(1) Marxismo y Economía Neoclásica (por Jan Doxrud)
La teoría económica marxista es una escuela marginal, al igual que otro conjunto escuelas económicas. Hoy en día predomina lo que se conoce como “mainstream economics”, la corriente principal u ortodoxia económica, representada por la economía neoclásica. Cuando utilizo el término “economía neoclásica”, me refiero principalmente a aquellos economistas que se destacaron en la segunda mitad del siglo XIX, , quienes desarrollaron una teoría subjetiva del valor. Ya nos referimos a sus principales teóricos como el inglés William Stanley Jevons (1835-1882), el austriaco Carl Menger (1840-1921) y el francés León Walras (1834-1910). Con estos autores surgen respectivamente la Escuela de Cambridge con representantes como Alfred Marshall (1842-1924), la Escuela Austriaca, donde se destacaron economistas como Eugen von Böhm-Bawerk (1851-1914) y Ludwig von Mises (1881-1973), y la Escuela de Lausana, con representantes como Wilfredo Pareto (1848-1923).
Las siguientes son algunas de las contribuciones hechas por estos autores:
-El desarrollo de la teoría subjetiva del valor basada en la utilidad y la escasez.
-La teoría de la formación de precios a partir de la interacción entre la oferta y la demanda basada en la teoría subjetiva del valor y la utilidad marginal.
-La teoría del equilibrio económico general que explicaba el funcionamiento de la economía estableciendo relaciones de interdependencia expresadas matemáticamente.
-El estudio de la economía diferenciando el corto y el largo plazo.
-El empleo de gráficos de dos dimensiones para representar la oferta y la demanda.
-La teoría de la estática económica, vale decir, el supuesto de que la economía no cambia; el desarrollo del análisis del equilibrio parcial.
Debemos tener presente que, en lo que respecta a la progresiva matematización de la economía y los análisis basados en modelos estáticos, la Escuela Austriaca puede ser dejada al margen, debido al escepticismo que mostró frente a esa tendencia. En la década de 1930 habrían una serie de economistas que se convertirían en los protagonistas dentro de esta disciplina debido a la poderosa influencia que ejercieron sus ideas en materia económica, como fue el caso de John Maynard Keynes, posteriormente John Hicks y Paul Samuelson entre otros. A partir de la década de los setenta ejercería una gran influencia la Escuela de Chicago, desde sus miembros originales como Frank Knight y Jacob Viner, hasta Milton Friedman, George Stigler y generaciones posteriores como Gary Becker, Robert Lucas, Myron Scholes o Eugene Fama.
Pienso que es útil destacar algunas diferencias entre la economía marxista y neoclásica, siguiendo la obra de Richard Wolff y Stephen Resnick: Economics: Marxian versus Neoclassical[1]. En primer lugar hay que comprender la particular visión de la teoría marxista que tienen estos dos autores. En su libro, donde llevan a cabo un estudio comparativo entre la economía neoclásica y marxista, los autores afirman que existen puntos de relevancia que hacen que las dos teorías económicas sean bastante diferentes una de otra. En primer lugar Wolff y Resnick rechazan la idea de que el marxismo sea una teoría determinista donde lo lo económico o la infraestructura determina totalmente a la superestructura. Los autores advierten que la teoría marxista que analizan en su libro está alejada de cualquier clase de determinismo y de causalidad unidireccional. Un concepto relevante es el de sobredterminación (overdetermination) que, originalmente fue un término utilizado por Sigmund Freud y desarrollado posteriormente por el teórico marxistaLouis Althusser. Los autores utilizan este concepto en lugar de “dialéctica” para describir una visión del mundo, diferente al de la economía neoclásica. Para entender esta perspectiva sobredeterminista hay que distinguir tres tipos de procesos no económicos: los naturales, políticos y culturales. La cuestión es examinar de qué manera interactúan los procesos económicos y los no económicos para tener una idea de que significa el concepto de sobredeterminación. Michael Lebowitz por su parte también destaca que la característica del método de El Capital es el de poner énfasis en el “todo”.
“El objetivo de Marx era comprender la sociedad burguesa como una totalidad, como un todo interrelacionado. ¿Por qué? Porque, como cualquier otra sociedad, realmente era ese todo…Así como la sociedad antigua, y la feudal antes de ella, la sociedad burguesa era una «totalidad de relaciones de producción»…”[2].
De esta manera Lebowitz señala que, para Marx, la sociedad constituía un complejo particular de elementos interconectados, un todo compuesto, donde sus diversos aspectos se encontraban entre sí en una relación necesaria que surgía de la naturaleza del propio organismo. Esta particularidad es lo que diferencia la obra marxista de gran parte de aquellas escuelas económicas no marxistas, especialmente la escuela neoclásica y su énfasis en el individualismo metodológico. Lebowitz destaca la influencia de Hegel en el método de deducción que permite transitar desde lo abstracto y simple a la producción de numerosas determinaciones y relaciones. Claro está que ambos pensadores alemanes ponían en práctica el mismo proceso de derivación dialéctica, pero en un terreno de aplicación diferente.
Regresemos ahora a Wolff y Resnick y al concepto de sobredeterminación. En primer lugar, de acuerdo a esta perspectiva, los fenómenos económicos ejercen una influencia sobre los procesos no económicos, pero también sucede la situación inversa. Asi, los autores destierran la idea habitual de que en el marxismo lo económico tienen una primacía sobre lo no económico, o que la infraestructura determina la superestrcutura, habiendo una causalidad de tipo unidireccional de la primera hacia la segunda. Así, la sobredeterminación implica concebir la sociedad como un todo complejo donde existen causalidades múltiples y en donde los fenómenos interactúan y se influencian mutuamente. Dentro de este mundo de redes interconectadas la economía es concebida como algo que está constantemente cambiando y con esta, también los procesos no económicos anteriormente mencionados.
Otra consecuencia de este enfoque (siendo el primero la causalidad de tipo sistémica) es la contradicción, lo cual significa que todos estos efectos, que son consecuencias de múltiples causas, contienen en sí un conjunto de contradicciones las cuales originan a su vez otros procesos que contienen a su vez más contradicciones. Este concepto de sobredeterminación plantea un desafío que consiste en la capacidad de poder controlar y construir la sociedad manipulando sus componentes con el objetivo de obtener resultados determinados con antelación. En esto hay una coincidencia con las ideas de Friedrich Hayek quien también llevó a cabo una dura crítica la mentalidad ingenieril y constructivista de los planificadores centrales, que al final nunca podrían hacerse con toda la información dispersa en la sociedad, en los millones de individuos que la componen.
Por lo tanto, Resnick y Wolff también adoptan esta óptica y señalan que, frente a la dificultad de poder abordar este mundo complejo, lo mejor que se puede hacer es resistirse a petrificarlo tal como lo hacen los modelos matemáticos de la economía neoclásica. Estos modelos, escriben los autores, no representan relaciones de sobredeterminación que se dan en el mundo real, ya que la teoría neoclásica en realidad no establece una conexión con la economía y la sociedad desde esa óptica. Así, una de las diferencias entre la economía marxista y la neoclásica es que la primera es sobredeterminista y antiesencialista, mientras que la segunda es determinista y esencialista. Se puede decir que el mundo de la economía marxista (de Wolff y Resnick) es un mundo complejo, de procesos e interconexiones y desiquilibrios, mientras que la economía neoclásica se mueve en un mundo estático, de causalidad unidireccional, instrumentalismo metodológico (comportamiento instrumental guiado por preferencias que buscan maximizar la utilidad), donde el tiempo parece no tener un rol relevante y donde el equilibrio parece ser la regla y no la excepción. Los autores afirman que la incapacidad de realizar análisis sociales completos no les generan molestia alguna. A esto añaden que un teórico marxista reconoce que cualquier análisis social, sin importar el marco teórico para hacerlo, siempre será parcial.
Ahora bien debemos tener en consideración que este es un marxismo de Wolff y Resnick. Recordemos que Marx se mostraba contrario a la “anarquía de la producción”, la mano invisible o el mercado dejado a su libre funcionamiento. Marx era partidario de la supresión de la propiedad privada y de una dictadura del proletariado, lo que implicaba que la economía debía ser controlada por un órgano de planificación central.
[1] Richard D. Wolff and Stephen A. Resnick, Economics: Marxian vs Neoclassical (USA: The John Hopkins University Press, 1987).
[2] Michael A. Lebowitz, Más allá de El Capital, 100.