(VIII) Economía marxista: la crisis de sobreproducción (por Jan Doxrud)
Ahora pasemos a la crisis propiamente tal, para ser más claro, a la crisis de sobreproducción. La primera manifestación de las crisis capitalistas es que las mercancías no encuentran salida ya que la masa de trabajadores ha perdido considerablemente su poder adquisitivo. Los capitalistas se verán forzados a reducir su producción y despedirán a los trabajadores con el objetivo de abaratar costos. Esto también trae repercusiones en la bolsa ya que la paralización y ruina de las empresas se verá reflejado en el desplome de los precios de las acciones, los tipos de interés se dispararán y el recurso al crédito se contraerá drásticamente. Como escribe Michael A. Lebowitz, el objetivo del capital es crecer, crear una órbita de circulación cada vez más amplia.
D – M (T y Mp)…P…M’ – D’
Tenemos que el capital, partiendo en su forma de dinero, compra fuerza de trabajo así como medios de producción. Estos, trabajando combinadamente, generan en el proceso de producción mercancías preñadas de valor. Pero sucede que el objetivo del capitalista no es M’, ya que si el capitalista quiere realizar el plusvalor potencial, entonces debe dar el salto de M’ a D’. Si en el ámbito de la producción existían límites, tenemos también la misma situación en la esfera de circulación. Es decir, si bien el capital siempre tiende a crecer y expandirse, creando constantemente nuevo consumo, ya sea ampliando cuantitativamente el consumo existente, extendiendo las necesidades ya existentes o creando nuevas necesidades, finalmente esta expansión encontrará límites. ¿Qué sucede entonces? En palabras de Lebowitz:
“El problema del capital en la esfera de circulación no es solo expandir dicha esfera, sino que tiende a expandir la producción del plusvalor más allá de su capacidad de realizar ese plusvalor. El resultado es la tendencia hacia la «superproducción, contradicción fundamental del capital una vez desarrollado»”[1].
De esto se desprende que el consumo de los trabajadores no crece en la misma medida que la productividad del trabajo, lo que tiene como resultado las crisis periódicas que constituyen las soluciones violentas de las contradicciones existentes y que logran restablecer el equilibrio que fue perturbado. De acuerdo a este proceso cíclico escribe Lebowitz:
“A diferencia de Ricardo (quien solo vio la tendencia al crecimiento, aprehendiendo en consecuencia «la esencia positiva del capital«) y Sismondi ( quien, viendo únicamente los límites, se había «percatado más profundamente de las limitaciones inherentes a la producción capitalista, de su unilateralidad negativa»), Marx entendió que por su misma naturaleza el capital abarcaba ambos aspectos y se movía «en contradicciones que son constantemente superadas pero también constantemente postuladas»”[2].
En el libro tercer escribe Marx:
“Existirá una superproducción absoluta de capital tan pronto como el capital adicional para los fines de la producción capitalista sea = 0. La finalidad de la producción capitalista es…la valorización del capital, es decir, la apropiación de trabajo sobrante, la producción de plusvalía, de ganancia. Por consiguiente, tan pronto como el capital acrecentado solo produjese la misma masa de plusvalía o incluso menos que antes de su aumento, se presentará una superproducción absoluta de capital, es decir, el capital incrementado C + ∆C no produciría más ganancia, sino incluso, tal vez, menos, que el capital C antes de acrecentarse con ∆C. En ambos casos se producirá también una fuerte y súbita baja de la cuota general de ganancia, pero esta vez por razón de un cambio operado en la composición del capital que no se debe al desarrollo de la capacidad productiva, sino a un alza del valor del dinero del capital variable (a consecuencia de la subida de los valores) y al correspondiente descenso en la proporción entre el trabajo sobrante y trabajo necesario”[3].
Más adelante añade Marx:
“Superproducción de capital no significa nunca sino superproducción de medios de producción –medios de trabajo y de subsistencia– susceptibles de funcionar como capital…de ser empleados para explotar el trabajo hasta un cierto grado de explotación, ya que al descender este grado de explotación por debajo de cierto límite se producen perturbaciones y paralizaciones del proceso de producción capitalista, crisis y destrucción de capital. No constituye ninguna contradicción el que esta superproducción de capital vaya acompañada de una superpoblación relativa más o menos grande. Los mismos factores que eleven la capacidad productiva del trabajo, que aumentan la masa de productos-mercancías, que extienden los mercados, que aceleran la acumulación de capital tanto en cuanto a la masa como en cuanto al valor, y que hacen bajar la cuota de ganancia, han creado y crean constantemente una superpoblación relativa, una superpoblación de obrero que el capital sobrante no emplea por el bajo grado de explotación del trabajo en que tendría que emplearlo o, al menos, por la baja cuota de ganancia que se obtendrá con este grado de explotación”[4].
Marx añade que la baja cuota de ganancia que va unida a la acumulación, provoca necesariamente una lucha por la competencia, como manera de repartir las pérdidas. Esta es una competencia que decidirá cómo se repartirán las pérdidas de manera desigual y en forma distinta, haciendo que los capitales se paralicen, se destruyan o sufran depreciaciones puramente transitorias. Sólo así, es decir, por medio de esta paralización y destrucción de capital, se alcanzará nuevamente el equilibrio. Aquí Marx aborda el tema de la superproducción así como la desproporcionalidad en la producción. La superproducción no se limita solamente a los medios de producción sino que también a las mercancías. Aquí critica nuevamente la visión clásica, tal como lo postulaba Say, en cuanto que negaban a la posibilidad de que emergieran esta clase de fenómenos. Por un lado defiende el fenómeno de la superproducción, critica la visión idílica de los clásicos, pero también realiza algunas precisiones en relación a la desproporción:
“De aquí el peregrino fenómeno de que los mismos economistas que niegan la superproducción de mercancías reconozcan las de capital. Y si se dice que el fenómeno de que se trata no es precisamente un fenómeno de superproducción, sino de desproporción dentro de las distintas ramas de producción, esto significa simplemente que dentro de la producción capitalista la proporcionalidad de las distintas ramas de producción aparece como un proceso constante derivado de la desproporcionalidad, desde el momento en que la trabazón de la producción en su conjunto se impone aquí a los agentes de la producción como una ley ciega y no como una ley comprendida y, por tanto, dominada por su inteligencia colectiva, que someta a su control común el proceso de producción”[5].
Como se indicó más atrás, estas crisis presentan un carácter cíclico, entendiendo por ciclo al período que media entre el comienzo de una crisis y el de la siguiente. Este ciclo consta de cuatro fases que ya tuvimos oportunidad de ver, a propósito de la visión de Mandel respecto a esta. Las fases son: crisis, depresión, reanimación y auge, siendo la fase fundamental de este ciclo, la crisis, que sirve de punto de partida para el nuevo ciclo. Podemos exponer de manera sencilla y simplificada las cuatro fases de la siguiente manera:
1-Crisis
-En esta fase se manifiestan de manera radical la contradicción entre el crecimiento de las posibilidades productivas y la reducción relativa de la demanda solvente.
-Se produce una superproducción de mercancías que no encuentran salida al mercado.
-Brusco descenso de los precios, así como de la tasa de ganancia.
-Quiebra de empresas. Reducción de costes, despidos, aumento del paro y baja de los salarios. Aniquilación de las fuerzas productivas como forma de adaptar las proporciones de la producción a las de la demanda solvente.
-Colapso bursátil, desplome del precio de las acciones.
-Tipos de interés alto, lo que reduce la expansión crediticia.
-El Estado burgués realiza intentos de ayudar a los capitalistas mediante subsidios, que son pagados en realidad por la masa de trabajadores. Estas medidas no logran su cometido por lo que queda en evidencia que el Estado burgués no puede detener la acción de las leyes espontáneas del capitalismo. También queda en evidencia que en las naciones capitalistas no es el Estado el que gobierna la economía, sino que el propio Estado se encuentra bajo el poder de la economía capitalista.
2-Depresión
-Estancamiento de la producción industrial, bajo precio de las mercancías, siendo algunas destruidas y otras vendidas a bajo precio.
-Centralización del capital como resultado de que los capitales que sobrevivieron a la crisis pueden comprar las firmas en bancarrota a precios por debajo de su valor usual.
-Capitalistas disminuyen gastos contratando mano de obra por bajos precios y comienzan a aumentar la intensificación del trabajo.
-Capitalistas reequipan las empresas renovando el capital fijo y perfeccionando la técnica para que la producción sea rentable de acuerdo a los bajos precios que predominan producto de la crisis.
-Las empresas que fabrican equipos industriales ven un aumento en la demanda por estos. Comienza una reactivación de los distintos sectores que demandan toda materias primas y materiales de toda clase.
-Se sientan las premisas de lo que será la reanimación y auge posterior.
3-Reanimación
-Predominan las empresas que han logrado superar los estragos de la crisis. Comienza a reactivarse la producción, los precios de las mercancías comienzan a aumentar, y así también las ganancias.
-Proceso de acumulación creciente de capital.
-El trabajo comienza a estar ampliamente disponible y relativamente barato, de manera que la gran parte de los sectores productivos se expanden, empleando más trabajadores.
4-Auge
-La producción sobrepasa el punto más alto alcanzado en el ciclo precedente, es decir, en vísperas de la crisis.
-Los precios suben y ante las expectativas de mayores precios a futuro, los comerciantes comienzan a comprar más mercancías lo que impulsa aún más la producción industrial.
-Los tipos de interés que predominan impulsa a que la banca conceda préstamos tanto a industriales como a comerciantes, lo que permite ampliar aun más las proporciones de la producción y del comercio por encima de la demanda solvente.
-La producción se amplia de un modo irregular lo que tiene como resultado una alteración en las proporciones entre los distintos sectores productivos.
-Precio de las acciones sube y es impulsada aún más por la especulación.
-La expansión crediticia mantiene de manera artificial la ampliación de la producción, existe una sobreproducción pero de manera latente.
-La búsqueda de ganancias lleva a la implementación de nuevas máquinas así como al perfeccionamiento de la técnica. Aumento de O’ acompañado de TDTG
[1]Michael A. Lebowitz, Más allá de El Capital, 56.
[2]Ibid., 57.
[3]El Capital, tomo 3, 251.
[4]Ibid., 253.
[5]Ibid., 254.