Una introducción a la economía financiera: la Bolsa, instrumentos financieros y estrategias de inversión (por Jan Doxrud)
Hemos abordado varios conceptos como el de especulación, inversión, la preferencia temporal, incertidumbre, riesgo, el CAPM, etc. Ahora pasemos a abordar qué es la bolsa, qué tipo de gestión de activos existe y las alternativas existentes para invertir. También abordaremos una clásica pugna existentes entre quienes creen que se puede batir el mercado y quienes no, por lo que dedicaremos también ese especio a examinar algunas críticas a la CAPM y la beta.
Al parecer, la palabra “bolsa” proviene de un edificio que perteneció a la familia Van der Bürse en la ciudad de Brujas (Bélgica). Ahí se realizaban reuniones y encuentros de carácter mercantil en el siglo XIII. El escudo de armas de los Bürse exhibía tres bolsas de piel, los monederos de la época. La bolsa es un mercado donde se compran y venden productos financieros (acciones, bonos, ETFs entre otros) . Es un medio para financiarse, así como también para invertir tus ahorros. Los actores que participan van desde el Estado, pasando por empresas de diverso tipo, familias, individuos, inversores e intermediarios financieros. En la bolsa se pueden transar diversos instrumentos y a continuación me centraré en las acciones y bonos.
Las acciones son unidades de propiedad de una empresa, de manera que el accionista tendrá el derecho a obtener una parte de los beneficios en caso de que la compañía reparta los “dividendos” o la parte de los beneficios que se le asigna a los accionistas. Para dejar más claro el tema de las acciones tomemos a un simple ejemplo proporcionado por el inversor Joel Greenblatt. Imagine que tiene una compañía valorada en 12.000.000 dólares y decide dividir la propiedad en 1 millón de acciones de USD12 y usted decide quedarse con 500 mil acciones (es decir 6 millones de dólares). De acuerdo con lo anterior, usted vende las otras 500 mil a USD12 (6 millones de dólares) en donde “X” compra 100 acciones: USD1200, “Y” compra 1.000 acciones (USD12.000) y “Z” compra 10.000 acciones: 120.000 USD (derecho al 1% de ganancias) y así otros comprarán las demás acciones.
Ahora imaginemos que las ventas del año pasado fueron de 10.000.000 de dólares menos los costes en concepto de alquiler, limpieza, salarios, electricidad, calefacción y gastos administrativos ascenderían a 8.000.000 de dólares, por lo que el beneficio bruto (antes de impuestos) sería de 2.000.000. Luego debemos incluir el impuesto sobre las ganancias del 40% equivalente a 800.000 dólares lo cual nos deja con un beneficio neto de 1.200.000. Tenemos que cada una cada una de las acciones (1 millón) tiene derecho a una millonésima parte de esos 1.200.000, es decir 1,2, por cada acción de USD12 siendo la rentabilidad por dividendo 1,2/12 = 10%.
Cuando las empresas necesitan obtener recursos pueden solicitar un préstamo, buscar capital entre familiares, amigos o socios, o emitir acciones. Así, para obtener capital, las empresas tienen la opción de emitir acciones (y bonos) efectuando una Oferta Pública Inicial. No está de más señalar que una empresas no necesariamente tienen que cotizar sus acciones en bolsa de manera que pueden permanecer privadas. Volviendo a la Oferta Pública Inicial, el precio inicial de un activo lo fija la corporación junto con el banco de inversión que realiza la colocación (en donde, por lo general, participan grandes inversionistas en la compra). Esta primera emisión y compra se da en el mercado primario (aquel donde los activos se venden por primera vez) y cuando el lector compra algunas acciones de empresas lo que está haciendo es acudir al mercado secundario donde se compran y vende activos ya existentes
Invertir en acciones conlleva un riesgo y existen otras opciones como inversiones menos riesgosas. Entonces, ¿por qué no invertir en estas segundas más seguras? Porque las acciones te pueden ofrecer un “premio” (diferencial en la rentabilidad) El Equity Risk Premium se refiere a un exceso de rendimiento que proporciona la inversión en el mercado de valores sobre una tasa libre de riesgo. Hay acciones que son consideradas como defensivas, esto es, que se ven menos expuestas a los ciclos económicos (incluso pueden tener un buen desempeño al inicio de una recesión). También se infiere de lo anterior que hay acciones cíclicas que son emitidas por empresas que sí se ven expuestas a los ciclos económicos. Sumado a esto, las acciones pueden clasificarse en virtud de su capitalización (número de acciones en circulación multiplicado por su precio), habiendo de pequeña, mediana y de gran capitalización) Además de lo dividendos, la otra manera de ganar con las acciones es mediante su apreciación, vale decir, venderla un precio superior al que fue comprada.
Otro concepto relacionado con las acciones es el split o división de acciones. Una empresa divide sus acciones en circulación, claro está, para crear más acciones. No obstante lo anterior, la capitalización bursátil de la empresa y el valor de la inversión de cada accionista se mantienen, y el valor de cada acción se reduce mientras su cantidad aumenta. ¿Por qué razón se hace esto? Algunas pueden ser el atraer a nuevos inversores para incrementar la capitalización bursátil, más inversores invierten (sesgo del precio ancla) y con el tiempo el precio de la acción aumentará. Ahora bien, existen excepciones como es el caso de Warren Buffett, quien nunca ha realizado un split de las acciones “Clase A” de su empresa Berkshire Hathaway (BRK-A).
También tenemos los reverse stock split que es el proceso inverso. En este caso se reduce el número de títulos en circulación para así poder conseguir una aumento en la misma proporción del precio de cotización. Por ende, consiste en multiplicar el valor nominal de la acción, lo cual, no transmitiría una buena señal respecto a la empresa que lo hace. A continuación hay ejemplos de ambos casos:
En lo que respecta a la valoración de una acción, en los manuales de inversión, como el de Gitman y Joehnk que tengo a mano, podemos encontrar el modelo de valuación por dividendos. Como su nombre lo indica, este establece que el valor “actual” de una acción (y su precio) depende de sus dividendos futuros. Para entender esto examinemos el siguiente ejemplo en donde se asume que los dividendos no cambian en el futuro (modelo de crecimiento cero). Gitman y Joehnk nos proporcionan la fórmula y un ejemplo concreto.
De acuerdo con este primer modelo de crecimiento cero, si la acción pagara un dividendo constante de 3 dólares por acción y el lector quisiera ganar 10% sobre su inversión, entonces el valor de la acción sería: 30 dólares (3 dólares/0.10) = 30 dólares. Si la tasa de rendimiento aumenta, entonces el precio de la acción baja. Un segundo modelo es el de crecimiento constante en virtud del cual se asumen que los dividendos irán creciendo en el futuro a una tasa constante. Para calcular el valor de la acción Gitman y Joehnk nos proporcionan la fórmula:
Los autores nos proporcionan otro modelo “de crecimiento constante” o “modelo de crecimiento de Gordon” o “modelo de Gordon-Shaipro” (del académico Myron J. Gordon, 1920-2010 y Eli Shapiro, 1916-2010), en donde una acción paga actualmente un dividendo anual de 1.75 dólares por acción y en donde los dividendos crecen a una tasa constante de 8% anual (y continuará así en el futuro). Sumado a lo anterior, y considerando el CAPM, tenemos que esta inversión debe tener una tasa de rendimiento requerida de, en este caso, del 12%., Teniendo estos datos, aplicamos la fórmula anterior obtenemos el monto máximo que deberíamos pagar por la acción (ver imagen de abajo). El resultado de $47.25 es el valor intrínseco de la acción y si este es inferior a su precio de mercado, entonces se considera que la acción está sobrevalorada por el mercado.
Ahora pasemos a examinar los bonos. Estos instrumentos son pasivos, es decir, son pagarés que cotizan en Bolsa. El tenedor presta dinero al emisor, por lo que los bonos son títulos de deuda que cotizan en Bolsa. Sus componentes el valor nominal, intereses (cupón) y el plazo. Estos bonos pueden ser emitidos, entre otros, por gobiernos, empresas y municipios. Los bonos pueden ser temáticos (vinculados a un tema), es decir, que buscan financiar proyectos de sostenibilidad, sociales o culturales. Un tema importante es la relación inversa existente entre el precio del bono y su rendimiento. El interés que paga el bono es fijo (de ahí que sea renta fija), pero precio del bono sí puede variar en el mercado secundario. Por ejemplo, si tenemos un bono con un valor nominal de 750 y que paga 30 en intereses, entonces su rendimiento es del 4% (30/750).
Pero si el precio del bono sube a 1000 y paga 30 en intereses, el rendimiento será del 3%. Por último si el precio del bono aumenta a 1.250, entonces el rendimiento será del 2,4%. En resumen si el precio del bono aumenta el rendimiento disminuye. En este sentido son fundamentales los tipos de interés, puesto que si un banco central los aumenta, los nuevos bonos emitidos pagarán un mayor interés que los ya existentes, por lo que si tu quieres vender esos bonos (ya existentes) que ofrecen un menor interés que los nuevos, entonces tendrás que venderlos a un menor precios. En este caso se habla de un bono con descuento, es decir, aquel cuyo valor es menor a su valor nominal. El caso contrario es un bono con prima, cuando disminuye la tasa de interés. Veamos un ejemplo
Imaginemos que tenemos un bono con un valor nominal de $1,000, en donde la tasa de cupón anual es de 5% ($50 es el 5% de $1,000) y el vencimiento del bono es 5 años. ¿Qué sucede si la tasa de interés disminuye a 4%? En el caso de querer vender este bono para obtener liquidez, entonces tendría que venderlo a un precio mayor al nominal ($1000). Para calcular debemos realizar lo siguiente:
A partir de lo anterior realizamos el siguiente cálculo:
50/(1+0,4)1 = 50/1,04 = 48,08
50/(1+0,4)2 = (50/1,04)2 = 46,28
50/(1+0,4)3 = (50/1,04)3 = 44,62
50/(1+0,4)4 = (50/1,04)4 = 43,09
50 + 1000/(1+0,4)5 = 50/1,045 = 885,39
Precio del bono = 48,08 + 46,28 + 44,62 + 43,09 + 885,39
= 1.076,46 (lo que los inversores estarían dispuestos a pagar)
En síntesis tenemos lo siguiente:
Es importante entender que estos no están libre de riesgo por lo que no hay que confiarse con es de que son “renta fija”. Un primer riesgo es el de la tasa de interés, ya que es la causa principal de la volatilidad de precios en el mercado de bonos. Un segundo riesgo se vincula con la inflación y la pérdida del poder adquisitivo. Cuando la inflación se dispara, los rendimientos de los bonos comienzan a experimentar un rezago respecto a las tasas de inflación, lo que aumenta el riesgo de poder adquisitivo. Otros riesgos es el de default o impago por un gobierno o empresa. No es recomendable no pagar las deudas y es importante que una empresa o un país construya una buena reputación para acceder al mercado de préstamos. Una mala reputación puede repercutir en los intereses que un país deberá pagar en caso de querer endeudarse con el extranjero. Es por ellos que las agencias de rating asignan una calificación que dependerá de la empresa en cuestión (AAA, AA, A, BBB)
Antes de finalizar con el tema de los bonos quisiera referirme a la curva de tipos (yield curve) que es una representación gráfica del rendimiento de los bonos en el tiempo. A mayor plazo, mayor es el rendimiento puesto que hay mayor riesgo
En una economía saludable, por lo general hay demanda por activos más riesgosos y menos por bonos, de manera que precio baja (menor demanda) y su rendimiento sube (recordar que si el precio del bono baja su rendimiento aumenta). Por ende, la curva normal es lo habitual lo que significa que el riesgo aumenta cuanto más tiempo hay que esperar para recuperar la inversión e implica una mayor remuneración
Lo que se debe explicar es por qué se puede presentar una curva invertida. En este caso, los inversionistas compran bonos a largo plazo, y como hay una relación inversa entre precio y rendimiento (yield), el precio de estos bonos aumenta y su rendimiento disminuye. Una razón de lo anterior, es que los inversionistas esperan, por ejemplo, una recesión y, por lo tanto, buscan refugiarse en instrumentos más seguros. Si la bolsa se desploma, también lo hace el PIB y con ello los tipos de interés, ya que los bancos centrales buscarán estimular la actividad económica. Así, y como señalé más arriba, al disminuir la tasa de interés, los bonos existentes serán más atractivos (dan un mayor interés) y pueden ser vendidos con prima.
Las criptomonedas se han transformado en otra alternativa de inversión. Las criptomonedas tienen la particularidad de no ser emitidas por un Banco Central y de eliminar a los intermediarios. Relacionado con lo anterior, las criptomonedas han despertado un fuerte apoyo por lo que justamente representa: su carácter “anárquico” y el de estar lejos de las manos de los gobiernos y, particularmente, de los bancos centrales. Esto lo aborda el economista Robert Shiller en el primer capítulo de su libro “Narrativas económicas”:
“La historia de bitcoin es muy potente porque proporciona una contranarrativa a narrativas anarquistas más antiguas que caracterizaban a los anarquistas como lunáticos que se dedicaban a poner bomba, cuya visión para la sociedad solo puede conducir al caos y la violencia. Bitcoin es una contranarrativa contagiosa porque ejemplifica los impresionantes inventos que una sociedad libre y anarquista podría desarrollar con el tiempo”
Asi como hay defensores acérrimos también tenemos a los críticos como el fallecido Charlie Munger (1924-2023) – socio y amigo de Warren Buffett – o Nouriel Roubini para quien el 90% de las criptomonedas constituyen una estafa. Nassim N Taleb califica a bitcoin como u tumor financiero que desaparecerá, puesto que no sería más que un fenómeno generacional. También denuncia el culto que ha surgido en torno a esta criptomoneda.
De acuerdo con Jaime Alonso, resulta difícil categorizar las criptomonedas como activos de inversión, puesto que algunos las comparan con las materias primas (por su escasez), con el oro (activo refugio) o con activos reales que prtegen contra la inflación. Las principales críticas a las criptomonedas radica es su extrema volatilidad, el no representar algo tangible. Recientemente se lanzó el Bitcoin ETF Spot, que es un fondo cotizado en bolsa que sigue el desempeño de bitcoin (más adelante abordo qué son los ETFs). Hasta el momento es la empresa Blackrock la que lidera en lo que respecta a la cantidad de bitcoins recaudados.
Otros productos que se transan en la bolsa son las materias primas (perecederas y no perecederas), que son productos que pueden transformarse en un bien de consumo. Por lo demás, son homogéneos y su precio dependerá de varios factores como los geopolíticos, guerras, climáticos, desastres naturales. Por ejemplo el London Metal Exchange es el mayor mercado de futuros y opciones sobre metales. Permite que los productores, los fabricantes, los comerciantes y los consumidores se aseguren contra los riesgos de variación de precios.
Aquí vale la pena introducir el concepto de derivado financiero el cual es un instrumento cuyo valor y desempeño depende del precio de un activo subyacente (es decir, de ahí “deriva” su valor). Regresemos al caso de una materia prima como el café. Tenemos a agricultor de café y no sabe cuál será el precio del café dentro de 10 meses, debido a que existe volatilidad o cambio en el precio del café. Tal incertidumbre ante el cambio de precio es lo que conocemos como riesgo de mercado. ¿Qué hacer para reducir el riesgo? Podría pactar con un especulador profesional “hoy” un precio “futuro” para el café (contrato futuro), de manera que al establecer el precio, el agricultor sabrá exactamente en cuanto podrá vender su café y reducir así la incertidumbre. Aquí el producto subyacente (prende en todo derivado) es el café.
Ahora bien, puede suceder que tanto el agricultor como el especulador puede ganar o perder (puede suceder que posteriormente el especulador venda a un precio inferior al de compra). Tenemos que una de las partes del acuerdo toma una posición larga ya que compra el subyacente pensando que el precio del producto subyacente aumentará en el futuro, lo que le reportará un beneficio. El vendedor (el agricultor) toma una posición corta, puesto que estima que el precio del activo subyacente disminuirá. En síntesis, y tal como explica Jaime Alonso:
“Todo derivado implica una operación con fecha futura: el derivado toma como parámetro fundamental el valor del subyacente en una fecha futura, y los compara normalmente con su valor en el momento actual (spot). Supone, por tanto, un contrato a plazo en el momento actual, mientras que el intercambio se realizará en el futuro”.
Otro producto derivado relevante son los Credit Default Swaps (CDS) o “permutas de incumplimiento crediticio”. El CDS son seguros y operan como tal, pero no cualquiera puede acceder a estos salvo que cuente con mucho dinero (el mercado de CDS mueve billones de dólares). Por ejemplo, puede que una empresa se haya endeudado emitiendo un bono por 300 millones de dólares el cual es comprado por otra institución. Pero sucede que esta última quiere protegerse en caso de que la empresa incumpla el pago de su deuda: es aquí donde entran los CDS. La institución puede acudir a un banco o aseguradora para adquirir un CDS por medio de un contrato a cambio de una prima que será pagada cada cierto tirmpo de acuerdo con lo estipulado en un contrato. En este ejemplo decimos que un CDS es un producto derivado puesto que su valor deriva, en este caso, de un bono. ¿Por qué son relevantes? Porque pueden decirnos algo sobre el riesgo de impago de una empresa o de un Estado. Si se espera que una institución o un Estado tenga problemas en pagar su deuda, entonces se dispararán las primas de riesgo de los CDS.
Tenemos que los contratos futuros /un tipo específico de derivado financiero) comprometen a las partes en el presente a comprar/vender en el futuro un activo cuyo valor “deriva” de uno subyacente (materias primas, un índice bursátil, tipos de interés, divisas). Aquí se establece el plazo, precio y cantidad. Los “forwards” también son contratos futuros a largo plazo, pero se diferencian de los futuros ya que se realizan “Over the Counter” (OTC), es decir, se tranzan en mercado extrabursátiles (no se realiza en la bolsa formal), de manera que es realizada directamente entre las 2 partes (o más9
Las “opciones”, por su parte, también son contratos para comprar o vender un subyacente en un plazo y precio determinado. La diferencia es que no obliga a ejercerla aunque hay que pagar una prima. Consideremos un simple ejemplo. Hay una opción de compra sobre una acción específica. La acción de la empresa X cotiza a 16 dólares y tú crees que subirá en el futuro y decides ir “en largo” (comprar barato pensando que la acción se valorizará y por ende la venderás más cara) Así, decides adquirir una opción de compra de 100 acciones por 16 dólares (precio strike) pagando una prima de USD1,5 por acción. Si todo sale bien tenemos que la acción subió a 20 dólares, por lo que ejerces tu derecho a la opción: compras a 16 y vende a 20 dólares:
2.000 -1600 - 150 (prima) = 250
20-16-1,5 = 2,5 por acción
Considere la siguiente imagen en donde compras una acción de la empresa por 230 dólares (precio strike) y una prima de 13,30. Podemos apreciar que, a medida que el precio del activo subyacente supere al precio strike, la opción se vuelve rentable
También tenemos el mercado de divisas (Forex) que es uno de los mercados más activos del mundo y en dónde el volumen de operaciones medio diario de más de 5 billones de dólares. Tenemos el spread trading, por ejemplo, cuando observas el precio cotizado de un par de divisas, verás que existe una diferencia entre los precios de compra y de venta. Hay personas que toman una “posición larga” (comprar barato para vender caro) para beneficiarse de estos diferenciales entre divisas. Ese diferencial es el spread, en donde la diferencia entre el precio de compra y venta de un activo.
Los cambios en el spread se miden mediante pequeños movimientos de precio denominados pipos, que son las variaciones en la cuarta cifra decimal de un par de divisas. Hay quienes practican el denominado “carry trade” en dónde se aprovechan los diferenciales entre tipos de interés. En otras palabras, tomas prestado dinero a un interés bajo para comprar otra divisa e invertirla en otro país con una tasa de interés más alta. Finalmente cierras tu posición, devuelves el préstamos y obtienes una ganancia (algo que requiere de mucha expertise y que requiere de monitorear variables como el tipo de cambio entre los dos países)
Quiénes demandan divisas son los turistas, importadores, inversores y especuladores entre otros. Entre los factores que determinan el precio de las divisas dentro de un país, se encuentra la oferta y la demanda, pero para ser más específicos, podemos mencionar las exportaciones, las inversiones directas e indirectas, turismo y otros como los tipos de interés, la estabilidad política y económica del país y eventos en el extranjero. Puede suceder, como aconteció en Chile en la década de 1980 que un Banco Central como el de Estados Unidos (la Reserva federal), suba drásticamente (como lo hizo Paul Volcker) y que genere una fuga de divisas de otros países buscando una mayor rentabilidad y que el país se quedé con menso reservas y tenga que devaluar (como sucedió con Chile que en ese entonces tenía un tipo de cambio fijo)
Pasemos ahora a explicar que son los índices bursátiles. Estos son registros estadísticos que proporcionan información sobre el desempeño y tendencias de un mercado determinado. Estos índices también son usados como como “benchmark” para medir el desempeño de carteras de activos administradas por gestores de mercado. Como explica Jaime Alonso:
“Todo este esfuerzo para medir el performance está orientado a poder evaluar la la gestión, para lo que es útil hacer un juicio no sólo absoluto, sino también relativo a referencias externas”.
Por último sirve también como una alternativa de inversión (fondo indexado). Existen índices globales como el MSCI World que incluye empresas de mediana y gran capitalización de 23 países desarrollados. También hay índices regionales como el S&P 500 que incluye 500 empresas estadounidenses, el Nikkei 225 o el Eurostoxx 50. En tercer lugar podemos mencionar los índices sectoriales como el S&P 500 Health Care Index o el Dow Jones Transportation Average. En cuanto a la metodología para la construcción de estos índices, algunos lo realizan en base a la capitalización bursátil, mientras que otros son de ponderación por dividendos, por valor contable, por volatilidad, por sector, etc.
La rentabilidad de un índice bursátil se expresa como un porcentaje y se calcula utilizando como sigue.
Valor final del índice - Valor inicial del índice) / Valor inicial del índice) * 100
Así, por ejemplo, si un índice bursátil tiene un valor inicial de 10,000 puntos y un valor final de 11,000 puntos, la rentabilidad del índice sería: (11,000 - 10,000) / 10,000) * 100 = 10%. Si un inversor hubiera invertido en ese índice habría obtenido una ganancia del 10% en su inversión durante ese período. Batir el mercado es batir ese porcentaje.
En lo que respecta a las estrategias, podemos destacar en primer lugar la pasiva, como es el caso de los fondos índice, que consiste en elegir un índice bursátil de referencia y replicar su evolución. No busca “batir” al mercado sino imitar el rendimiento medio de un índice. John Bogle (1929-2019) y su fondo Vanguard es considerado como el padre de la gestión pasiva e inversión indexada (aunque el mismo Bogle señala que fueron otros quienes lo pusieron anteriormente en práctica aunque no con buenos resultados). Esta estrategia permitió abrir el mundo de las finanzas a los no expertos. En resumen, esta estrategia de inversión (colectivo), replica la composición de un índice determinado y el desempeño de un índice determinado por medio de la compra de acciones de la empresa que lo componen y en la misma proporción.
Aquí conviene explicar en que consiste un fondo mutuo (que puede ser de gestión activa o pasiva). Un fondo mutuo es un vehículo de inversión o, para ser más específicos, un patrimonio común (colectivo) en donde una sociedad gestora reúne el capital de personas para ser invertido en diversas clases de activos. Esto nos permite acceder mercados en distintos países y en diversos sectores, de manera que accedes a una combinación de activos (estas comprando una cartera diversificada). Por ejemplo, un fondo mutuo te puede ofrecer invertir en fondos de renta variable (acciones) en distintas regiones geográficas, fondos de deuda o fondos balanceados, de acuerdo al perfil del inversor, su aversión al riesgo y horizonte temporal.
El patrimonio del Fondo Mutuo se divide en “cuotas” (participaciones) las cuales reflejan la variación del precio de los instrumentos en que invierte el fondo. Las cuotas aumentan en número a medida que más se invierte en el fondo. Si alguien compra $1,000 en participaciones de un fondo con un valor cuota de $100, se emitirán 10 nuevas cuotas en su nombre y si los participantes del fondo venden, se cancelan las cuotas. Si posees 50 cuotas de 1000 (50.000) y la inversión sube a 60.000, entonces cada cuota valdrá ahora 1.200. La elección de la cartera dependerá del perfil de quien participa en el fondo, sus objetivos, horizonte temporal, etc.
Cabe aclarar que existen otra clase fondos de acceso privado como es el caso del fondo de cobertura (hedge fun) Renaissance Technologies de Jim Simons (que se aleja del modo de operar de un fondo mutuo tradicional). Este último es un matemático, académico del MIT y Harvard. y considerado como el mejor inversor debido al historial de 66% de rentabilidad anual bruta desde 1988 (antes de comisiones). No se sabe a ciencia cierta cómo lo hace ya que su empresa está cubierto de una suerte de velo dándole aires de misterio. Ahora bien, Simons declaró en la conferencia anual de la Asociación Internacional de Ingenieros Financieros que no contratan a personas de Wall Street, sino que a físicos, matemáticos, informático e incluso astrónomos que normalmente no saben nada de finanzas. Así, debido a este secretismo que rodea a este fondo, lo han denominado como ”caja negra” a su estrategia. Otros fondo es el Quantum Group Fund de George Soros, “Bridgewater Associates” de Ray Dalio, “Citadel” de Kenneth C. Griffin o “Two Sigma Investments” de John Overdeck y David Siegel.
Por último cabe señalar que los fondos coberturas se diferencian de las empresas de capital privado (private equity), en que las segundas suelen invertir en empresas privadas para obtener rendimientos sobre la inversión, de manera que buscan mejorar las ganancias de la empresa. Esto último implica que puede comprar al empresa y realizar reestructuraciones internas. Por su parte, los fondos de cobertura hacen uso de técnicas de inversión más complejas, haciendo uso de derivados, posiciones largas y cortas, y arbitraje. Sumado a esto, los fondos de cobertura suelen tener un horizonte temporal más reducido que el private equity
Otro instrumento son los “Exchange-Traded-Fund” o ETFs (fondo cotizado en bolsa), que son una suerte de “matrimonio” de una acción y un fondo mutuo. Como explica la empresa Blackrock, los ETFs pueden ser entendidos como un equipo formado por varios jugadores y en donde cada jugador tiene habilidades específicas para el puesto en el que juega. Así, los jugadores en los ETF pueden ser acciones, bonos, materias primas, etc. Un ETF es un conjunto de activos ( que lo asemeja a un fondo) pero que cotiza en bolsa pero (como lo hacen las acciones). Existen ETFs sectoriales, de divisas, de acciones, bonos, indexados, apalancados (que buscan obtener un mayor rendimiento que el índice de referencia) y ETFs inversos (que se mueven en la dirección contraria al índice de referencia). A continuación dejo algunos ejemplos:
Otra “estrategia” son los Roboadvisors, esto es, un gestor automatizado que opera con estrategias de indexación pasiva, teniendo en consideración la información sobre tu perfil de inversor. A través de estos puedes comprar ya no un fondo, sino que una cartera de fondos indexados.
Pasemos ahora a la estrategia activa. Esta busca batir al mercado, es decir, obtener una rentabilidad mayor que un índice de referencia. Para ello se hace del análisis técnico, modelos matemáticos y estadísticos o el análisis fundamental (investigar los fundamentos o pilares de la empresa). Como explica Jaime Alonso, las personas deben contar con criterios de selección a la horade escoger e invertir en un gestor activo. Por ejemplo, se debe conocer su filosofía, estrategia de inversión, qué es lo que le aporta en comparación con un vehículo de gestión pasiva (u otros fondos similares) y su “track record,” es decir, su experiencia y resultados.
Un tema espinoso y de larga data en finanzas es sobre si acaso se puede o no batir al mercado, es decir, a un índice de referencia específico. Antes de entrar en este debate, me referiré a dos herramientas utilizadas para batir al mercado que son el análisis fundamental y el análisis técnico. En palabras de Howard Marks:
“Por simplificar, todas las metodologías de inversión en títulos de una determinada compañía se pueden dividir en dos categorías básicas: Las que se basan en el análisis de los atributos de la compañía, a las que se conoce como “fundamentales” y las que se basan en el comportamiento del precio de los títulos. En otras palabras, un inversor tiene básicamente dos opciones: estimar el valor intrínseco de un título y comprar o vender cuando el precio difiera de este, o bien basar sus decisiones meramente en las expectativas que tenga sobre cómo se van a comportar los precios en el futuro”.
Comencemos con el análisis técnico. Este consiste en una técnicas que intenta de predecir la evolución futura de los precios a partir de su comportamiento histórico. El análisis técnico se basa en tres principios o pilares. El primero nos dice que el precio refleja toda la información tanto pasada, presente y futura, incluyendo información vinculada con eventos políticos, económicos e incluso la psicología de los seres humanos. En virtud de lo anterior, no necesito tener mayor información sobre los estados contables de las empresas no necesito conocer mayormente el negocio en sí, puesto que lo que necesito es el precio, el cual incluye toda la información anterior. El segundo principio establece que los precios se mueven en tendencias y es eso lo que intenta identificar : alcista, bajista y lateral.
Como explica André Kostolany, el primer factor que mueve a la bolsa es el dinero de manera que este último es “el oxígeno para respirar o la gasolina para un motor”. En otras palabras, para el autor sin dinero la bolsa no puede subir sin dinero puesto que nadie puede comprar si carece de dinero. Un segundo factor que interviene es la psicología y si los inversores son pesimistas y no quieren comprar, entonces la bolsa no subirá. De ahí Kostolany deriva la ecuación que se convirtió para él en un “dogma personal”: dinero + psicología = tendencia.
Por su parte George Soros habla de 3 tendencias: la de los participantes, a prevaleciente y la subyacente. Sucede que en el mercado participan muchas personas con puntos de vistas que difieren entre sí pero que terminan por anularse entre ellas mismas para dar pie la tendencia prevaleciente. En cuanto la idea de una tendencia subyacente, Soros afirma que la introduce para indicar ciertos cambios en los “fundamentals” de la empresa. Ahora bien, y a diferencia de lo que plantea el análisis fundamental, para Soros el precio de las acciones también influye en el valor intrínseco de manera que los primeros no son meros epifenómenos del valor fundamental.
El punto del autor es que la tendencia de los valores bursátiles son el resultado de una combinación de la tendencia subyacente y prevaleciente. Aquí entra la teoría de la reflexividad de Soros que implica, entre otras cosas, una causalidad compleja y la retroalimentación entre variables. En este caso específico el autor explica que la tendencia subyacente influye en la percepción de los participantes y el cambio en las percepciones afecta, a su vez, la situación en la que los participantes están inmersos. En palabras de Soros:
“En el caso de la Bolsa, el impacto primordial se ejerce sobre los precios de las acciones. El cambio de estos precios, a su vez, puede afectar simultáneamente la tendencia de los participantes y la subyacente. Tenemos aquí una relación reflexiva, en la cual el precio de las acciones son determinados por dos factores – la tendencia subyacente y la tendencia prevaleciente –, sobre los cuales, a su vez, los precios de las acciones ejercen su influencia”
El tercer principio señala que la historia se repite, es decir, la psicología humana no ha cambiado sustancialmente y que la economía se mueve siguiendo ciclos, de manera que se espera que las personas reaccionen (como en el pasado) a “X” haciendo “A”. Como comenta el economista e inversionista Pablo Gil en su libro “Aprendiendo de las crisis anteriores para invertir con éxito en el futuro”:
“No cabe duda de que a lo largo de las últimas décadas el mercado ha evolucionado mucho con la llegada de internet, los ordenadores potentes, la inteligencia artificial, el trading algorítmico, etcétera. Sin embargo, hay algo que con independencia del transcurso del tiempo no cambia, y es el comportamiento humano (…) A lo largo de las décadas, en lo que a los proceso de inversión se refiere, el ser humano no ha evolucionado tanto. Seguimos guiados por sentimientos básicos como la esperanza, el optimismo, la avaricia, el miedo y en ocasiones el pánico”
Lo anterior se traduce en que el pasado puede ayudar a predecir el futuro y que se pueden encontrar ciertos patrones que se repiten a lo largo de la historia (“doble techo” y “doble suelo”, “cabeza y hombros” y “cabeza y hombros invertido”)
En la segunda imagen de arriba podemos apreciar como puede formarse una tendencia. Tenemos una fase denominada “acumulación”, que es donde grandes inversores profesionales compran, aunque de manera gradual para no despertar sospechas e impulsar abruptamente los precios al alza. Posteriormente comienzan a participar la mayoría de los que siguen la nueva tendencia creada (alcista). Luego empiezan a participar la mayoría de los que siguen tendencias y, posteriormente, los grandes inversores profesionales comienzan a vender todo lo que comenzaron a "acumular” (cuando nadie quería comprar) antes de que la demanda disminuya así como también el precio del activo en cuestión.
En la misma imagen podemos apreciar otros conceptos importantes del análisis técnico que es el de “resistencia”, esto es, un nivel de precio en el que la presión de venta supera a la presión de compra. Por otra parte tenemos el “soporte” o nivel de precio en el que existe una demanda suficientemente fuerte para detener un movimiento bajista del precio. En los que respecta al “volumen” (representado por barras de colores), este consiste en el número total de títulos negociados durante un período de tiempo., lo cual permite valorar la fuerza o debilidad que contiene la tendencia. Ayuda, el volumen ayuda a confirmar la tendencia (ej: alcista + volumen alto) y a identificar fases de acumulación y distribución.
Una representación común de este enfoque son las velas japonesas. En este caso, y como se puede apreciar en la imagen, la vela verde es la alcista y la vela roja la bajista. En segundo lugar la vela verde abre abajo a la izquierda y cierra arriba a la derecha, mientras que la roja abre arriba a la izquierda y cierra abajo a la derecha. Las velas pueden representar distintos períodos de tiempo desde minutos, pasando por meses hasta años. La mecha o sombra, aquella línea arriba o debajo del cuerpo de la vela, muestra el recorrido entre el cuerpo y el máximo o el mínimo.
Un tema polémico guarda relación con los patrones, es decir, elementos (pueden ser objetos, números, etc) que se repiten (recurrentemente) a través de una secuencia. De acuerdo con el análisis técnico, podemos encontrar estas regularidades en el comportamiento de los precios que permiten identificar la continuidad de tendencias o cambios en la dirección de la tendencia. Por lo tanto, si uno aprende a reconocer estos patrones, puede predecir el movimiento del precio de un activo. En palabras de Pablo Gil:
“El gráfico es la última expresión del sentimiento del mercado, porque refleja la realidad de cada transacción que se produce en él. Cada orden de compra y venta ejecutada queda reflejada en la evolución de la cotización. Las pautas que detectamos en un gráfico se repiten en el tiempo con independencia del tipo de activo o espacio temporal que represente, porque hay un factor común. Presente en todos ellos, el inversor, el ser humano que toma la decisión final de dónde comprar u dónde vender”.”
Esto se entenderá mejor con los ejemplos a continuación. En el primero vemos representado el final de una tendencia alcista y el inicio de una bajista. Se produce cuando la cotización de un activo financiero, tras una tendencia alcista, forma dos máximos consecutivos en el mismo nivel de precios. Así, si usted detecta este patrón puede tomar decisiones sabiendo su significado (el objetivo técnico es nivel que se espera a que llegue el precio del activo). Por ejemplo, y como explica pablo Gil, el “doble techo” (ver la imagen de abajo) consiste en una estructura que emerge en plena tendencia alcista pero sucede que el precio no es capaz de superar el máximo anterior (n°1), de manera que los vendedores comienzan a imponerse sobre los compradores. Pero para que esto suceda tenemos que confirmar que la caída del precio (tras llegar al máximo n°2) llegue a un nivel inferior al del último mínimo (que se produce tras el máximo n°1). En la otra imagen dejo otros patrones con sus interpretaciones.
Examinemos ahora el “value investing” o “inversión en valor” en donde destacan, entre otras personas, Benjamin Graham (1896-1974) y Warren Buffet entre otros. En palabras de Howard Marks los inversores value buscan estimar “el valor intrínseco actual de una acción y comprarla cuando el precio sea menor. Así, una empresa está infravalorada si el precio de la acción se encuentra por debajo de su valor intrínseco. Así, el análisis fundamental implica analizar los estados financieros de la empresa, si acaso tiene futuro en ese sector, hay competencia o si acaso la empresa cuenta con importante foso o ventajas competitivas. Este foso es la traducción de “moat”, palabra utilizada por Warren Buffet para dar a entender qué ventajas tiene la empresa la cual es representada como un foso o zanja profunda. En palabras de Howard Marks: “¿Qué hace que un título – o la compañía subyacente – sea valiosa? Hay muchos candidatos: Recursos financieros, el equipo directivo, fábricas, puntos de venta, patentes, recursos humanos, marcas comerciales, potencial de crecimiento y, sobre todo, la capacidad de generar beneficios y flujos de caja”.
También se utiliza el “price to earning ratio” o PER (ratio precio/beneficio) que se obtiene dividiendo el precio por acción por el beneficio neto por acción. Por ejemplo, si la acción de una empresa cotiza a 80 dólares y el beneficio neto es de 8 dólares, entonces el PER = 10, es decir, el precio de la acción es 10 veces el beneficio neto por acción (estas dispuesto a pagar 10 dólares porcada dólar de ganancia). Si el precio de la acción es 10 y el beneficio 2, entonces el PER es 5, es decir, por cada dólar al año estás dispuesto a pagar 5 dólares. El PER no se usa en un vacío o de manera aislada, por lo que el PER de una acción debe comprarse con el histórico de esta misma acción así como también con el PER histórico del sector el que pertenece.
Un PER más alto indica que los beneficios son más bajos en comparación con el precio de la acción, por lo que se podría esperar que los beneficios aumenten en futuro (para aquellas empresas jóvenes con potencial de crecimiento). Por el contrario un PER bajo indica que el precio de la acción esta más barata en relación con los beneficios generados por la empresa, es decir, se está pagando menos por cada unidad de ganancia. En el primer ejemplo (PER alto) se paga 10 por cada dólar ganado al año, mientras que en el segundo ejemplo se paga 5 por cada dólar de ganancia.
Un PER bajo podría interpretarse como una oportunidad ya que se trataría de una empresa infravalorada. También se podría interpretar como que el mercado tiene bajas expectativas, puesto que los inversores están dispuestos a pagar menos por cada dólar de ganancia, lo cual podría explicarse por sus expectativas pesimistas frente al futuro de la empresa. Así, tenemos que el PER es una ratio que compara la inversión que hacemos al comprar (a un precio determinado) una parte de la industria con el retorno que genera tal industria.
El PER lo podemos también comprender como la cantidad de años que necesitaríamos para recuperar la inversión, siendo en el ejemplo anterior 10 años – siempre que los beneficios se mantengan constantes en el tiempo – es decir, de mantenerse los benecificos (8 dólares), estos se irían acumulando a lo largo de los años (en este caso 10)
También podemos destacar el “Price to book” o ratio precio/valor libro. Para calcularlo, en primer lugar se obtiene el valor contable por acción dividiendo el patrimonio neto (activo total – pasivo total) por el número de acciones en circulación. Luego para obtener el “price to book” (P/B) se divide el precio de la acción por el valor contable por acción. Por ejemplo, el patrimonio neto es de 20.000.000 de dólares y hay 2.000.000 de acciones en circulación. Esto nos da un valor contable por acción de 10 dólares (cantidad de patrimonio neto que le corresponde a cada acción). Para obtener el P/B dividimos el precio de la acción que es 20 dólares por el valor contable por acción, es decir, 10 dólares, lo cual nos da 2. Este último número es un múltiplo que nos dice cuántas veces el precio de mercado de la acción está por encima o debajo al valor contable por acción. En este caso nos dice que las acciones están cotizando al doble de lo que podríamos vender los activos de la compañía.
Lo que nos proporciona esta ratio es a qué precio cotiza una empresa en relación con su patrimonio neto y el resultado puede ser mayor, menor o cercano a 1. Si la empresa cotiza por debajo de su valor contable (P/B <1) se puede interpretar como que el mercado valora las acciones de esa empresa por debajo de su valor contable lo que “podría” representar una oportunidad para comprar ya que, en caso de que existiera problemas la empresa puede ser vendida y pagar a los accionistas ( también se puede interpretar como que los activos están sobrevalorados). Un P/B>1 nos indica lo contrario, es decir, que el precio de las acciones cotiza por encima del valor contable por acción, lo que podría iniciar que los inversores creen que hay potencial de crecimiento en esa empresa.
Hay que señalar que uno de los problemas de esta ratio es que deja elementos intangibles fuera, como por ejemplo, la marca lo cual podría aumentar el múltiplo. No está demás señalar que Warren Buffet ha señalado que esta ratio no resulta ser de utilidad puesto que lo relevante es enfocarse en las ganancias y no en el valor contable (activos – pasivos) Además, y como señalé más arriba, esta ratio excluye elementos tan relevantes como la marca y no ayuda a estimar la capacidad de una empresa de generar beneficios en el futuro.
En cuanto al “growth investing”, Marks explica que consiste en identificar títulos cuyo valor vaya a aumentar rápidamente en el futuro. En síntesis, los inversores value compran acciones porque están convencidos de que el valor actual es mayor que su precio, mientras que en el “growth investing”, los inversores compran acciones porque piensan que su precio aumentará de tal manera que obtendrán una apreciación significativa. En el growth investing, las empresas en las cuales se invierte son por lo general empresas aun “jóvenes” de pequeña o mediana capitalización de manera que se encuentran en su fases inciales de crecimiento y que tienen un gran potencial de crecimiento.
Como afirma Marks, tanto el value investing como el growth investing tienen el consideración el futuro, pero el primero pone el énfasis en aspectos presentes, mientras que los segundos lo ponen en el futuro. Para ir cerrando con el “value investing”, Malkiel resumen en 4 los determinantes básicos que el inversor en valor utiliza para calcular el valor de un título. El primero es la tasa de crecimiento esperada en virtud de la cual un inversor racional “debe estar dispuesto a pagar un precio más elevado por una acción cuanto más alta sea la tasa de crecimiento de los dividendos.
A esto Malkiel añade un corolario y es que el inversor racional “tiene que estar dispuesto a pagar un precio más elevado por una acción cuanto más tiempo se espere que dure la tasa de crecimiento”. Un segundo determinante son las expectativas de reparto de dividendos en virtud del cual el inversor racional “debe estar dispuesto a pagar un precio más elevado por una acción, a igualdad de condiciones, cuanto mayor sea la proporción de los beneficios de una compañía que se reparte como dividendos”. El tercer determinante es el grado de riesgo y, para quienes tienen aversión al riesgo y valoren beneficios estables, entonces “deben estar dispuestos a pagar un precio más elevado por una acción, a igualdad de condiciones, cuanto menos arriesgadas sean las acciones de una empresa”. El cuarto y último determinante es el nivel de los tipos de interés de mercado en virtud del cual el inversor racional “debe estar dispuesto a pagar un precio más elevado por una acción, a igualdad de condiciones, cuanto menor sea el tipo de interés”.
Llegamos a la pregunta ¿gestión pasiva o activa? Aquí resulta interesante analizar los datos publicados por el S&P Indices versus Active (SPIVA). Los SPIVA “scorecards” - reportes semianuales publicados por el S&P Dow Jones – donde se comparan las estrategias activas con sus índices de referencia en distintos plazos temporales. ¿Qué nos dice este income? Veamos las imágenes. En la primera nos muestra el porcentaje de fondos de gran capitalización que superaron al índice de referencia y los que los que no. Seleccione la información considerando el período de 1 año y el período de 15 años, y el resultado es que en el largo plazo aumenta el número de instituciones de gestión activa que no superan el índice de referencia, de manera que no se podría “batir al mercado”. En las otras dos imágenes veos el caso europeo tomando en consideración un horizonte temporal de 1 y 10 años. Al final podemos ver el desempeño de fondos activos versus sus índices de referencia dentro de un horizonte temporal de 20 años.
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