La verdadera batalla ideológica en la educación actual no se libra eligiendo entre los modelos de “escuela tradicional” o “escuela progresista”; tampoco eligiendo entre la escuela públcia y provada (…) Las auténticas diferencias hay que establecerlas de una vez por todas, entre los colegios que establece límties y los que son territorio de nadie; entre los colegio que enseñan y los que no enseñan
Mercedes Ruiz Paz. Los límites de la educación.
6) Hablemos de educación (por Jan Doxrud)
Podemos leer en algunos textos que la mediación – que se encuentra inserta dentro del paradigma constructivista, participativo e interactivo – , es el tratamiento de contenidos así como también de las formas de expresión de los diferentes temas con el objetivo posibilitar el acto educativo. El profesor debe ayudar a construir el significado y dar sentido a lo que se enseña. Así, por ejemplo, el profesor podrá definir democracia anotándolo en el pizarrón o, por el contrario, podrá comenzar preguntando a sus alumnos qué NO es la democracia o que pasen adelante y anoten palabras relacionadas con la democracia, y posteriormente, organizar una discusión sobre los conceptos anotados.
Ciertamente la primera estrategia no es recomendable ya que el profesor toma una suerte de atajo (escribir el significado de democracia) lo que que significó omitir un camino más largo, pero más fructífero. Fructífero debido que se pone en marcha un proceso cognitivo (y emocional) guiado en donde el alumno tiene que salir de la zona pasiva de confort, esto es, deberá pensar, esforzarse, incluso alguno se pondrá nervioso por temor a equivocarse al momento de escribir el concepto en la pizarra, o sentirá temor al “qué dirá” el profesor o sus compañeros.
Posteriormente, cuando se discute junto a los demás estudiantes sobre los conceptos anotados (relacionados con la democracia), habrá alumnos que participarán activamente con mayor facilidad, mientras que otros se mostrarán menos dispuestos a esto y, quizás, los más inseguros no se atreverán a opinar por temor a equivocarse o porque no se sienten seguros dentro de la sala (quizás no tiene una relación cercana con los demás estudiantes.)
Todo lo anterior, incluso esos aspectos más relacionados con la personalidad y emociones del estudiante constituyen parte de la enseñanza y aprendizaje. Una simple clase potencialmente puede ayudar a un estudiante a confiar más en sus capacidades, vencer temores subjetivos que se fundamentan en prejuicios que pueda tener sobre los demás compañeros y ayudar relacionarse con sus demás compañeros.
Aquí tenemos un ejemplo donde efectivamente se pueden aplicar las denominadas metodologías activas, pero esta es una estrategia y, como un tenedor, este no lo puede utilizar “absolutamente para todo”. Para tomar una sopa tendrá que sustituir el tenedor por una cuchara. Bueno, algo similar sucede con las “metodologías activas”, son estrategias o un medio para otra cosa y, como tal, no pueden absolutizarse y transformarlas en el eje central del proceso de enseñanza y aprendizaje. Como señalé en un comienzo : cada método a su debido tiempo. Si para una determinada actividad no necesitamos el martillo, entonces no forzaremos la situación de manera que tal actividad “deba” requerir de un martillo (como se defiende aquí, las metodologías se adaptan a los contenidos y no viceversa)
Por ende, tenemos que el problema central que planteo no radica en si las nuevas metodología son o no útiles (porque sí lo son), sino que, más bien, ¿cuál es su papel y grado de protagonismo dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje? Por ejemplo las rutinas d e pensamiento o el aprendizaje cooperativo deben constituir “la” nueva manera de enseñanza, es decir, deben tomar el rol protagónico y constituir el eje central en las clases. O, por el contrario, estas deben combinarse con clases expositivas “socráticas”1, siendo las anteriores herramientas auxiliares a las cuales se acude una en cierta etapa del proceso de enseñanza aprendizaje. En suma ¿qué papel juegan las distintas estrategias?
Es bastante claro que hay habilidades que se aprenden poniéndolas en práctica, siendo una bastantes obvias como aprender a manejar una bicicleta (el lector no necesitará un curso de física o un análisis la composición química de los materiales de la bicicleta para aprender a andar en esta). Pero igualmente andar en bicicleta requiere ver a otros así como también de explicaciones y consejos.
También tenemos el caso de habilidades cognitivas, como es el caso del pensamiento crítico, que requieren de práctica, lo mismo sucede con la argumentación y la habilidad para participar en un debate. Pero también es cierto que el estudiante requiere saber qué es el pensamiento crítico, cuales son sus elementos, por qué es importante aprenderlo, cuáles son sus funciones, etc. Junto a esto, el alumno debe aprender qué es un argumento de lo contrario no sabrá cuándo estará en frente de uno. Un estudiante debe saber que un argumento es un conjunto de proposiciones de las cuales una está inferida por las otras. Debe saber que argumentar implica ofrecer razones y pruebas.
Debe saber, a su vez, que un argumento tiene una estructura, es decir, que consta de premisas o proposiciones a partir de las cuales se infiere la conclusión y que esta última (la conclusión) es la proposición inferida y que es demostrada o apoyada. El estudiante deberá aprender que es la validez formal y en qué se diferencia de la validez material . Por lo demás, el estudiante deberá saber que son las falacias y qué tipo de falacias existen para que aprenda a identificarlas. En suma, el denominado conocimiento declarativo tiene un rol fundamental y no es un mero “apéndice” dentro del proceso. Y es aquí donde la “expertise” del profesor debe ser demostrada, es decir, debe saber de lo que habla y debe ser capaz de explicarlo de manera clara y creativa a sus alumnos. Obviamente si solo le enseñamos el “qué” no será suficiente, por lo que debemos combinarlo con el “cómo”, es decir saber que es el pensamiento crítico pero también saber aplicarlo.
Todo este proceso de enseñanza pasa por un proceso caracterizado por el trabajo duro, esfuerzo, frustración, trabajo mecánico y repetitivo. Explica Inger Enkvist que para aprender ballet es imprescindible adquirir una manera profesional de pensar, a lo cual se suma una disciplina, la memoria y una práctica diaria con ayuda de un profesor. Tal aprendizaje se hace imitando movimientos, se aprende repitiendo una, otra y otra vez. Solo después de estos movimientos automatizados se podrá hablar de interpretación artística.
Lo que vale para esta disciplina (ballet) vale también para las demás, de manera que aprender y dominar una disciplina no es siempre un proceso “lúdico” puesto que se pasa por fases agotadoras y frustrantes pero que, al final, nos dan resultados gratificantes que hace que todo lo anterior valiera la pena. Así, la académica sueca – citando las palabras de Gudmund Larsson – señala que debemos no caer presos del mito de la facilidad de adquirir conocimientos a través de proyectos o trabajos en equipo en donde algunos integrantes podrán camuflar su ausencia de esfuerzo. En palabras de Larsson:
“Hay conocimientos que solo se logran a través de un trabajo constante, aburrido, monótono e individual, pero después de haber realizado el trabajo, el premio es la satisfacción”.
Como señalé anteriormente, estas habilidades no pueden aprenderse en un vacío, es decir, por más que me expliquen y haga un curso de pensamiento crítico, yo no podré aplicarlo debidamente en, digamos, materias económicas si no entiendo de economía o en temas políticos si no poseo un vocabulario básico sobre el tema.
Resulta impactante escuchar a “expertos” infravalorando la memoria, señalando que los libros e internet nos ha “liberado” de tener que memorizar y utilizan una analogía absurda señalando que así como la calculadora nos liberó de tener que calcular, entonces ahora internet y los computadores nos han hecho el mismo favor.
Como bien afirma Ricardo Moreno Castillo, resulta correcto establecer que los libros están para ser consultados, pero añade que los libros existen porque nuestra memoria es limitada y NO porque el desarrollo de la memoria sea nocivo para la formación de un estudiante. Añade el autor que en nuestros tiempos existen coches y trenes, pero no porque sea malo correr y hacer ejercicio, “sino porque por mucho ejercicio que hagamos la velocidad que podemos alcanzar sin coches ni trenes es limitada.” A esto añade el mismo autor:
“Un libro para un desmemoriado es tan inútil como un telescopio para un ciego. Por otra parte, se consulta lo que se supo y se ha olvidado, o aquello de cuya existencia se tiene noticia, pero no se puede consultar algo si no se sabe ya algo de ese algo. Si un científico no recuerda exactamente una fórmula, sabe dónde encontrarla y la reconoce en cuanto la ve, pero no puede buscar una fórmula cuya existencia ignora”.
Si queremos que un estudiante aprenda qué es el Estado de Derecho, debe comprender en primer lugar la complejidad de este concepto e identificar cada una de sus dimensiones (y cómo se relacionan) para que, de esa manera, no lo confunda con otros conceptos, como por ejemplo, el de democracia. Solo así podrá evaluar cuándo está o no frente a un genuino Estado de Derecho. No está de más señalar la importancia de complementar lo anterior con el aprendizaje de la historia de tales instituciones y no aprenderlas en un vacío histórico. Esto nos ayudará a valorar la importancia de estas mismas y los esfuerzo que significaron perder crearlas y establecerlas. Como bien señala Inger Enkist:
“Los ciudadanos de los países democráticos no tienen la menor noción de la larga lucha de sus antepasados por conseguir este tipo de sistema, mientras que, bajo el presente modo de enseñar, los inmigrantes podrán desconocer a la vez la historia de su país y la del de adopción”.
Enkvist afirma que, en el ámbito de la historia se ha perdido en énfasis en la narración, en el aprendizaje de hechos, los cuales han sido sustituidos por abstracciones y conceptos clave como “desarrollo”, “causa”, “cambio”, continuidad”, y “simultaneidad”. Lo anterior no significa que estos no sean relevantes pero no pueden eclipsar otros conceptos como el de feudo, monarquía, imperio, fábrica, o capitalismo. Sin estos últimos es imposible siquiera hacer conexiones o identificar cambios o continuidades.
Tenemos también que si el estudiante quiere aprender economía debe, en primer lugar, saber qué es economía, si es acaso una ciencia dura o una ciencia social, cuál es el objeto de estudio de esta disciplina , cuáles son los conceptos mínimos que constituyen los ladrillos de una definición básica de economía, qué son los sistemas económicos, por que algunos de estos sistemas fracasaron mientras que otros fueron más eficientes.
En economía los alumnos no solo deben manejar un vocabulario técnico como el de demanda, oferta, precios, equilibrio de mercado o elasticidad, sino que además tendrán que comprender los nexos causales existentes. Para entender esto no basta con que lo aprendan por sí solos, es decir, ellos NO “construirán su propio conocimiento” en materia económica y requerirán de una explicación por parte del profesor. Una vez comprendidos los conceptos, podemos comenzar a asegurarnos, por medio de evidencias, que tales conceptos han sido comprendidos y que los alumnos han sido capaces de visualizar las dinámicas que se dan dentro de un sistema económico.
Aquí podemos apelar a otras metodologías, puesto que una clase expositiva no es suficiente para saber si el alumno entendió o no lo que se le explica, de manera que necesitamos contar con alguna evidencia. Esto significa que requerimos que el alumno “haga algo”, es decir, escribir un ensayo, realizar una exposición o analizar un caso. El profesor debe entonces elaborar instrumentos de evaluación (formativa o sumativa) de calidad y que sean acorde a lo que ese profesor ha enseñado (si la clase fue mediocre y superficial, entonces no puede exigirle mucho a su alumno).
Artículos complementarios
Reseña: La Escuela inteligente, de David Perkins (por Jan Doxrud)
Reseña: 5 mentes para el futuro de Howard Gardner (por Jan Doxrud)
1/3-Pensamiento crítico ¿de qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)
2/3-Pensamiento crítico ¿de qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)
3/3-Pensamiento crítico ¿de qué estamos hablando? (por Jan Doxrud)
1 (Por lo demás, hablo de enseñanza expositiva socrática para no caer en la caricatura del profesor hablando mientras los alumnos miran pasivamente sin mayor participación e interacción con el profesor, así como con sus demás compañeros).