10) La Guerra Civil Española . Los Años previos, 1931-1936 (por Jan Doxrud)
Por su parte, los ya mencionados Manuel Álvarez Tardío y Fernando del Rey escriben que, con el establecimiento de la dictadura, los españoles de la época presenciaron el derrumbe, de la noche a la mañana, de la Monarquía constitucional que había funcionado durante casi cincuenta años. Así, se dejó un régimen de parlamentarismo liberal comparable en algunos aspectos a Inglaterra y Francia, y mucho más liberal que la monarquía de los Hohenzollern en Alemania bajo Guillermo II. Añaden que no fue una crisis social o económica la que derrumbó este régimen, sino que fue el pronunciamiento militar de Miguel Primo de rivera sumado a la complicidad de Alfonso XIII.
Aclaran los autores que, claro está, la Monarquía parlamentaria no era perfecta, por lo que tenía sus sombras. Ejemplo de esto es que antes de 1923 no pudo cuajar una política más competitiva que diera entrada a otros agentes, así como una arraigada cultura antiliberal tanto de organizaciones así como también por parte del español de a pie. Y, en cuanto a las “luces” de este régimen los autores destacan el hecho de que los políticos españoles se hubiesen acostumbrado a “convivir dentro de un mismo marco legal, renunciando al recurso a la violencia para obtener el poder”.
Importante destacar algunos hechos importantes de la época, como la fundación del Partido Socialista Español (PSOE) en 1879, así como también la Unión General de Trabajadores (UGT) en 1888. Ahora bien, de acuerdo a Payne durante casi medio siglo el movimiento socialista español fue el más débil de entre los creados en los grandes países europeos. También destaca la presencia el anarquismo y su uso de la violencia como medio de acabar con el poder establecido, lo que llevó al asesinato de 3 Presidente del Consejo de Ministros: Antonio Cánovas del Castillo en 1897, José Canalejas en 1912 y Eduardo Dato en 1921. Otros años clave fueron: 1876, año de la fundación del Partido Liberal - Conservador; 1908, año de la fundación del Partido Radical; 1910, año en que se creó la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) bajo el mano anarquista; 1921, año de la fundación del Partido Comunista Español.
Estos últimos años del siglo XIX se destacaron por conflictos bélicos, como fue el caso de la guerra contra el sultanato de Marruecos (1859-1860), la primera guerra del Riff entre 1893 y 1894) y la segunda guerra del Riff (1911 - 1927). Mención aparte merece el año 1898 que marcó el fin del imperio español en América con la derrota de España frente a los Estados Unidos. Por medio del Tratado de Paris a finales de 1898, España perdió su poder sobre Puerto Rico y Filipinas. Las pérdidas sufridas a finales del siglo XIX, constituyeron no solamente un golpe al prestigio y poder español, sino que causó también una crisis de carácter moral.
Incluso surgió la denominada “generación del 98” constituida por literatos marcados por esta profunda crisis y que, como respuesta, buscaron levantar nuevamente a España de ruina moral, espiritual y material. Como explicaba Gabriel Jackson la Generación del 98 oscilaba entre la orgullosa nostalgia del estoico y militante castellano y un complejo de inferioridad ante la industria, la educación y el nivel de vida en Europa.
Regresando a Primo de Rivera, tenemos que el rey Alfonso XIII terminó por pedirle su dimisión, ante lo cual el dictador, aquejado por una diabetes, aceptó. Paso seguido el monarca nombró a otro general, comenzando así la denominada “dictablanda” de Dámaso Berenguer, que no prosperó en el largo plazo. Como explica Raymond Carr, y en palabras del propio Berenguer, este último se encontró haciendo el papel de tapón de una botella de champaña a medio descorchar.
Sería el almirante Juan Bautista Aznar - Cabañas (1860 - 1933) quien convocaría elecciones municipales las cuales dejarían en evidencia que el apoyo a la monarquía había llegado a su fin. Alfonso XIII comprendió que ya no contaba con apoyo para mantenerse en el poder y partió al exilio. Tiempo después se proclamaría la Segunda República (1931-1939). El rey, desacreditado por su complicidad con la dictadura y, tras la victoria republicana en las municipales de 1931, decidió dimitir explicando sus razones en un manifiesto (13 de abril de 1931).
Pierre Vilar explica en su “Historia de España” que las elecciones urbanas del 12 de abril de 1930 superaron todo lo que podía esperarse, puesto que la izquierda más avanzada logró triunfar en todas partes lo que abrió un nuevo capítulo esperanzador en la histora del país. Al respecto escribió Vilar:
“La jornada toma un aspecto de apoteosis. Viejos republicanos e intelectuales, ante esta revolución sin una gota de sangre, creen que España ha llegado al más alto grado de madurez política. Los obreros, tradicionalmente ilusionados por la palabra libertad, dan rienda suelta a una gran esperanza”.
Ante este panorama adverso, Alfonso XIII marchó al exilio. Se pavimentaba así el camino hacia la Segunda República, la misma que, en 1936, se vería envuelta en la guerra civil que examinaremos a continuación. Cabe destacar que ya en el mes de agosto de 1930 había surgido del “Pacto de San Sebastián” la idea, por parte de una alianza republicana, de poner fin al reinado de Alfonso XIII. Posteriormente, a estos republicanos de centro-derecha se les uniría otras fuerzas de izquierda como el PSOE y la UGT y, tras el vacío del poder por la renuncia del monarca, tomarían las riendas del poder político en España. Como comenta Pierre Vilar, el pacto anteriormente mencionada involucró a moderados católicos como Miguel Maura y Niceto Alcalá-Zamora, a radicales como Alejandro Lerroux, partidos jóvenes, catalanistas republicanos y socialistas como Indalecio Prieto. A esto añade Vilar que este se trataba de un ccomité político cuya relación con la masa se suponía un prblema delicado
En cuanto a la figura de Alfonso XIII, Stanley Payne explica que no se puede culpar y personalizar los problemas que azotaban a la figura del rey. Si bien acepto el pronunicamiento milita de 1923 que llevó a Miguel Primo de Rivera al poder, igualmente el rey se esforzó “por reconocer las fuerzas políticas emanadas del sistema y por cooperar con ellas”. Añade Payne que el rey, en lo que respecta a sus injerencias en materia político, no fue más allá de lo que fue un Niceto Alcalá-Zamora o Manuel Azaña. El ex monarca terminó en Paris en donde su riqueza comenzó a menguar y finalmente se trasladó a la Italia de Mussolini. Su Victoria Eugenia lo abandono por la mala relación entre ambos y, sumado a esto, perdió a 2 de sus hijos en accidentes automovilísticas: Gonzalo en Austria 1934 y su primogénito Alfonso en Miami (1938)