4) Irving Fisher: Capital, Interés y Tiempo (por Jan Doxrud)
Por ende Fisher nos hablará de “renta”, entendiendo por esto no una simple corriente de dinero, sino que un “entramado de elementos heterogéneos que componen nuestra experiencia material”. Pero, claro está, que para simplificar las cosas Fisher reduce todos estos componentes herterogéneos que integran la renta en una suma única: su valor en dinero.
En cuanto a la impaciencia de las personas, esta depende de 4 características:
1) Tamaño o cuantía de la corriente de renta real esperada.
2) Distribución de la renta esperada en el tiempo o configuración temporal.
3) Composición de la renta, esto es, la medida en que esta intervenga en la alimentacion, vivienda, diversión, educación, etc.
4) Probabilidad de la renta, es decir, el grado de riesgo o incertidumbre.
La primera de estas – y manteniendo las demás constantes – nos señala que mientras más pequeña sea esta cuantía, mayor será la preferencia por la renta disponible hoy que la disponible en el futuro. Dichos en los términos de Fisher, mayor será la “impaciencia” por disfrutar de la renta cuanto antes. De acuerdo a esto, el autor señala que las personas que viven en la pobreza tendrán un mayor grado de impaciencia o preferencia temporal por el presente, estos es, sus necesidades inmediatas. En palabras de Fisher:
“Una persona ante todo tiene que vivir. Cualquiera pues que estime su vida tiene que preferir robar al futuro en beneficio del presente, aunque solo sea para continuar viviendo. Si una persona tiene solo una hogaza de pan no la dejará para el año que viene, aunque el tipo de interés fuera el 1.000 por ciento, porque si lo hiciera moriría de hambre en el interregno, privándose así de todo futuro”.
La segunda característica se combina con la primera, es decir, considerando la cuantía en cada período sucesivo de tiempo, podemos tener diferentes configuraciones: una renta (esperada) creciente, decreciente o constante. Explica el autor que una persona que espera incrementar su renta tendrá como consecuencia el que su preferencia por el presente aumento. Por ende, las expectativas de un aumento futuro de la renta hará que la impaciencia por el ahora aumente “robando del futuro”, vale decir, pedir prestado dinero para solventar gastos presentes.
Por el contrario, cuando la configuración de la renta es progresivamente decreciente, entonces la impaciencia humana se ve aplacada, su preferencia temporal disminuye en favor del futuro. Ejemplo que da Fisher es la del jubilado que espera pensionarse con la mitad de su sueldo. Pasemos a la tercera característica. En lo que respecta a la tercera característica, ya señalé que Fisher reduce la composición de la renta en una suma única que es su valor en dinero. Por último, la cuarta característica – el riesgo – nos señala algo de sentido común y es que la renta futura es siempre incierta y, tal incertidumbre, influye en la tasa de preferencia temporal (o grado de impaciencia).
Así, la influencia del riesgo en la preferencia temporal se refiere a la influencia que la incertidumbre (acerca de la renta) tiene en las valoraciones relativas de los aumentos de renta presente y futuros, “considerados como si fueran ciertos”. Existen incertidumbres que pueden hacer que la renta inmediata se encuentre sometida a un riesgo más alto que la renta remota, como es el caso de las guerras. También tenemos el caso del cálculo basado s en la enfermedad, la vejez o la incapacidad, lo cual tiene una consecuencia inversa a la anterior, es decir, el riesgo recae en la renta futura. Sumado a estas características, Fisher añade el “factores personal”, en donde incluye la capacidad de prevenir, el autocontrol, la costumbre, el interés de la vida de otras personas (descendencia) y al moda.
En virtud de lo anterior, Fisher realia la siguiente síntesis:
1) Características que tienden a acentuar el grado de impaciencia.
A) La falta de una visión a largo plazo de las cosas.
B) La debilidad de la voluntad.
C) La costumbre de gastar sin freno.
D) La importancia dada a la brevedad e incertidumbre de nuestra vida.
E) La ausencia de un sentimiento que nos lleve a procurar también el bienestar de los que nos sigan.
F) Esa clase de servilismo que nos lleva a dejarnos arrastrar por los caprichos o manías de la moda.
2) Características que tienden a disminuir el grado de impaciencia.
A) Una visión de las cosas a largo alcance que nos hace ser previsores.
B) Un elevado grado de autocontrol y fuerza de voluntad para abstenernos de la renta real ahora, con objeto de posibilitar el aumento de la renta real en el futuro.
C) La costumbre de ahorrar.
D) La expectativa de una vida larga.
E) La posesión de una alta estima por el bienestar de los nuestros después de nuestra muerte.
F) El sentido de la independencia y la adecuada personalidad para mantener el justo equilibrio entre nuestra renta monetaria y el gasto
En el capítulo V Fisher resume las ideas anteriores señalando:
A) La tasa de preferencia temporal de los bienes presentes frente a los futuros constituye una tasa que hace referencia al goce de los bienes disponibles para ser utilizados ahora respecto a los que solo cabe utilizar en el futuro.
B) La tasa de preferencia temporal depende, en cada persona, del carácter que tiene su corriente real de renta, especialmente su cuantía, distribución en el tiempo y probabilidad.
C) Cada persona tiene su propia tasa de preferencia distinta a la de los demás.
A partir de esto último el economista se pregunta si acaso tales diferencias existentes serán muy acusadas y qué influencias tendrían tales divergencias en el tipo de interés de mercado. Aquí Fisher trae a la palestra el “mercado de préstamos” el cual conecta a los distintos individuos con diferentes tasas marginales de preferencia temporal tienden a igualarse. Aquí Fisher supone un mercado de préstamos perfectamente competitivo en donde los participantes tiene poca influencia o nula sobre el tipo de interés.
Un segundo supuesto es que no existen otras limitaciones cuantitativas sobre lo que se puede dar y tomar a préstamo que las que impone el tipo de interés. En virtud de lo anterior, cualquier persona puede solicitar un préstamo, como si estuviese comprando azúcar, pagando un precio a cambio: el tipo de interés. Ahora bien, el precio del préstamo no se paga en el presente puesto que, como explica Fisher, del lado del prestamista, lo que obtiene es una promesa de pago el cual siempre está sometido a la incertidumbre.
Pero Fisher asume también para su modelo que tal incertidumbre y riesgo no existe. Junto a lo anterior, Fisher supone que la compra y venta de estos derechos sobre partes de la corriente de renta constituye el único método a disposición de las personas para modificar su corriente de renta (dinero presente por dinero futuro).
Por último el economista estadounidense supone que cada persona tiene una renta definida que recibe y gasta, de acuerdo a pautas que se conocen de antemano. Teniendo en consideración este mercado de préstamos bajo los supuestos mencionados, Fisher señala que la tasa de preferencia personal de los individuos que participan en ese mercado se ajustarán unas a otras, así como también al interés de mercado, por medio de un proceso de dar y tomar préstamos. De acuerdo a esto, si la preferencia temporal de una persona se encuentra por encima del interés de mercado, entonces venderá parte de su renta futura a cambio de la renta actual o, lo que es lo mismo, estará dispuesta a endeudarse.