1) Angus Deaton: El Gran Escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad” (por Jan Doxrud)
La vida es mejor ahora que en culquier tiempo pasado en la historia. El número de personas ricas ha aumentado y un número cada vez menor vive en la indigencia. La vida es más prolongada y los padres de familia no tienen que contemplar de manera rutinaria cómo muere una cuarta parte de sus hijos. No obstante, todavía millones de personas experimentan los horrores e la miseria extrema y de la muerte prematura. El mundo es extraordinariamente desigual”.
(Angus Deaton, El Gran Escape)
I) Sobre el autor
Angus Deaton es un economista escocés nacido en 1945 que recibió en el año de 2015 el “Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nóbel”, premio que se otorga desde el año 1968. Deaton nació en Edimburgo en donde asistió al Hawick High School y posteriormente al Fettes College, ambos en Escocia. Obtuvo su Doctorado en la Universidad de Cambridge y, posteriormente, se desempeñó como profesor de econometría en la Universidad de Bristol, recibiendo en 1978 la Medalla Frisch por parte de la Sociedad Econométrica. En 1983 dejó Bristol para radicarse en Estados Unidos y comenzar su carrera académica en la Universidad de Princeton donde actualmente ocupa la cátedra “Dwight D. Eisenhower Professor of International Affairs”.
El Premio otorgado el 2015 por el Banco de Suecia (conocido erróneamente como “Nobel de Economía”) se debió a sus contribuciones al análisis del consumo, la pobreza y el bienestar. Como se puede leer en la página web del Nobel Prize, las investigaciones de Deaton han girado en torno a 3 preguntas sobre temas interconectados que ayudan a entender varios temas como el poder pronosticar y explicar los patrones de consumo, evaluar cómo los cambios en las políticas públicas, por ejemplo, los impuestos al consumo, afectan al bienestar de diferentes grupos de la sociedad. Deaton es conocido por complementar el enfoque macro y micro, no quedándose solamente en agregados económicos. También es reconocido así como también por su trabajo empírico, como el desarrollo de encuestas a hogares para la medición de la pobreza y el bienestar, que se ha convertido en un trabajo de referencia.
El economista chileno y ex Director del Departamento Económico de la OCDE, Klaus Schmitt-Hebbel, quien trabajó con Deaton en el Banco Mundial señaló lo siguiente del economista escocés (a propósito de la premiación de deaton el 2015)
“La investigación de este escocés, que es profesor de la Universidad de Princeton, combina el deseo de medir y aumentar el bienestar humano, con la pasión por resolver puzzles. Al vincular las decisiones a nivel de los individuos con los resultados a nivel agregado o macroeconómico, su investigación ha ayudado a transformar los campos de la microeconomía, la macroeconomía y la economía del desarrollo”.
Por su parte el ex Ministro de Hacienda de Chile y ex Subdirector Gerente del Fondo Monetario Internacional, Eduardo Aninat, comentó lo siguiente:
“Su enfoque es aplicado y empiricista. Eso es saludable para una profesión que ha estado embobada con asuntos muy abstractos (… Deaton devuelve el sentido común y realismo a nuestra ciencia económica”.
El autor ha colaborado con instituciones como el Banco Mundial publicando trabajos sobre el análisis de las encuestas de hogares desde un enfoque microeconométrico y el desarrollo del Living Standard Measurement Study elaborado junto también al Banco Mundial[1]. Así, el enfoque de Deaton es uno decididamente microeconómico para el análisis empírico, lo que se traduce en una innovación en las formas de realizar encuestas de hogares.
El Comité de entrega del Premio de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel en su descripción de la labor de Deaton destaca que el economista llevó a un nuevo nivel de generalización y sofisticación de la estimación de la demanda. También lo califica como un pionero en el análisis del comportamiento del consumo dinámico individual a lo largo del tiempo bajo condiciones de incertidumbre idiosincráticas y restricciones de liquidez. A esto añade que Deaton ayudó a la transformación de la economía del desarrollo, transitando desde un campo en gran parte teórico basado en macro datos en bruto, hacia uno dominado por la investigación empírica basada en micro datos de alta calidad.
¿Cuáles son las 3 preguntas anteriormente mencionadas más arriba?
1) ¿Cómo distribuyen los consumidores el gasto entre los numeroso bienes y servicios? Destaca en este ámbito el modelo (elaborado junto a John Muellbauer) denominado Sistema Casi Ideal de Demanda (AIDS), que intenta dar respuesta a la temática acerca de cómo emplean los individuos sus ingreso, cuánto ahorran y que bienes y servicios compran, considerando varios factores (tamaño y composición numérica y etarea de la familia, tasa de interés, precio de otros bienes, etc). En suma, a nivel microeconómico desaparece aquel consumidor “modelo” o “representativo” en favor de un empírico, más real y que se caracteriza por ser heterogéneo. Como explica el economista de la Universidad de George Mason, Peter Boetkke[2], la primera lección que nos da Deaton es que aprendemos mucho más estudiando el comportamiento del consumo individual que estudiando las medidas de ingreso agregado. El sistema anteriormente mencionado ha sido útil para determinar el comportamiento de los consumidores, evaluar las elasticidades precio e ingreso y, por ende, diseñar políticas impositivas adecuadas.
2) ¿Cuánto de los ingresos de la sociedad se gasta y cuánto se ahorra? ¿De qué manera los individuos adaptan su propio consumo a sus ingresos individuales? ¿Por qué razón el patrón de comportamiento del gasto individual no es el mismo que el patrón del gasto agregado?
3) ¿De qué manera podemos medir de mejor manera el bienestar y la pobreza?
II) El Libro: “El Gran Escape”
En estos artículos abordaré algunos de los temas que el autor examina en su libro “El Gran Escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad”. Específicamente examinaremos temas relacionados con la pobreza, desigualdad y sobre si la ayuda internacional a los países pobres ha sido efectiva. Como explica el autor, el título de su libro se basa en la película de 1963 “El gran escape” en donde 250 prisioneros intentan escapar del capo Stalug Luft III a través de 3 túneles excavados por ellos. Todos, menos tres prisioneros, fueron recapturados, de manera que el plan podría ser considerado como un verdadero fracaso. Pero como señala Deaton, el énfasis de la pélicula no radica en el éxito limitado del plan, sino que en el deseo inextinguible de libertad del ser humano, aun en las circunstancia más complejas que incluso le pueden costar su vida. Tal deseo lo veíamos también en los judíos que escapaban de los campos de extermino como Sobibor o los alemanes que cruzaban desde Berlín oriental (comunista) a Berlín occidental.
En la actualidad vemos una gran cantidad de migrantes provenientes del África subsahariana que, en su deseo de llegar a Europa, se exponen a peligros tales como naufragar en el mediterráneo o ser víctimas de los traficantes que los venden como esclavos, como es el caso de nigerianos vendidos en Libia. También tenemos el caso de los balseros cubanos que escapan de la dictadura castrista exponiéndose a los peligros del viento, oleaje, calor y tiburones, o el de los norcoreanos que logran escapar de su país. Tenemos la huida en masa de los venezolanos que buscan escapar de la pobreza, la miseria, al inseguridad y el autoritarismo.
Deaton aclara que, cuando habla de libertad, se refiere a una para vivir una buena vida y para “realizar las cosas que hacen que valga la pena vivir”, por lo que la falta de libertad es la pobreza, la privación y unas salud precaria. De acuerdo a esto, podríamos decir que el énfasis está más en la denominada “libertad positiva” (“libertad para”) que en la negativa (“libertad de”), aunque el autor da a entender que la libertad negativa también es medular, y es por ello que es más deseable vivir en una democracia liberal y constitucional que en una dictadura o autoritarismos camuflados de democracias.
Uno de los mensajes del libro es que es posible “escapar” de la pobreza, de la desigualdad y de la muerte, puesto que otros países ya lo han hecho, otros están en proceso de hacerlo, pero existen algunos países que se han quedado estancados y rezagados en comparación con otros. Lo anterior se ha traducido en que la desigualdad no solo se ha dado entre personas de un mismo país (incluso un país rico), sino que se ha abierto una significativa brecha entre países. Ahora bien, la pregunta es ¿por qué razón algunos países han logrado escapar y otros no? Como bien señala el economista escocés, la desigualdad global actual ha sido creada, en gran medida, debido al crecimiento económico.
Europa no siempre fue el continente con lo s pueblos más civilizados y avanzados. Por ejemplo, civilizaciones como la china o la islámica no tenían nada que envidiarle en varios ámbitos. Sin embargo, en un momento de la historia, Europa principlamente Inglatera, logró despegar y crear una desigualdad radical en relación con los demás países europeos y con las civilizaciones pertenecientes a otros continentes. Se ha escrito y discutido bastante sobre la causa de la riqueza de las naciones, desde Adam Smith, pasando por economistas e investigadores actuales como David Landes, Kenneth Pomeranz, James Robinson, Daron Acemoglu, Jared Diamond, Ian Morris o Jürgen Osterhammel.
Deaton, sin profundizar sobre los distintos factores que han influido en el desarrollo integral de las naciones, destaca como un hito fundamental en la historia de la humanidad la Revolución Industrial del siglo XVIII en Inglaterra que, posteriormente, se expandiría al resto de Europa y otros continentes a lo largo del siglo XIX. El economista describe este hito como uno de los “escapes” más beningnos de la historia humana siendo, para él, los escapes más importantes el de la pobreza y el de la muerte. Obviamente el autor no ignora los costos que este proceso tuvo y que la riqueza de algunos países se hizo a expensas de otros y, más importante aún, el progreso que trajo esta revolución consigo no benefició a todos por igual. Así, la Revolución Industrial trajo consigo la llamada “Gran Divergencia”, término popularizado por el historiador de la universidad de Chicago, Kenneth Pomeranz en su libro “The Great Divergence: China, Europe, and the Making of the Modern World Economy”.
Este concepto, básicamente, viene a constatar cómo Occidente, en la segunda mitad del siglo XVIII y el siglo XIX, logró un despegue inaudito no sólo de su economía sino que también en materia de innovación y tecnología, lo que vino a eclipsar a aquellas civilizaciones que algunas vez habían sido más ricas, refinadas y avanzadas. Así, como deja entrever Deaton a lo largo de su libro, la historia mundial es una de crecimiento y, simultáneamente, de creación de desigualdad, de manera que el progreso trae consigo desigualdad. Sin embargo el “Gran Escape” aún no ha sido completo puesto que aun existen países cuyos ciudadanos viven en la miseria.
El autor no condena la desigualdad en sí y por sí misma. Todo lo contrario, asevera que la desigualdad ha sido uno de los regalos de la civilización. Con esto, Deaton quiere dar a entender que por miles de años la desigualdad no fue el rasgo que caracterizó a las sociedades humanas, de manera que fue más bien la igualdad y no la desigualdad la regla. Fue el desarrollo científico, tecnológico y el despegue económico en la segunda mitad del siglo XVIII los que fueron creando desigualdades antes inexistentes. Como afirma el autor, la desigualdad es una consecuencia del progreso.
Deaton, haciendo eco de las palabras del antropólogo estadounidense Mark Nathan Cohen, señala que el mismo proceso que crea el potencial de civilización, a su vez, garantiza la improbabilidad de que tal bienestar se traduzca en un bienestar repartida de manera equitativa entre la población. La conclusión de lo anteriormente dicho no es establecer que, como la pobreza constituye una condición natural del ser humano, entonces no nos debe importar. Todo lo contrario, el libro de Deaton es una advertencia sobre lo perjudicial que puede resultar ser la pobreza y la desigualdad, así como también la falta de bienestar material. Es por ello que se hace necesario tomar medidas eficientes y abandonar aquellas que no han dado resultado y que , a pesar de ello, se siguen implementando (volveré más adelante sobre este último tema). Como escribió en el prefacio de su libro:
“Este libro trata de la danza sin fin entre el progreso y la desigualdad, acerca de cómo el progreso crea desigualdad y cómo la desigualdad en ocasiones puede ser útil – al mostrar a otros el camino o proveer incentivos para remontar la brecha – y a veces inútil – cuando quienes lograron escapar protegen sus posiciones destruyendo las rutas de escape que quedan detrás de ellos”.
[1] Living Standards Measurement Study (LSMS)
(https://www.worldbank.org/en/webarchives/archive?url=httpzzxxweb.worldbank.org/archive/website00002/WEB/INDEX-5.HTM)
[2] Peter Boetkke, A Humane Nobel Economist: Angus Deaton Shows Us How to Be Healthy, Wealthy and Wise