Historia de Chile: de Arturo Alessandri a Carlos Ibáñez del Campo, 1920-1931 (por Jan Doxrud)
Pasemos a examinar otro problema para el gobierno: el desequilibrio presupuestario. El gran problema que debía afrontar el gobierno no sólo era el déficit sino que también la manera en que estos eran saldados: mediante empréstitos en el extranjero. Así el gobierno se propuso sustituir esta modalidad de financiamiento del presupuesto por uno financiado con recursos propios. Esto llevó a afirmar al Ministro Pablo Ramírez que la necesidad de un superávit se transformaría en una nueva “Razón de Estado”.Para ello se organizó una plan presupuestario que contempló que dividió el presupuesto nacional en uno ordinario y uno extraordinario. El presupuesto ordinario incluía todos los gastos que se realizaran de forma permanente. Este presupuesto se financiaría por medio de las entradas tributarias.
En lo que respecta al presupuesto extraordinario incluía nuevas obras pública, cuentas pendientes de presupuestos anteriores, adquisiciones de naves de guerra, gastos destinados a combatir epidemias, atender una perturbación social, compensar daños producto de inundaciones o terremotos, etc. El presupuesto extraordinario se financiaría con parte del superávit del presupuesto ordinario, de manera que los gastos extraordinario del presupuesto ordinario irían destinados al presupuesto extraordinario. De medular relevancia fue el programa de obras públicas implementadas por el gobierno lo cual contemplaba: construcción y reparación de caminos, alcantarillado, obras de agua potable y construcción de puertos. Uno de los objetivos era el poder dotar al país de una infraestructura que permitiera aumentar la producción nacional. Como señala Bernedo, la política caminera se transformó en el eje del proyecto la cual incluía:
a) Unir centros de consumo o ciudades con los campos de abastecimiento, para de esa manera desarrollar la vida interna del país y garantizar el abastecimiento de productos de primera necesidad.
b) Unir centros de producción con puertos y estaciones de ferrocarriles para facilitar y dinamizar el comercio interno y exterior.
Este programa sería financiado con empréstitos obtenidos desde el extranjero y, como apuntaba Pablo Ramírez, el pago de estos empréstitos serían repartidos en un período de 25 a 35 años. Así, en palabras de Bernedo, “el principal motivo para financiar la sobras públicas con dinero externo era repartir sus costos a lo largo de varios años”. Otro punto importante destacado por Bernedo, y que debemos tener en consideración a la hora de entender las repercusiones de la crisis económica de 1929 en Chile, es la estrecha relación existente entre el presupuesto extraordinario, el plan de obras públicas y el crecimiento de la deuda externa.
Existía otro problema que tuvo que enfrentar el gobierno y fue su principal fuente de riqueza: el salitre.Bernedo cita la Memoria de hacienda correspondiente al año 1927:
“La industria salitrera ocupa normalmente más de 60 mil obreros; consume gran aporte de la producción agrícola y manufacturera del centro y del sur del país; proporciona los fletes necesarios a la vida económica de la Marina Mercante Nacional y a los ferrocarriles del norte; y finalmente, contribuye al Presupuesto Nacional de Entradas con una cifra normal de 250 a 300 millones pesos”.
Podemos apreciar que el tema salitrero era crucial y complejo, puesto que afectaba a otras actividades estrechamente vinculadas con este mercado. Es por ello que causaba alarma los sucesos que emergieron fruto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la post guerra, con la fluctuación de precios y la competencia que significó el salitre sintético cuyos costos de producción eran más bajos que el del chileno. Otro problema era la pasividad del Estado, es decir, el limitarse sólo a percibir los derechos por tonelada de salitre exportado y no preocuparse de desarrollar la industria. Respecto a la producción por tonelada, resultaba que este sistema generaba incentivos negativo por parte de los productores puesto que bajo tales condiciones no les reportaba una gran utilidad. Debido a esto, lo productores se preocuparon por aumentar el precio de salitre que más aumentar el tonelaje de producción, lo cual no beneficiaba a las arcas fiscales. Este llevó a prácticas como la colusión entre productores para fijar los precios por medio de la restricción de la producción. Bernedo señala que hubo 4 “combinaciones” salitreras.
La primera se formó en 1882, la segunda operó entre 1891 y 1894, la tercera funcionó entre 1896 y 1897 y la última entre 1901 y 1909. En 1919 se formó la Asociación de Productores de Salitre de Chile que entre otras funciones, fijaba la cantidad de salitre para ser exportado anualmente, así como modificar el precio de forma periódica. En 1927, Pablo Ramírez consideraba que la crisis de salitre era artificial e inducida por los productores para poner presión sobre el gobierno y lograr una rebaja sobre los derechos de exportación. Finalmente Ramírez adoptó una postura férrea frente a la Asociación dando a conocer su resolución sobre el tema. En primer lugar afirmó que después del 30 de junio no se permitiría la continuación del sistema de ventas vigente. En segundo lugar, no se modificarían los derechos de exportación. Tenemos que un sistema de ventas libre sustituiría al sistema centralizado lo que terminó por traer resultados positivos, puesto que disminuyeron los precios del salitre. Esta medida sería transitoria.
Como explica Bernedo, la disminución de los precios se debió a que producían a un menor costo ya no tenían que recargar sus precios para hacer más rentables a las compañías con mayores costos de producción. Pero esta disminución del precio del salitre no podía constituir la única solución. Existían, de acuerdo al gobierno, dos factores que afectaban a la industria. Había un factor externo que era la elaboración del salitre sintético junto a la adopción de modelo económicos proteccionistas. En cuanto a los problemas internos, el gobierno culpaba a los gobiernos anteriores de no haberse preocupado por desarrollar la industria y a los empresarios por no haber modernizado y haber hecho más eficiente la producción. El Estado también comenzaría a tener un rol más protagónico en la economía, fomentando la creación de nuevas empresas (estatales o privadas) con costo de producción más bajos. Este subsidio estatal se extendió también a los ferrocarriles salitreros que se tradujo en la reducción de un 10% del costo total del transporte.
En suma, el plan de estabilización de Pablo Ramírez llegó a su término hacia mediados de 1927 y, para resumir, sus objetivos habían sido los siguientes: reorganización de la Administración Pública, regularización de las entradas del Estado junto a su fiscalización, estabilización y modificación de los presupuestos de la Nación y la solución de la crisis salitrera.
Otro hito importante fue la reorganización del cuerpo policial por medio de la fusión de los distintos cuerpos policiales existentes. Fue así como, mediante el DFL Nº 2.484, las policías municipales, fiscales y de carabineros fueron fusionadas bajo el nombre de Carabineros de Chile. Se puede leer en dicho documento que el servicio de orden y seguridad interna de la República se encontraba entregado a distintas policías como las fiscal, comunal y el Cuerpo de Carabineros. Resultaba que esta organización era perjudicial para la unidad del servicio, puesto que, si bien tenían un objetivo en común, estas obedecían a diferentes autoridades, tenían diversas organizaciones y se encontraban sujetas a disposiciones de distinta índole. Añade también el documento que las policías comunales habían sido destinadas para servir fines políticos y a intereses personales, lo que implicaba la contratación de personal son competencias y condiciones necesarias para ejercer tal cargo. A continuación se expone un extracto del DFL.