9/10-Apuntes sobre la filosofía de Hegel: Filosofía del Derecho (por Jan Doxrud) (Copy)

9/10-Apuntes sobre la filosofía de Hegel: Filosofía del Derecho (por Jan Doxrud)

Finalizaré esta exposición del pensamiento hegeliano con su Filosofía del derecho que ha sido blanco de críticas ya que, al parecer, se aprecia en esta una apología del Estado prusiano y el sometimiento del individuo al aparato estatal germano conservador y antiliberal.  No me detendré en esto, ya que como todo en Hegel, su ambigüedad y falta de claridad le juegan a su favor para que sus defensores puedan rehabilitarlo de tales acusaciones. El objetivo de la filosofía del derecho es mostrar cómo debe reconocer el individuo al Estado.

En esto Hegel critica a personajes como Novalis quienes pretendían llevar a cabo una reforma al Estado a través de teorías místicas. Hegel quiere que reconozcamos al Estado como algo racional en sí. Pero antes de describir este Estado, debemos seguir el hilo conductor de la obra de Hegel. La primera parte de la Filosofía del derecho trata del derecho abstracto o formal que lo ubica históricamente en el imperio romano y el feudalismo. Aquí la persona es un sujeto portador de derechos y, por ende, es reconocido como alguien que debe ser reconocido jurídicamente. El hombre necesita de bienes para su subsistencia y busca su realización en la propiedad.

Si recordamos a Locke, el derecho material esencial es el de disponer del propio cuerpo y bienes. El ser humano encuentra en la propiedad un espacio para su realización, pero en este proceso genera una tensión con el espacio de realización de las demás personas. Para Hegel esta es una forma abstracta del Derecho ya que aísla al hombre de los demás, atomiza la sociedad y la única dignidad que tienen estos seres atomizados es la posesión legal de sus bienes. ¿Encuentra el ser humano libertad en esta etapa?

El ser humano en esta etapa no tiene garantizada la protección de sus bienes contra la violencia de otros hombres, de manera que se ve en la necesidad de llevar a cabo un contrato para que se logre respetar el bien ajeno. Pero se resuelve en parte el problema ya que no queda resuelto el problema de la injusticia. La injusticia cándida es el resultado de cuando muchos individuos reclaman una misma propiedad, lo que lleva preguntarnos cuál es el verdadero poseedor. ¿Qué hace el derecho formal frente a la arbitrariedad y la injusticia?

El contrato no resuelve el problema del delito y la violencia. El contrato no es racional ya que nace del aribitrio A diferencia de Hobbes, para quien la violencia era anterior al contrato y el derecho, para Hegel es el estado mismo en que se encuentra la situación social después del contrato y la arbitrariedad humana termina por aniquilar al contrato. El contrato puede ser violado por distintas razones por lo que no garantiza la entrada a un estado social de mayor seguridad. Pasamos ahora a otra etapa que sigue al de la propiedad privada: la moralidad.

Este es el ámbito de la libertad humana, la libertad del individuo como miembro de la sociedad civil, esto es, un sujeto que se autodetermina. En cuanto al período histórico de esta etapa, corresponde a la modernidad, al de a ética kantiana, al paso del feudalismo al capitalismo, del Occidente medieval al Occidente moderno. Si en la etapa anterior la voluntad estaba determinada por los objetos, en esta está determinada por un principio interior. El sujeto se libera de las estructuras a las cuales se veía atrapado como la Iglesia o los gremios. Kant resume bien esta nueva mentalidad en su obra donde se pregunta acerca de qué es la Ilustración.

La Ilustración queda definida como la capacidad de servirse del propio entendimiento sin la interferencia de otros. Lutero antes ya había socavado la autoridad de Roma y delimitó el ámbito de lo espiritual y lo secular. De esta manera estamos ante una época de liberación, desmitificación y atrevimiento,  en donde Dios pierde gradualmente su status de centro. Para Hegel es el cristianismo en su versión luterana la portadora de la libertad subjetiva. El catolicismo es una fuente de divisiones entre un mundo supraterrenal y este mundo, entre clérigos y laicos, Iglesia y Estado, etc. Pero en la religión luterana estas divisiones quedan suprimidas.

La revolución iniciada por Lutero tuvo como consecuencia el desarrollo del principio de la libertad, de acuerdo con el cual el hombre es capaz de elegir por sí mismo. El hombre, al actuar, sin duda comete errores, comete actos inmorales y para otra peca, de manera que la persona sólo puede mantenerse inmaculada en la medida en que no actúe, pero tal no es el caso, ya que el ser humano está inmerso en el mundo y en el contacto con las demás personas. En síntesis, el ser humano debe actuar y al hacerlo, comete malas acciones. El mismo Lutero (y Calvino) tenía una concepción negativa del ser humano, ya que éste, mediante sus actos, no podía contribuir a su salvación. Recordemos aquellas decidoras que Lutero escribió a su secretario Melanchton:

“Esto peccator et pecca fortiter, sed fortius fide et gaude in Christo, qui victor est peccati, mortis et mundi” (“Sé pecador y peca fuertemente, pero conserva más fuertemente aún tu fe y tu alegría en Cristo, vencedor del pecado, de la muerte y del mundo”.)

En tercer lugar tenemos la “moral realizada”, la “eticidad”, lo que Hegel denomina “Sittlichkeit”. Si las primeras dos partes anteriormente aludidas se refieren a los momentos abstractos del Derecho, en la moral realizada el sujeto actúa en el mundo que habita y se relaciona con las demás personas. Para Hegel la moral sólo puede realizarse en la eticidad. Como explica Charles Taylor, para Hegel la moral sólo puede recibir su contenido concreto en la política y en el diseño de la sociedad que se debe fomentar y sostener.

Continúa explicando el filósofo canadiense: “Este conjunto de obligaciones que hemos de fomentar y sostener para una sociedad fundada en la Idea es lo que Hegel llama Sittlichkeit[1]. Este concepto, explica Taylor, ha sido traducido de varias maneras: “ética objetiva” o “ ética concreta” pero tales traducciones, no lograrían captar este término del arte. Existe una dierencia entre el concepto de Sittlichkeit y Moralität. Al respecto señala Taylor:

La Sittlichkeit se refiere a las obligaciones morales que yo tengo hacia una comunidad viva de la que formo parte. Estas obligaciones se basan en normas y usos establecidos, y por ello la raíz etimológica (costumbre) de Sitten es importante para el empleo que le da Hegel. La característica decisiva de la Sittlichkeit es uq enos ordena producir lo que ya es…la vida común que es la base de mi obligación sittlich ya está en existencia[2].

La moralität por su parte, es lo contrario, vale decir, es la obligación de realizar algo que no existe, una obligación que es impuesta a la persona. Es desde esta perspectiva que Hegel critica a Kant por identificar la obligación ética con la Moralität.

La “moral realizada” comprende tres momentos. En palabras de Pierre Hassner: “En un sentido, el Estado no es nada menos que la corona y el fundamento de esta labor de la moral que eleva lo particular a lo universal, enseñando al individuo a realizarse a sí mismo, al entregarse a un todo. Las etapas de esta educación…son la familia, la sociedad civil y el Estado[3]. La Familia, la primera etapa de la moral realizada, es el espíritu ético natural. Constituye un todo fundado en la confianza de sus miembros. La diferencia entre la familia y la sociedad civil es que en la primera la unidad que prevaleced “es natural, inmediata, sentida, y no pensada o aceptada racionalmente”[4].

En cuanto a la sociedad civil, esta es una asociación de miembros independientes en donde la persona privada y sus deseos constituyen el principio fundamental. Hegel considera a la sociedad civil como una especie de selva donde prevalece el propio interés frente al de los demás. La sociedad civil “representa el momento de separación y de diferencia en que la moral concreta se (Sittlichkeit) parece disolverse a favor de la particularidad y el egoísmo”[5]. Pero aunque la sociedad civil represente el momento de separación, existe en ella lo universal que se manifiesta de diversas maneras, como por ejemplo en las relaciones recíprocas entre las personas donde una persona no puede vivir de manera aislada ya que necesita del otro para satisfacer sus propias necesidades.

También se encuentran unidas por el derecho que protege y da seguridad a los miembros de la sociedad civil. En resumen, Hegel estructura de la siguiente manera la sociedad civil: En primer lugar, la mediación de la necesidad y la satisfacción del individuo mediante su trabajo y el de los demás. Este es el sistema de las necesidades en donde es la economía política la ciencia que se ocupa de esta dependencia recíproca. Hegel distingue dentro de este sistema de necesidades dos clases: la sustancial o inmediata, que es la clase campesina, la clase industrial o reflexiva (o formal), y la clase de servidores civiles. La verdadera clase es la universal formada por los funcionarios del Estado.

En segundo lugar, la protección de la propiedad mediante la administración de justicia. En tercer lugar, está el rol de la policía y la corporación para el cuidado del interés particular.  De este choque de egoísmo en la sociedad civil surge gradualmente el orden establecido por las instituciones pertenecientes a una entidad superior que es el Estado. El Estado es la superación dialéctica de lo particular y universal. Es sólo en el Estado donde los seres humanos alcanzan la plena libertad. Para Hegel el ideal de gobierno es una monarquía constitucional fundada en un cuerpo de servidores civiles profesionales. La soberanía del Estado está encarnada en la figura del monarca.

El Estado está conformado por tres poderes que se relacionan entre sí de manera dialéctica: el poder legislativo que determina y establece lo universal abstracto, es decir, las leyes; el poder ejecutivo al que concierne la subsunción bajo lo universal, de las esferas particulares y de los casos singulares; el poder del soberano que representa el poder de la subjetividad como última decisión de la voluntad y en donde los poderes son reunidos en una unidad individual que es la culminación y fundamento de la totalidad, esto es, la monarquía constitucional. El soberano concentra todos los poderes no como una suma de estos, sino que como una superación.

Nos hemos centrado en lo que sucede al interior del estado, que se caracteriza por esta lucha por el reconocimiento por parte de sus integrantes. Esto mismo que sucede a nivel de individuos, sucede entre los Estados. Para Hegel el Estado se afirma mediante la oposición. La guerra tiene un papel fundamental y, para Hegel, esta no tiene un significado negativo, ya que consolida el poder interno del Estado. Como escribió Hassner: “es la crisis y especialmente la guerra la que une las esferas particulares en la unidad del Estado; es en la crisis donde se afirma a sí misma la auténtica naturaleza del Estado y del patriotismo, exigiendo y obteniendo del individuo el sacrificio de lo que en tiempos de paz parecía constituir la esencia misma de su existencia: su familia, su propiedad, sus opiniones, su vida[6].

La guerra consolida la estuctura interna del Estado, algo que hasta nuestros días se sigue siendo una estrategia habitual de algunos líderes políticos latinoamericanos que buscan revivir antiguas hostilidades que causen que los ciudadanos cierren filas en torno al líder y dejen sus problemas personales de lado. Lo mismo hacen los gobiernos autoritarios y totalitarios, apelar a un enemgo externo, invisible, que todo lo permea y que al menor descuido lanzará una ofensiva. Para Hegel, en los tiempos de paz los hombres se estancan, entran en un estado de letargo, se pierde vitalidad y esto termina por causar problemas internos a falta del enemigo externo como sucedió con Roma cuando derrotó a Cartago:

Sin guerra, el Estado tendería a quedar subordinado a la sociedad, lo universal a lo particular, y se desplomaría toda esa vida moral y política tomada de los clásicos que Hegel desea reconstruir sobre los fundamentos de la modernidad: el valor, el patriotismo y el espíritu cívico[7].

Cabe preguntarnos a dónde nos lleva este mundo dominado por el conflicto, en otras palabras, ¿en qué consiste el “fin de la historia” de Hegel? ¿No debería el desarrollo final del Estado traer consigo el fin de las guerras? ¿Qué sucede con los demás países occidentales como Estados Unidos y otros euroasiáticos como Rusia? Para Hegel Europa es el futuro de Estados Unidos, es decir, los demás Estados periféricos respecto al continente europeo deben seguir el camino que los lleve a la europeización. Lo importante que hay que tener en consideración es que la Sittlichkeit viene a retrotraernos al antiguo mundo griego, en el sentido de que dentro del sistema hegeliano, la moralidad se alcanza al interior de la comunidad, lo que da a la obligación su contenido específico. Al respecto escribió Taylor:

Al colocar la Sittlichkeit en la cúspide, Hegel está siguiendo – conscientemente – a Aristóteles; y al seguir a Aristóteles, también al antiguo mundo griego. Pues la ultima vez que el mundo vio una Sittlichkeit sin esfuerzo, no dividida, fue entre los griegos. La noción hegeliana de Sittlichkeit es, en parte, expresión de aquella unidad expresiva que toda su generación vio en la polis griega, donde – se creía – los hombres habían visto la vida colectiva de su ciudad como esencia y significado de sus propias vidas, habían buscado  su gloria en esa vida pública, sus recompensas en el poder y la reputación dentro de ella, y la inmortalidad en su recuerdo…En común con su generación, reconoció que la Sittlichkeit en su forma original pero, como muchos de sus contemporáneos, aspiró a verla renacer de una nueva manera[8].


[1] Charles Taylor, op. cit., 162.

[2] Ibid., 162-163.

[3] Leo Strauss y Joseph Cropsey, comp. , Historia de la filosofía política (México: FCE 2012), 699.

[4] Ibid.

[5] Ibid.

[6] Ibid., 709.

[7] Ibid., 711.

[8] Ibid., 165.