(8) La destrucción del Estado de Derecho por la izquierda en Chile. Allende y la Unidad Popular (por Jan Doxrud)
Por su parte, la Iglesia Católica también emitió una declaración el 27 de marzo de 1973. Si bien reconoce aspectos positivos de la ENU como el de incorporar a todos los chilenos en el sistema educacional, así como la integración del estudio y el trabajo físico, el Episcopado de Chile criticó la falta de pluralismo y el hecho de no ver destacados en parte alguna “los valores humanos y cristianos que forman parte del patrimonio espiritual de Chile, y a los que adhiere un altísimo porcentaje de los estudiantes y de los padres de familia chilenos”. A esto añade la importancia de insistir en la relevancia de los valores humanistas como el respeto al hombre y, en particular, al niño; la libertad de la cultura, la búsqueda de la verdad, y el espíritu crítico y las condiciones reales de su ejercicio; el equilibrio entre los valores materiales que apuntan a la producción y los valores espirituales que contribuyen a la plena realización del hombre, incluyendo entre ellos la posibilidad real de la Fe y de la vida conforme a la Fe. Añade la Declaración su discrepancia con la postura del gobierno que da por establecido un apoyo mayoritario de la población a un planteamiento que se declara socialista, humanista, pluralista y revolucionario, “en circunstancias de que una parte considerable del país se manifiesta en desacuerdo, o con este planteamiento en sí mismo, o con la forma como se le quiere llevar a la práctica”. Fermandois recuerda las palabras del Obispo de Valparaíso, Emilio Tagle, quien criticaba la idea de que la educación se transformase en un instrumento en manos del Estado para imponer su corriente ideológica específica por medio de la entrega de “contenidos oficiales”
Expropiaciones, estatización, resquicios legales, violencia callejera, una economía entrando en fase terminal, la ENU fueron polarizando a la sociedad chilena,. Junto a esto se generó asimismo un conflicto entre el Poder Ejecutivos y los otros dos poderes del Estado. Como explica Boeninger, Allende entró en conflicto con el Parlamento cuando ordenó a la Contraloría General de la República a tomar razón de un decreto de insistencia por medio del cual se requisarían 43 empresas. La Democracia Cristiana respondió mediante la activación de la reforma constitucional mediante la cual el Congreso quedaba facultado para aprobar enmiendas a la Constitución con mayoría simple. Así, en abril de 1972 la mayoría absoluta del Congreso rechazó dos vetos del Presidente de la República a la proyecto reformado. Hasta el Tribunal Constitucional, donde existía una mayoría favorable al Ejecutivo, se declaró incompetente, rechazando así un requerimiento de Allende de fallar en su favor, comenta Boeninger. La Contraloría finalmente rechazó el decreto gubernativo estando así en acuerdo con el Congreso en que se debía promulgar reforma constitucional (Hamilton-Fuentealba sobre las tres áreas de propiedad) en su integridad y ser aprobada por el Congreso y no parcialmente y con exclusión de las enmiendas como pretendió Allende.
Este episodio tuvo graves consecuencias puesto que los miembros de la Unidad Popular y sus simpatizantes en las calles arrebataron al Congreso de su legitimidad institucional, pasando a ser sólo un bastión de fuerzas reaccionarias. Por otro lado, comenta Boeninger, los partidos de oposición y el Parlamento denunciaron la ilegitimidad del Poder Ejecutivo por su atropello sistemático de la ley y la Constitución. El gobierno de Allende también se enfrentó al poder judicial y un punto de no retorno fue cuando los jueces ordenaron la devolución de varias industrias a sus propietarios legítimos, lo que constituía un duro golpe a lo que Patricio Meller denomina como “la esencia ideológica de la Unidad Popular”[1]me refiero al Área de Propiedad Social. La tensión llegó a tal punto que en 1973 el Intendente de Santiago señaló que la fuerza pública no estaría disponible para llevar a cabo los desalojos ordenados por los tribunales. El 7 de mayo de 1973 la Corte denunció el quiebre de la juridicidad del país y el 26 proclamó la crisis del Estado de Derecho en Chile, comunicados por oficio a Salvador Allende.
Examinemos algunos puntos del Acuerdo tomado por la Cámara de Diputados y dirigido al Presidente Allende el 23 de agosto de 1973 donde se le señala explícitamente que ha quebrado la Constitución ( ver los extractos mostrados arriba ). La Cámara recuerda que Salvador Allende fue elegido por el Congreso Pleno, previo acuerdo en torno a un estatuto de garantías democráticas incorporado a la Constitución política, que tenía precisamente como objetivo asegurar el sometimiento de la acción de su Gobierno a los principios y normas del Estado de Derecho, que él solemnemente se comprometió a respetar. La Cámara también acusa al gobierno de empeñarse, desde un inicio, en conquistar el poder total, con el evidente propósito de someter a todas las personas al más estricto control económico y político por parte del Estado, con el objetivo de instaurar un sistema totalitario, absolutamente opuesto al sistema democrática representativo que la Constitución establece. En el Acuerdo se acusa al gobierno de Allende de usurpar la función legislativa del Congreso y de gobernar haciendo uso de decretos de insistencia o simples resoluciones administrativas fundamentadas en resquicios legales (el lector puede ver algunos extractos en las imágenes anteriores)
En suma, Allende y la UP perdieron todas las oportunidades para haber llegado a algún entendimiento con la oposición, específicamente con la Democracia Cristiana. Como comenta Boeninger , los esfuerzos del comunista Orlando Millas (Ministro de Hacienda), un crítico de aquellos con posturas oportunistas, radicales, románticas y violentas, de limar asperezas en 1972 se vieron frustradas. Habría significado una supremacía del PC en el gobierno en desmedro de la postura intransigente del PS. Boeninger añade que después de las elecciones parlamentarias de 1973 Allende pudo haber negociado un acuerdo con la DC, pero cualquier negociación era sinónimo de claudicación. Al respecto comenta Boeninger:
“Como la reacción socialista a los resultados electorales fue de mayor radicalización de posiciones, no había posibilidad de acuerdo sin destrucción de la Unidad Popular, acompañada, probablemente, de la división del propio Partido Comunista y la pérdida para Allende de su cuidadosamente cultuvada imagen de líder revolucionario”[2].
¿Qué salidas quedaban dentro de esta tensa situación? ¿Era posible evitar el golpe? No hay nada inevitable en historia. Por ejemplo la Primera Guerra Mundial no fue inevitable producto del asesinato del archiduque Francisco Fernando (no había sido la primera figura política importante asesinada en Europa). Así, el golpe y la forma en que se llevó a cabo no fue algo inevitable. Pero cabe mejor preguntarse si había realmente una salida pacífica a la crisis política que existía en el país. ¿Existía una solución que no implicara deponer a Allende y la UP? ¿Se podría haber llegado a un acuerdo con el PS de Altamirano, con el MAPU de Garretón, el PC de Corvalán y el MIR de Enriquez sobre temas que implicaban renunciar a una parte esencial de su programa (como la el proyecto de reforma Hamilton-Fuentealba?
Fermandois se refiere a unas versiones sobre un plebiscito no vinculante que podría haber convocado Allende. Pero tal idea lo hubiera expuesto fuera de la protección constitucional y haber alentado un golpe. Añade Fermandois que, de haberse celebrado un plebiscito, podría haber sucedido que la Unidad Popular saliese derrotada y haber estado dispuestos a abandonar el gobierno (aunque no fuese obligatorio constitucionalmente hablando) Para ser realistas , un abandono voluntario del poder era una ilusión y lo más probable es que la UP se radicalizara y comenzara a hacer uso explícito de la violencia. A esto, Fermandois añade que era iluso pensar que un plebiscito habría desalentado un golpe militar y menos haber dado nuevos aires al clima confrontacional de la época.
Palabras finales
En síntesis, en esta serie de escritos he querido establecer que fue la izquierda chilena la que, desde la década de 1960 y posteriormente en los primeros años de 1970, nunca mostró respeto alguno hacia el Estado de Derecho y la Democracia liberal. Desde la década de 1960 tanto el MIR como el Partido Socialista avalaron la vía armada para derrocar lo que ellos consideraban, siguiendo las directrices del marxismo -leninismo, una “democracia burguesa”. Desde el prisma reduccionista de la lucha de clases que constituye la óptica a través de la cual el comunismo observa, comprende e interpreta la sociedad, la democracia liberal solo beneficia a la clase explotadora, de manera que son ellos los que lograrían instaurar una democracia “real”. La Unidad Popular constituyó un continuación de esta lógica destructiva pero por medio de una aparente y contradictoria vía democrática hacia el socialismo, esto es, transitar hacia una sociedad sin clases sin atravesar la Dictadura del proletariado.
Esta constituía un idea absurda que no puede ser tomada en serio. Ni siquiera los mismos miembros de la Unidad Popular creyeron que la violencia podía ser dejada completamente de lado en el tránsito hacia una sociedad socialista. Como ha demostrado la experiencia de los socialismo realmente existentes, este sistema sólo puede ser instaurado y mantenido por medio de la coacción continua y sistemática por parte del Estado.
En lo que respecta a la figura de Allende, este pretendió implementar un proyecto refundacional careciendo del respaldo ciudadano y parlamentario. En segundo lugar, Allende hizo suyo el discurso marxista-leninista con todo lo que eso implica. Fue un admirador del modelo cubano, de Fidel Castro y Ernesto Guevara (fue además Presidente de OLAS, fundada en Cuba). Allende, por ende, era una persona que avalaba la existencia de los represivos socialismos reales durante la Guerra Fría.
En tercer lugar no debemos olvidar que Allende salió electo fruto de una votación en el Congreso y, gracias a los votos de la Democracia Cristiana, logró obtener la presidencia. En cuarto lugar, Allende tuvo que comprometerse a respetar las garantías constitucionales que constituyó un voto de no confianza de la DC hacia la Unidad Popular. En otras palabras, si a un Presidente junto a su conglomerado político se le exige respetar garantías tan básicas, hubiese sido más responsable no haberle cedido la presidencia por medio de los votos.
Por otro lado Allende señaló, al ya mencionado Regis Debray, que esta había sido una maniobra táctica, lo cual siembra serias y fundadas dudas sobre las verdaderas intenciones del Presidente electo. Otro punto importante es que, culpar solamente a fuerzas externas de la debacle de la Unidad Popular (Estados Unidos, la CIA, El Mercurio), es decir, aferrarse a la teoría conspirativa, constituye una visión bastante simplista y cortoplacista. La política económica de Allende fue la etapa cúlmine de un modelo estatista que venía desgastándose desde hace algún tiempo. La política monetaria expansionista y el déficit fiscal financiada con emisiones del Banco Central solamente continuó alimentando la inflación.
Los controles de precios tuvieron el mismo efecto que tienen hoy en Venezuela: escasez, desincentivar el emprendimiento, espantar a los empresarios y fomentar el mercado paralelo. La reforma agraria terminó siendo un desastre y no logró promover sus principales cometidos a saber: formar una pequeña clase de propietarios rurales (algo que va contra la ideología comunista) modernizar la producción y modernizar las relaciones laborales. En lugar de ello se promovió el caos, así como el odio patológico entre clases que, de no haber cesado, hubiese terminado en las masacres rurales acontecidas en Rusia y en China. A esto debemos añadir la indisciplina y el ausentismo laboral y el abuso del uso de certificados médicos y al desplome de la productividad.
En relación con la "vía chilena al socialismo", ya insistí en que era una mera utopía y una contradicción en sí misma que ni siquiera era aceptada por los grupos miembros de la UP así como los grupos izquierdistas que operaron al margen de este conglomerado político. La Vanguardia organizada del Pueblo (VOP) quien asesinó (1971) al ex Ministro del Interior de Frei, Edmundo Pérez-Zujovic, lanzaba volantes en Santiago donde señalaban que Allende había olvidado qué era ser socialista. Como nos recuerda Luis Alberto Moniz Bandeira, de acuerdo al VOP, una revolución socialista debía "pasar sobre los cadáveres de los explotadores, verter la sangre de los ricos y poner al paredón al enemigo de los humildes". Junto a esto el VOP amenazó con asesinar al Cardenal Silva Henríquez, así como a mineros de la DC y del Partido Nacional. También instaba a carabineros a sublevarse contra el gobierno. Por su parte el MIR, señala Moniz Bandeira, continuaba con su acción violenta directa tomándose por 10 horas (1971) con palos, piedras y cadenas la municipalidad de La Reina. Hacia el mes de noviembre de 1971, el MIR rompió con la UP e incluso retiró a sus miembros del "Grupo de Amigos Personales" de Allende (GAP), una guardia privada del Presidente. Para Allende fue imposible hacer frente a estos disturbios y caos social, puesto que en ese mismo año asumió como Secretario General del PS el radical y violinista Carlos Altamirano. ¿Cómo iba a poder Allende reprimir las tomas por parte de aquellos sectores que se identificaban con su propuesta?
Así, el rechazo público de la cámara de Diputado a la gestión de Allende, sumado a la oposición que emergió en la cúpula de las FFAA frente a la situación de polarización y violencia incontrolable e insostenible, sumado al apoyo ciudadano al golpe, terminó con el derrocamiento violento del gobierno de Allende. Resulta fácil juzgar desde nuestro presente a quienes en ese momento apoyaron el Golpe, pero en se momento la situación demandaba acción y, finalmente, fueron los militares los que derrocaron al gobierno y, junto a los civiles, realizaron una revolución que fue en un sentido ideológico contrario al que pretendía la “vía chilena al socialismo”, una revolución que traería consigo miles de muertes.
Vía Chilena al socialismo, un camino más hacia el mismo fin: totalitarismo socialista
En este escrito se considera que el socialismo que pretendía instaurar la Unidad Popular no era más que el mismo socialismo dictatorial y estadista que se había apoderado de otros muchos países en aquel entonces. Todo esto se trataba de encubrir mediante aquella fraseología de que el marxismo-leninismo debía adaptarse a las condiciones particulares de cada nación o que el socialismo chileno sería uno original y, por ende, diferente a todas las demás experiencias socialistas. Todo esto no era más que verborrea que no tenía ningún asidero en la realidad. Lo que en Chile se pretendía instaurar era una dictadura socialista más como las que ya existían en otros países.
El lector debe reflexionar en torno a las siguientes preguntas
1) ¿Qué es el socialismo y el marxismo? ¿Cómo se entendía específicamente en esa época?
2) ¿Era el socialismo chileno algo original y distinto de los demás existentes? ¿En qué sentido específico lo sería?
3) ¿Qué se quería dar a entender con que el marxismo-leninismo debía adaptarse a las condiciones específicas de cada país? ¿Acaso el resultado final sería uno distinto a esos otros países donde se aplicó el marxismo-leninismo y que terminaron inevitablemente en dictaduras?
4) ¿Cómo habían sido las experiencias en los múltiples países estaban bajo el yugo de esa ideología? ¿Qué tenían en común tales experiencias? ¿Qué sucedió con aquel país que intentó seguir un socialismo a su manera como fue el caso de Checoslovaquia? ¿Cómo reaccionó Moscú?
5) ¿Acaso la vía institucional hacia el socialismo era algo novedoso? ¿Acaso esta estrategia no era ya parte de la política del Partido Comunista ruso desde el XX Congreso soviético de 1956? (la estrategia cambiaba pero el objetivo seguía siendo el mismo: una dictadura política y económica)
6) ¿Cuáles eran los ideales de los partidos afines a la Unidad Popular? Por ejemplo, ¿qué planteaba la ideología del Partido Comunista? ¿Acaso había abandonado la idea de la lucha de clases y la dictadura del proletariado? ¿Qué ideas defendía el Partido Socialista de aquel entonces? (ej: Congreso de Chillán de 1967)
7) ¿Qué diferenciaba a Allende de los sectores radicales que querían acelerar violentamente el proceso revolucionario? ¿Esta diferencia radicaba en el contenido ideológico o, más bien, solo el ritmo de las reformas socialistas?
8) ¿Acaso Allende no se mostraba como un admirador de la experiencia cubana y de la figura de Fidel Castro y Ernesto Guevara?
9) ¿Acaso Allende no patrocinó a aquella institución insurreccional denominada Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS)?
10) ¿Acaso Allende no hizo suya la retórica y categorías marxistas en sus discursos en donde separaba radicalmente entre una esfera burguesa y otra proletaria? (democracia formal (burguesa) vs democracia proletaria (auténtica)
No es de extrañar que el mismo Guevara, le escribiese la siguiente dedicatoria en un libro a Salvador Allende
“A Salvador Allende, que por otros medios trata de obtener lo mismo, afectuosamente el Che”
[1]Patricio Meller, Un siglo de economía política chilena (1890-1990)
[2]Boeninger, op. cit., 258.
[3]Fermandois, La revolución inconclusa, p. 756.
Bibliografía
-Edgardo Boeninger, Gobernabilidad (Uqbar)
-Joaquín Fermandois, La Revolución inconclusa. La izquierda chilena y el gobierno de la Unidad Popular (CEP)
-Joaquín Fermandois, Mundo y fin de mundo. Chile en la política mundial, 1900-2004 (Ediciones UC)
-Luis Alberto Moniz Bandeira, Fórmula para el caos. La caída de Salvador Allende (1970-1973)
-Tomás Moulián y Manuel Antonio Garretón, La Unidad Popular y el conflicto político chileno (LOM)
-Luis Corvalán, El gobierno de Salvador Allende (LOM)
-Sergio Bitar, El gobierno de Salvador Allende. Chile 1970-1973 (Pehuén)
-Tomás Moulián, Fracturas, De Pedro Aguirre Cerda a Salvador Allende (1938-1973) (LOM)
-Felipe Portales, Los mitos de la democracia chilena, vol.II (Catalonia)
-Memoria chilena: documentos sobre la ENU, Salvador Allende y la reforma agraria.