6) Silvio Gesell: Economía, Dinero e Interés (por Jan Doxrud)
De esta manera tenemos que, del lado de las mercancías, impera la necesidad y, del lado de la demanda de mercancías, impera la libertad, y de su interacción emerge el precio. Mientras que uno no puede esperar porque es perecedero, el otro puede puede esperar y diferir el canje, por lo que para Gesell existe una posición de ventaja del segundo sobre el primero. De acuerdo a Gesell, la oferta tiene que ir en busca de la demanda siempre cuando esta última intente alejarse del mercado, puesto que la demanda “conoce bien la situación precaria o forzada de la oferta”.
Dada esta situación de asimetría de poder, la demanda podrá exigir una compensación a cambio de ceder ante las pretensiones del ofertante. Gesell ofrece un ejemplo que involucra a un herrero y molinero que desean intercambiar productos pero que carecen de dinero, siendo el único que lo posee Juan. Pero Juan, pudiendo facilitar el intercambio decide esperar, diferir u obstaculizar, para esperar el momento indicado para el intercambio, salvo que los otros dos ofrezcan algo a cambio: un tributo o lo que Gesell denomina como una ganancia especial no mercantil.
En este ejemplo, Juan vendría a ser el comerciante, aquel que dispone del dinero para comprar las mercancías a los distintos productores y que hace que las mercancías circulen. Como bien destaca el economista de la Universidad de Grenoble, Jean Marc Clerc, en un paper titulado “Fundamentos gesellianos de la Teoría Monetaria”, en la teoría económica de Gesell es el comerciante el explotador, vale decir, la explotación no se da en el proceso de producción, su víctima no es el proletario y el verdugo no es el propietarios de los medios de producción, como sucede en el caso de Marx.
Tenemos, pues, que surge el personaje que viene a obstaculizar el funcionamiento del mercado puesto que, en virtud de su posición ventajosa, extorsiona a los productores un “tributo” que no constituye una ganancia comercial, sino que permite que las mercancías sean liberadas. En palabras de Gesell:
“La mercancía ha de pagar esta libertad al dinero irremisiblemente. Sin tal tributo no se ofrecerá dinero; sin pagar a éste el servicio de cambio ninguna mercancía llegará a su destino. Si por cualquier razón el dinero no percibe su tributo habitual, las mercancías permanecen en los depósitos, se deterioran, se pudren, perecen (crisis)”.
Como explica Jean Marc Clerc, este “tributo” o “interés fundamental” está determinado por algunos factores, en donde el productor puede encontrar un refugio frente a lo que puede considerar como un desmesurado tributo. Por ejemplo, el productor podría abandonar la rama de producción o, incluso, la economía capitalista, para dedicarse a satisfacer sus propias necesidades. También podrían refugiarse los productores en la economía de trueque. Pero en virtud del poder monopólico que tienenen los comerciantes, estos podrán siempre extraer un tributo mínimo, apunta Clerc.
Así tenemos dos fuerzas contrapuestas, la oferta de mercancías, por un lado, y la “oferta mercantil del dinero”, por el otro. En cuanto al “tributo” que percibe el comerciante este se consuma mediante la venta de mercancías, y para esto es fundamental que se de una condición, y es que durante el período que transcurre entre la compra y la venta de la mercancía el precio de ésta no disminuya, apunta Gesell, de manera que el precio de venta debe superar al de compra. Así, aquellos períodos de prosperidad general, cuando el índice general de los precios tiende a subir, la confianza de los comerciantes está generalmente justificada.
Como explica Gesell, en época de auge, el comerciante adquirirá cuanto pueda, pues estos disfrutan de crédito mientras se mantenga el alza de los precios, en tanto que el precio de venta es superior al de compra. Junto a esto aumenta la velocidad de circulación del dinero en los períodos en que aumentan los precios, ya que dado el ambiente de optimismo resultante de las elevadas ganancias de los comerciantes, estos últimos tienden a hacer compras rápidas, “sin detenerse a contemplar el dinero diez veces antes de gastarlo”
Por el contrario, durante coyunturas descendentes, reinará la duda y esto perjudicará gravemente al productor de mercancías que siempre estará disponible para liberarlas al mercado. Pero, como señala el economista alemán, en esta situación, los intereses del comerciante no coinciden con el del productor:
“El dinero, empero, se declara en huelga cuando no se le asegura el tributo habitual, y ello sucede tan pronto como, por una causa cualquiera, se perturbe la relación entre la oferta y la demanda, y bajen los precios”.
De acuerdo a lo se aprecia en la imagen, Gesell explica lo siguiente:
1) Mercancías (M) representa la oferta.
2) Velocidad de circulación (V), Crédito (C) y Moneda emitida(D) constituyen los componentes de la demanda.
3) V y C dependen directamente de los precios, de manera que aumentan en desproporción a ellos.
4) Un alza de precios provocado por un aumento de (D) estimula la producción.
5) Si la producción de mercancías aumenta en desproporción al incremento persistente de la moneda, entonces se inicia una disminución de los precios.
6) El resultado es que V y C se separan de la demanda
7) El punto “A” marca la precipitación a la baja de los precios lo quie se traduce en una paralización de la salida con que M (oferta de mercancías) acusa un brusco ascenso.
8) Sólo mientras (V), (C), (D) y (M) corran parejos o los desvíos se compensan, permanecerá P (precio) invariable (cosa que no ocurre en el gráfico, viendo la evolución de la línea (M)
Tenemos, pues, que la deflación o disminución general de los precios constituye acá un factor que perjudica negativamente al proceso de intercambio y la causa de esta disminución de los precios es la disminución de la oferta de dinero. El comerciante anulará el pedido de “X” si se entera que la producción de “X” ha aumentado. De acuerdo a lo anterior, explica el autor, se da una situación en donde la “oferta se acrecienta, pues, se hace mas apremiante debido al titubeo de la demanda, y ésta titubea precisamente porque la oferta es demasiado grande en relación a la demanda”. Así, para Gesell, las crisis no son más que “trastornos económicos” que se traducen en estancamiento y desempleo, lo cual se explica por la disminución de los precios.