Para encontrar un economista con una influencia comparable uno debería volver hacia atrás hasta Adam Smith (…)
Obituario de The Times, tras la muerte de John M. Keynes (citado en la biografía de Skidelsky)
13) La teoría económica de John Maynard Keynes (por Jan Doxrud)
Es importante considerar que la teoría del interés de Keynes toma distancia de aquella que nos dice que ahorro = inversión y que, por ende, un tipo de interés alto era el reflejo de escasez de ahorros. Como explica José Antonio de Aguirre en su libro “El Capitalismo y la Riqueza de las Naciones” (2009), en la economía clásica se suponía, de manera implícita, que todo ahorro se invertía, de manera que aquellos que ahorraban lo hacían para invertir, por lo que el acto de ahorro implicaba simultáneamente un acto de inversión, proceso que podía verse interrumpido cuando el futuro se volvía incierto y, por consiguiente, el dinero se atesoraba y se habría la posibilidad de una crisis económica. Lo que hizo Keynes fue separar ahorro e inversión, llegando a afirmar que el aumento o disminución del capital no dependía de la cantidad ahorrada
Fue Samuelson, por lo demás, quien acuñó el término “Síntesis Neoclásica” en la tercera edición de su libro (1955). Con esto, explica King, Samuelson intentó resumir l a combinación de la macroeconomía keynesiana con la microeconomía neoclásica, tal como lo exponía en su influyente texto. En un paper publicado en Econometrica titulado “The Impact Of The General Theory” (1946) Samuelson advertía que, desde una óptica de largo plazo, el análisis keynesiano había comenzado a filtrarse en los libros de texto elementales y añadía que, una vez que una idea entraba en estos, por muy mala que fuese, esta se convertía prácticamente en inmortal.
Por su parte, el académico de economía de la Universidad Autónoma de Madrid, Ángel Rodríguez García-Brazales, en su libro “Plan, Acción y Mercado”, explica que la “Síntesis Neoclásica” fue un intento de reducir a un lenguaje económico accesible a los economistas de aquella época. Esto tuvo como consecuencia el que quedasen marginados los capítulos que contenían las ideas más innovadoras de Keynes.
Ahora bien, como explica Rolando Astarita, si bien Keynes no incluyó microfundamentos rigurosos en su análisis, igualmente no “rompió completamente con la idea de que en última instancia lo macroeconómico se explica a partir de lo individual. Relacionado con lo anterior, añade el mismo autor que Keynes habría sido consciente “de que las totalidades sociales no se pueden derivar de la simple agregación de lo individual”. Por ende, Keynes a pesar de tener presente los aspectos microeconómicos de la economía, no dedicó mayores líneas a desarrollar una teoría que explicara la dinámica económica en estos microniveles de los sistemas económicos, quedándose así anclado en un enfoque, más bien, holista o “top-down”, más que uno sistémico.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Keynes mantuvo un ritmo de trabajo intenso. Durante aquella época William Beveridge (1879-1963), padre de la seguridad social inglesa. Esta idea surgió a propósito de que el Ministro del Trabajo, Ernest Bevin solicitó Beveridge – por quien no sentía simpatía – un plan para racionalizar el sistema de seguridad social y Beveridge se tomó esta tarea muy en serio. Beveridge propuso un sistema de seguros nacionales de pensiones, desempleo y discapacidad para todos los ciudadanos. Tal sistema sería administrado de forma centralizada y sería financiado por empresarios, trabajadores. Beveridge envió a Keynes copias de sus 2 memorándums, solicitándole ayuda para las implicaciones financieras de su propuesta.
Como comenta Skidelsky, Keynes no sentía interés por el tema de las pensiones y, más bien, le interesaba el seguro de desempleo y las prestaciones familiares. Aún así, Keynes se transformó en el defensor e la propuesta de Beveridge frente al Tesoro británico y trabajó para reducir el costo inicial del proyecto. Finalmente Beveridge comenzaría a transformarse en una suerte de héroe del pueblo, más aún cuando 650 mil ejemplares del “Informe Beveridge” fueron adquiridos por los británicos aunque recibió críticas por la inviabilidad económica de sus ideas. Lo interesante de este tema es, como resalta Skidelsky, la falta de curiosidad de Keynes por la “batalla sobre la política social”, curiosidad que su biógrafo rotula de “asombrosa en sí misma”. A esto añade Skidelsky:
“La verdad parece ser qué él no estaba interesado en la política social como tal, y nunca le prestó atención. La única pregunta que tenía era si el Exchequer (Hacienda) podía permitirse Beveridge”.
Extenuante fue para Keynes las negociaciones que mantuvo en Estados Unidos con Harry Dexter White (1892-1948), economista con formación en las Universidades de Columbia, Stanford y Harvard y funcionario del Tesoro estadounidense. Uno (Keynes) venía de una familia educada y el otro (White) de un barrio obrero de Boston. Skidelsky destaca los duelos verbales de Keynes y White, añadiendo que a White “le ponía enfermo discutir con Keynes, porque quedaba sobrepasado (…)”. De acuerdo a Skidelsky, White señaló a Roosevelt que Keynes era un negociador capaz, duro y con una completa comprensión de los problemas que los enfrentaban y añadía que “cuando no está negociando o discutiendo puntos de desacuerdo (…), era bastante simpático”.
De las negociaciones en Estados Unidos – en donde Gran Bretaña mantenía un posición de desventaja frente al primero – , específicamente de la reunión en Bretton Woods (New Hampshire) surgirían 2 instituciones clave: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, (futuro Banco Mundial). Skidelsky llegó a afirmar que Keynes habría conferido al Acuerdo de Bretton Woods de 1944 su distinción, mas no su sustancia, puesto que el acuerdo reflejaba la postura del Tesoro estadounidense, la de White y no la de Keynes.
Paralelo a esto, en el FBI de J.Edgar Hoover, recibía información sobre la formación de una red de espías comunistas infiltrados en puestos gubernamentales en Estados Unidos, entre los cuales se encontraba el nombre de White. Ahora bien White había mostrado su admiración por la URRS a la cual consideraba como un ejemplo práctico de que una economía socialista podía funcionar. Lo anterior, truncaría la carrera del tecnócrata estadounidense.
La salud de Keynes no era buena y en Estados Unidos había sufrido un infarto lo que repetiría en Inglaterra. Pero el final vino el domingo de Pascua, el 21 de abril de 1946, cuando un infarto puso fin a la vida de Keynes. Su funeral se celebró en la abadía de Westminster. Por su parte, Harry Dexter White fallecería en 1948 también de un ataque al corazón.
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