22/25- El embrujo soviético (por Jan Doxrud)

22) El embrujo soviético (por Jan Doxrud)

Otro problema, inevitable, que menciona Nove es la  burocratización del sistema.  Algunos socialistas de antaño e incluso en la actualidad, niegan el carácter de socialismo a los socialismo reales del siglo XX justamente invocando la perversa burocratización del sistema y su desconexión de las necesidades de la ciudadanía. Pero este argumento solo revela la ignorancia sobre el funcionamiento de la planificación que “exige” la formación y el crecimiento de una burocracia. En palabras de Nove, quienes esgrimen ese argumento simplemente “empiezan la casa por el tejado”, puesto que el socialismo, al pretender sustituir el mercado por la planificación estatal, requiere de tener el control como una necesidad objetiva. A esto añade Nove:

Dada esta inmensa complejidad, se necesita una compleja estructura burocrática para tomar una multitud de decisiones interrelacionadas que, por su naturaleza, no son materia de votación democrática”. No existe sociedad en que una asamblea de representantes pueda decidir, por 115 votos a favor y 73 en contra, a qué fabrica asignar 100 toneladas de ácido sulfúrico”.

Nove, citando los trabajos sobre la economía soviética de otros autores como, Eugène Zaleski  y John Wilhelm, se pregunta si acaso existió algo como una “planificación” en la URSS. De acuerdo a estos autores los planes no se cumplían a menudo, las corrientes de información estaban distorsionadas, las instrucciones del plan eran objeto de negociaciones y los planes se modificaban con frecuencia dentro de un período de validez. Más importante aun es que el resultado de los planes difería de las intenciones de los autores, así como de las necesidades de los usuarios. Frente a estos planteamientos Nove se muestra de acuerdo y habla de una planificación defectuosa en el caso soviético. 

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Continuando con el tema de la planificación, Shmelev y Popov, distinguen entre la “planificación de la producción” (insumo y producto) denominado “sistema directivo”, por un lado,  y la “planificación indicativa”, por el otro. Esta última consistía en la regulación administrativa de los precios, impuestos, salarios y la tasa de interés para los créditos. Bajo la planificación indicativa los productores determinaban qué producir, en qué cantidades y para quienes debían ser producidos. Claro está que los productores no tenían el derecho de fijar los precios para los bienes que producían así como tampoco para los factores de producción que utilizaban. 

En lo que respecta a los planes a corto y mediano plazo (como los quinquenales), la idea de que las empresas individuales eran guiadas de manera exacta por los objetivos del plan directivo en relación con el volumen de producción física era una ficción. Los autores hablan de una “ilusión de control”, una suerte de “jugar a planificar”, pero donde en realidad los detalles de los planes de producción no eran cumplidos. Añadne Shmelev y Popov que hasta los niños sabían de los “sábados negros” que se convertían en días de trabajo al final del trimestre para “salvar el plan”. 

En relación con los planes anuales el panorama era igual de lúgubre, puesto que los coeficientes de la correlación del plan y la producción real. En muchos casos los coeficientes tenían valores negativos, es decir, que grandes valores de crecimiento planificados coincidían con pequeños valores de crecimiento real y viceversa. Concluyen los autores algo que era intuitivamente claro para los especialistas y era que el crecimiento económico a nivel microeconómico era de carácter espontáneo, de manera que constituía un proceso que se desplegaba de manera independiente y que escapaba al control de los planificadores.

1990: Primer McDonald’s abierto en Rusia

1990: Primer McDonald’s abierto en Rusia

El ya mencionado economista húngaro,  János Kornai,  en su libro “The Socialist System. The Political Economy of Communism” también explica todo el Sistema de planificación central. Sin entrar en detalles, Kornai parte citando “La Guerra Civil en Francia” (1871) de Karl Marx en donde el pensador alemán contrasta el nivel de organización y disciplina dentro de la fábrica y la “anarquía” reinante en los mercados. Pero tal situación cambiaría bajo el socialismo, puesto que tal organización y disciplina sería extendida a toda la nación. El problema es que ni Marx ni Lenin, ni ningún otro teórico de peso (para que hablar de Mao) ideó una estrategia sobre cómo debería llevarse a cabo esta planificación. 

Lo anterior se tradujo en que improvisaciones y políticas económicas erráticas que desembocaron en desastres que cobraron la vida de millones personas (aun cuando la planificación fue tomando forma). Continúa explicando Kornai que la planificación a escala nacional cubría una serie de aspectos de la actividad económica.  En primer lugar estaba estaba la planificación de la producción que prescribía un volumen total de producción específico a nivel nacional por medio de indicadores agregados. También establecía la distribución de estos mismos entre los distintos sectores de la economía como la agricultura, industria, transporte, etc. Junto  lo anterior también se establecían las cantidades físicas que debían producirse de aquellos productos considerados como “prioritarios”. 

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En segundo lugar  estaba el determinar el uso que se le daba a los productos, para ser más preciso, la prescripciones referentes a la distribución de los materiales , así como de productos elaborados y semielaborados entre sus diversos usos.Así el sistema funcionaba en base a cuotas que establecía un límite superior, por lo que, como afirma Kornai, el sistema de planificación en sí mismo incluía un mecanismo de racionamiento en donde se hacía entrega de vouchers o cupones, sin los cuales las personas no podían tener acceso a los distintos inputs o insumos. En tercer lugar tenemos la planificación del trabajo, es decir, la asignación de un presupuesto destinado a los salarios así como cuotas de fuerza de trabajo ee las distintas esferas económicas. 

En cuarto lugar estaba la planificación de las inversiones, en donde las cuotas agregadas de inversión eran desagregadas y una parte era destinadas al sector construcción así como a la importación de bienes de capital. En quinto lugar estaban las metas concernientes al desarrollo tecnológico, esto es, cuáles debían desarrollarse e introducirse en el proceso productivo y en qué campos debían emplearse. En sexto lugar tenemos el comercio exterior en donde se imponían cuotas de importación para equilibrar los balances, así como también metas de exportación Por último estaba la dimensión financiera que abarcaba las principales entradas en el presupuesto estatal y las metas para el sistema bancario. Hasta aquí con Kornai ya que he abordado en otro artículo su explicación sobre el funcionamiento del “modelo clásico” del comunismo.

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