carta en el New York Times el 21 de noviembre de 1947 en donde se mostraba favorable a la idea de la división de Palestina. De acuerdo con Niebuhr sería positivo que en Oriente Próximo se practicase la democracia tal como se hacía en su país y que se mejoraran las condiciones socioeconómicas de la región.  Más adelante añadía que solo existía una vanguardia de progreso y modernización que era la Palestina judía y el Líbano cristiano: dos islas de civilización.

Weizmann se reunió con distintas autoridades y personalidades políticas para promover la creación de un Estado judío. En la foto junto con Faisal (derecha)

Un segundo autor citado por Said es el escritor y crítico literario Edmund Wilson (1895-1972) y su libro “Red, Black, Blond and Olive” (1956) en donde señala que la posición de los árabes en Israel se asemejaba a un pueblo feroz, pintoresco y patéticamente atrasado. Añadía que, en una ciudad árabe como Acre, “la miseria de las bulliciosas calles inspira en un israelí la misma aversión que el visitante occidental”. También hace referencia a “bandadas de pilluelos, sucios, faltos de educación, enfermos, gritando y chillando y pidiendo en las estrechas y sucias calles, inspira incluso horror moral”.  

En suma y en palabras del autor, su premisa es que Israel “se desarrolló como una unidad político-social a partir de la tesis sionista de que la colonización de Palestina había que realizarse a la vez por y para los judíos, y mediante el desplazamiento de los palestinos”. A esto añade más adelante: El gran logro internacional del sionismo consiste en haber tomado Palestina desde dentro de Palestina y (…) haber hecho que sea la población autóctona palestina la que parezca forastera”.

¿Hubo alguna reacción de la población árabe ante los cambios geopolíticos de 1919 y a la llegada masiva de inmigrantes judíos? Los árabes palestinos realizaron una serie de congresos (siete) durante el período de entreguerras, siendo el primero el Congreso en Jerusalén en 1919 con 27 delegados (pertenecientes a la élite) musulmanes y cristianos, presidida por el alcalde de Jerusalén Aref Basha al-Dajani (1856-1930).  El Congreso envió un telegrama a la Conferencia de Paz de Paris para demandar la renuncia a la Declaración Balfour (eran anti-sionistas) e incluir Palestina como una parte integral del Gobierno árabe independiente de Siria.

Esta última estaba bajo el mandato de Faisal de la dinastía Hachemita y era una nación – señala el Congreso – con la cual estaban vinculados por lazos nacionales, religiosos, lingüísticos, morales, económicos y geográficos. Esto último no sería viable puesto que Siria quedó bajo la influencia de Francia. En el mismo Congreso se rechazó y condenó la idea de un hogar nacional judío, así como también hacia la inmigración judía.

En el Congreso de Nablus (1922) se llegaron a resoluciones tales como la prohibición de vender tierras a judíos, así como la prohibición de la inmigración judía (incluso se llamó a boicotear los negocios judíos). Tras la muerte del alcalde de Jerusalén Musa al-Husayni (1853-1934) no se realizaron más Congresos  y la labor de representación de los distintos intereses fue realizado por diversos partidos. Tenemos por ejemplo el Partido Istiqlal, fundado en 1932 por el futuro Ministro de Marruecos Ahmed Balafrej (1908-1990).  En segundo lugar está el Partido de Defensa Nacional fundado en 1934 por Raghib al-Nashashibi (1881-1951), un rico terrateniente en Palestina. En tercer lugar está el Partido Reformista fundado en 1935 por Husayn Fakhri al-Khalidi (1895-1962), alcalde de Jerusalén y Primer Ministro de Jordania en 1957. Un último partido que podemos mencionar es el Palestino Árabe fundado en 1937 por uno de los miembros de la influyente familia Husayni: Jamal al-Husayni (1894-1982)

Tercer Congreso (1920)

Del lado británico – quienes tenían el Mandato sobre Palestina – podemos citar a Winston Churchill y el “Libro Blanco” de 1922, en donde expresaba que el significado del establecimiento de un Hogar Nacional Judío en Palestina no significaba la imposición de una nacionalidad judía sobre los habitantes de toda Palestina. Con esto quería dar a entender que lo que se pretendía era  promover el mayor desarrollo de la comunidad judía existente con la asistencia de los judíos de otras partes del mundo. Años mas tarde, en 1930, salió a la luz el Libro Blanco de Lord Passfield, quien en realidad era el reformador y uno de los fundadores de la London School of Economics: Sidney Webb (1849-1947, Barón de Passfield). Aquí se tomaron ciertas medidas producto de los disturbios ocurridos en el Muro de los lamentos.

En este escrito se expresa explícitamente un doble compromiso: uno con el pueblo judío y por el otro con la población no judía de Palestina. Para ello se reformularía la política adoptada en 1922 estableciéndose que que no habían tierras que pudiesen ponerse a disposición de nuevos inmigrantes a excepción de aquellas que se encontraban en manos de las organizaciones judías en calidad de tierras de reserva y que fueron previamente preparadas para el trabajo agrícola. El objetivo era reducir los efectos negativos de la actividad colonizadora judía, por lo que se  que  se debía interrumpir la entrega de nuevos certificados de inmigración hasta que se fije una nueva política para el futuro.

Junto con esto podemos leer que, en virtud del artículo 6 del Mandato, ningún sector de la población debía verse afectado por la inmigración judía y eso no estaba cumpliéndose puesto que que la inmigración judía estaba impidiendo a los pobladores árabes encontrar un empleo y el desempleo entre los judíos afectaba negativamente en la situación del país.  Es por ello que el Gobierno británico debía reducir la inmigración judía. En el Libro Blanco de McDonald de 1939 se manejaba la idea de un Estado Palestino (y no una partición). Al respecto podemos leer:

“El objetivo del Gobierno de Su Majestad es el establecimiento, dentro de un plazo de diez años, de un Estado Palestino independiente en el que quedarían salvaguardados los intereses tanto de los árabes como de los judíos. Habría un período de transición durante el cual se le otorgaría al pueblo de Palestina una participación cada vez mayor en el gobierno del país. Ambos sectores tienen la oportunidad de participar pero el proceso se llevaría a cabo lo acepten ambos o no”.

Hay que señalar que la violencia ya se había apoderado de la región en la década de 1920 y 1930 con matanzas por parte del bando árabe y judío. Tenemos el caso del levantamiento árabe de 1936-1939 contra las autoridades británicas, demandando el cese de la inmigración judía y la independencia de los,árabes.  Aquí destacó la figura de Izz-al-Din al-Qassam (1882-1935) quien fundó “la Mano Negra” y cuya figura paso a ser mítica, puesto que fue el que inició un primer intento de levantamiento en 1935. Incluso muchos años después su nombe inspiraría el nombre de las brigadas “al-Qassam”, brazo armado de Hamas.

Izz-al-Din al-Qassam

Las fuerzas británicas terminaron por sofocar esta y otros levantamientos en donde fallecería el propio “al Qassam”. Como explica Jamal R. Nassar en un paper titulado “The culture of resistance: the 1967 war in the context of Palestinian struggle” (1997)”, la muerte de Qassam lo transfromó en un símbolo de autosacrificio y martirio, ayudando así a expandir la causa por la independencia árabe que inspiraría el levantamiento de 1936. De acuerdo con el autor tal revuelta habría representado el clímax de la resistencia palestina durante el mandato extendiéndose hasta 1939.

Del lado sionista, tenemos que estos también se habían organizado militarmente. Tenemos el ejemplo de la Haganá que era un grupo de autodefensa que operó entre 1920 y 1948. También tenemos la organización paramilitar Irgún (“Organización Militar Nacional en la Tierra de Israel”) liderado por el Zeev Jabotinsky (1880-1940) nacido en Odessa. También estaba el Leji (acrónimo para “Luchadores por la libertad de Israel”), grupo paramilitar fundado por el judío-polaco Abraham Stern.

Propuestas de partición del territorio