(7) Una pseudociencia llamada Grafología. Cuestionamientos críticos (III) (por Jan Doxrud)
Otro punto que pone en evidencia las contradicciones en las que cae la grafología guarda relación con los daños en el cerebro. Como señala Barry Beyerstein, una lesión cerebral puede alterar tanto la escritura como la personalidad independientemente. No hay evidencia que sugiera que una lesión cerebral (con consecuencias que afecten nuestra personalidad) deba también afectar a la escritura. Como señala el mismo autor, no hay razón para pensar que los mecanismos cerebrales responsables de la escritura y los responsables del temperamento y las aptitudes estén estrechamente vinculados. Además, agrega Beyerstein, la grafología necesitaría de un cerebro semejante a aquel que concebía la frenología. Recordemos que la frenología era una pseudociencia que creía poder determinar rasgos de la personalidad, incluso tendencias criminales, basándose en la forma del cerebro. Así, su creador Franz Joseph Gall creía que el cerebro estaba compuesto por 27 órganos individuales que creaban la personalidad de la persona. Así, un órgano era el instinto de reproducción, otro de la vanidad, de la ambición. Otro órgano representaba el sentido del espacio y el tiempo, etc. En el caso de la grafología sería imposible realizar un mapa del cerebro en donde cada área de este corresponda a cada característica de la escritura de una persona. Además, de acuerdo a Beyerstein, investigaciones sobre los correlatos fisiológicos de la personalidad muestran que los rasgos individuales no están localizados en áreas circunscritas del cerebro.
Desde un punto de vista evolutivo, sabemos que el cerebro evolucionó antes del desarrollo de la escritura. Por tanto, uno puede preguntarse si estos supuestos circuitos que unen la escritura con la personalidad evolucionaron por algún motivo, algún propósito. ¿Cómo pueden los grafólogos dar cuenta de la conexión entre escritura y personalidad? Tenemos los primeros homínidos que trazaron los primeros símbolos, dibujos en cuevas, hasta formas más desarrolladas, como la escritura cuneiforme de Mesopotamia, el alfabeto fenicio, la cursiva latina, ideogramas chinos, el gótico, la escritura humanista nueva romana, el alfabeto cirílico, el bengalí, el alfabeto rúnico, etc. ¿Acaso los grafólogos se han dado el tiempo de estudiar la evolución de la escritura, al menos en Occidente y darse cuenta de cómo unas han sido influenciadas por sus antecesoras? ¿Han estudiado la relación histórica entre la evolución de la escritura y la evolución de los valores de las sociedades? Cómo explican la evolución de la escritura en Occidente? ¿Por qué prevalecieron unas y desaparecieron otras? Si reviviésemos a Alcuino de York, ¿el grafólogo estaría preparado para analizar su escritura? Un ejemplo más cercano: Si tuviésemos a Michon devuelta del otro mundo, ¿Cómo evaluaría el grafólogo moderno su personalidad? Resulta que la letra de Michon es propia de su época, está determinada en cierta medida por la época en que vivió.
Los grafólogos no podrían utilizar sus herramientas para aplicarlas a aquella caligrafía del siglo XVIII o el XIX, y menos aún para siglos anteriores, ya que la escritura era diferente a la de hoy, y además era un lujo que pocos se podían dar. Imaginemos la época de Luis XIV, la Francia del Antiguo Régimen, donde la mayoría campesina no sabía escribir, por lo que su personalidad quedó sepultada, sin la posibilidad de poder salir a la luz a través de la escritura. ¿Cómo podría un grafólogo evaluar la personalidad de los millones de campesinos analfabetos durante, digamos, la Edad Media? Si tuviésemos ante nosotros a alguien que no supiese escribir y nos proponemos a enseñarle a escribir. Supongamos que el grafólogo tuvo la oportunidad de compartir con la persona, entrevistarla y preguntarle una serie de cosas. A partir de esto me pregunto: ¿será capaz el grafólogo de predecir como será su escritura una vez que esa persona aprenda a escribir? Es decir, en un principio su escritura se parecerá a la de aquellos que le enseñaron, pero una vez que termine el “curso” comenzará a variar con el tiempo. Es en ese punto donde yo me pregunto si el grafólogo será un verdadero “grafoprofeta” que podrá predecir como será la letra de esa persona en, digamos, 15 años más. Si es así, nuevamente me pregunto: ¿La escritura se va adaptando a la personalidad? Pero tenemos que la personalidad va cambiando a lo largo del tiempo. Podemos imaginar que la persona que aprendió a escribir atravesó por una serie de hechos difíciles (muerte de un pariente cercano, una experiencia cercana a la muerte), que quizás tenga repercusiones en su personalidad.
Por ende, cabe preguntarse ¿la escritura sufrirá también cambios para adpatarse a la personalidad del sujeto? O, por el contrario, ¿será la personalidad la que tendrá que ajustarse a la escritura? ¿Qué sucedería si el sujeto, apsado 5 años, decide comenzar a escribir en chino o hebreo? ¿Qué sucedería si decidiera utilizar una letra sofisticada como aquella usada en documentos en el siglo XIX? ¿Qué sucede en estos casos? ¿Acaso la personalidad del sujeto quedaría oculta bajo esta escritura que decidió aprender para utilizarla en su vida diaria? ¿Se podría decir que se produciría una divergencia entre la personalidad “real” de la persona, por un lado, y la escritura que no representaría esa personalidad real ? ¿Deberíamos pensar que con el tiempo se produciría una suerte de ajuste o convergencia entre la letra y la personalidad? ¿Acaso existe una especie de Yo inmutable y esencial? Debemos aceptar la idea de que la persona es una entidad individual inmutable, con un yo que se mantiene constante en el tiempo o, por el contrario, debemos deshechar estas ideas de estabilidad, coherencia y unidad interna.
La escritura es algo que se aprende y desde pequeños se prepara al niño para que aprenda a escribir, entonces surge la siguiente pregunta: ¿cómo hace el cerebro para modificar cada movimiento de la escritura que aprendió para hacerla coincidir con cada uno de los numerosos rasgos de la personalidad que el niño irá desarrollando a lo largo de los años?
Otro caso. Tenemos a una persona a la cual 2 asistentes sociales bien intencionados le están enseñando a escribir, digamos que uno viene los lunes, miercoles y viernes, y el otro los martes y sábados. Pero resulta que las dos personas que le enseñan tienen distinta letra. Una tiene letras pequeña y la otra grande. También existen diferencias en cómo trazan la línea horizontal de la “t”, y una de las personas que enseña no siempre coloca el punto de la “i”. ¿Debemos conjeturar que la escritura de la persona que está aprendiendo a escribir tendrá características de las personas de las cuales aprendió? ¿Debemos pensar, como lo harían lo s grafoterapeutas, que las dos personas están conformando la personalidad del sujeto a través de la ensañanza de la escritura?
Imaginemos que finalmente la persona aprendió a escribir pero su letra será una mezcla de las letras de las dos personas que le enseñaron a escribir. Imagine que esta persona hace un test grafológico para acceder a un puesto de trabajo. El grafólogo analizará el escrito de esta persona, y se percatará de la mezcla de letras grandes y pequeñas, donde no siempre los puntos de las “i” están presentes y donde las “t” varían. Además la letra en ocasiones es ascendente y en otras descendentes. Al grafólogo a cargo del test (y que no tiene conocimiento de los antecedentes del sujeto) la descripción que realizará del sujeto no serán muy positivas, ya que su escrito presenta una serie de contradicciones, desórdenes, que reflejarían la personalidad del sujeto: estaríamos ante alguien desordenado y contradictorio, con ideas poco claras, sin metas u objetivos a futuro. Pero sucede que nuestro sujeto, a pesar de no haber recibido una educación formal y a pesar de haber aprendido a escribir hace poco tiempo, resulta ser un tipo amable, incluso padre de familia, trabaja en el campo y tiene claro cuales son sus deberes y responsabilidades para con su familia (todo lo contrario a lo que revela el análisis del grafólogo). ¿Será el grafólogo capaz de detectar este tipo de “detalles”?
Otro situación interesante que uno podría examinar, guarda relación con la superación personal. Por ejemplo, tenemos el caso de una persona X que tuvo que llevar a cabo un examen grafológico para acceder a un puesto de trabajo y no quedó dentro de los elegidos debido a su falta de confianza y su frágil autoestima. Esa misma persona decide someterse a terapia psicológica, visita durante un determinado período de tiempo a su psicólogo donde además de hablar, el sujeto debe llevar a cabo acciones para reafirmar su autoestima, pequeños pasos para vencer sus miedos e inseguridades. Junto a esto se le asignan medicamentos para complementar su terapia psicológica. Digamos que, tras un año de terapia, el sujeto logra resultados importantísimos y supera gran parte de las inseguridades y dificultades pasadas. Posteriormente esta persona nuevamente postula a un puesto de trabajo y se somete a un examen grafológico claro que, esta vez, los resiltados son positivos. Mi pregunta es ¿debemos suponer que la letra de nuestro sujeto sufrió variaciones en ese lapso de un año en que estuvo dedicado plenamente a la terapia psicológica? Si fuese así, cómo se explicaría desde el punto de vista de las neurociencias? ¿Cómo se explica esta estrecha relación entre escritura y procesos cerebrales?