11) La globalización. Problemas y trilemas (por Jan Doxrud)
Otro economista defensor de la globalización yel libre comercio es Jagdish Bhagwati. El economista distingue entre dos tipos, siendo una de estas la económica y una no económica. Señala que existen muchos grupos que se preocupan de cuestiones como los derechos humanos o la solidaridad, y le dan un enfoque universal, “y ésta es otra gigantesca fuerza globalizadora, que no es económica”. Asi, el autor señala que estas dos globalizaciones, la social y la económica, han entrado en conflicto. Ahora bien, estas dos globalizaciones no necesitan ser, necesariamente, contrapuestas puesto que, como afirma Bhagwati, la globalización económica puede ser una fuerza muy creativa para genera prosperidad, la cual es positiva para la globalización social. Añade que todos los sentimientos en contra de la globalización están equivocados, puesto que frecuentemente, aunque no siempre, la globalización es un aliado de los cambios sociales. Al respecto comenta el economista:
“Un ejemplo es la situación de la mujer en Japón. En los ochenta y noventa, Japón estaba en la cima económica del mundo, y muchas de sus inversiones se realizaron fuera del país, así que muchas mujeres pudieron salir y trabajar en las mismas condiciones que los hombres. La globalización ha sido una poderosa fuente de cambio social. Si la economía crece, la perspectiva de lograr cambios sociales se acrecienta. Hay más ejemplos. Una ley de divorcio en un país en desarrollo no sirve de nada, porque una mujer no puede divorciarse si luego no puede encontrar trabajo para alimentarse”.
Otro de los desafíos que plantea la globalización es uno mencionado anteriormente: el choque entre la gobernanza mundial y la gobernanza local. Rodrik lo plantea como un “trilema” político fundamental de la economía mundial. Tal trilema nos dice que no podemos perseguir simultáneamente la democracia, autodeterminación nacional y globalización económica, por lo que tendremos que sacrificar un poco de uno si queremos más de otro.
Se podría optar, por ejemplo, por sacrificar la autodeterminación de los Estado-Nación. Pero tal postura es una bastante utópica como lo reconoce el mismo autor ya que el establecimiento de una gobernanza global implicaría trascender los estados-Nación actuales en favor de instituciones globales que gobiernen dentro de una gran “federación global” al estilo estadounidense. Por lo demás, las distintas naciones son diversas, complejas y diferentes entre sí lo que haría prácticamente imposible que todos estos se subordinaran a reglas comunes. Si bien tenemos el ejemplo de la Unión Europea, esta ha presentado problemas y, como he señalado en otros artículos , han existido numerosas críticas a esta entidad, siendo una de estas el haber implementado una unidad económica sin una integración política previa. Como señala Rodrik, Europa se ha transformado en un espacio de transición más integrado desde el punto de vista económico pero con una estructura de gobierno aun inacabada, lo que se traduce en que cuando las economías europeas se ven afectadas por problemas económicos, las respuestas aún son abrumadoramente nacionales, comenta Rodrik. En el caso de el economista turco, opina que lo que debe prevalecer es la democracia y autodeterminación nacional por sobre la hiperglobalización.
Mencionemos algunos ejemplos concretos entre este orden internacional y orden nacional, entre las demandas de la globalización y las políticas de los Estado - nación. Un primer ejemplo es cuando la Organización Mundial del Comercio (OMC) interviene y sanciona a ciertos países por acciones concretas como resultado a las demandas de otro país, lo que se traduce en fuertes tensiones entre la OMC y el país afectado. Por ejemplo, en octubre de 2019 uno podía leer en las noticas cómo Estados Unidos rechazó ante la OMC que el gobierno de China le impusiera sanciones comerciales por un valor de 2.400 millones de dólares. Este problema se remontaba al gobierno de Barack Obama y la causa fue la imposición de aranceles, por parte de Estados Unidos, a la importación de torres eólicas paneles solares, cilindros de acero, entre otros productos chinos. En enero de ese mismo año Estados Unidos publicó un documento en el cual criticaba a la OMC por permitir la existencia de derechos especiales de desarrollo para algunos países que tomaban la forma de exenciones de medidas disciplinarias de la OMC, por ejemplo, cuánto podía un país subsidiar al sector agrícola. En marzo del 2019 fue China la que criticó un fallo de la OMC que daba la razón a Estados Unidos en una disputa en donde acusaba a China de favorecer a su sector agrícola por medio de subsidios, perjudicando así el comercio internacional.
Otro ejemplo guarda relación con el fenómeno de la deslocalización industrial, outsourcing o tercerización en virtud de la cual las empresas trasladan sus plantas a países donde la legislación laboral es más débil, donde existe mano de obra barata y bajas tasas de sindicalización. Un tercer ejemplo es la competencia en el impuesto de sociedades que, como señala Rodrik, es un fenómeno que afecta principalmente a aquellos países que no cuentan con controles de capitales. Sucede que en un mundo donde el capital fluye libremente, estos buscarán hospedarse en aquellos países con una menor carga impositiva de manera que los gobiernos no tienen los incentivos suficientes para mantener su política impositiva ya que tendría que enfrentarse a una fuga de capitales y ver partir las empresas hacia otros países.
Un cuarto ejemplo mencionado por Rodrik es el caso de las regulaciones expropiatorias que se dan en aquellos casos en que, en virtud de tratados bilaterales e internacionales, inversores extranjeros pueden demandar a un gobierno por daños y perjuicios ante un tribunal internacional, debido a la introducción de una regulación que pueda tener un efecto adverso a sus beneficios ( expropiándolos ) . Pueden darse casos en donde los inversores extranjeros pueden terminar disfrutando de derechos de los cuales carecen los inversores locales. Un ejemplo que ofrece es el de Sudáfrica en donde 3 empresas mineras italianas demandaron al gobierno en el 2007 debido al programa de discriminación positiva que obligaba a las compañías a modificar sus prácticas laborales y vendieran una participación minoritaria a socios negros.
Sucedió que el código de minería de Sudáfrica, implementado en 2004, transfería todos los derechos mineros al gobierno y, por lo demás, exigía que las empresas mineras cumplieran con una lista de condiciones antes de obtener nuevas licencias mineras. Algunas de las condiciones era la venta del 26% de las minas locales a inversores negros para el año 2014, el aumento del número de administradores negros y la mejora de las condiciones en las comunidades mineras. Las empresas, señala Rodrik, solicitaron 350 millones de dólares a cambio de lo que ellos consideraban como una “regulación expropiatoria” que violaban los tratados internacionales de inversión[1].
Un quinto ejemplo es la destrucción de empleos producto de la competencia y la innovación, lo que obliga a los gobiernos a tener planes de capacitación para otros trabajos y redes de apoyo para los desempleados. Otros países se ven afectados por la fluctuación del precio de materias primas. Por ejemplo en África, específicamente en Burkina Faso se han visto perjudicados por la disminución del precio del algodón, lo que ha obligado a algunos productores a reducir las áreas cultivadas o dedicarse al negocio de los cereales. El negocio del algodón también se vio perjudicado por la introducción de un algodón genéticamente modificado llamado “Bt”. Las semillas de este algodón se plantaron por todo el país el 2009 y, si bien necesitaba menos pesticida, finalmente sucedió que el algodón resultó ser de una calidad inferior (fibras cortas y color más apagado) lo que se tradujo en una perdida de reputación del algodón burkinés en el mercado internacional.
Un sexto ejemplo de este choque entre lo global y lo nacional, es la tensión entre organismos internacionales y Estado-naciones, como es el caso del eterno drama entre el FMI y Argentina en donde el segundo acusa al primero de imponerle medidas de austeridad que solo perjudican a la población. Recordemos que Cristina Fernández, ante la amenaza de Christine Lagarde de sacar la “tarjeta roja” a Argentina, respondió que su país no era un cuadro de fútbol sino que una nación soberana. Pero tenemos otras críticas, como aquella formulada por el economista, asesor de François Miterrand y primer presidente del Banco de Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo: Jacques Attali. A propósito de la crisis asiática de finales de la década de 1990, Attali criticaba al FMI por actuar como una suerte de agente encubierto en favor de los intereses de Estados Unidos.
Específicamente, Attali insinuaba que existía una convergencia de intereses entre el FMI y EE.UU. Esto significaba que la acción del FMI en el sudeste asiático tenía como objetivo evitar que afectara a Japón, puesto que eran los excedentes de este país los que eran colocados en los bonos del tesoro estadounidense lo que ayudaba a financiar los servicios de la deuda de Estados Unidos. También el FMI es criticable desde un punto de vista moral, al favorecer mediante préstamos a gobiernos autoritarios con un dilatado historial de violaciones a los Derechos Humanos. Un reciente ejemplo de esto fue la aprobación de un programa de préstamos de 280 millones de dólares al gobierno de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial.
Un séptimo ejemplo guarda relación con el mercado de divisas, específicamente, cuando rubros exportadores locales se impacientan frente a una apreciación de su moneda frente al dólar lo que puede terminar, como fue el caso chileno el 15 de enero de 2018, en que empresarios agrícolas concretaron una reunión con el Banco Central para plantear sus inquietudes. Los ejemplos siguen: países europeos (Polonia o Hungría) que se oponen a las políticas migratorias de la Unión Europea, ideologías nacionalistas y antiglobalistas que desconfían y atacan a los organismos internacionales por velar por los intereses de élites apátridas internacionales en desmedro de las naciones. Esta es una postura que la podemos evidenciar en Donald Trump, Viktor Orban, Jair Bolsonaro, Nigel Farage miembros de algún grupo antisistema e incluso Fidel Castro en el año 2000 y Hugo Chávez en el 2008 quienes señalaron, por separado, que el FMI debía desaparecer. Por último, tenemos el rechazo de ciertos países a someterse a las políticas medioambientales discutidas en reuniones tales como la COP25, puesto que perjudican sus intereses económicos.
[1] Italian firms sue S.Africa over black mining law, reuters (https://www.reuters.com/article/businesspro-safrica-mining-empowerment-d/italian-firms-sue-s-africa-over-black-mining-law-idUSL0917346420070309)
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